El Sr. Magnánimo dudó sobre el estado de los frijoles. El Sr. Oportuno los olisqueó y dijo que estaban bien. Seguimos comiendo.
Yo no había notado nada en los frijoles. Nada para dudar que estuvieran bien. A menos que la comida cambie de color o le brote cabello no puedo distinguir la que está bien de la que está mal.
"Nunca reconozco la comida que está mal", dije. "Si no te pareció que los frijoles estuvieran mal, entonces para ti no están mal" dijo el Sr. Oportuno, como quien dice algo sobre árboles que caen sin que nadie los escuche caer.
Recordé la vez que el Sr. Oportuno le dio una rebanada de jamón verdoso al gato. El gato la enterró.
2 comentarios:
Es que fue más que una comida: fue toda una lección de supervivencia :D
Supongo que así son las comidas en casa de Chuck Norris también.
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