9/19/2007

la lengua del fórum

Hace tres años, a propósito el Fórum de las Culturas en Barcelona, Rafael Gumucio publicó un artículo donde extraía su interpretación general de pequeños acontecimientos, instantáneas que decían más que una panorámica de lo ocurrido.

En una de ésas refería una conferencia traducida simultáneamente a varios idiomas, entre ellos el catalán y el de los sordomudos, pero no el español. A pesar de encontrarse en España, todos estaban en mejor situación para comprender aquella plática que él, un hispanohablante. A partir de esa escena absurda Gumucio explicaba que el quid de ese primer Fórum, más que los problemas globales anunciados en los folletos, era promover a Barcelona (que no a España) como la capital de la gestión cultural en el Mediterráneo. Un asunto de turismo cultural.

Las críticas a la pertinencia, administración y difusión del Fórum regiomontano que arranca mañana han salido de las más diversas bocas. En mi experiencia personal, son los taxistas los que se llevan el primer lugar como opinadores freelance al respecto. Lo que me llama la atención en este momento, ya pasados (o casi) los preparativos y todavía en espera de los hechos, son los problemas de traducción y comunicación que padece.

Uno de los primeros encuentros mundiales programados es el interreligioso, con la participación del Parlamento de las Religiones del Mundo. Todavía hoy aparece en su página oficial, cpwr.org, una invitación para la cita en Monterrey y un link a la página del Fórum 2007, con la aclaración “spanish only”.

Este error de los organizadores, invitar a visitantes de todo el mundo pero hacerlo sólo en español, ha sido corregido en últimas fechas (ahora el sitio está disponible en francés e inglés) pero ya es muy tarde. A un día de la inauguración los hoteles de la ciudad no tienen el lleno previsto y sólo entre un 15 y un 25 por ciento de los huéspedes son visitantes extranjeros. Y en Wikipedia hay más información sobre la siguiente reunión del Parlamento de las Religiones (Melbourne, 2009) que sobre la que está por ocurrir en Monterrey. Este problema no tiene ninguna justificación monetaria posible, el costo de traducir la página web era prácticamente nulo.

En el extremo opuesto, me comentan que al abrirse el nuevo paseo de Santa Lucía al público hubo una lancha, cargada de paseantes mexicanos y con un solo turista estadounidense, donde la guía comentó el recorrido únicamente en inglés. Ambos ejemplos muestran intentos de comunicación frustrados, pero a diferencia de la anécdota de Gumucio, donde puede interpretarse la ideología unidireccional del Fórum barcelonés, éstos envían un mensaje equívoco. “Queremos que se hable de Monterrey, pero no sabemos cómo hablar de Monterrey”.

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