5/12/2007

el dylan del valle moomin

No he tenido la oportunidad de leer ninguno de los libros sobre los Moomin escritos por Tove Jansson, conozco a los personajes sólo por la serie de animación de los noventa. En la tierra de la autora, Finlandia, esa serie fue acusada de banalizar el mundo de los moomin (incluso se construyó un parque temático a raíz de la fama de la caricatura), lo cual sólo hace que uno sienta más interés por los textos originales, pues con todo y la supuesta banalización la serie era poco convencional.

De entre todos los moradores del Valle Moomin, mi héroe es Snufkin. Su aspecto es joven pero se conduce con la propiedad de un viejo sabio. Es casi un indigente. No tiene posesiones, llega y se va del valle con las estaciones, generalmente puede vérsele junto al río, tocando la armónica. La impresión que tenía de él era la de un vagabundo metódico de buenas intenciones.

Ayer, por primera vez, busque información adicional sobre el personaje, y la verdad es que tiene más de sedicioso de lo que pensaba. En la entrada de wikipedia se le describe así:

Snufkin (Snusmumriken, Nuuskamuikkunen) - Moomintroll's best friend, who goes south every winter and returns in the spring. He is the son of the Mymble and the Joxter, and is half-brother to the Mymble's daughter and Little My. Snufkin is an adventurer and a vagabond, admired by those who are small and shy. Snufkin wears old green clothes and a wide brimmed hat he's had since birth. He lives in a tent, smokes a pipe, and plays the harmonica. Snufkin also has a great dislike for The Park Keeper, and the many regulation signs and fences he puts up. At one point he sabotages The Park Keeper by planting Hattifatteners in his garden, causing them to grow and drive him out.


Un fragmento de Moominsummer Madness (1954) disponible en línea corroboró este nuevo (para mí) perfil del chico de verde.

A este viejo parque vino Snufkin, llevando a Pequeñita en su bolsillo. Se arrastró silenciosamente junto a la cerca, mirando a su viejo enemigo, el guardián del parque.

"¿Qué harás con él?" preguntó Pequeñita. "¿Colgarlo, hervirlo o disecarlo?"

"Asustarlo" respondió Snufkin, apretando su pipa entre los dientes. "Hay una sola persona en el mundo que me desagrada realmente, y es el guardián del parque. Tiraré todos sus letreros con prohibiciones".

Snufkin hurgó en su saco y encontró una gran bolsa de papel. Estaba llena de semillas blancas, pequeñas y brillantes.

"¿Qué es eso?" preguntó Pequeñita.

"Semillas hattifattener" respondió Snufkin.

"Oh," dijo Pequeñita, asombrada. "¿Los hattifatteners salen de semillas?"

"Asì es," dijo Snufkin. "Pero sólo funciona si las semillas son recolectadas durante el solsticio de verano."


Ahí mismo se aclara que esa conducta no es la habitual en el personaje, pero igual la escogieron para presentarlo. Así que Snufkin es ambas cosas: el sabio del campo y el rebelde del rancho. Sumándole que toca la armónica, casi lo veo como un Bob Dylan del Valle Moomin, recordando que Dylan ha tenido en algunos momentos de su vida algo de esos dos extremos.

Al parecer no hay edición alguna en español de los libros, y en inglés no se reeditan frecuentemente. Las tiras cómicas de Moomin (también ilustradas por Jansson) fueron publicadas el año pasado por Drawn & Quarterly, la misma editorial que introdujo a Monsieur Jean a los EU.

5/07/2007

niños, no lean el periódico, jueguen

La mañana del sábado, sin saber bien por qué, el Sagaz (que no es tal) compró El Norte. Tenía meses sin comprar un periódico, así, impreso, normal. Y al leer las primeras páginas recordó por qué no los compra.

Me recuerda a Borges que escribió que, en el futuro, los humanos se dividen en dos especies: los Eloi, aristócratas en el jardín y los Morlocks, estirpe subterránea, ex pobres que a fuerza de oscuridad han quedado ciegos. Pozos con escaleras espirales unen ambos mundos. En las noches sin luna, los Morlocks suben y devoran a los Eloi. Un resultado de la postmiseria, diría Marcola, el personaje o el narco, no sé.

Esa editorial la firma Paz Flores y la confusión se comprende porque los eloi y los morlocks están incluidos en El libro de los seres imaginarios (y ella reconoce que esa es su fuente). Aun así no hay disculpa, en Pasmaria esas cosas se estudian en primaria, y de las muchas referencias que llenan ese libro ésa es una de las más populares y ha sido adaptada al cine en varias ocasiones. Vamos, si el mismo Borges deja bien claro de dónde proviene. Claro que a Borges, afecto a las referencias apócrifas y los pseudónimos, le hubiera divertido que lo tomaran por autor de La máquina del tiempo.

En todo caso, ese error nos devuelve a la propuesta hecha por Zaid hace algunos meses en Letras Libres: más que correctores de estilo, la prensa necesita unos simples verificadores de veracidad, que no permitan que los editorialistas y entrevistadores difundan, inocente o cínicamente, información errónea.

5/06/2007

the smiths - there is a light that never goes out

Cartas de un no tan joven cuya educación musical ha sido descuidada 7/7

Es una canción para tontos. En Trainspotting, la novela, el que compara un momento de su vida con esa canción es Spud. De ese tamaño.

No importa la fama que se haya hecho Moz de esquivo e iconoclasta, para gustar de sus canciones hay que bajar la guardia, ser todavía un poco adolescente, un poquito más trágico y un mucho ingenuo.

De nuevo por culpa de Pablo Flores, el Sr. Sagaz prefiere la versión de The Ocean Blue, que sólo fue registrada en un concierto: es más limpia y la voz menos melodramática. Con lo que va diciendo la canción la verdad que no hace falta subirle al melodrama.

Como quiera, la versión que recibe más respeto y la que cuenta es la original, incluida en el mejor disco de The Smiths (The Queen is Dead) y para la que hay un video de Derek Jarman donde sólo aparece un cuerpo semidesnudo bañado de luz azul, sobre el cual se proyecta un filme dorado.

Así que "There is a light..." ya tiene su tiempo. Está en el cancionero sentimental de miles de personas, y nuestro pasmarote Sr. Sagaz la tiene en el suyo.

Frente a los muchos momentos donde ha sonado como fondo y las múltiples ocasiones que la ha grabado para amigos, el día que quedó indisolublemente ligado a esa canción fue uno en que ni siquiera se escuchó.

Ya entrada la noche la chica lo invitó a subir a su coche, pero le advirtió que no sabía manejar bien, que era peligroso atravesar la ciudad con ella. El Sagaz, que no es tal, le preguntó si recordaba la letra de "There is a light that never goes out". Ella respondió que sí. "Pues eso", replicó él y tomó el asiento de copiloto.

No chocaron con ningún camión que acabara con sus vidas, pero no hubiera sido un mal fin. Por lo menos sí es el final de estas Cartas de un no tan joven cuya educación musical ha sido descuidada.