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5/25/2006

the taste of tea


Finalmente encontré una página donde conservan el trailer de The Taste of Tea.

Lo de Katsuhito Ishii era el anime (hizo la secuencia de Kill Bill I) y cierto cine no animado que parece anime, pero de repente le pegó la gana filmar "la historia de una familia, pero sin tragedias". Claro que la mentada familia no le salió muy común que digamos.

Si el chico que la hace del tío Ayano les parece conocido es porque se trata de Tadanobu Asano (Zatoichi, Ichi the Killer, Last Life in the Universe), "el Johnny Depp japonés".

5/18/2006

the proposition


El hotel se llama Banyon, así que supondremos que el pueblo se llama igual. Aunque llamarlo pueblo es hacerle un favor. Son un puñado de casas en la planicie australiana hacia 1880, donde los vivos, rodeados de moscas y con la ropa llena de bichos, mal se distinguen de los muertos. Esta miseria contrasta con el lujo del paisaje: lentos crepúsculos que abarcan todo el horizonte, noches donde las estrellas son iluminación suficiente para el viajero.

Todo empeño en esa tierra parece cosa de necios, pero el capitán Stanley tiene un plan para civilizar el lugar. Debe detener a Arthur Burns, un hombre brutal (pero de ninguna manera un bruto) que se esconde en las cuevas. Y piensa encargarle el trabajito a Charlie, el hermano de Arthur. La carnada: Mike, el menor de los Burns, morirá si Charlie no cumple.

Una premisa sencilla para una película magnífica. Nick Cave (que además del guion escribió la banda sonora) y el director John Hillcoat colaboraban desde 1988, pero hasta el año pasado encontraron un proyecto donde encajaban perfectamente sus estilos. Vamos, si podría ser otra de las Murder Ballads. Mención especial para John Hurt como el caza recompensas Jellon Lamb, su mejor papel desde The Hit.

thepropositionfilm.com
apple.com/trailers/

5/02/2006

en construcción (josé luis guerín, 2001)

No creo que el carecer de narrador lo haga un documental más objetivo. Eso no existe, ni quién lo eche en falta. Pero es que incluso en las películas "de ficción" se agradece ese recurso: la ausencia de explicaciones gratuitas, que para eso tenemos las imágenes y las acciones. Lo sabe Wong Kar Wai y lo sabe Jarmusch.

Guerín espió durante tres años la demolición del barrio barcelonés El Chino, así como la posterior construcción de un moderno edificio de departamentos, y de esa prolongada exposición al cambio rescató momentos hermosos.

La gente que sigue su rutina entre grúas y poleas, como si nada ocurriera. El descubrimiento de esqueletos del siglo VI bajo los viejos cimientos: "que vives encima de los muertos y no te enteras".

La noche en que cada piso tuvo encendida una televisión, para ver la misma película sobre el antiguo Egipto. Y al día siguiente todos, adorables, hablaban como si hubieran estado presentes en la edificación de las pirámides.

El viejo que se lamenta de "los que se comen las uvas solas, estando tan bueno el vino", el otro que levanta cachivaches para presumirlos en el bar.

Los juegos de sombras en el edificio de enfrente. La pareja de junkies que pasan de la habitación a los escombros y de los escombros a la calle, sin dejar de reír por ello. Todo parece banal pero nada sobra. Como en la vida, dijo el otro.

La película tiene cinco años, pero recién se estrenó en Monterrey. Estará en la Cineteca hasta el próximo jueves.

4/24/2006

the squid and the whale (noah baumbach, 2005)

Aunque la hayas estado esperando, The Squid and the Whale podría pasar sin que lo notaras.

Le pusieron un título olvidable (Historias de familia), en Monterrey la exhiben en una sola sala y las sinopsis hacen que parezca remake de Kramer vs Kramer. Bueno, sí, es sobre la separación de un matrimonio, pero es mucho más rica que eso.

Cuando le preguntaron a Tarantino en qué se distinguiría Kill Bill de sus otras películas dio una respuesta muy sencilla: cuando los personajes de Pulp Fiction van al cine, lo que ven son películas como Kill Bill. Los personajes de The Squid and the Whale viven un mundo donde The Royal Tenenbaums sería la telenovela de moda.

Abundan los pequeños absurdos domésticos. También desplantes egoístas que, debiendo producir pena, casi dan ternura.

El premio se lo lleva el chico que presenta en un concurso escolar “Hey You”, la de Pink Floyd, como composición propia. Y los diálogos entre Frank y su padre:

—¿Qué es un filisteo?
—Alguien que no lee y tampoco le gustan las películas interesantes.
—Entonces quiero ser un filisteo.

Para la trivia: Anna Paquin sale como interés romántico de Jeff Daniels. Hace una década ella salía de su hija en Fly Away Home.

9/20/2005

2046 (wong-kar wai, 2004)

En el Hong Kong de los años sesenta, el Sr. Chow (Tony Leung) alquila una de las estrechas habitaciones del Oriental Hotel. Su interés estaba en la huésped del cuarto 2046, pero deberá resignarse a ocupar el 2047.

Y aunque el hotel ha conocido tiempos mejores, la decrepitud de los cuartos y los largos pasillos es desmentida por los intensos colores del mobiliario, por la elegancia con que sus moradores despiden volutas de humo, por lances amorosos que hacen temblar las paredes, y por el suntuoso vestuario de Bai Ling, la recién llegada. Como si una vida diferente, cálida y enervante, se asomara entre las ruinas.

Lo mismo que ocurre con Chow: debajo de esa expresión de seguridad y sus maneras infalibles, este autor de cuentos eróticos desea y extraña más de lo que le conviene. Y libera parte de ese deseo escribiendo una novela futurista, donde un joven japonés, su doble, aborda un tren que parece jamás llegará a su destino:

Todos los que van a 2046 tienen la misma intención, recobrar sus recuerdos. Porque en 2046 nunca cambia nada. Pero desconocemos si eso es cierto, porque nadie ha regresado jamás.

El octavo largometraje de Wong Kar-wai, filmado al mismo tiempo y con el mismo equipo que In The Mood for Love (2000), tardó cuatro años más en estrenarse, en parte por la costumbre del director de trabajar a su ritmo, pero también por los efectos especiales que hubo que agregar para las escenas futuristas. Dichas escenas funcionan como variaciones del tema principal, la vida amorosa de Chow.

Del amor lo que interesa a Kar-wai es su proximidad indecisa, su fin o su prolongación como recuerdo, no su realización. Si en su anterior film veíamos a Chow engañándose, conteniéndose, sólo para lamentarlo amargamente años después, ahora lo encontramos con una actitud más mundana, incluso atrevido, pero eso tampoco le salvará.

Como el mismo personaje dice, no basta con dos personas que se deseen mutuamente, pues si se encuentran en un momento poco propicio, demasiado pronto o demasiado tarde, estarán perdidos. Lo cual no impide que algunas de las escenas que marcan a fuego la película sean las que Tony Leung y Zhang Ziyi (Hero, House of Flying Daggers) comparten en la cama.

2046 tiene todo el estilo de su autor, con vestuario y diseño preciosistas, magistral trabajo de cámara de Christopher Doyle (quién se hartó del método Kar-wai con esta película y no piensa volver a trabajar con él) y una banda sonora en la que Nat King Cole y Connie Francis suenan hipnóticos.

Si el hechizo de 2046 no es perfecto se debe a que Kar-wai incurre en una falta que parecía imposible en él, sobre todo a estas alturas: poca decisión a la hora de eliminar escenas y diálogos en la edición final.

Si consideramos que su método consiste en filmar sin guión y consentir las improvisaciones, las decisiones que toma en la sala de edición son más determinantes que en otros directores.

Y en casos anteriores habían sido muy acertadas, consiguiendo filmes compactos, a los que no podías quitar ni una línea. Películas en los que no se hablaba innecesariamente, dejando que las imágenes guiaran la narración.

2046 ha resultado muy larga (más de dos horas; él que afirmaba que hora y media eran lo ideal para el cine contemporáneo), con varias explicaciones innecesarias que la despojan de su misterio.

A pesar de ese tropiezo, la fuerza de sus imágenes y la parte esencial de su historia la convierten en una experiencia fílmica imprescindible.

Guión y dirección: Wong Kar-wai. Fotografía: Christopher Doyle, Lai Yiu Fai y Kwan Pun Leung. Música: Peer Rabin y Shigeru Umebayashi. Con Tony Leung, Zhang Ziyi, Faye Wong, Maggie Cheung y Carina Lau. China, 2004. Cantonés, mandarín y japonés, 129 minutos.

Apareció en Sonitus Noctis No. 13 (Septiembre 2005).

9/09/2005

howl

En serio, lo siento Sr. Gilliam. Tantos años esperándolo y ahora tendré que hacerlo esperar un poco más. Usted entenderá, hay prioridades. Howl's Moving Castle llega hoy a veinte salas de Monterrey.

8/20/2005

keep passing the open windows

¿De dónde viene esa frase?

Está en una canción de Queen y en El Hotel New Hampshire

Si ponen esa expresión entre comillas y la colocan en la casilla de Google (y Google se ha convertido en la nueva Enciclopeda Espasa-Calpe) darán seguramente con una canción de Queen, pero no es por la canción que recuerdo esa frase, sino por la película El Hotel New Hampshire.

Había ahí una historia que contaba un personaje, sobre un payaso que encuentra una ventana abierta y en lugar de seguir de largo escoge saltar por ella. Por eso "keep passing the open windows" era una advertencia frecuente entre los propietarios del hotel.

Los Future Bible Heroes, como cabía esperar de un tipo como Merritt, tienen una canción llamada "Find an Open Window".

Al parecer viene de Faulkner

En los featurettes del DVD de Secret Window los actores y el director aparecen hablando sobre el significado del título, y de repente, sentado en una silla de locaciones en un día bonito y soleado, Timothy Hutton suelta de dónde salió esa línea originalmente:

There is a great line in a Faulkner book, where he says keep passing the open windows, because you can make a choice to go trough one of them, but you really don't know until you are on the other side where it takes you.

El libro, al parecer, es Mientras agonizo, que comencé a leer cuando estaba en la facultad, pero lo abandoné a las pocas páginas a causa de la infumable traducción (como ocurre en un pueblito gringo el traductor se esmeró buscando coloquialismos domingueros, para que sonrara a gente-sencilla-de-rancho). En Gandhi tenían hasta hace poco una edición muy mona, de Vintage, le daré una segunda oportunidad.

7/02/2005

last life in the universe (pen-ek ratanaruang)

Kenji: Yo no lo haría por la misma razón que los demás. Por problemas de dinero. Un corazón roto. Yo no. Algunos libros dicen que la muerte relaja… No hay por qué seguirle el ritmo al resto del mundo. No más e-mails. No más teléfono. Será como si tomara una siesta, para despertar fresco y listo. Iniciar una nueva vida.

Si Charlie Kaufman nos está acostumbrando a seguir la carrera no de un actor o de un director, sino de un guionista, otro tanto está pasando con la fotografía de Christopher Doyle. El australiano ha encontrado en el cine oriental el mejor vehículo para su estética, de austera belleza y habitaciones que se mimetizan con el ánimo de los personajes. Ha sido el fotógrafo de cabecera de Wong Kar Wai (In the Mood for Love, Happy Together, incluso lo acompañó en el video para "Six Days" de DJ Shadow), recibió inmejorables críticas por su trabajo en Hero (Zhang Yimou, 2002) y este año cruzará el Pacífico para la nueva de Shyamalan.

El tailandés Ratanaruang ha comentado que su primer motivo para escribir y dirigir Last Life in the Universe fue reunir a Doyle con el actor japonés Tadanobu Asano (Zatoichi, Ichi the Killer) y Takashi Miike, si bien este último sólo hace de amuleto en el filme, con una breve aparición al final. Ubicada en el Bangkok contemporáneo, Last Life… relata el encuentro entre Kenji (Tadanobu) y Noi (la debutante Sinitta Boonyasak), polos opuestos reunidos por un par de tragedias.

Él es un japonés que lleva una existencia obsesivamente metódica y ha reducido al mínimo su contacto con el mundo. Es bibliotecario en una dependencia cultural japonesa, así que ni siquiera se ha molestado en aprender tailandés. Fantasea con suicidarse, pero no por desamor, ni para llamar la atención. Sencillamente quiere desaparecer, quizá así pueda pasar a otro lugar y sentir verdadera dicha. Ella vive en una casa de playa que alguna vez fue confortable, pero ahora todo está patas arriba y a Noi no parece importarle. Consume el tiempo fumando, viendo TV, recibiendo amenazas de su antigua pareja y escuchando cintas para aprender japonés, pues planea dejarlo todo y comenzar de nuevo en Osaka. La ciudad de donde vino Kenji.

El título no aparece en pantalla hasta pasada la primera media hora, y a lo largo del filme se dejan caer varias señales para establecer complicidad con el espectador, como el póster de Ichi the Killer en la biblioteca o ver a Miike encarnando a un yakuza. La película tiene un ritmo pausado, sedante, interrumpido en contadas ocasiones por violentos exabruptos, en otras por secuencias alucinatorias, todo adecuadamente acompañado por la música ambiental de Small Room.

Sabemos que en la casa que compartían Noi y su hermana Nid, ambas jóvenes, no hay padres. Y que Kenji lleva en la espalda el mismo tatuaje que su hermano el mafioso. Pero de ese pasado poco se dice, Ratanaruang comprende la importancia del secreto. Como en la citada In the Mood for Love, esta también es una historia en la que cuenta más lo que no se dice. Al final bastará ver un objeto, colocado en el lugar adecuado, para saber cuál ha sido el desenlace de esta recomendable pieza de cine thai.

Dirección: Pen-Ek Ratanaruang. // Guión: Pen-Ek Ratanaruang y Prabda Yoon. // Fotografía: Christopher Doyle. // Música: Small Room. Con Tadanobu Asano, Sinitta Boonyasak, Laila Boonyasak, Yutaka Matsushige y Takashi Miike. // Tailandés/japonés/inglés. 112 mins.

Apareció en Sonitus Noctis No. 12 (Julio 2005)

6/15/2005

scary doll

Una página de animaciones en flash que me recomendaron hace poco. Algo le ponen al agua en Rusia. Bueno, más bien es que prefieren el vodka al agua. Scary Doll

5/09/2005

caballos salvajes (marcelo piñeyro, 1995)


La Feria Internacional del Libro Monterrey en los noventa


Cosas irrecuperables de la FIL en esos años:

1. Coincidía con la convención de comics, lo cual llevaba otakus a la feria y lectores a la convención.

2. Como entonces no había distribución regular de Siruela y Valdemar, el stand que tenía esas editoriales parecía mágico. El único otro lugar donde se ha visto la colección El Ojo sin Párpado enterita es el consultorio de un alergólogo en Simón Bolívar.

3. La película sorpresa del ciclo de cine.

El ciclo era bastante bueno, pero presentaba películas que ya habían pasado en el cine Plaza Monterrey o en los cineclubes. El verdadero gancho era la función sorpresa, una por año, en la que el dedicado programador ponía algo que no se había visto nunca en la ciudad, y como todos confiábamos en el buen tino del tipo llenábamos la sala esa noche.

Ahí se vió por primera vez Heavenly Creatures (que llegaría a los cines tres años después, cuando las salas estaban desesperadas por mostrar cualquier cosa con Kate Winslet tras el éxito de Titanic), también Pequeños milagros de Subiela, un par de años antes de que llegara con la muestra internacional.

Ahora que las vemos en perspectiva, resulta que el tema común de esas "películas sorpresa" era la evasión, historias donde los personajes abandonaban el mundo ordinario para refugiarse en uno de invención propia. Quizá el programador y nosotros teníamos las mismas broncas, o era sencillamente que en los noventa nadie las tenía todas consigo.


Caballos Salvajes, película argentina

La que se me pasó (seguramente por estar babeando ante los títulos de El Ojo sin Párpado) fue Caballos Salvajes. Debió ser en la feria del 96 ó 97.

Claro que todo mundo salió encantado con ella y me platicaron pedacitos aquí y allá, y nunca tuve la oportunidad de verla. Ni en video, ni por cable, por ningún lado. Hasta el viernes pasado.

Annie y yo veíamos videos musicales en televisión y de repente salió el anuncio: Caballos Salvajes, la noche del viernes. Salimos, cenamos y regresamos justo a tiempo para verla.

Un viejo entra a un banco a reclamar el dinero que le esquilmaron, si no se lo dan se pegará un tiro. El empleado del banco busca a la carrera en los cajones de un escritorio y encuentra mucho más dinero del que debería haber ahí. El viejo no es ladrón ni secuestrador, el chico no es víctima pues lo acompaña voluntariamente.

Ya no pueden volver atrás, hay que huir. Y así lo harán durante la siguiente hora y media, con música de Andrés Calamaro de fondo (incluso se escucha "Sin Documentos").

Está facilona, un poco floja al final, pero los personajes están buenos. Para películas argentinas de fuga me quedo con Tan de repente, pero Caballos Salvajes era una de las asignaturas pendientes de mi adolescencia.

A propósito de fugas, al día siguiente encontré Badlands en un botadero de Saharis.

5/03/2005

un maratón de terror

Este sábado tuvimos maratón de viejas películas de terror.

The Last Man on Earth (1964)

Con Vincent Price. Una aceptable adaptación de I Am Lengend, la novela de Richard Matheson sobre el último ser humano en un mundo de vampiros.

Sabemos que tratándose de adaptaciones no se debe pedir una absoluta fidelidad al libro, y esta película no la busca, pero recrea la sensación de soledad y frustración del texto (publicado en español por Minotauro; está muy mona la edición en inglés de Orb Books).

Carnival of Souls (1962)

De ésta ya han escrito muchos, hasta Jelinek.

Sólo mencionemos que está llena de arquetipos que siguen siendo caros al cine de terror , como el parque de diversiones abandonado, el único sobreviviente de un accidente, etc.

Invisible Ghost (1941)

La que el mundo ha olvidado, y motivos no le faltan, es Invisible Ghost.

A Bela Lugosi lo abandonó su esposa, pero él sigue celebrando sus aniversarios frente a una silla vacía. Lo que no sabe es que su esposa no escapó, sino que vive escondida en el sótano de la casa, y ocasionalmente deambula por los pasillos.

Cada vez que él la ve piensa que se trata de una aparición, enloquece y asesina a alguien, para después olvidarlo todo.

La hija de ambos está enamorada de un hombre que es extorsionado por una empleada de la casa (tuvieron un amorío años atrás), y cuando este yerno en ciernes es asesinado llega su hermano gemelo (había que economizar en reparto) a ajustar cuentas.

Las otras dos son clásicas, seguramente tendrán en sus vidas varias oportunidades de verlas. Invisible Ghost no la dejen pasar por divertida.

3/21/2005

fanny y alexander

En la adolescencia, las películas se volvían míticas cuando las pescaba de madrugada, sin saber sus títulos, y luego no podía volver a saber de ellas por ningún medio.

En la infancia, eran las que esperaba junto con mamá y luego me queda dormido sin ver la última mitad, así que ella me las contaba a la mañana siguiente.

En esa categoría estuvieron Cuatro moscas sobre el terciopelo gris, Enemigo Mío (aunque ahora se retracte, a la que le gustaban las de terror y CF era a ella y me lo pegó) y, especialmente, Fanny y Alexander.

La pasaron muy noche, en Imevisión, dividida en dos partes en dos días seguidos. Entonces era raro que una película reciente llegara a la televisión, así que la anunciaron con bombo y platillo y ahí estábamos esperándola desde una hora antes.

Claro que los dos días me quedé dormido y mamá me la contó mientras desayunaba para ir a la escuela. Tenía muchos de los detalles que apreciaba entonces y sigo apreciando ahora, mundos particulares, áticos, antigüedades, disfraces y marionetas. Sigo sin verla.

La tenían en venta en Gandhi la semana pasada, pero estaba algo cara y preferí The Sweet Hereafter (hasta ahora descubrí que una de las canciones que canta Sarah Polley es de Jane Siberry).

Es bueno guardar algunos pendientes por años, que provoquen expectación.

3/10/2005

immortel (enki bilal)

Enki Bilal (Belgrado, 1951) es un autor de culto de la bande dessinée desde los años setenta, pero se ha distinguido por su interés por otros medios. En sus trabajos al lado del guionista Pierre Christin combinó la tira cómica con la fotografía (una técnica que alcanzaría sus mejores momentos con Dave McKean) y también ha diseñado escenarios, vestuario y pósters de opera, teatro y cine. Debutó como director cinematográfico con Bunker Palace Hotel (1989), a la que siguió Tykho Moon (1997) y hasta 2004 pudo llevar a la pantalla una de sus propias novelas gráficas. Immortel (ad vitam) es la adaptación de La Foire aux immortels (1980) y La Femme piège (1986), las dos primeras partes de la Trilogía de Nikopol. La última entrega, Froid équateur (1992), no ha sido considerada en el guión y podría dar lugar a una película más.

Junto a Sky Captain (Kerry Conran, 2004), Immortel es de las primeras en utilizar exclusivamente escenarios digitales, incluso los personajes secundarios son imágenes generadas por computadora. No se ven tan realistas como los de otras superproducciones, pero esa deficiencia se ve compensada por la buena sincronía de sus acciones con las de los protagonistas. Además, estos actores CGI representan a una humanidad donde las alteraciones genéticas y los órganos protésicos son la norma, así que su artificialidad no está fuera de lugar.

La historia se desarrolla en la Nueva York del año 2095, donde se conserva la apariencia de un gobierno democrático pero el verdadero poder lo detenta Eugenics, empresa responsable de las alteraciones anatómicas de los ciudadanos. Se sabe que treinta años atrás hubo una revuelta civil contra Eugenics dirigida por Alcide Nikopol (Thomas Kretschmann), quien fue detenido y condenado a suspensión inanimada.

De golpe, la gris cotidianidad de la ciudad se ve rebasada por apariciones fantásticas. Una pirámide egipcia, que hace las veces de transporte para los dioses, flota en los cielos. De ella sale Horus, el dios halcón, a quien sus semejantes han concedido sólo siete días (la duración del latido de un corazón divino) para dejar descendencia en este planeta. Al mismo tiempo, Central Park es sitiado por lo que los noticieros llaman "la intrusión", un campo de fuerza que mantiene esa zona a temperaturas glaciales y fulmina a todo el que pretende entrar. El único enterado de los motivos de dicha intrusión es John, un individuo agonizante con el rostro oculto y procedencia desconocida.

Los agentes que estas fuerzas sobrehumanas han escogido para actuar en la Tierra son el resucitado Nikopol (en quien se encarnará Horus para concebir un semidios) y la protegida de John, una chica de cabello y lágrimas azules llamada Jill (Linda Hardy). Las comparaciones entre Jill y la Leeloo de The Fifth Element (Luc Besson, 1997) están a la orden del día. Podrían justificarse por la influencia de Jean "Moebius" Giraud (leyenda del cómic galo y diseñador de los personajes de The Fifth Element) en Bilal, pero lo cierto es que en La Femme piège el personaje no tiene ese halo de the woman who fell to earth. Lo más probable es que lo haya adquirido para simplificar la trama.

Expuestas las circunstancias y los personajes, Immortel adopta la velocidad de un film de acción, con Nikopol y Jill escapando de las trampas de Eugenics, apoyados por la Dra. Turner (Charlotte Rampling, todavía bella a los sesenta), y tiene sus momentos cómicos en las discusiones de Nikopol con el insufrible Horus. Hacia el último tercio de la película, las relaciones de poder en la ciudad pierden importancia, pues como advierte John a la Dra. Turner "las cosas han pasado a otro nivel".

Immortel no oculta sus deudas con Blade Runner (Ridley Scott, 1982) y Brazil (Terry Gilliam, 1985), tomando el aire de film-noir tecnificado de la primera y el humor negro de la segunda, como tampoco oculta que su objetivo es la taquilla internacional: está hablada en inglés, con reparto multinacional. En resumen, es buen cine de aventuras ambientado en la distopía característica de la CF cyberpunk y post-cyberpunk, adaptado y dirigido por uno de los artistas gráficos que mejor conoce ese terreno, sólo que esta vez dirigiendo sus esfuerzos al gran público.

Guión y dirección: Enki Bilal. Fotografía: Pascal Gennesseaux. Música de Goran Vejvoda Sigur Rós y otros. Con Linda Hardy, Thomas Kretschmann y Charlotte Rampling. Francia/Reino Unido/Italia, 2004. Inglés, 102 min.

Apareció en Sonitus Noctis No. 9 (Marzo 2005)

1/11/2005

ahab


Look ye, Starbuck, all visible objects are but as pasteboard masks. Some inscrutable yet reasoning thing puts forth the molding of their features. The white whale tasks me; he heaps me. Yet he is but a mask. 'Tis the thing behind the mask I chiefly hate; the malignant thing that has plagued mankind since time began; the thing that maws and mutilates our race, not killing us outright but letting us live on, with half a heart and half a lung.

Nos lamentamos de que nunca se haya filmado aquella Dune de Jodorowsky, con diseños de Giger, Salvador Dalí como el emperador y música de Pink Floyd. Era demasiado bueno para ser verdad, así que nunca lo fue. Pero el Moby Dick de 1956 sí existe y no se queda muy atrás.

La novela de Melville, dirigida por John Huston con guión de Ray Bradbury. Y Gregory Peck dando un Capitán Ahab cabronsísimo.

10/03/2004

the color of pomegranate

Si me preguntaban por mi video favorito no tenía que pensarlo ni un momento: "God is God" de Juno Reactor.

Sólo lo había visto dos veces, cuando MTV transmitía el programa Ozono (en esa época en la que podías ver videos de Juno Reactor y Autechre en MTV) y no tuve oportunidad de grabarlo.

No fue hasta hace unos meses cuando volví a verlo, primero en Launch y luego en un disco que me regaló Suza.

Es un video de personajes en trance, repitiendo acciones rítmicamente. Decorados y atuendos bizantinos, motivos religiosos, filmado con esos colores intensos del cine de los sesenta o setenta.

Esta noche descubrí que sí, son fragmentos de una película de 1969, The Color of Pomegranate de Sergei Paradjanov, sobre la vida del poeta armenio Sayat Nova (1712-1795).

9/23/2004

aldea

Todos los critiquillos flojos hundieron al Shyamalan por la misma razón: usar de nuevo ese twist al final de la historia. ¿De verdad no sabíamos que lo haría de nuevo? ¿A poco no nos gustaron Sexto sentido, El protegido y Señales, que tenían ese tipo de final? Echarle la culpa a ese recurso es tan bobo como quejarse de que en las películas de Hitchcock el protagonista siempre fuera un hijo de vecina, en lugar de un detective o un matón profesional.

Si The Village no deja la misma satisfacción que sus películas anteriores es porque esta vez la última vuelta que da la historia desemboca en el mundo común y corriente, el de todos los días. Cuando llegas a casa no temes ver debajo de la cama, ni te pone nervioso ver una puerta abierta en la noche. Los personajes, la ambientación y la estructura son tan interesantes como en toda su filmografía, pero nosotros queríamos un cuento de miedo y no nos lo dieron. Eso es todo.