Hace años, cuando Juan Ángel estaba por irse a Xalapa, le comenté que yo recordaba sobre todo dos cosas de esa ciudad: la niebla cerrada que no deja ver nada por las noches y los negocios donde se vendía pizza y yogurt. Cuando él llegó allá dijo que de la niebla había desaparecido en los últimos años (del mismo modo que en Monterrey cada vez tenemos una temporada de frío más corta) pero que los expendios de pizza y yogurt seguían ahí.
No quiero decir que entre muchos otros productos vendieran esos dos. Eran locales pequeños, casi siempre un simple cuarto, donde no se vendía nada más que pizza casera y botes de un litro de yogurt. La idea no era que comieras eso al mismo tiempo, mucho menos que bañaras la pizza de yogurt. Sencillamente eso era lo que se vendía en tales locales.
Eso lo ví hacia 1999 y no había encontrado una explicación hasta anoche. Por motivos de trabajo estaba leyendo un manual de análisis sensorial para restaurantes, desarrollado por dos doctores cubanos. Cuando hablan de los patrones de consumo de alimentos ponen un ejemplo de su país: cómo el gobierno introdujo el hábito de consumir pizza y yogurt. Y parece que sí, que en los setenta (los años del subsidio de la Unión Soviética) se promovió precisamente el consumo de esos dos productos. ¿Un cubano introdujo esa combinación a Veracruz? ¿Quizá un jarocho que pasó un tiempo en la isla? No sería la primera influencia de la isla sobre las costumbres veracruzanas.
13 comentarios:
¿y sabe rico?
Las pizzas estaban buenas, el yogurt algo espeso. Muy baratas ambas cosas. Aunque hablo de comienzos de la década, quién sabe cómo anden ahora.
Órale, qué chido intercambio cultural. Como para escribir una tesis y ganar el premio Ig Nobel, neta que sí :)
Por cierto, ¿ya viste que la UANL y la UNAM ganaron el Ig Nobel de Química de este año por fabricar diamentes con tequila?
Los "diamentes" son la versión pirata de los deméntores. Sin duda aparecen en algún programa de TV Azteca.
Algo traigo esta mañana. En lugar de "pirata" había escrito "pirada". Una versión pirada de los deméntores, oh sí.
Lo mejor de esto que cuentas es la arbitrariedad: igual podrían ofrecer pizza y elotes con queso esos locales. Me encanta.
Por cierto, a mí Xalapa me gusta mucho (he pasado temporaditas muy felices ahí). Lamento lo de la niebla. :(
- Los diamentes que cuidan la prisión de Acatlán, yeah!
-A mi me encanta Xalapa. Lo de la niebla no lo he podido comprobar, pero el Juan es fuente confiable. Bu.
Yo tengo un recuerdo muy presente de la única vez que he estado en Xalapa visitando al Juan hace poco más de un año... ¡el TAMALERO DEL MAL! Personaje siniestro que pasaba en su triciclo, en la noche neblinosa, reproduciendo a través de un megáfono una música igualmente siniestra anunciando los tamales. De verdad que daba miedo, me recordaba a la peli de Silent Hill.
Como que allá está curioso todo el personal dedicado a vender comida. En mi cuadra también había un negocio de antojitos mexicanos, atendido por unos hermanitos menores de 10 años. No ayudando a sus padres, no, el negocio lo manejaban ellos. Pasumecha.
Los hermanitos de mal. Cocinaron a sus padres y los vendieron como antojitos mexicanos. ¿Qué no leíste la nota en los periódicos? ;)
¿A eso se referían entonces con lo de "tamales jarochos"?
Hola, Nicolás
¡Ahora lo comprendo todo!
Las pizzas siguen estando buenas. El yogurth no me gusta tanto. La niebla que antes era cotidiana ahora es algo que pasa de vez en cuando y, según los lugareños, ya no es tan densa como solía ser.
Saludos.
Atte: Juan Ángel
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