11/16/2006
el viaje de pedro al oeste
Durante la madrugada el Sr. Sagaz soñó la mejor película mexicana de todos los tiempos. No era una película que existiera en el mundo real. Ni siquiera aparecían actores conocidos (y eso que en sueños uno cuenta con presupuesto ilimatado para superproducciones).
Soñó algunas secuencias de la película, pero también una revista donde venían fotos muy grandes de los escenarios, y los comentarios del director por televisión. Todo un gran despliegue de mercadotecnia onírica.
El título era El viaje de Pedro al Oeste, en otros momentos era sólo Pedro va al Oeste. Ocurría en una casa con pisos de arena, cada habitación era un arenero enorme. Eso estaba plagiado directamente de Stalker, pero en ningún momento se apareció un Tarkovsky soñado para reclamar.
Los muebles eran de marfil y todo parecía viejísimo pero elegante. En algún momento pasó flotando un sirviente robot, similar a los platillos de Milagro en la Calle 8. No es la primera vez que esos bichos aparecen en los sueños del Sr. Sagaz. En otras ocasiones han sido hostiles, pero esta vez la maquinita parecía bien domesticada.
En la casa vivían niños, niñas, mujeres jóvenes y ancianas, pero ningún hombre adulto. No había nada abiertamente erótico, pero las muchachas vestían cosas muy ligeras y el tono general era de despreocupación y placer. Los diálogos, ahora irrecuperables, eran más de película para televisión, incluso infantil. Sencillos, limpios, directos.
Los escenarios mostrados en la revista pertenecían a El viaje de Pedro al oeste, pero también de otras películas del mismo director. En una de las imágenes podía apreciarse un escenario nocturno del tamaño de todo un desierto, con monumentos de roca erguidos en mitad de la nada. Después, por TV, el director explicó que en realidad él era arquitecto y lo único que disfrutaba era la creación de los escenarios, lo de dirigir no le emocionaba.
Terminada la perorata del director, el Sr. Sagaz creyó despertar. Estaba en la casa de su madre y ella veía la TV. Él le contaba lo que había soñado, "la mejor película en la historia del cine mexicano". "Eso que soñaste se parece a la que estoy viendo ahorita -aquí la madre pronunciaba un título de film- yo creo que lo soñaste porque dormido escuchabas los diálogos". En eso, el Sr. Sagaz despertó realmente, en su habitación normal y sólida de la vigilia. Recordó todos los detalles durante algunos minutos. Ahora sólo conserva este bosquejo.
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5 comentarios:
¡Me encantan estos sueños creativos!
Yo he escrito muchas veces el texto perfecto... lástima que no queden ni jirones cuando uno despierta...
Y más bizarro lo del segundo sueño... me pregunto qué estaría pasando a tu alrededor para que estuvieras procesando las cosas de esta manera.
Muy chido, de verdad. Son los sueños que, aunque uno no recuerde el argumento, se quedan en el paladar por un rato largo, largo...
No alimentes a un elfo con tlaquepaques picosos después de la medianoche.
O bueno, sí, aliméntalo, pero que luego se ponga a escribir el guión de la película.
Ya le volviste a entrar a los tlaques??? o esta vez fuiste a comer a las Bunny Burguers?? Acuerdate que esas burguers las eructas hasta el tercer día jejeje :P.
Menos mal que se te quedó algo por ahí de ese sueño, porque se oye bien picosón.
;)
sí, suena bien picosón, y se oye como de algo de lo que uno pudiera enorgullecerse de hablar.. ;)
--creo que ni cenó, bueno, quién sabe--
mhh, hoy un sr. taxista me cotorreó su teoría de los sueños, de que "los sueños son cosas de las que uno se queda con ganas de hacer" y la petite inquisidora empezó a preguntarle de los sueños premonitorios, déjà vus, y de los que se le ocurrieron, y el ñor de que me explicó así bien chidito que los charlatanes, los que sí los saben interpretar, y lo de los viajes del aura, (no del alma, que eso es otra cosa).. y bueno, pues al menos me gustó que no se fastidiara en explicar lo que para él era tan simple..
Ah, mondao, ¿cuáles eran las Bunny Burgers?
Se me hace que los viajes aurales son los que uno se avienta con sus headphones.
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