2/19/2010

rags to riches

Estoy convencido de que la creciente pobreza de símbolos tiene un sentido. Ese desarrollo tiene una consecuencia interna. Todo aquello en lo cual no se pensaba y que por lo tanto carece de conexión con la conciencia que sigue evolucionando se ha perdido. Si intentáramos cubrir el vacío que queda con aparatosos ropajes orientales, como hacen los teósofos, seríamos infieles a nuestra propia historia. No es posible empobrecerse hasta llegar a ser un mendigo, para posar después como uno de esos reyes hindúes del teatro. Creo que es mucho mejor reconocer decididamente esa pobreza espiritual de la falta de símbolos que simular una posesión cuyos herederos legítimos de ningún modo somos. Somos, sí, los legítimos herederos del simbolismo cristiano, pero de alguna manera hemos malgastado ese patrimonio. Hemos dejado que se desmoronara la casa que nuestros padres construyeron, y ahora intentamos irrumpir en palacios orientales que nuestros padres nunca llegaron a conocer.
C.G. Jung, Arquetipos e inconsciente colectivo.

cfr. The Love Guru (2008).

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