7/13/2008

final destination

Hay dos cosas que no fallan para soltarme el estómago: comer sandía y desvelarme. Esta madrugada tuve de las dos.

No me iba a dormir porque esperaba a que Sonia llegara. Salió el sol y nada de Sonia. Me gruñían las tripas. En el refri encontré fruta rebanada, mucha sandía. Me la zampé y me eché a dormir. Para el mediodía, cuando Edgar iba a la Lagunilla con una chica y me preguntó si quería acompañarlos, mi estómago era una zona de desastre con todos los sobrevivientes desesperados por evacuar el área.

-No, ando mal de la panza.

Estoy de visita aquí, no tengo la llave del departamento, así que no podría salir. Pero tendría internet, películas y música, además de un baño cerca.

Me asomo a Facebook. Me pongo las pantuflas color violeta de Sonia, cómodas. Tomo una Rockdelux para hojear y vuelvo al excusado. Ya sentado escucho que la puerta del cuarto se cierra. Termino lo que estoy haciendo de cualquier manera y voy a ver: cerrada con seguro, con mis cosas y mi cartera dentro. No puedo salir del departamento ni volver al cuarto.

Pruebo con unas tijeras, dos cuchillos, un incaíble, pero nada. Recuerdo que en ese cuarto hay una lámpara defectuosa, cuyo foco chamusca la pantalla de lona si no la acomodas correctamente. Si la cosa estuviera encendida esto sería una situación desesperada: encerrado en un departamento en llamas. Pero me consta que la cosa está apagada, ya había amanecido cuando me quedé dormido. Además, sería un final muy chilero. Recuerdo las pelis de Final Destination: antes de que cada chico muera hay dos o tres peligros demasiado obvios, que emocionan al público pero no son fatales.

Sonia debió seguir la fiesta, Edgar tardará. Sólo espero que esto no vaya a tener uno de esos finales, no por favor, caminando por cornisa o saltando desde balcón. Sería todavía más simplón que lo de la lámpara en llamas. A través de la puerta escucho la laptop encendida, cómo se siguen abriendo ventanas de spam. Todavía queda la posibilidad de que el eliminador de corriente se sobrecaliente y pase lo mismo que con la lámpara. Incendio, cornisa y salto. Así, de película mala.

Llevo una camiseta naranja con una vaca pintada, pantalones de pana café y pantuflas violeta. Si aquí pasa algo voy a salir rechulo en los periódicos de mañana. Podría ser peor, ayer traía mi camiseta amarilla de los Pet Shop Boys, la que dice "Bienvenidos al show de Sodoma y Gomorra".

Es domingo. Entonces, esta tarde llega la Raya desde Monterrey. ¿Tendrá llave del depa de Edgar? Si no, tendrá que escuchar la "Historia de la sandía, el estómago suelto, las puertas cerradas y la laptop" a través de la puerta. Y si aquí se incendia algo no podrá hacer nada. Será como Panic Room, con el otro personaje al tanto del desmadre, pero sin poder ayudar al que está encerrado.

El teléfono no lo reconectan hasta el lunes. No uso celular. Queda la computadora de la sala, puedo teclear lo que está pasando, en el blog. Pero primero voy darme un baño, huelo a chivo. No puede pasarme nada en la regadera. Algo tan choteado no puede pasar.

7/12/2008

l-kan y la monja enana en méxico

Esto puso Belén en el blog que los grupos españoles L-Kan y La Monja Enana montaron para contar su gira por México.

¿Alguien sabe qué quiere decir que un maleante grite 'pescado' a nuestro paso? Si hay algún mexicano que pueda aclararlo agradeceremos mucho su información.

Para mí que el maleante en cuestión les sabía algo, o al grupo le quedó el sacó, porque la noche del concierto los de L-Kan subieron al escenario del Alicia con peces y pulpos de trapo en la cabeza para iniciar una accidentada, sudada y festejada sesión de tecnopop.

Y la verdad que esa noche estaba rara. Una conversación entre chico y chica escuchada en el público:

—¿Y tú qué haces?
—Tengo dos perros.
—No, con tu vida.
—Veo Dr. House.

De todo les pasó a L-Kan. A Maru, su bajista, lo traían sólo en póster, porque no pudo hacer el viaje. Se veía que arrastraban un jet lag de miedo peludo, sus vestuarios de opereta pop los hacían sudar a chorros y, para rematar en polka, se reventó un parche de la batería.

Ni eso los paró, al instante decidieron seguir "con las canciones tranquilas", sin batería. La cosa era que la fiesta no parara, y con esos dos no para: es como ver a Emily Watson y Cachirulo armando una piñata para niños grandes y borrachos.

Sonaron "La mancha de mora", "Todo por placer", "Aburrida de estar salida", "Todo lo que no", "Bailan" (su propuesta para Eurovisión; ¿pero cómo iban a vencer al Chiki Chiki?), "Modern Talking", "Me he pasado al nylon verde", "Mi iPod y yo", "Escribe mi biografía" y una promesa: algo que habían ensayado con La Monja Enana y que tocarían al final.

Ni falta hacía, desde que Belén gritó "¡y ahora pisoteamos La insoportable levedad del ser" para luego, literal y literariamente, saltar sobre una copia del libro de marras, a su servidor ya se lo habían ganado. Cuando yo sea poderoso y todo el mundo me obedezca ciegamente, verán que los tengo en mi fiesta de cumpleaños.

Pensábamos que hasta ahí había llegado la noche, que a la Monja Enana le habían dejado un público demasiado enfiestado y cansado. Así lo notó Ana y para la segunda canción nos metió en cintura. Lo de L-Kan es pogo y trote, la Monja es puro charm.

"Por amor se puede hacer de todo, hasta tocar la melódica", explicaron. Parece tan sencillo lo que hacen, canciones de amor con referentes loquitos, todo sobre base tontipop, pero verlo ocurrir es un encanto, los discos no les han hecho justicia. Tenían a todos coreando "Amor Cuántico", "Números", "Casa de muñecas", "Canción de amor No. 3", "Como Lovecraft" y "Villapingüino".

Sin buscarlo mucho, también fue una noche de covers de categoría. Uno de los abridores, Delicado Sónico (la banda de Arlo, de Molécula Records) ya nos había soltado su versión de "El diablo en el cuerpo" (a propósito de Size, ahí viene ya el documental Nadie puede vivir con un monstruo), luego la Monja Enana con su lecturas de "Al otro lado" (Family) y "Otra dimensión" (Fangoria), y el final prometido, todos sobre el escenario para soltar "Al amanecer" (Los Fresones Rebeldes). Eso es caché, señores.

Multiforo Alicia, México D.F. Viernes 11 de julio de 2008.

6/29/2008

daniel el chucho


Hay películas que voy viendo en partes, durante varios años. Cuando las pasan por tele, cuando la tienen en casa de un amigo, etc. Scarface, por ejemplo, jamás la he visto completa, y por lo que he visto no tengo por qué hacerlo, pero se aparece en tantos lados que alguna vez veré la hora y media que me falta.

Lo mismo me ocurría con Danny the Dog. Es una peli muy breve (o esa impresión me deja), de las que produce Luc Besson con actores del cine gringo. La han estado choteando este año en TV Azteca y nunca la había visto completa, aunque siempre me quedaba enganchado en la misma escena.

Ya la han visto en otras partes, la chica bonita o el amigo llevan al retrasado/inmigrante/ex-ciego a que conozca la ciudad y sus encantos. Aquí Kerry Condon, una irlandesa her-mo-sa, pasea a un Jet-Li que sin muchos problemas pone cara de pendejo contento frente a todo lo que le muestran: lanchas en un lago, helados de vainilla, música de piano, etc. Es algo muy sencillo, pero es muy lindo. Esa es la palabra.

Sucede que eso está en medio de una cinta de acción, con villanos de caricatura y un héroe invencible, pero todo eso vale madres. Esa parte me la había recetado como cuatro veces, pero hasta ayer pude ver Danny the Dog completa. Conclusiones: pues cada vez que la pasen la dejaré, y si debo salir de casa esperaré únicamente a que llegue lo de las lanchas y los helados. Buen domingo y ojalá vean cosas que les hagan poner cara de pendejo contento.