Tiempo que puede pasar un ventilador abandonado en una acera de Monterrey sin que nadie se lo lleve: por lo menos una hora. Comprobado empíricamente.
La mudanza se realizó gracias a los servicios de Annie Haul, es decir, con la camioneta que Annie tomó sin permiso para cargar mis cosas.
Subimos las cosas, recorrimos el centro, llegamos a mi nuevo domicilio (que está entre el edificio del PAN y un lupanar), descargamos, subimos tres pisos y hasta el final de toda la operación surgió la pregunta: ¿dónde quedó el abanico? Pues en algún lugar cerca de Porfirio Díaz y Washington. Y hasta crees que todavía va a seguir ahí.
Annie insistió en que fuéramos a ver y, mira por donde, ahí estaba la maldita cosa, paradita en medio de la banqueta. Ya sé que esas chunches valen como 100 pesos y que duran un año, pero yo terminé abrazando al ventilador.
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