De niño tuve una antología de ciencia ficción (la conservo, es una traducción de ésta) que contenía un cuento titulado "El cuarto del codo" de Marion Zimmer Bradley. Cuando mi padre vio el índice hizo la broma que cabía esperar: "mira, hay un cuento sobre tu cuarto". Estrictamente hablando yo era el único regiomontano de la casa, el "codo".
El caso es que leías el cuento y no había en él nada relacionado con codos, y mucho menos con niños regiomontanos. Fue hasta la semana pasada, cuando veía una película y uno de los actores utilizó la expresión elbow room, que caí en la cuenta. En el título del cuento había un error de traducción enorme.
De la historia de George R.R. Martin que viene en ese libro hay una peli que aparecía seguido en la TV de madrugada de los noventa. La de Sharon Webb ("Variaciones sobre un tema de Beethoven") fue de las primeras pistas que tuve de que algo podía ser bonito y triste al mismo tiempo.
4 comentarios:
otra de las traducciones de antologia. pero aun sigue ganando por mucho esa de "la leche puede" (milk can), esa esta incluso esperanzadora
saludos nick nick
la raya!
El Cuarto del Codo me suena ahora a programa de aficionados. Como "Pásele, pariente", u "Órale, Primus".
¿Un cuarto de codo? Serían 10.5 cm.
Sí, lo sé, no vengo al caso :D
Dejarías de ser el Oportuno :P
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