Ni habíamos escuchado los discos de Tindersticks y ya sabíamos que uno de sus títulos (
El diablo en el ojo) venía de un libro de Jesús Gardea (tampoco habíamos leído a Gardea). Para toda la gente que está preparando su tesis sobre la influencia de la literatura chihuahuense en el pop de cámara británico de los noventa, recordemos aquí que era Dickon Hinchliffe el interesado en Gardea, por su tesis para la universidad, y que esta tesis está en línea:
Histories of Luminous Motion: The Space, Language and Light of Jesus Gardea's Placeres.
... el tornavoz está suspendido entre el cielo y la tierra, y en este punto entre el cielo y la tierra, en un espacio no localizable para la geofísica, existe Placeres. No es un mundo esquizoide, no lo hizo una división o separación, es más un intermediario entre mundos, la conjunción de mundos percibidos convencionalmente como separados... Al hacer esto rompe los conceptos tradicionales de historia que crean un mundo pasado en base a lo cognitivo, lo intelectual. Placeres, por el contrario, reside entre mundos y tiempos, en psicosistemas imaginados. (p. 189)
Quizá no deberíamos intentar interpretar las voces de los textos de Gardea únicamente por medios lingüísticos. Quizá deberían ser "escuchadas" a través de diferentes medios, en un mayor campo de percepción que no puede ser asimilado en estructuras de lenguaje. (p. 201)
Imagino a sus sinodales. "Ya pásenlo, total, va para músico".
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