Nos perdemos al utilizar la expresión clases trabajadoras cuando lo que queremos decir es toda la humanidad menos nosotros mismos. Esta literatura romántica sin importancia no es especialmente plebeya: sencillamente es humana.
A eso llegó Chesterton en relación a los penny dreadful, las novelitas de a penique en las que los muchachos seguían las andanzas de Dick Turpin, Claude Duval, Sweeney Todd y demás personajes truculentos o aventureros.
Así como en el siglo XVII se dijo que el que abusaba de los libros de caballería acababa por las "soledades y despoblados buscando las aventuras", y a mediados del siglo XX Seduction of the Innocent convenció a muchos de que los comics eran nocivos para los jóvenes, en 1901 había buenas conciencias culpando a los penny dreadful de la delincuencia juvenil. En The Defendant (Londres, 1901), junto a su defensa del sinsentido y de la farsa, Chesterton incluyó una de los penny dreadful.
No los disculpó buscándoles dudosos méritos artísticos, ni tomándolos como un primer paso que llevaría a lecturas más edificantes. Vamos, ni los disculpó, dijo que eran necesarios, que el arte literario podía darse mal en una civilización, o darse bien y corromperse, pero que esos relatos de "sangre y fuego" son anteriores al arte literario y no podemos prescindir de ellos. Aquí dejo un par de párrafos más:
Es un tipo de composición que puede suponerse que siempre ha existido y siempre existirá. Carece de cualquier pretensión de ser buena literatura. Al igual que las conversaciones de sus lectores tampoco pretenden ser oratoria elevada ni los pisos y pensiones que habitan arquitectura sublime. Pero las personas tienen que conversar, estar bajo techo y escuchar cuentos. La necesidad básica de un mundo ideal en que personajes de ficción representan libremente su papel, es infinitamente más antigua y más profunda que las reglas del buen arte. Y es mucho más importante...
Mientras la sustancia, vulgar y débil, de la simple literatura popular permanezca ajena a una cultura mezquina nunca será sustancialmente inmoral. Siempre está de lado de la vida. Los pobres, los esclavos que realmente han gemido bajo el yugo de la vida, a menudo han estado locos, han sido estúpidos y crueles. Pero nunca les ha faltado la esperanza. Eso es un privilegio de clase social, como los cigarros puros. Su pésima literatura será siempre una literatura “a sangre y fuego”, como en el fuego del cielo y la sangre de los hombres.
Texto completo: A Defence of Penny Dreadfuls / Una defensa de las novelitas de a penique.
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