1. Cada vez que se discute públicamente sobre la “contracultura” y las “tribus urbanas” me entra una urticaria espantosa. En esas ocasiones suelen decirse, lo mismo entre los “expertos” en el tema que entre los autonombrados voceros contraculturales, unas barbaridades que, por comparación, dejan a nuestros diputados y obispos en calidad de genios.
2. Como las relaciones entre diversos clanes roqueriles y los emo estaban en franca escalada de violencia, el pasado fin de semana se reunieron en el D.F. un grupo de darkies y emos para hacer las paces. La situación ya era de por sí absurda, cuando una vocera (o vocero, con esos pseudónimos nunca se sabe) de los chicos siniestros, Darykaya, tomó la palabra. Su intervención quedó registrada en el periódico Reforma del domingo: “como el gobierno no nos puede reprimir por medio de la policía, ahora está atacando por el lado del libre albedrío, para que la sociedad misma nos reprima”. De miedo.
Vamos a ver. Según las convicciones de cada quien, el libre albedrío existe porque así lo dispuso el azar, la Naturaleza o el “divino laberinto de las causas y los efectos”, de ningún modo es una facultad bajo control del Gobierno (que además es una expresión bastante vaga, ¿se referiría al capitalino? ¿Al gobierno federal? ¿A todos?). Y si así fuera, ¿qué apuros le hacen pasar al gobierno los emos y los góticos? ¿Están a favor o en contra de la privatización? ¿Poseían pruebas contra Kamel Nacif o Marcial Maciel? ¿Será que tienen nexos con las FARC?
Y en este país hay bastantes metaleros y rockeros de toda índole deseosos de ponerles una tunda a los emo, sin necesidad de incentivos estatales. De hecho, el argumento para perseguirlos se limita a que aborrecen su aspecto y su música. Como también aborrecen el aspecto y la música de los hip-hoperos y los gruperos, pero sucede que en esos círculos hay individuos forzudos y armados, razón suficiente para tolerarlos.
Al final, ¿qué se fue lo que quedó en claro en esa reunión de jóvenes? Nada, pero de todos modos se entendieron y realizarán una marcha el martes (método que, como es bien sabido en México, ha salvado al campo, la democracia y a toda minoría perseguida). Dios los cría, el libre albedrío los junta.
3. Aún así, el premio se lo lleva el bando de los expertos. Les debo el nombre, porque no alcancé a verlo, pero se trataba de un psicólogo invitado al programa Diálogos en Confianza (Once TV) a fines de enero. Al hablar sobre el aspecto de los góticos dijo que estos emulaban a los vampiros porque se identificaban con ellos, lo cual era normal, pues los vampiros son los expulsados del paraíso y estos chicos han sido expulsados del paraíso neoliberal. Como dicen en el Golfo: ¡pasumecha!
Lo primero que sentí al escuchar aquello fue pena ajena (¿por el psicólogo? ¿por los góticos? ¿por los pobres vampiros?), después francamente me irritó y apagué la TV. Pero tratemos de articular ese mamarracho de explicación.
Si nos vamos a poner religiosos, del Paraíso echaron, en la figura de Adán, a todo el género humano, no a los guampis (o no sólo a los guampis, en caso de que el lector sea devoto de algún culto siniestro). Tradicionalmente se les endilgan varios poderes y maldiciones a los vampiros, pero esa imagen de “expulsados del paraíso” se popularizó en el cine, la literatura y los juegos de rol en tiempos relativamente recientes, luego nuestro experto está al tanto de los referentes que consume la vamperrada. Pero, y en ese pero está lo turbio del asunto, los utiliza para llevar agua a su molino: la culpa de todo la tiene el Neoliberalismo (cada vez que escuchen una conclusión así imaginen el “¡Aaajá!” de “La Macarena” como respuesta). Con ese molde seguramente puede presentarse a coloquios sobre los indígenas, la Mara Salvatrucha o la sexualidad de Niurka Marcos y dar la misma respuesta sin investigar un carajo.
4. Claro que en esos grupos hay historias que podrían interesar (o divertir, ya amolada la cosa) al público en general, y sin embargo se perderán por no ser contadas, escritas o filmadas. Pero a nadie le sirven esos alucines conspiratorios baratos: no me digan que si alguien viste de vampiro y le pone una corretiza a un emo el gobierno tiene la culpa tanto de la vestimenta como de la corretiza.
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