Como nos cortaron el agua, la única forma de aseo que tuve esta mañana fue el rasurado.
Mientras me rasuraba pensé que el tenis actual es un deporte que prefigura costumbres futuras, que el mundo no acaba de asimilarlo porque no está listo para él, atento todavía a los anacronismos de las demás competencias (deportivas y no).
En el tenis no se puede pactar con el rival para obtener ambos un resultado conveniente. La única forma de engañar es arriesgando.
Es apátrida. Los tenistas cambian de residencia y hasta nacionalidad sin que eso marque sus carreras. Cuando Marcelo Ríos se negó a portar la bandera de Chile simplemente estaba siendo congruente, inconscientemente congruente. Sólo la Copa Davis sigue siendo anacrónica, al servicio de la vieja propaganda, como las Olimpiadas y todo choque "benigno" entre potencias.
Se hace por orgullo y por dinero, como los demás deportes. Pero no se finge respeto a un club, tradición o tierra. Y debe ser inevitable sentir amor por tu propia camiseta cuando sabes que no hay otra igual en el mundo (y que la diseñó Stella McCartney).
No hay tal cosa como una temporada. El juego nunca acaba. Cada jugador escoge qué tanto y tan seguido juega.
El "saque as" y la múete súbita, los momentos perfectos, no aparecen unas cuantas veces al año, sino que son frecuentes. La perfección y economía de movimientos como norma.
El improbable día en que el mundo se parezca a Roland Garros o Wimbledon comenzará una nueva Edad de Oro. Y si incluye las falditas blancas, ya podríamos considerarlo el mejor de los mundos posibles.
5/25/2007
5/21/2007
panteras
5/17/2007
semana del tenis prehispánico
1. Fotografía de unos auténticos tenis Kukulcán, tomada por Brender en Monclova. La subió a su fotolog el sábado pasado.
2. "Hay que tener cuidado con los textos de los jóvenes. Había una chica que nos enviaba para la revista cuentos fumadísimos que a mi no me gustaban, pero mi maestro decía que tenían imaginación, que la chava sólo necesitaba un poco más de oficio. Y al final el maestro tuvo razón, lei un texto que ella escribió recientemente y era muy bueno. ¿Qué tan fumados? Había uno sobre una chica que compraba unos tenis para correr a gran velocidad. Funcionaban, sólo que al llegar a cierta cantidad de kilómetros se detuvieron, la tierra se abrió y ella cayó en una caverna, donde la esperaba el dios azteca que había fabricado los tenis. Todos los que los compraban, tentados por la agilidad que daban, eran llevados a esas cavernas, donde los usaban para fabricar más tenis y así sucesivamente. Pues sí, era un sistema de producción sin pérdidas, muy eficiente".
Contado el martes por Isadora la Editora, en la barra del Gargas.
3. Es raro que compre calzado, me paso años con los mismos tenis o zapatos. Esta mañana fui a Morelos, buscando películas, y lo que encontré fueron unos tenis que me tentaron. Fue así porque me recordaban mis viejos tenis "de Remi". Los "tenis de Remi" eran azul marino, casi perfectamente ovalados, los tuve en la adolescencia y hasta la fecha son los más cómodos que he conocido, cuando llego a comprar tenis nuevos es porque me recuerdan aquellos.
Ahorita los traigo puestos (arrojé los viejos a un contenedor en esa misma calle). No parecen tener ninguna asociación con divinidades prehispánicas, pero me extraña que hayan llegado en estos días.
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