Y cuando realmente murió me negué -siendo la pequeña pagana necia y bronceada que era- a dirigir oraciones por ella al Cielo: en lugar de eso, en su funeral, silenciosamente rogué a Peter, pequeño e inquieto dios de nuestra religión doméstica, que la acompañara en su camino para que ella no temiera. Incluso entonces, siendo una niña, me pareció curioso estar de pie con la cabeza agachada en el funeral de mi bisabuela rezándole al personaje de un libro, y no fue hasta después que percibí cierta rectitud instintiva en esto, porque Peter no es un personaje literario en el sentido habitual, es algo mucho más antiguo, un dios por derecho propio. Resulta significativo que Garfio -quien teme y odia a Peter- le llame por su verdadero nombre: Pan.
Donna Tartt, "On Barrie and Stevenson". Fairy Tale Review, The Blue Issue, p. 66.
9/09/2010
un dios doméstico
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3 comentarios:
Aquí también anda Pan, y también es la peque de la familia la que lo percibe.
Pues sí, tiene sentido: Pan es el dios que se quedó en el neolítico, aunque todavía viviendo en cavernas. Igual que Peter, era tramposo, seductor y aniñado.
También le gustaba coger cabras, por cierto.
@sr. magnánimo: Yo lo sé, esa niña debe platicar con Pan a diario. Por eso va a rockear y hacer polvo a los necios.
@kurt: me parece apropiado que un dios sea aniñado, Kubrick y Clarke lo imaginaron igual. Bueno, ellos son más radicales y lo imaginaron feto. La niña a la que alude el Sr. Magnánimo es un pedazo de otro mundo en esta tierra.
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