10/02/2018

liminares

En el siglo pasado pasado gustaban de comentar la música popular a partir del mito. Otro modo de acercarse a los pasados y presentes de la música consiste en buscar sus intersticios, sus lugares liminares, los puntos en donde se deja contaminar y alimentar por el todo a su alrededor. Donde la canción (en su sentido más amplio) reconoce a sus autores (en el sentido más amplio).

En el reportaje “Life Before Alice” (The Quietus), Mark Andrews se las arregla para contar cierto modo de vida en el Leeds de fines de los setenta y hacerlo pasar por un artículo sobre los orígenes de The Sisters of Mercy.

Habla de cómo el único integrante fijo de Sisters y uno de Mekons perdían el tiempo en un departamento encima de un bar, el bar donde Claire, la novia del primero, hacía de DJ. En ese departamento veían retransmisiones de Doctor Who en un aparato en blanco y negro, en lo que llegaba la hora de bajar al bar. La gente que rodeaba al de Sisters ni sabía que él hacía música. La música fue algo que llegó como un residuo de esas tardes frente a la TV esperando la hora de la primera cerveza.

“Death Metal and the Indian Identity”, de Akshay Ahuja, fue publicado hace diez años en Guernica Magazine. Contrario a lo que sugiere el título, el artículo va sobre cómo en cierta parte de India no había entonces una “música identitaria”. El autor acompaña a un amigo a un festival en Bangalore, para descubrir que en esos lugares presentan bandas que tocan covers de Judas Priest, The Doors y Led Zeppelin. Algunas de las bandas tocaron apenas dos canciones, y al menos una se disculpó por no haber ensayado.

El amigo de Bangalore le explica que ahí no creen en la “música identitaria”, que no les importa especialmente ningún estilo. “Para Pradyum esto no era evidencia de una mente abierta, o de disfrutar al máximo una cultura híbrida; él pensaba que la disponibilidad india para adoptar todo era una forma de frivolidad”. En esa ciudad muchos jóvenes vivían con los horarios de las empresas inglesas para las que trabajaban a distancia, y pasaban sus días libres en eventos de ese tipo.

El artículo de Andrews se trata de canciones hechas casi sin querer, en las horas muertas de un grupo de gente que en realidad no tenía horas activas. En el artículo de Ahuja trata de masas de gente que se reúnen a escuchar canciones que no los unen de un modo particular, en una ciudad que vive con horarios prestados.

En otros casos se escapa de los mitos principales sobre-identificándose con algo que no es relevante para el resto del mundo. Ahí está la popularidad masiva de la banda inglesa The Wild Swans en Filipinas, o la importancia del jangle pop en Indonesia. Deslindarse de identidades, o abrazar ferozmente una identidad que según el consenso no debería encajar con la del lugar. Recuerda ese modo, descrito tanto por Michèle Petit como por Gabriel Josipovici, en que los países árabes leen a Proust con un placer difícil de encontrar en el resto del planeta.

9/19/2018

¿aprovechando el sismo o qué hace?

En los días posteriores al 19 de septiembre de 2017 hubo una nueva forma de rapiña, la de aprovechar el sismo para difundir la marca propia o cotizarse mejor en el mercado simbólico cultural. Lo hizo Televisa pero también miles de mexicanos que sin querer queriendo reproducen los modos de Televisa. Un caso que parecía leve pero fue empeorando: la librería de viejo que hizo un remate porque sus libros se habían caído durante el temblor.

La librería no tenía daño estructural, sólo estantería caída. Hasta ahí el remate sólo parecía oportunista, pero no más oportunista que otras cosas que pasaron esa semana. En esos días las brigadas de rescate tenían que pedir a algunos "solidarios" que ya dejaran de sacarse fotos de lo buenos que eran, y que ya no se amontonaran en la Roma porque Xochimilco también necesitaba ayuda, y que ya aceptaran ayudar de cualquier manera y no sólo del modo que les servía para promoverse.

Lo de la librería me pareció mucho más siniestro hace unas semanas, cuando me tocó ver un episodio de Zoorbano, un programa de TV donde entrevistan a artistas y promotores culturales de la Ciudad de México. Ese episodio lo grabaron un año antes del sismo y ahí entrevistan a la chica y el chico que tenían esa librería. Cuentan que la chica heredó la librería del padre, pero que el chico quería tener una librería más pequeña y sofisticada, y que para eso tenían que encontrar el modo de deshacerse de esas pilas de libros viejos.

Estaban esperando una oportunidad desde un año antes y decidieron que el sismo era el momento. De miedo. Ya sé que en México hay cosas mucho más dañinas, pero a mí me dan más miedo los que encima de ser méndigos quieren parecer inofensivos.

7/23/2018

es necesario, excepto cuando no lo es

No hay un modo fijo de contar historias, pero encuentro menos satisfacción en una historia que no respeta las reglas de su propio mundo.

Aliens y Avatar

Una de sus formas más sencillas: modificar la resistencia de materiales y que esto afecte el desarrollo de la historia, como en las películas de James Cameron.

En Aliens, la resina con que los xenomorfos atrapan a los humanos es irrompible hasta que Ripley rescata a Newt. En Avatar los trajes AMP tienen escotillas inmunes a las armas de los Na'vi, hasta que la historia requiere que una de esas escotillas sea vulnerable.

The Killing of a Sacred Deer

En formas más complejas puede tratarse de un proceso que no tiene sentido en nuestro mundo pero es fundamental en el de la historia, hasta que la historia decide ignorarlo.

En The Killing of a Sacred Deer, Steven se decide a hacer el sacrificio que liberaría a su familia cuando su hijo ya está en fase terminal, algo que dentro de las reglas de ese mundo parece más un homicidio por compasión que el sacrificio solicitado. Hay un elemento de azar para justificar la acción, pero parece que ésta se realiza fuera del tiempo acordado.

Dragon Pilot: Hisone to Masotan

En Hisone to Masotan también se requiere un sacrificio, esta vez para que una criatura no destruya Japón. Al final se opta por una solución más técnica que mística, que es plausible dentro de las reglas de ese mundo, pero convierte los once episodios y medio anteriores en un gran red herring, y en ese caso ¿qué historia se estaba contando?

Al llegar la solución de un modo ajeno a la trama principal, los afanes de los personajes resultan tan inútiles como los de los héroes trágicos. Pero, al no subrayar en sus finales la inutilidad de los procesos vistos hasta ese momento, más que un sentido trágico sólo tengo la impresión de que la historia más interesante estaba en otro lado.

6/13/2018

leonor acevedo e hijo traducen a woolf

Las traducciones de Orlando y Un cuarto propio atribuidas a Borges las hicieron Leonor Acevedo y su hijo, Jorge Luis Borges. Sabemos que en una Leonor tradujo y Jorge Luis editó y que en la otra intercambiaron tareas, pero no queda claro qué pasó en qué libro.

Por muchos años pensé que las referencias al Orlando "traducido por Borges" eran producto de una confusión. Según recordaba de la edición que yo había leído (Edhasa, 1986), él era el autor del prólogo, pero no se acreditaba a ningún traductor.

La confusión no era de los lectores: las demás ediciones suelen llevar un "traducción de Jorge Luis Borges" en la portada, oficialmente él es el traductor. Repasando entrevistas sabemos que esas traducciones fueron una colaboración con su madre.

di Giovanni: How many translations of Faulkner, Virginia Woolf, and other american writers—
Borges: Virginia Woolf is hardly an American writer.
di Giovanni: —and other writers in English were done by Leonor Acevedo de Borges?
Borges: Yes, she did the translations, but I signed them!
di Giovanni: Did you really do them, or did your mother help you with them? Or did she do them and you polish them?
Borges: No, I think the truth—and I owe you the truth—is that I did some of them and that she polished them.

Conversación con Norman Thomas di Giovanni en 1971. Jorge Luis Borges: Conversations. The University Press of Mississippi.



FERRARI. That’s right. You’ve translated A Room of One’s Own too, I gather, which is also by Virginia Woolf.
BORGES. Yes, but now, since it’s just the two of us here, I’m going to let you into a secret—that it was really my mother who translated that book. I edited the translation a little, in the same way that she edited my translation of Orlando. The truth is that we worked together.

Conversación con Osvaldo Ferrari en 1985. Jorge Luis Borges: Conversations Vol. 2, Seagull Books.



Sabato: Pero a propósito, Borges, recuerdo algo que me llamó la atención hace un tiempo en su traducción del Orlando, de Virginia Woolf…
Borges: (Melancólico) Bueno, la hizo mi madre… yo la ayudé.
Sabato: Pero está su nombre.

Diálogos Borges-Sabato. Emecé. Buenos Aires, 1976.

6/07/2018

los vehículos de la canción

No escuchamos música en el vacío. Le hacemos historias que le den contexto, historias que pueden terminar teniendo una vida propia.

BTS en el número uno de Billboard

En 2018 por primera vez hubo un álbum de kpop en el número uno en Billboard y lo raro era que fuera la primera vez, con lo popular que es el kpop en el mundo y los años que lleva así.

Las historias de los idols del kpop suelen ser tan parcas como sus videos son vistosos. “Baila desde pequeño” y “encontró grupo luego de muchas audiciones”. Y no se acostumbra que opinen sobre nada que no sea su trabajo. Los de BTS, el grupo que consiguió ese número uno, son más elocuentes y en sus videos hay claves para desmenuzar.

Así que, a diferencia de sus colegas, hay más historias qué contar sobre ellos, y el público masivo global adora eso. Lo adora a tal grado que esas historias llegan a tener una vida propia, independiente de las canciones y de las personas que sirven de vehículo a esas canciones. Pueden llegar a ser el vehículo principal de las canciones.

Woody Guthrie: This Machine Kills Fascists

Es casi físicamente doloroso repasar la vida de Woody Guthrie. Cada persona que estuvo cerca de ese hombre lo recuerda como una garantía de desastre y daño. Con todo, hay una frase que ahora cifra su persona, por encima de sus canciones y por encima de su calamitosa vida: “esta máquina mata fascistas”.

Esa frase pegada en su guitarra es una declaración de principios buenísima. Tan buena que hace que olvidemos que Guthrie era ambivalente en ese asunto de combatir fascistas, como lo ha explicado Greil Marcus en varias ocasiones:

En los años treinta, junto con Pete Seeger, Guthrie escribió canciones pacifistas denunciando la intervención estadounidense contra Hitler, cuando el pacto entre Hitler y Stalin estaba en vigor y ésa era la línea del Partido Comunista; tan pronto Hitler invadió la Unión Soviética y esa línea cambió, Roosevelt y Churchill, antes presentados como carniceros y mentirosos, debieron ser convertidos en héroes acompañando a Stalin. Esa forma de venderse (venderse a sí mismo y a su canción a la causa que parecía necesitarla más que él) fue constante en Guthrie. Notes on Woody Guthrie’s Mermaid Avenue.

 

Michael Viner y el documental Sample This

El artículo “All Rise for the National Anthem of Hip-Hop” (The New York Times, 29 de octubre de 2006) y el documental Sample This (Forrer, 2012) comparten anécdota pero cuentan historias diferentes.

El artículo cuenta cómo una banda armada por el productor Michael Viner grabó una versión de “Apache” que terminaría siendo la fuente de samples favorita del hip-hop. Es más una historia de las peculiares personas que participaron en la grabación, ese tipo de personajes en los que se ceba Adam Curtis al analizar la ideología californiana, hecha a partes iguales de innovación y venta de humo. Viner es el ejemplo perfecto de ambas cosas: fue de los primeros en vender audiolibros, también inició su carrera en el entretenimiento con un LP de “grandes éxitos” de Marcel Marceau.

Eso en el artículo. Al documental, que es la versión más conocida de esta historia, le falta poco para decir que Viner inventó el hip-hop.
 

Brian Wilson y Carol Kaye

En Love & Mercy (Pohlad, 2014) vemos a Carol Kaye y Brian Wilson en el estudio. Carol le hace ver que algo no funciona en la instrumentación, Brian responde “pues en mi cabeza funciona” y ella termina asintiendo, como reconociendo el genio de Wilson.

Son unas pocas palabras y un gesto pero hay mucho en juego en esa representación: tal como esta historia se cuenta en torno a las fogatas, Wilson requería de mucho tiempo en el estudio por lo innovadora que era su música. Si le preguntan a Carol, ella sigue segura de que se debió a las limitaciones que tenía Brian para comunicar sus ideas.

3/22/2018

inoyama land - danzindan pojidon

En esta historia hay nombres sonados y carreras largas, pero Danzindan-Pojidon fue el único álbum que Inoyama Land publicó en los ochenta, en un sello que sólo existió de 1982 a 1985.

Yen Records era el canal que usaban los Yellow Magic Orchestra para producir álbumes de sus amigos. En este caso se trata de un álbum de ambient con impecable y subacuática (más sobre eso en un momento) producción de Haruomi Hosono. La banda son dos ex Hikashu, un acto que sigue vivo y tiene un par de covers de Kraftwerk en su historial.

Inoyama Land son Makoto Inoue y Yasushi Yamashita, quienes no volverían a presentar música con ese nombre hasta los noventa. La música de este álbum de 1983 recuerda la sencillez y limpidez de Watering a Flower (música que Hosono hizo por encargo de la tienda Muji en 1984), apenas con un poco más de melodía.

Algunos sonidos fueron pasados por agua, proceso que se realizó entre enero de 1982 y enero de 1983 en el estudio privado Kichijogi & Yugaware. Bocinas con cubiertas plásticas fueron colocadas en un tanque lleno de agua y el sonido con ese "water delay" fue registrado por un micrófono. El resultado fue mezclado con la grabación original y así surgieron los tracks "Pokala", "Glass Chaim", "Mizue", "Meine Reflexion" y "8:31". Las gráficas que acompañaban al LP sugieren una conexión entre cada título y partes de una isla con montañas, cavernas y un río subterráneo.

Incluí títulos en el párrafo anterior sólo para registrar en qué partes se había usado el water delay. No escucho este álbum atendiendo a tracks y creo nunca lo he escuchado una sola vez, cada ocasión ha sido de dos o tres escuchas seguidas. Es una sugerencia típica en YouTube al escuchar a Midori Takada o Mkwaju Ensemble, y Zack Cowie lo incluyó en un set para Red Light Radio.

2/25/2018

el palomazo

Hacia las 19:15 horas vi una paloma bajar ¿de un poste? para posarse en el hombro de una mujer. A una cuadra de distancia parecía más probable que se tratara de un ornitóptero muy bien diseñado.

Cuando una mujer con carriola se detuvo para tomar fotografías quedó claro que no era un ornitóptero. Seguí caminando, las alcancé y las rebasé, rumbo al puesto de tacos de la esquina siguiente.

Definitivamente, era una paloma. Poco después la de la paloma llegó a platicar con la taquera. La presencia de la paloma se explicó con un "lleva dos cuadras conmigo y se deja tomar fotos", así que la fotografiamos. Ellas siguieron platicando sobre un departamento que, lástima, todavía no estaba en renta.

1/30/2018

dejar la ocasión

Ese día, Geeta Dayal preguntó si alguien tenía opiniones para los artículos que preparaba. Era 24 de enero y era a propósito de la muerte de Mark E. Smith. Leyendo el tweet sabía que quería esperar varios días para leer los artículos. Que quizá no los leería.

Lo mismo había pasado cuando murió Don Buchla. Ella buscó entrevistables y horas después The Guardian sacó la nota con varios errores que la autora nunca habría cometido. Algunos de los entrevistables se reportaron cuando la nota ya estaba en línea y hubo que agregar sus palabras después.

¿Por qué sigue habiendo prisa en estos casos?

Autoras como Dayal tienen toda una carrera con sus temas. Los entrevistados tenían toda una carrera usando las máquinas de Buchla, también opinando ocasionalmente sobre las máquinas y su inventor. Lo que pudiera decirse se había dicho antes y con más calma. Lo único nuevo era que Don Buchla había dejado de vivir.

La prisa del obituario existe desde que hay obituarios. Por algo se hacían bosquejos de obituarios de la gente muy conocida o de los que, en opinión de las redacciones de los diarios, ya andaban viviendo tiempos extras. Se hacían esos bosquejos con todo y el riesgo de publicarlos prematuramente, cosa que también pasa desde que hay obituarios.

En otros momentos esos periódicos o revistas se habían ocupado del muerto, pero el día de la muerte esas páginas antiguas estaban en el cajón del autor, en la cochera de algún hoarder o en la colección de recortes del fanático. En cualquiera de esas hemerotecas alternativas, pero no en la edición del día, así que había que contar de nuevo las hazañas del muerto.

Cuando ocurre en The Guardian o Billboard entiendo que es inercia. En medios nativos digitales, como The Quietus, la práctica va perdiendo fuerza. Se anuncia la muerte en la sección de noticias, en pocas líneas, y se guía al lector hacia lo que han escrito antes sobre el muerto. Otro tanto hace Rockdelux, que de nativos digitales no tienen nada pero siempre habían sido prácticos al respecto, con la concisa sección “Fuera de juego” en la versión impresa, y haciendo repasos de año cuando realmente ha terminado el año.

Falta ver si en tiempos próximos seguiremos teniendo cualquier forma de obituario. Ver si no era una forma propia de los tiempos de carestía de información. Si con toda la vida del sujeto divulgada sería mejor no agregar nada el día que muere (y quizá sí un año después o quizá no, nunca). Si nos siguen haciendo gracia esas vidas peculiares o si decidimos colectivamente que se trataba de unos insufribles y sólo queremos conservar sus obras. Ver si sigue habiendo obras.

Dudo más sobre el rumbo que tomarán estas cosas por otra muerte reciente, la de la escritora Ursula K. Le Guin. The Paris Review pidió unas palabras al respecto a Neil Gaiman y lo que Gaiman entregó es una versión apagada de lo que ya había dicho frente a Le Guin en la entrega del National Book Award. Bastaba poner vínculos a las discusiones, entrevistas y pláticas para recordarla. Se llevan vidas bastante públicas y los registros suelen quedar al alcance de la mano. La nota sentida/biográfica se siente rara ahora.

Por otro lado, queremos seguir leyendo a Geeta Dayal y a un puñado de sus colegas, que necesitan pagos por artículo para seguir escribiendo (y viviendo). Quizá sólo es cosa de que les encarguen artículos a fondo, planeados y con tiempo, en vida de los articulados. Y no sólo notas fúnebres. Ya dejar la ocasión.

1/19/2018

a todo detroit le llega su tunguska

El meteorito de Detroit me  recordó la tarde que supe de la explosión de Tunguska. Sé que era de tarde porque recuerdo la luz en mi cuarto.

Lo leí en Chispa, una revista de divulgación científica para niños. Lo pusieron primero como cuento y luego como nota. Cuando terminé de leerlo pensé que todo debía ser cuento, que si eso hubiera pasado se mencionaría mucho.

Me tomó una segunda o tercera lectura convencerme de que no era sólo cuento. Muchas cosas que vi por esos años tenían ese tipo de irrealidad. Como la noche que mamá y yo estábamos viendo el cielo y pasaron aves grandes brillando con luz de luna. 

Hasta el año pasado supe que eso es una imagen tan común que es una línea de "My Favorite Things". Conocía la tonada y lo que dice sobre bigotes de gato, pero no lo de "wild geese that fly with the moon on their wings".

Esa ignorancia me confirma que nunca he visto The Sound of Music. La que sí vi fue The Tale of the Princess Kaguya: la aparición de los selenitas me recordó la sensación de ver las aves brillando con luz de luna.

1/16/2018

esquina de zaragoza y madero

En los años setenta David Hoffman fotografió desalojos en edificios de Whitechapel. En una de las fotografías agregó frases a una fachada: houses are empty while homelessness grows. Me recuerda la esquina de Madero y Zaragoza en Monterrey, con su hotel clausurado e indigentes durmiendo en la escalinata. Ya estaba así en 2004, cuando llegué al centro de la ciudad.

El eje es Juárez y Aramberri, pero Madero y Zaragoza debió ser la esquina importante por mucho tiempo. Antes de que las tiendas se movieran del borde norte del primer cuadro al borde sur, Madero era la calle del paseo dominical. Zaragoza llevaba y lleva al palacio de gobierno; era y es el camino de marchas y peregrinaciones.

Lo visto por Hoffman es un momento que toma siglos y no termina. Whitechapel siempre estuvo en penuria. Lo de Madero y Zaragoza era una postal del futuro. Ahora el resto del centro se parece a esa esquina, pero tampoco es la imagen más común. La primavera pasada recorrí el centro calle por calle: la arquitectura típica regional es el baldío cercado.

1/10/2018

las vistas

Cuando los parientes de Mission iban al cine decían que iban "a las vistas" y eso a Mamá le parecía el colmo de las expresiones que usaban allá, porque no sonaba parecido a "película" pero tampoco a "movie" ni a nada. Vamos a las vistas, eso decían la abuela Toña y los suyos.

Cuando escuchaba sobre intentos de codificar el spanglish mencionaba esa expresión,  ir a las vistas, como postal sacada de una tierra de nadie que no se podía cartografiar de ningún modo.

Recién vi un documental sobre las primeras funciones de cine en México, las de los enviados de los Lumière y las de los pioneros mexicanos del cine. El público les llamaba vistas. Iban a las vistas.

Los viejos de Mission lo decían no por ser de Mission, sino por viejos. Por otro lado, la abuela Toña también llevaba la ropa a la washatería. So, there you go.

12/15/2017

al rescate de los discos de pasta, acetato y vinilo

La música que estuvo olvidada en desvanes tiene ahora más público que nunca. Estos son tres proyectos dedicados a hacer sonar esa música grabada en pasta, acetato y vinilo.

The Great 78 Project

El público de programas como el español Melodías Pizarras (Radio 3) o el mexicano Amor Perdido (Radio Red) ha sabido que algunas de las casi centenarias canciones que tocan son estrenos, pues no habían sonado antes en radio. Considerando que esos discos eran frágiles y morían un poco en cada reproducción, podemos decir que esas canciones vetustas son más escuchadas ahora que en su tiempo. También que están contados los días para rescatarlas, antes de que toda esa cera con sonido se vuelva polvo, y antes de que desaparezcan las herramientas para escucharla. Según George Blood, quien digitaliza miles de discos de 78 revoluciones en su estudio, para algunas de las agujas de gramófono ya sólo queda un proveedor en todo el mundo.

La tarea más ambiciosa de George Blood se llama The Great 78 Project y ha sido comisionada por The Internet Archive. Pepenando en colecciones particulares, bibliotecas y estaciones de radio consiguieron 250 mil de estos discos (cada uno con una canción por cara), de los cuales han digitalizado más de 25 mil. El conteo avanza cada hora y pueden seguirlo al momento en Twitter. En su destino final, The Internet Archive, las canciones están organizadas por número de reproducciones, es un hit parade decidido por una generación bisnieta de la que hizo las canciones. Ahí podemos ver que la más escuchada es “The Happy Monster”, de Chubby Jackson y su orquesta. La siguen de cerca versiones de “You Are my Sunshine”, “House of the Rising Sun” y algo llamado “I Want A Hippopotamus For Christmas”. Así describen este proyecto:

Queremos resaltar las decisiones tomadas por coleccionistas a lo largo de décadas, y desarrollar colecciones de consulta, con artistas y géneros poco difundidos. La digitalización hará que estas rarezas estén a disposición de investigadores en un formato que puede ser manipulado y estudiado sin dañar a los objetos. Conservamos el crepitar y las imperfecciones, prominentes en muchos casos, e incluimos archivos hechos con diferentes tamaños y formas de aguja para permitir diferentes tipos de análisis.

Uno de los ejemplos que usa The Internet Archive para explicar la importancia del proyecto es la carrera de Aileen Stanley. Esta cantante vendió 25 millones de discos en los años veinte pero sólo unas pocas de esas canciones se habían rescatado digitalmente, dando una idea de con qué facilidad hasta un registro con copias abundantes puede perderse.

El archivo insiste en cómo el proyecto ayudaría a investigadores. Considerando la edad de estas grabaciones también pueden verlo como una plétora de samples para usar legalmente en nueva música.

Si no han visitado recientemente The Internet Archive, aprovechen para ver el estado actual de su servicio Open Library. Ha dejado de tener únicamente libros del dominio público para convertirse en una verdadera biblioteca global, con títulos recientes en préstamo sin ninguna restricción de nacionalidad o motivos.
 

Death Is Not The End

Tenía al Christmas EP de Low como el álbum navideño más triste, hasta que conocí las recopilaciones de Death Is Not The End.

Este sello despidió el fatídico 2016 con The World Is Going Wrong, una antología que tiene en la portada un pino navideño en llamas. La hoja de prensa la describe como “el regalo perfecto para el amigo insondablemente deprimido por el estado de la humanidad”. No era la primera vez: el año anterior lo cerraron publicando Death May Be Your Christmas Gift.

El nombre del sello proviene de una canción del Down In The Groove, uno de los álbumes peor recibidos de Bob Dylan, y es quizá la única de sus canciones que es más recordada con otro intérprete: Nick Cave, en Murder Ballads*.

Este nombre ya adelanta varias cosas. Alude a algo ya ocurrido pero que pervive, lleva un dejo de espiritualidad y, ya que también nos remite a ese álbum de Cave, tiene algo de vida a trasmano. Después de todo, en su catálogo está la música de prisioneros recuperada por Harry Oster y Alan Lomax.

El principal interés de DINTE es la música que ya era antigua cuando fue registrada por musicólogos y folcloristas, como las grabaciones que Frederic Ramsey hizo del blues de Horace Sprott, las de R. Gordon Wasson con María Sabina, o la antología de cueca que Violeta Parra hizo en 1959.

DINTE es una labor del londinense Luke Owen y existe desde el verano de 2014. Publica principalmente en caset, si bien todo el catálogo puede escucharse en Bandcamp y cuenta con un programa de radio mensual.

En una entrevista con Ransom Note, Owen explicó que su interés no es el de un audiófilo, que prefiere las imperfecciones de una grabación de campo o el crepitar de la pizarra. No todo lo que ha sacado DINTE es del continente Americano o de otra generación. Desde 2016 publica a una banda nueva, East of the Valley Blues, que son unos gemelos de Toronto bajo la influencia de John Fahey, y también tiene dos antologías de Ored Recordings, sello ruso dedicado a la música tradicional del Cáucaso. Pareciera que la única regla es no publicar nada de su tierra, Inglaterra. Por lo pronto yo estoy esperando su antología navideña de 2017. A como estuvo el año espero algo igual de devastador que The World Is Going Wrong.

Magic Transistor

Hemos hablado aquí de varias estrategias para difundir música. Trátese de estaciones de radio sin etiquetas o de arqueologías sonoras monumentales, una constante es ese espíritu de “todo al mismo tiempo”. Los diferentes pasados y territorios coincidiendo en un punto en el que pierden sentido, por igual, las ideas de novedad y nostalgia.

Son modos de presentar música diametralmente opuestos a las recomendaciones automatizadas. En lugar de “más de lo que te gusta” es “más de todo, incluyendo eso de lo que no tenías idea”. Varios de los ejemplos comentados se prestan a inmersiones de horas y días. Una aproximación para gente con prisa es Magic Transistor. Su sitio tiene cuatro estaciones que no dejan de soltar música todo el día, pero esta música no está dividida en programas.

Cada canción ha pasado por un filtro humano, el de Ben Ruhe y sus colaboradores. La función de estos filtros es encontrar canciones interesantes y no los arredra el género musical, la fecha de grabación o la popularidad de la canción.

Eso último puede entenderse como una preferencia por las curiosidades, pero lo cumplen en todo sentido: no te extrañe encontrar una canción popular en medio de un cóver desmadrado y cosas sacadas de debajo de las piedras.

El pasado de Ben Ruhe está en las artes plásticas y el diseño gráfico. Preparaba este tipo de selecciones para trabajar o para hacerlas sonar en galerías. De ahí se convirtieron en playlists de YouTube, para terminar tomando la forma de Magic Transistor en 2011.

Este sitio es un misterio a la vista de todo mundo. Cada tanto se le dedican artículos (como está ocurriendo aquí) pero por alguna razón no termina de convertirse en un favorito de cientos de miles. Rara que es la gente, pues.

Es muy buena opción para ponerse a trabajar, también para dejar de fondo en una reunión o un establecimiento. O para dejarla a la mano de niños y estudiantes. Una buena introducción a lo que el mundo estuvo haciendo en el siglo pasado.

Según la descripción del sitio, sus intereses son los “artefactos de excepcional importancia cultural; organizar y diseminar música interesante… usando grabaciones clásicas y raras, también digitalizando discos de vinil descatalogados, manteniendo altos estándares de calidad de audio”. Sus colaboradores están en Nueva York, San Francisco y Londres, pero nunca sobran selectores así que invitan a cualquiera a colaborar.

*Una actividad excelente para borracheras solitarias es improvisarle estrofas a esta canción. Cántese como si uno tuviera la dentadura (y los hábitos) de Shane MacGowan.

10/26/2017

recuerde a los arizmendi

Ayer por la tarde me tocó ver dos entrevistas en televisión, en el mismo canal y en menos de una hora. En la primera una investigadora hablaba de mexicanas cuya historia debería difundirse más, poniendo como ejemplo a Elena Arizmendi. De ahí siguió una entrevista sobre la revista Esquina Boxeo, celebrada por historiar a boxeadores ahora olvidados, poniendo como ejemplo la carrera de Baby Arizmendi.

7/02/2017

el regreso de slowdive

Dicen que una forma de hacer que un gato perdido encuentre el camino a casa es vaciar la bolsa de la aspiradora en la entrada de la casa. La idea es que los gatos adoran su propio olor y que en la bolsa de la aspiradora seguramente habrá muchos pelos del gato.

En algún momento de 2009 una vecina de la periferia londinense siguió ese consejo y consiguió que su gatito perdido regresara a casa. Como no habían pasado muchas cosas relevantes ese día el asunto terminó en las noticias regionales de The Guardian.

El artículo recogía el nombre de esa vecina de la periferia londinense, Rachel Goswell, y tenía una foto de ella, feliz, cargando a un gatito de unos meses de edad. La nota y los comentarios no mencionaban la ocupación de Rachel.

Que la cantante de Slowdive pasara de incógnito en una publicación inglesa suena raro ahora. La reunión de la banda en 2014 los hizo cabeza de cartel en varios festivales y el álbum que hicieron en 2017 (el primero en 22 años) ha recibido mucha atención.

Sucede que 2009 es un país extranjero y allí las cosas se hacían de manera distinta. La idea “el regreso de Slowdive” todavía no tenía mucho sentido entonces. A decir verdad, sigue sin tener mucho sentido.

La nostalgia por Slowdive suele ser nostalgia por algunas canciones (“Alison”, “40 Days”, “When the Sun Hits”) de Souvlaki, su segundo álbum. Son lo más rockista que hizo la banda, mientras que el resto de Souvlaki y el primer álbum completo se parecen más a inhalar éter en la Estación Espacial Internacional. Y el tercer álbum, Pygmalion, ya fue abiertamente un disco de ambient.

Después de eso tampoco hubo desbandada total y los integrantes del grupo siguieron en contacto. Rachel Goswell y Neil Halstead continuaron como Mojave 3, pero por alguna razón el público decidió que esa banda folk merecía un lugar más modesto que Slowdive.

En las entrevistas Neil veía el regreso de Slowdive como algo posible, difícil, innecesario y redituable. Todo al mismo tiempo.

En 2009 dijo “no creo (que vuelva Slowdive), sólo ocurrirá si necesito mucho el dinero”.

Para 2012 aceptaba que se necesitaría “un chingo de dinero… es de locos cómo se han puesto de moda las reuniones. Es casi como si te prohibieran no reunirte. Supongo que volveremos, porque no nos permitirán no hacerlo".

Neil decía estas cosas medio en broma pero va algo de verdad en ellas sobre esta reunión que no lo es tanto. Nunca tuvieron un solo estilo y nunca se separaron del todo.

Músicos más obsesivos al catalogar su obra habrían firmado Pygmalion con otro nombre de banda. Otros, más flexibles, habrían firmado los de Slowdive y los de Mojave 3 como una misma banda.

Al final se trataba de poner cierta palabra en el póster del festival y volver a tocar unas cuantas canciones. Y que la próxima vez que Rachel comparta sus consejos de cuidado felino la prensa recuerde quién es ella.

5/17/2017

al modo de delia derbyshire

Los archivos de Delia Derbyshire están desde 2007 en la Biblioteca John Rylands, en Manchester. Para invitar al público a visitarlos es común que la describan con los términos “pionera” y “visionaria”; lo mismo ocurre con las reediciones de su música en el sello Trunk. Lo distintivo es que a otros que reciben esos adjetivos hay que buscarlos en sitios especializados, mientras que, como explica Caro C (directora de la organización Delia Derbyshire Day), “la música que ella hizo fue la banda sonora de la infancia de muchos”.

Tras la muerte de Delia en 2001, su electrónica pre-sintetizador ha sido comúnmente descrita como adelantada a la época. El consenso es que sus sonidos para televisión, radio, teatro y cine* no suenan a rareza de los sesenta, sino a géneros específicos que surgieron y fueron populares después. De nuevo, no hace falta buscarlo en espacios especializados: se ha dicho lo mismo en la trivia de un sitio humorístico que en un programa dirigido a niños.

El problema de llamarle a alguien pionero en un género es que sugiere que ese género le esperaba para ser cartografiado y divulgado. Si le llamas visionario, suena a que la Historia sólo podía ser de un modo, y este visionario fue el único que pudo preverlo. Frecuentemente, como ocurre en el caso de Derbyshire, se trata más bien de una influencia directa que no lo parece porque pasa por un período de latencia.

Que la televisión de un país tuviera, en los sesenta, música electrónica hecha de grabaciones de campo y cintas tratadas, no era normal. En el resto del mundo esta música no se daba, o se daba en la academia, la fundación involucrada en artes o en la galería, pocas veces en el entretenimiento masivo.

En una investigación para Critical Studies in Television, David Butler explica la relación de los británicos con la música electrónica antes del Radiophonic Workshop de la BBC, para el que trabajó Derbyshire entre 1962 y 1973. El público había escuchado estos nuevos sonidos en contadas ocasiones, como en Quatermass and the Pit (serie televisiva de 1958) y en All That Fall, obra para radio de Samuel Beckett y con sonidos tratados por Desmond Briscoe (1957; Briscoe fundaría el Radiophonic Workshop con Daphne Oram al siguiente año). Incluso cuando el público intentaba ser atento le fallaba:

La BBC reconoció que la interpretación de Perspectives, pieza de Luciano Berio, en los Proms de 1960, fue escuchada con “cortés pero incómoda atención”, y hubo un claro alivio cuando la orquesta regresó “al escenario para continuar el concierto con música natural”. “(El tema de Derbyshire para) Doctor Who fue un caso muy distinto, su regularidad (un programa semanal a la hora del té, dirigido a toda la familia) aseguró que, para mucha gente en 1963 y 1964, ésta fuera la primera vez que escuchaban música electrónica basada en cintas. (Butler, 2014)

La novedad seguía siendo demasiada para el público adolescente y adulto; aquí van tres ejemplos tomados de ese mismo texto. Un quejoso escribió al Radio Times (1960) que la cortinilla del Radiophonic Workshop para el noticiero de las dos era “una pesadilla en locomotra”. Otro les dijo en 1962 que “la BBC ha olvidado la música normal y se limita a la música electrónica, también conocida como emanaciones de espanto”. Del tema de Doctor Who dijo el Daily Mirror, en 1963, “es un ruido pulsante con ritmo y melodía”.

Fueron los niños británicos que crecieron con The Tomorrow People o Doctor Who, también acostumbrados a una radio llena de cortinillas de electrónica, los que mejor asimilaron los nuevos sonidos.

El artículo de Butler nos adelanta que en esa generación estaban los futuros músicos de electrónica. No ahonda en ello pero pueden confirmarlo en documentales como Synth Britannia (Ben Whalley, 2009) y los que hay sobre diversas bandas de esa generación.

Volvemos a esa importancia de los recuerdos musicales de infancia, sobre la que antes citábamos a Tim Byron y Simon Reynolds. También a cómo direcciones tomadas décadas atrás tienen una influencia prolongada. En este caso, cuando la BBC creó el Radiophonic Workshop para hacerse de efectos de sonido reduciendo costos, sin saberlo también estaba formando a la primera generación que vería a la música electrónica con tanta naturalidad como para hacerla pop.

Esta cadena de acontecimientos además deja a Delia Derbyshire y sus temas para televisión como una de las influencias determinantes en la música de su país, si bien en su momento hasta se le negaba crédito.

5/11/2017

sobre "story of your life"

Los extraterrestres de Story of Your Life tienen una conciencia simultánea y una escritura que conviene a ésta. Los que nos han advertido sobre cómo el lenguaje falla para referirse al mundo se arrancarían un brazo por acceder a esa escritura.

Bergson lamentaba que el lenguaje estaba hecho para hablar del espacio y para llamar a la acción y por eso vemos para actuar en lugar de ver para ver. Se escapa en parte a esos modos mediante la intuición. Se escaparía completamente con esa escritura de los heptápodos extraterrestres.

Para esta conciencia toda la vida propia será el nuevo presente, y el único futuro pensable será el de otra generación. ¿Qué ocurriría luego del final de Story of Your Life?

Cuando esa escritura se normalice sería enseñada en la infancia. La infancia como tal desaparecería, pues el todo por venir se integraría a la conciencia a temprana edad y con eso llegaría el imperativo de reducir el sufrimiento de los que vengan después. Cada generación querría el bien de la siguiente con la misma naturalidad con que hoy compramos un paraguas porque está por llegar la temporada de lluvias.
The heptapods are neither free nor bound as we understand those concepts; they don't act according to their will, nor are they helpless automatons. What distinguishes the heptapods' mode of awareness is not just that their actions coincide with history's events; it is also that their motives coincide with history's purposes. They act to create the future, to enact chronology.
Freedom isn't an illusion; it's perfectly real in the context of sequential consciousness. Within the context of simultaneous consciousness, freedom is not meaningful, but neither is coercion; it's simply a different context, no more or less valid than the other... knowledge of the future was incompatible with free will. What made it possible for me to exercise freedom of choice also made it impossible for me to know the future. Conversely, now that I know the future, I would never act contrary to that future, including telling others what I know: those who know the future don't talk about it. Those who've read the Book of Ages never admit to it.

5/10/2017

no puedo hacer esquelas

De los que estábamos siempre en la barra del bar uno está por hacerse indigente (o lo es intermitentemente) y otro murió la semana pasada. Me asquea lo que escriben de los recién muertos. Que la vida suene a película de las cinco de la tarde. Con introducción, nudo y desenlace claros, para que el hagiógrafo esté satisfecho de sí mismo. Me dan ganas de decir cómo recuerdo yo al muerto, pero lo que más admiro en alguien es que viva sin aspavientos, incapaz de proezas morales pero también incapaz de hacer sufrir. Lo que hace a una persona aburrida, lo que la hace una mala historia, eso admiro. Y ya mejor no digo nada y dejo que los recuerden con el sesgo que les gusta y los olviden pronto como nos van a olvidar a todos.

5/09/2017

editando el pasado y el futuro

Michelle Gurevich

Los álbumes Party Girl, Show Me the Face y Let’s Part in Style aparecieron entre 2007 y 2014, y si los buscas están acreditados a Michelle Gurevich. El asunto es que entre 2007 y 2014 no se hizo ningún álbum con ese nombre en portada.

En la música popular no es raro que algo o alguien tenga varios nombres. Puede ser la banda que tiene un nombre en su tierra y otro fuera de ella, o la canción en principio adjudicada a un grupo y más tarde a uno solo de sus integrantes. Esas versiones coexistían, cada una dejaba registros. Incluso eran tentaciones para coleccionistas.

Cada nueva plataforma para música da un giro a esta situación. En los días de Napster, Soulseek y MySpace eran comunes las falsas atribuciones, como esos discos que Portishead nunca grabó, o esa canción llamada “Tar Heart”, injertada en un disco de The Knife.

Con la música en streaming llegó la posibilidad de modificar registros al momento. En el caso que mencioné al principio, Gurevich comenzó presentándose con el nombre Chinawoman, y siguió usándolo hasta el verano de 2016.  Luego de recibir críticas decidió dejarlo y publicó New Decadence con su nombre real. Y, ya que andaba en eso, hizo el cambio retroactivo y ahora toda su obra anterior está firmada con el nombre Michelle Gurevich.

Otro tanto le pasó al grupo Ejecta. En 2014, cuando apenas tenía un álbum, recibió una carta de “cese y desista” pidiendo que cambiara de nombre, porque había un DJ con uno similar. A partir de ese momento se presentaron como Young Ejecta y también hicieron el cambio retroactivo. Si buscan su álbum de 2013 les aparecerá firmado por Young Ejecta, aunque en 2013 no hubiera ningún grupo llamado así.

The Caretaker

Estas formas de editar la propia obra modifican el pasado; otras bosquejan el futuro. The Caretaker tiene un apartado en Bandcamp para su álbum Everywhere at the End of Time, que en septiembre tenía doce tracks y para abril ya tenía diez más. Habrá en total seis etapas así y el álbum seguirá “llenándose” hasta marzo de 2019. Al final habrá discos recuperando lo hecho, del mismo modo que los folletines terminaban siendo novela. Pero es ahora, durante el proceso, cuando encuentro todo esto más interesante.

James Leyland Kirby planea a largo plazo y gusta del soporte físico (al usar el alias The Caretaker samplea discos de gramófono). Inevitablemente tiende hacia la idea de álbum. Hay otros que se liberan de esa convención, como hizo Thomas Feiner entre diciembre de 2011 y octubre de 2015, también en Bandcamp.

Hace diez años, escribiendo sobre las entonces nuevas plataformas para música, esperaba que éstas modificaran la idea de álbum como se la entendió en la segunda mitad del siglo veinte:
No escribamos todavía la esquela del álbum. Podría tardar en desaparecer o no hacerlo nunca. Sólo pido que, si muere, no le lloremos tanto: tendríamos música con la flexibilidad de los viejos tiempos y la velocidad de transmisión de los nuevos. Nos estaríamos desprendiendo de algunos vicios adquiridos en el último medio siglo.
El álbum sigue vivo en 2017. También sigue cambiando.

3/27/2017

hu defu - the most distant course

La canción al final de la película The Most Distant Course me sonó demasiado al John Cale de Fragments of a Rainy Season. Pensé que sólo necesitaba subir el volumen o ajustar los audífonos para entender las palabras e identificar la canción de Cale. No había modo: el cantante era Hu Defu (también llamado Kimbo y Ara Kimbo), de Taiwán.

Hu Defu fue censurado a fines de los setenta y no grabó su primer álbum, In a Flash, hasta 2005. A este seguirían Sky High Mountain Blues (2011, grabado en Nashville) y Sweet Home Ka-Aluwan (2015). En cuanto a la letra de la canción (y el título de la película), es un extracto del Gitanjali de Tagore: "La ruta más larga es la que sale más pronto a ti, y la más complicada enseñanza no lleva sino a la perfecta sencillez de una melodía".

3/26/2017

la estética de 4ad y 23 envelope

23 Envelope mirrored Cocteau Twins’ huge pools of reverb with a silver-metal pool of ripples (inspired by a key scene in Andrei Tarkovsky’s 1979 film Stalker) and a fish disappearing, stage right, from the photo. ‘That was a mackerel,’ Nigel Grierson explains, ‘in coloured ink, in a bath of water, into which we’d thrown flower petals. Everyone at 4AD went nuts over the image, and from there, we were directing operations more, trying to create a connection between the music and the visuals,Yet Guthrie again didn’t find 23 Envelope’s choices suited his own image of the band. ‘Some of Nigel’s other photos were joyous and beautiful but the one they chose was dark, dull and ugly. We’d say what we didn’t like, but they still did what they wanted. We had this joke, that Vaughan put fishes on everything, and we’d say, “No fish!” So I think he’d put it on there to piss us off. But I liked the Sunburst And Snowblind cover.’
Martin Aston, Facing the Other Way.

Al minuto 52 de este documental pueden ver al diseñador y al fotógrafo hablando de la portada de Head over Heels y de peces, mientras Liz Fraser no puede evitar reír. El resto de ese documental es más un pretexto para presumir videos de 4AD.

3/25/2017

historias de diccionarios

Este invierno en la televisión japonesa pasaron Fune wo Amu, la historia de unos editores de diccionarios y su trabajo de más de una década, desde la planeación de un nuevo diccionario hasta el día de la publicación.

Esta vez la historia apareció como una serie de anime; antes había sido película y primero fue una novela. Al mismo tiempo en los Estados Unidos una lexicógrafa de Merriam-Webster, Kory Stamper, estaba preparando un libro (Word by Word: The Secret Life of Dictionaries) que cuenta su experiencia creando diccionarios.

Fune wo Amu tiene escenas que presentan al lenguaje como un mar en el que uno corre el riesgo de ahogarse sin la ayuda de un diccionario. En una entrevista hecha por Vox, Kory Stamper compara al lenguaje con corrientes de agua que se reúnen en una cascada. Las frases con las que cierra la entrevista que le hizo el New York Times son casi una invitación a ver Fune wo Amu:
hay algo especial en sentar a varios nerds en una oficina para que lean montones de textos y destilen los significados de una palabra.

3/23/2017

canciones básicas

A comienzos de año me contaron que en un bar se estaban aburriendo de poner los mismos videos cada noche, y que tampoco tenían tiempo para andar seleccionando canciones, así que les preparé esta lista. El plan fue hacerla de un tirón, en orden (aproximadamente) cronológico y que tuviera cosas conocidas pero que aguantan bien el ser escuchadas seguido (según yo).

El comentario común con esa que canta Bobby Fuller es "pensé que era original de The Clash"; yo estaba peor: de adolescente la conocí con Mano Negra y pensaba que era de Mano Negra. El video de "Cloudbusting" siempre me ha gustado y lo emparentaba con la historia de Momo y los hombres grises; más recientemente supe que ahí Donald Sutherland la hace de Wilhelm Reich, usando su cañón rompenubes para hacer llover. Hace un rato repasé la lista para agregar algo de Aztec Camera, y para mencionarla aquí.

3/15/2017

radio, a estas alturas

Si hace dos años me hubieran preguntado qué cambios esperaba en el modo en el que accedemos a la música, seguramente hubiera respondido algo relacionado con Spotify o YouTube. A fines de 2015 incluso estaba probando equivalentes regionales de Spotify (como el pakistaní Patari).

No se me hubiera ocurrido que un tema relevante a comienzos de 2017 serían los programas de radio, que incluso habría programas de radio comentados como noticia y que su formato sería ligeramente distinto al tradicional.

Precursores: East Village Radio y BBC 6

El estilo de radio al que me refiero es idiosincrático al modo de la radio pirata; con música continua, al modo de las sesiones de DJs en clubes; con selecciones al gusto del programador, pero no necesariamente de un mismo género musical; con una idea de “música contemporánea” que puede abarcar varias décadas; y con un público global.

No surgió de un día para otro. Algo de ese perfil ya lo tenían en la década anterior estaciones como East Village Radio, originaria de Nueva York y que tuvo a Veronica Vasicka y Mark Ronson en su equipo.

Y también podía notarse en BBC 6 que, si bien tenía cortes, tocaba (y toca) cualquier cosa del último medio siglo siempre que parezca relevante a sus locutores, entre los que se encuentran varios músicos activos en ese período.

La continuidad: NTS y Red Light Radio

Ese perfil terminó de formarse en la presente década, en estaciones como NTS (de Londres), Berlin Community Radio (que está transmitiendo desde la Ciudad de México mientras escribo esto) y Red Light Radio (que transmite desde la zona roja de Amsterdam, de ahí su nombre).

Las tres tienen buenos programas, pero lo más interesante está en sus residencias temporales. La noticia en estos primeros meses del año ha sido NTS, con las sesiones de Sega Bodega y Lena Willikens.

Lena Willikens y Laurel Halo

Todavía a comienzos de siglo era visto como algo pintoresco que un DJ soltara un tema de película en su mezcla. Por ejemplo, cuando Jeff Mills pinchaba los créditos finales de Blade Runner (algo que ahora parecería hasta obvio). Sega Bodega lleva desde 2015 una serie mensual basada en música para películas, y en 2017 comienza con tres sesiones dedicadas a Studio Ghibli. La selección no es para un público particularmente devoto de Takahata y Miyazaki: Sega Bodega (nombre real: Salvador Navarrete) la usa como cualquier otro grupo de tracks interesantes.

Lo de Lena Willikens es un caso aparte. Cuando le pongan nombre a esta generación que reconfigura medio siglo de música y hace lo que le da la gana con él, la foto de Lena irá junto a ese nombre. Pasó un buen tiempo en Radio Cómeme mezclando electrónica primigenia con krautrock, synthpop, música concreta y músicas tradicionales; cerró 2016 con una sesión para NTS que gustó mucho en la estación y ahora la invitaron para una residencia de ocho horas, presentada en cuatro partes a lo largo de marzo.

¿Qué más buscar en esas estaciones? Recomiendo las sesiones que ha hecho NAAFI en NTS y en BCR, y las de Laurel Halo en BCR.

Red Light transmite en video desde su cabina y puedes dejarla de fondo durante horas; mis programas favoritos son Lullabies For Insomniacs y Future Vintage.

1/16/2017

austra - future politics

Hay un video de hace siete años que muestra a Katie Stelmanis en una biblioteca de Toronto. No se trata de un concierto luego de las horas activas de la biblioteca: Katie está tocando en un rincón del segundo piso y algunos de los visitantes la observan con atención, mientras que otros siguen buscando libros en los estantes o leyendo. Todavía faltaba un año para el primer álbum de Austra pero ahí ya había varias cosas claras: ella no necesita adornos, público o validación. Me la imagino cantando impecablemente para un par de gatos y una paloma en una azotea.

Si acaso se notaba que lo suyo venía de participar en coros y practicar piano, más que de clubes; de convertir esto en música de baile se encargó Maya Postepski. La combinación de estas dos es lo mejor que le ha pasado al synthpop desde aquel día en que Vince Clarke le preguntó a Alison Moyet si quería formar una banda.

Los intentos de críticos por emparentarlas con bandas de épocas anteriores, o de asignarles un tema único, han resultado infructuosos. Basta escuchar cualquier sesión de Maya como DJ para encontrar que su noción de música electrónica y de clubes es bastante maleable. En cuanto a Katie, creció en una casa donde lo que más se escuchaba era Kate Bush, y su disco favorito de adolescencia fue Vespertine; será difícil que alguien la convenza de que alguna idea es propia de la alta cultura y no puede funcionar en el pop.

Hay poco misterio en las cosas de Austra. Cuando preguntan a Katie por el origen de las canciones, responde a la primera que en alguna las palabras fueron escogidas por sonoridad y no por significado, o que otra fue una balada al piano por mucho tiempo y una tarde Maya la conviritó en una canción disco. Lo mismo pasa ahora con Future Politics, su tercer álbum. Katie explicó que éste había sido informado por su estancia en la Ciudad de México y por el Accelerate Manifesto, publicado en 2013 en Critical Legal Thinking. La nota de prensa de Domino Records lo describe como un álbum sobre esperanza radical (la misma expresión que usó Junot Díaz a fines de 2016) en tiempos difíciles.

Es su álbum más homogéneo, también el más mesurado. Durante las primeras escuchas el público no se ha decidido por una canción que despunte, como lo hacía “Spellwork” en Feel It Break (2011) o “Home” en Olympia (2013). Pero, a diferencia de Olympia, que cojeaba en su segunda mitad, esta vez casi cualquier canción podría tomarse como sencillo. Excepto las dos últimas: “Deep Thought”, que es instrumental y breve, y “43”, más sombría que la grabación típica del grupo (a su público mexicano no hace falta explicarle cuál es el asunto de esa canción y por qué suena así). Al final escogieron como sencillos (y videos) las canciones cuyos títulos aludían al plan entero del álbum: “Utopia” y “Future Politics”.

Austra - Future Politics (Domino, 2017) Bandcamp / Spotify / YouTube