5/21/2009

robots farfullando en la oscuridad

Tres momentos tomados de Milagros de vida, las memorias de JG Ballard. De cuando vendía enciclopedias casa por casa:

...un hombre que se entusiasmó tanto cuando se enteró de que trabajaba para una editorial que me empujó a su salón y me enseñó orgullosamente un piano con teclas de colores numeradas, el sistema "revolucionario" para enseñar música que quería que yo comercializara para él (a modo de prueba, silbó en dirección a la escalera y su afable hija de trece años bajó y se sentó delante del piano vertical con sus hojas de partitura anotadas como una barrita de caramelo, y a continuación empezó a tocar solemnemente el "Claro de luna"). Cuando oigo la melodía todavía veo las franjas de colores y noto un sabor dulce en los labios. (p. 141)


Sobre las space opera:

Casi todos los relatos transcurrían en un futuro muy lejano, en el marco de naves espaciales o planetas extraterrestres. Aquellas historias sobre planetas, en las que la mayoría de los personajes llevaban uniformes militares, no tardaron en aburrirme. Como precursoras de Star Trek, describían un universo colonizado por el imperio de Estados Unidos y convertido en un infierno de alegría y optimismo, un barrio residencial estadounidense de los cincuenta lleno de buenas intenciones y habitado por vendedoras de Avon con trajes espaciales. Sorprendentemente, todo ello resultó ser una acertada predicción. (p. 145)


Una llamada de su amigo Eduardo Paolozzi:

Una vez me llamó por teléfono desde Tokio, y apenas pude oírlo por encima del murmullo de voces japonesas de fondo. Me explicó que estaba cerca de una fila de máquinas expendedoras de cigarrillos con selectores de marcas que se accionaban por medio de la voz. Gritó por encima del estrépito: "es medianoche, no hay nadie. Las máquinas se averían y empiezan a hablar entre ellas". Ojalá Eduardo hubiera abordado todo aquello en su escultura; todavía puedo oír a los robots farfullando en la oscuridad, con sus "Por favor, vuelva a utilizar nuestros servicios" y "Gracias por su compra" sonando sin parar a lo largo de la noche. (p. 189)

1 comentario:

Smashing Pumpkins dijo...

Aaah, grax. Una que andadesprolija de libros de Ballard, y que antes que él se muriera, los buscaba y en las librerías de su ciudad algunsdo precios son tan elevados. Pero Ballard vale mucho más que un precio elevado. Y sí, este post devien en obsequio. Así, nuevamente: Grax.