Un sueño. Se veían como esas piedritas de ámbar donde se quedan atrapados insectos prehistóricos. Pero no contenían insectos, las piedritas eran los insectos. Las calentabas y revivían. Las que eran apócrifas simplemente se derretían.
El que manipulaba las piedras no era yo. Era un chico que buscaba cosas en un desván, protagonista de una pieza que había grabado la sinfónica de esta ciudad, hace dos décadas. Yo encontré el caset con esa grabación en un negocio de antigüedades.
Por momentos era yo escuchando el caset, por momentos era el chico que jugaba con las piedras insecto. Luego las piedras se volvían una amenaza (no hacían nada, pero esas cosas se saben en los sueños). El caset terminaba con una voz desesperada que gritaba Qu'est ce qu'on fait?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario