1. El sistema de sonido en el Gargas no es nada sofisticado. Son cuatro o cinco bocinas, como las de cualquier aparato casero, distribuidas por varios cuartos. En la sala más cercana a la calle toda la música es monoaural, sólo se escucha un lado de la grabación.
2. Uno esperaría que en el año 40 y tantos después de Phil Spector los efectos de producción musical fueran más elaborados, pero en la práctica hay muchas canciones que dan su mejor golpe con el simple método de arrinconar un sonido: te lo retacan por un solo audífono o una sola bocina y acabas por no saber de dónde viene. Por ejemplo, cada vez que escuchaba "Paris and Rome" de Cranes en el walkman estaba seguro de que junto a mí pasaba una ambulancia.
3. Ahora bien, si en lugar del audífono tienes habitación completa (con pocos muebles y ninguna persona) y el sonido arrinconado es una voz, escucharás esa voz como algo independiente de la música, como si te hablara alguien que no puedes ver. La primera vez ocurrió cuando Jorge estrenó su recopilación de videos de la Warp. Escuchábamos claramente que alguien gritaba desde la calle "¡ya vámonos!" Fue hasta la tercera o cuarta repetición cuando descubrimos que el "ya vámonos" (si es que decía eso) era parte de la grabación.
Pero el premio se lo lleva una versión de "Wicked Game" de intérprete desconocido. Viene en un CD quemado que alguien dejó en la barra, sin lista de tracks. La voz se parece a Joanna Newsom, pero no, no hay ningún cóver de esa canción acreditado a ella. El caso es que al final, haciendo "coro", entran unos berridos desgarradores que se escuchan sólo en la sala cercana a la calle. Jorge pone ese disco cada vez que hay pocos clientes. La última vez un tipo comentó "qué ambiente se traen las viejas de allá, ¿verdad?".
2/22/2007
2/21/2007
la otra parte
1. En las estadísticas sobre actividad empresarial deberían tener un apartado para esos negocios en los que, teniendo un local, empleados, secres, teléfonos y a veces hasta un producto o servicio que comercializar, nunca se hace nada. Y tampoco quiebran. La primera idea que me viene a la mente en esos casos es que le están lavando lana a alguien, pero no, debe ser algo más sutil. Una de esas cosas que se pueden explicar haciendo analogías con la conducta de las abejas o el comportamiento de las corrientes submarinas.
2. Chafimsa es una distribuidora editorial de la localidad. En su tienda de Morelos conservan libros de texto de los ochenta, olvidados y empolvados. Y cuando tuvieron papelería ofrecían libretas setenteras, de esas Scribe con portada de pareja greñuda retozando en el campo. Pero lo que realmente me pasma de Chafimsa son sus bodegas y oficinas.
Hace tiempo la Biblioteca recibía libros suyos a consignación: quedaban de recogerlos en un mes y luego dejaban pasar un año. Obviamente no volvimos a solicitar sus servicios, pero es fecha que, aquí, detrás de donde tecleo estas líneas, hay una caja de libros que trajeron en el 2005 y no se han dignado a recoger. ¿Saben cuál es la parte más babosa? Que seguramente ni saben que esos libros están aquí. Pierden de vista cajas enteras, se les van del radar, así nomás, como si fueran inspectores nucleares rusos.
3. El caso es que terminé tan harto que no volví a tratar con las distribuidoras, siempre que es posible contacto a la editorial. Pero estoy maldito: la semana pasada una editorial no encontró en su oficina copias de un libro y me envió de rebote a su "distribuidora de confianza en Monterrey". Sí, era Chafimsa. Y no, no encontraron el libro, estaba en algún lugar de la bodega pero vaya usted a saber dónde.
4. Me recuerdan las oficinas que describe Alfred Kubin en La otra parte. El protagonista sabía que en las oficinas se necesitan archiveros, carpetas y documentos, así que importó toneladas de documentos de apariencia oficialosa para poblar su edificio, documentos que no servían para maldita la cosa. Sospecho que si pudiera asomarme al inventario que hay en las computadoras de Chafimsa descubriría que es el inventario de una cadena de supermercados de Paraguay.
2. Chafimsa es una distribuidora editorial de la localidad. En su tienda de Morelos conservan libros de texto de los ochenta, olvidados y empolvados. Y cuando tuvieron papelería ofrecían libretas setenteras, de esas Scribe con portada de pareja greñuda retozando en el campo. Pero lo que realmente me pasma de Chafimsa son sus bodegas y oficinas.
Hace tiempo la Biblioteca recibía libros suyos a consignación: quedaban de recogerlos en un mes y luego dejaban pasar un año. Obviamente no volvimos a solicitar sus servicios, pero es fecha que, aquí, detrás de donde tecleo estas líneas, hay una caja de libros que trajeron en el 2005 y no se han dignado a recoger. ¿Saben cuál es la parte más babosa? Que seguramente ni saben que esos libros están aquí. Pierden de vista cajas enteras, se les van del radar, así nomás, como si fueran inspectores nucleares rusos.
3. El caso es que terminé tan harto que no volví a tratar con las distribuidoras, siempre que es posible contacto a la editorial. Pero estoy maldito: la semana pasada una editorial no encontró en su oficina copias de un libro y me envió de rebote a su "distribuidora de confianza en Monterrey". Sí, era Chafimsa. Y no, no encontraron el libro, estaba en algún lugar de la bodega pero vaya usted a saber dónde.
4. Me recuerdan las oficinas que describe Alfred Kubin en La otra parte. El protagonista sabía que en las oficinas se necesitan archiveros, carpetas y documentos, así que importó toneladas de documentos de apariencia oficialosa para poblar su edificio, documentos que no servían para maldita la cosa. Sospecho que si pudiera asomarme al inventario que hay en las computadoras de Chafimsa descubriría que es el inventario de una cadena de supermercados de Paraguay.
2/16/2007
el disco del futuro
Por culpa de La pelota de letras toda la semana he traído en la cabeza Smooth Operator, en su versión original y en la del comediante Andrés López ("...en bus a Pereira, en buuus a Pereira"). El caso es que por primera vez eché de menos no tener en casa ninguna recopilación de Sade.
Yo pensaba que esa canción, "Paradise", "No Ordinary Love" y los demás éxitos sorianeros de Sade venían en un mismo álbum, pero voy descubriendo que están repartidos en varios discos lanzados entre 1984 y 1992, toda una carrera que mi mente reducía a un solo disco imaginario. Pero seguramente no tan imaginario como la recopilación fechada en el 2020 que aparece en la All Music Guide.
Yo pensaba que esa canción, "Paradise", "No Ordinary Love" y los demás éxitos sorianeros de Sade venían en un mismo álbum, pero voy descubriendo que están repartidos en varios discos lanzados entre 1984 y 1992, toda una carrera que mi mente reducía a un solo disco imaginario. Pero seguramente no tan imaginario como la recopilación fechada en el 2020 que aparece en la All Music Guide.
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