10/08/2007

wii y facebook: recreo para adultos

No quiero hablar de juegos, sino de la gente que los juega. De los que los juegan, pero también de los que quisieran jugarlos, lo sepan o no. De todos, pues.


Wii


Escuchando una conversación entre gamers: “el Wii es el videojuego para la gente que no jugaba videojuegos”. El gamer con dos décadas en el medio lo dice con condescendencia, tolera al Wii pero le incomoda en la medida en que lo despoja de su singularidad.

Si, como pretende Nintendo, el control inalámbrico del Wii llega a manos de, o al menos es deseado por, cualquier adulto que trabaje, tenga sexo y pague impuestos, jugar videojuegos será tan poco distintivo como trabajar, tener sexo o pagar impuestos.

Hay anuncios del Wii protagonizados por adolescentes, pero lo novedoso son los otros, los que muestran oficinistas y ancianos deseosos de jugar.

La consola aparece poco en los anuncios, tiene prioridad su logo que surge como runa que ofrece la salvación a esos adultos: una invitación a jugar que es socialmente aceptada aunque no conlleve deporte o flirteo. “Lo sabemos, quieres jugar. Está bien. Todos lo queremos”.


Facebook


Uno de los detalles que ha disparado el éxito de Facebook ha sido el lanzamiento de Facebook Plataform el mayo pasado, que permite a cualquier programador ajeno a la empresa crear nuevas funciones para los usuarios. ¿Y qué ha hecho la gente con esta opción? Jugar.

En algún momento tuve cuentas en MySpace y Fotolog, pero la interacción que propiciaban estos sitios me aburría y pasaba días sin visitarlos. Las relaciones en Facebook son diferentes, se parecen más a un recreo en la primaria.

Hay chismógrafo (“Are you interested in me?”), se puede jugar a la casita (“My room”) o los monstruos (ser un vampiro y convertir a los demás). Todo es elemental, muy lejos de los Sims o Second Life, pero ha atraído a muchos que no hubieran invertido tiempo en esas elaboradas vidas alternas.

Wii y Facebook no son, ni por asomo, la versión más acabada de esta tendencia, apenas son síntomas. Las industrias del entretenimiento y la socialización suelen crear necesidades, en ello está uno de sus mecanismos de conservación y crecimiento, pero me parece que en este caso no han creado una necesidad: la encontraron. Un vacío en la experiencia del adulto que no había sido explotado.


El juego en el mundo adulto


Como invenciones culturales, la infancia y la adolescencia proveyeron al niño de un nicho libre de responsabilidades mayores, donde y durante el cual podían jugar e instruirse.

Esa tregua con los pequeños permitió a la civilización prescindir de los oficios, formar un mundo de profesionales y técnicos, así como acelerar la creación de comodidades que se convierten en nuevas necesidades. Este tipo de civilización vedó al adulto su acceso a lo lúdico y lo educativo.

El individuo productivo no tiene tiempo para jugar o aprender, sólo para entretenerse: hacer una pausa en lo que llega la hora de dormir, en lo que llega el lunes.

Aunque en las últimas dos décadas se haya hablado mucho de educación continua, no se han creado esquemas que cedan tiempo para practicarla. El juego no esperó a que le dieran permiso y se abrió paso en el mundo adulto.

9/28/2007

la biblioteca de lucien


The Jessamy Brides, Virginia Woolf


The Jessamy Brides es una historia que sólo existió en la cabeza de Virginia Woolf durante algunos días de 1927. Era una fantasía sobre dos chicas que desde lo alto de una torre podían contemplar todo el mundo y diferentes tiempos.

Como Las olas, cuyo primer bosquejo no involucraba al mar, sino a unas polillas que entraban por la ventana al cuarto de Virginia, esas Novias de Jessamy se transformaron en Orlando, la criatura andrógina de larga vida inspirada en Vita Sackville-West (o la carta de amor más larga que se haya escrito, según Borges).

Con ello, la historia de las jóvenes vigías desapareció para siempre. Sabemos lo que pudo haber sido por lo que Woolf escribió en su diario en esa época.

Pero en cierta forma esa historia existió, incluso fue un texto invaluable durante los noventa. Al menos para mí.

Pensando que The Jessamy Brides era un libro independiente y terminado, no el gérmen de Orlando, y habiendo quedado fascinado por los apuntes de esa historia que aparecen en los diarios de Woolf, me di a la tarea de buscarlo en diversas recopilaciones, sitios web, foros y bibliotecas.

Cuando descubrí que no estaba incluido ni en sus Relatos Completos comencé a sospechar que estaba cazando un fantasma. Como uno es de luces muy cortas, eso ocurrió años después de haber leído el diario.


Two Figures by a Lake, Briony Tallis


Si preguntan a alguien que haya leído con atención Atonement, la novela de Ian McEwan, qué se cuenta en Two Figures by a Lake, cómo es ese relato, el interrogado podrá darles varios detalles, incluso decirles el estilo que posee, a pesar de que no está escrito en ningún lado.

Entre las dos pastas de Atonement caben varios niveles de ficción y diversos registros, pero su mejor toque, por inexistente, es Two Figures by a Lake.

Se trata de una novella escrita por Briony Tallis (protagonista de la novela), donde refiere el día en que se le concedió un atisbo del mundo de los otros. Que es también el día en que ella arruinó varias vidas, pero eso lo averigua el lector gracias a los demás capítulos de Atonement.

El lector sabe lo que Briony sentía y sabía a esa edad, que escribió esa historia y la envió a una revista literaria para que consideraran su publicación.

Además, por la carta que recibe de la editora, sabemos que ese texto de juventud es un monólogo interior y que la autora posee un talento inusual para su edad. Viendo las ambiciones de la chica, la editora le recomienda leer a Virginia Woolf y Henri Bergson.

La única línea de ese borrador que aparece como tal bien podría haber salido de una obra de Woolf: “the leonine yellow of high summer” (el amarillo leonado del alto verano).


La biblioteca de Lucien en The Sandman


En The Sandman (el cómic escrito por Neil Gaiman durante los ochenta y noventa) había un personaje, Lucien, que tenía bajo su custodia todos los libros soñados por los mortales, incluidos los que nunca fueron escritos.

Ahí aparecían títulos como Love Can Be Murder de Raymond Chandler, The Conscience of Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle y Alice’s Journey Behind the Moon de Lewis Carroll. Otros de los volúmenes preservados por Lucien eran sueños dentro de sueños: libros apócrifos citados en obras que sí habían sido escritas. Apócrifos para nuestro mundo de vigilia, no para Lucien. Imagino que su biblioteca cuenta con un par de buenos ejemplares de The Jessamy Brides y Two Figures by the Lake.

Intenté averiguar para esta nota la fecha exacta en que Virginia Woolf escribió en su diario sobre The Jessamy Brides. Al hurgar en mi librero descubrí que de los tres tomos que tengo de sus diarios, el único que he perdido es el que incluye las entradas de 1927.

Comencé a dudar de la anécdota. También de la fecha. En este momento ese tomo bien podría estar en la biblioteca de Lucien.

9/26/2007

la boa de ute lemper

Lo que dijo Ute Lemper de su propio atuendo, anoche en el teatro de la ciudad.

Esta boa perteneció a Marlene Dietrich, es antigua, olorosa... llegó hasta Angela Merkel, quien en una conferencia de las Naciones Unidas la regaló Condoleezza Rice, quien decía mucha mierda todo el día, pero por las noches se movía como una gata al ponerse la boa.

Cuando Condoleezza se aburrió de la boa dijo: "dejemos que una demócrata la use, sí" y se la pasó a Hillary Clinton, quien decía cosas lindas todo el día, pero por las noches se veía estúpida al ponerse la boa.

Así que la botó. La boa terminó en el mercado negro. Cruzó la frontera. La encontré en un mercado de Monterrey ayer.

¿La quieres? Déjamela sólo cinco minutos, la necesito esta noche.