Hay dos lugares en los que leo cualquier cosa disponible. El baño y la peluquería. Esos lugares me han dado todos los conocimientos que tengo sobre los países a los que exporta Colgate-Palmolive de México y la carrera de Maite Perroni.
Un peluquero de Florida se dio cuenta de los lectores cautivos que tenía y puso libros varios en su local. Las notas sobre la Royal Touch Barbershop, que así se llama la peluquería, subrayan el lado didáctico de esta práctica. Bueno, sí, supongo que tiene un lado didáctico, yo me quedo con que Reggie Ross, el peluquero, entendió una necesidad de todos los clientes de peluquerías del mundo y la resolvió mejor que las demás peluquerías del mundo.
Los señores de la peluquería La Reforma me tuvieron de cliente por años porque tenían revistas variadas y ponían en la radio una estación de música norteña casi sin anuncios. Si me pusieran una peluquería con música norteña y libros de cuentos seguiría yendo hasta que los peluqueros corten mi cabello completamente blanco. De todos modos no vendrían mal un par de revistas con Maite Perroni entre los libros de cuentos.
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