Es estúpidamente obvio que cambiamos todo el tiempo. Pero este Elfo de otoño 2004 tiene cosas que no le había notado. Como que es más adaptable. No estoico, pues sigue siendo nefasto y comodino, pero si un poco más adaptable.
El jueves estará Murcof en el Centro de las Artes y cobrará una baba. ¿Recuerdan que en la feria del libro de hace dos años andaba bien pasmarote por dos discos que había conseguido? Bueno, eran el primero de The Changelings y el Martes de Murcof. A la hora de su presentación yo estaré en una junta donde no tengo nada qué decir y nadie tiene nada que preguntarme.
¿Triste? No. ¿Importa? Tampoco. ¿Es que no me gusta Murcof? Me encanta Murcof. ¿Luego? No lo sé, simplemente esas cosas no pesan. Ya no.
3 comentarios:
¡Ya era hora! ¡Al fin: humano el cabrón!
Si esta fuera la historia de Pinocho, aquí se acabaría.
:)
R
Pues bien... te diría que admiro tu nueva disposición de ánimo, pero no es cierto. Sólo la celebro. Y mucho. AL fin y al cabo, como que es más sano para ti dejar que las chafencias pasen en todo su peso y nefando esplendor...
Sr. Magnánimo.
... no, creo que todavía tengo las orejas de burro.
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