6/17/2005

luz

Hace una semana. Tras un accidente vial el poste de la esquina se vino abajo, cargándose varios juegos de cables. Toda la calle quedó en la más completa oscuridad. La biblioteca, los salones, la dirección, era imposible ver algo dentro de cualquiera de esos lugares. Nos reunimos en uno de los pasillos donde todavía era posible verse las narices. Fue entonces cuando descubrimos que el guardia entretiene sus veladas aprendiendo a tocar el acordeón: lo sacó de su mochila y estuvo tocando hasta que nos confirmaron que la luz no volvería y podíamos irnos a casa.

2 comentarios:

Berenice dijo...

¡Qué coincidencias tiene la vida! ¿y los nombres Elia y Velia son reales?

Nicolás Díaz dijo...

Sí :P Aunque ellas sí son muy distintas.