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6/22/2008

tony millionaire - sock monkey / maakies

"Es como si John Tenniel y Robert Crumb dieran una fiesta en el mar, con Herman Melville sirviendo el whisky”. Algo así escribí en un foro para referirme a las historias de Tony Millionaire (hasta la fecha él insiste en que es su nombre real), pero ahora me parece una comparación muy sosa.

Tony no se formó con comics del underground, ni con ilustradores británicos: su referente son, sencillamente, las tiras cómicas que leía de niño. Por eso el aire arcaico de sus escenarios. Y no es al autor de Moby Dick, sino a Patrick O’Brian a quien ha arrebatado toda la jerga náutica de sus personajes.

Hasta ahí las comparaciones. ¿Qué es lo que hace Tony partiendo de semejantes influencias? Pues son las aventuras de un cuervo alcohólico y suicida, acompañado por un simio demente. Y aunque Drinky Crow y Uncle Gabby (pues tales son sus nombres) han obtenido mayor reconocimiento como tira cómica, su creador los ha hecho transitar por todo tipo de formatos y frente a toda clase de públicos, desde libros para niños pequeños hasta animaciones para transmitir a altas horas de la noche.

Sigamos al cuervo y al chango no cronológicamente, sino por orden de corrupción.


Sock Monkey: a Children's Book


En Sock Monkey: a children’s book ambos son monigotes de trapo que cobran vida cuando no son vistos, como si se tratara de The Velveteen Rabbit, o la canción de Cri-Cri. No son el trabajo más elegante del mundo, pero han sido cosidos con cariño por una abuela para su nieto.

En este punto no hay ni rastro de ironía: la vida es idílica, el dibujo naturalista y en los estanques viven hadas amables a las que los protagonistas prestan ayuda.


The Adventures of Tony Millionaire’s Sock Monkey


La siguiente escala sería The Adventures of Tony Millionaire’s Sock Monkey, una serie de novelas gráficas. El cuervo y el simio siguen siendo de trapo, pero ahora tienen intrigas que involucran a las variadas alimañas y juguetes que habitan en esa casa, la cual siempre conserva el estilo, si bien cambia de fachada y muebles, pues es destruida o incendiada periódicamente por los protagonistas.

Su dueño infantil ya no disfruta tanto de su presencia, y cuando escucha a los monigotes alcoholizados (“¡Una perla líquida!” llama el Sr. Cuervo al licor cuando lo descubre por accidente), canturreando temas de taberna, se lamenta diciendo “otra vez los juguetes están cantando esas sucias canciones”.

Para darnos idea de cómo ha cambiado su mundo en este punto, digamos que siguen existiendo las hadas, pero ahora son invocadas con métodos alternativos. A un azulejo ladrón que se negaba a creer en ellas se le realiza una trepanación y se le dan a beber jugos misteriosos para pueda verlas (¿quién dijo Machen?).

Aquí las aventuras ya cuentan con elementos náuticos y el lenguaje es un inglés afectado que dice los mayores disparates en la forma más elegante posible.


Maakies


Siguiente estación: Maakies. Se trata de una tira cómica semanal que ha encontrado su sitio en un puñado de publicaciones alrededor del mundo desde hace catorce años.

En Maakies las cosas se salen completamente de madre. Drinky Crow y Uncle Gabby son de carne y hueso, viven en un mundo de marinos borrachos, aguerridos lagartos franceses y mujeres de puerto. Las bromas son escatológicas, absurdas o siniestras.

Parece el final del camino, pero es una vuelta al origen. Drinky Crow nació como un dibujo que Tony hacía en las servilletas de un bar, un pajarraco bebedor siempre presto a reventarse los sesos. Fue el cantinero quien convenció a Millionaire de dar continuidad a esa historia y así ha llegado hasta la televisión.


The Drinky Crow Show


Como animación estos personajes han tenido dos encarnaciones. La primera fue bastante torpe: Maakies, una serie de cortos que tuvo una breve vida en Saturday Night Live. Desde el tema inicial, parecía una copia mediocre de Happy Tree Friends.

Mucho mejor, en animación y apego al espíritu de la tira, es The Drinky Crow Show, serie creada por Eric Kaplan, cuyo programa piloto fue mostrado el año pasado en AdultSwim y contaba con música de They Might Be Giants (John Flansburgh es viejo conocido de Tony).

Como resumen, digamos que Tony Millionaire no se ha esperado a que otros diluyan o exageren su obra. Él solito se ha encargado de que Gabby y Drinky sean de todo y sin medida. Mi recomendación personal es The Adventures of Tony Millionaire’s Sock Monkey, donde las historias son más ingeniosas y el dibujo más complejo, sin renunciar al nonsense que es el sello de la casa. Y aquí les dejo algunos links para ver las animaciones:

Programa piloto de Drinky Crow: Parte 1, Parte 2.

Maakies en SNL: Clam Shack, Mermaid.

5/29/2008

agnes quill: una antología de misterio


Agnes Quill, el personaje que da título al nuevo cómic de Dave Roman, tiene una agenda parecida a la de Hellboy o Adèle Blanc-Sec (fantasmas, partes de cuerpos con vida autónoma y una humanidad subterránea), si bien el guionista Roman no parece tan interesado en el folklore, la literatura de folletín o los contextos históricos definidos como Mignola y Tardi.

De hecho, sus historias ocurren en una ciudad idealizada (Legerdemain, victoriana y steam-punk hasta la punta de las chimeneas) y en un tiempo indeterminado. Sirva una anécdota para explicar su aspecto: en una de las viñetas que cierran este libro, el dibujante Bannister había colocado a Agnes en una biblioteca con un mapa y un globo terráqueo, de los cuales Roman aconsejó borrar cualquier semejanza con la geografía real. Lo de Agnes ocurre en otro lado.

La señorita Quill tiene 16 años y ha quedado huérfana recientemente. Heredó de su abuelo un “castillo” (en realidad una casona en ruinas), una tienda de antigüedades custodiada por el taciturno Sr. Lorik y la capacidad de comunicarse con los muertos, la cual decide explotar trabajando como detective… para los muertos.

En lugar de recurrir al dibujante John Green (su colaborador habitual, con quien realiza la serie Quicken Forbbiden), para esta ocasión Roman invitó a varios ilustradores, muy diferentes entre sí. Ya sea que el autor escribiera historias acordes a cada dibujante, o que ellos tuvieran libertad para adaptar los textos, cada una tiene un tono muy diferente.

Es siniestra, cercana a los comics clásicos de horror, con los trazos de Jason Ho. Sencilla y hasta disneyana con Raina Telgemeier. Detallada y dinámica en las manos de Jeff Zornow. El propio Roman dibuja la última, con un estilo deliberadamente infantilizado e ingenuo, aunque su historia no lo sea tanto.

Como coda aparecen extractos del diario de Agnes, en los cuales hay más detalles de su día a día (escuela, problemas económicos, la lata de vivir rodeada de espíritus irrespetuosos) que sería agradable ver incorporadas en el cómic en volúmenes posteriores, para agregar más dimensiones a la historia, algo que el guionista explotaba con buenos resultados en Quicken Forbidden.

Agnes Quill: An Anthology of Mistery fue publicada por Slave Labor Graphics. Dos de las historias están disponibles en esta dirección.

9/28/2007

la biblioteca de lucien


The Jessamy Brides, Virginia Woolf


The Jessamy Brides es una historia que sólo existió en la cabeza de Virginia Woolf durante algunos días de 1927. Era una fantasía sobre dos chicas que desde lo alto de una torre podían contemplar todo el mundo y diferentes tiempos.

Como Las olas, cuyo primer bosquejo no involucraba al mar, sino a unas polillas que entraban por la ventana al cuarto de Virginia, esas Novias de Jessamy se transformaron en Orlando, la criatura andrógina de larga vida inspirada en Vita Sackville-West (o la carta de amor más larga que se haya escrito, según Borges).

Con ello, la historia de las jóvenes vigías desapareció para siempre. Sabemos lo que pudo haber sido por lo que Woolf escribió en su diario en esa época.

Pero en cierta forma esa historia existió, incluso fue un texto invaluable durante los noventa. Al menos para mí.

Pensando que The Jessamy Brides era un libro independiente y terminado, no el gérmen de Orlando, y habiendo quedado fascinado por los apuntes de esa historia que aparecen en los diarios de Woolf, me di a la tarea de buscarlo en diversas recopilaciones, sitios web, foros y bibliotecas.

Cuando descubrí que no estaba incluido ni en sus Relatos Completos comencé a sospechar que estaba cazando un fantasma. Como uno es de luces muy cortas, eso ocurrió años después de haber leído el diario.


Two Figures by a Lake, Briony Tallis


Si preguntan a alguien que haya leído con atención Atonement, la novela de Ian McEwan, qué se cuenta en Two Figures by a Lake, cómo es ese relato, el interrogado podrá darles varios detalles, incluso decirles el estilo que posee, a pesar de que no está escrito en ningún lado.

Entre las dos pastas de Atonement caben varios niveles de ficción y diversos registros, pero su mejor toque, por inexistente, es Two Figures by a Lake.

Se trata de una novella escrita por Briony Tallis (protagonista de la novela), donde refiere el día en que se le concedió un atisbo del mundo de los otros. Que es también el día en que ella arruinó varias vidas, pero eso lo averigua el lector gracias a los demás capítulos de Atonement.

El lector sabe lo que Briony sentía y sabía a esa edad, que escribió esa historia y la envió a una revista literaria para que consideraran su publicación.

Además, por la carta que recibe de la editora, sabemos que ese texto de juventud es un monólogo interior y que la autora posee un talento inusual para su edad. Viendo las ambiciones de la chica, la editora le recomienda leer a Virginia Woolf y Henri Bergson.

La única línea de ese borrador que aparece como tal bien podría haber salido de una obra de Woolf: “the leonine yellow of high summer” (el amarillo leonado del alto verano).


La biblioteca de Lucien en The Sandman


En The Sandman (el cómic escrito por Neil Gaiman durante los ochenta y noventa) había un personaje, Lucien, que tenía bajo su custodia todos los libros soñados por los mortales, incluidos los que nunca fueron escritos.

Ahí aparecían títulos como Love Can Be Murder de Raymond Chandler, The Conscience of Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle y Alice’s Journey Behind the Moon de Lewis Carroll. Otros de los volúmenes preservados por Lucien eran sueños dentro de sueños: libros apócrifos citados en obras que sí habían sido escritas. Apócrifos para nuestro mundo de vigilia, no para Lucien. Imagino que su biblioteca cuenta con un par de buenos ejemplares de The Jessamy Brides y Two Figures by the Lake.

Intenté averiguar para esta nota la fecha exacta en que Virginia Woolf escribió en su diario sobre The Jessamy Brides. Al hurgar en mi librero descubrí que de los tres tomos que tengo de sus diarios, el único que he perdido es el que incluye las entradas de 1927.

Comencé a dudar de la anécdota. También de la fecha. En este momento ese tomo bien podría estar en la biblioteca de Lucien.

7/16/2007

golem instant lunch

Rabí Hanina y rabí Osa'ia se ocupaban todas las vísperas de sábado con el Libro de la Creación -según una lectura diferente: con las normas (halajot) sobre la creación-, y se fabricaron una ternera a un tercio de su tamaño natural y la consumieron.

Gershom Scholem, La cabala y su simbolismo

11/04/2006

hellblazer no. 221

John Constantine: I know a lot about art, but I don't know what I like.

Nicola White: I'd like a t-shirt with that on it. Could give it to critics at openings.

John Constantine: You should hang around. I'm coming out with gems like that all the time.

10/25/2006

denise mina - hellblazer

Parece que no puedo tomar nada sólo por lo que es. Debe ser, parecer, llegar en el momento indicado y asociado con la persona indicada. El New York Times es uno de los periódicos más respetados del orbe, pero sólo comencé a leerlo (en línea) luego de Corazón tan blanco, donde el narrador hace unas descripciones deliciosas del pranganérrimo placer de pasarse un domingo encerrado en casa leyendo el Times de cabo a rabo, con todos sus suplementos.


Denise Mina y Paddy Meehan


Por leer el Times por culpa de Marías encontré, el pasado mes de julio, una reseña de The Dead Hour, la última novela de Denise Mina, una escritora de thrillers de la que nunca había oído hablar hasta ese día. Como se acostumbra en su gremio, Mina tiene un personaje que protagoniza varias de sus novelas y seguirá haciéndolo, hasta que la pluma aguante.

En su caso se trata de Paddy Meehan, una joven irlandesa que se gana la vida como reportera en la Escocia de los ochenta. Y bueno, sí, ahí se entera de cosas truculentas, y sí, hay asesinatos con bastante morbo, pero lo que parece más sabroso es el modo en que afronta los casos Paddy. No es Mike Hammer pero tampoco el Padre Brown, y lo más seguro es que pueda actuar como los dos en un mismo día. Para todo hay un buen pretexto, el asunto es seguir viva y no perder el empleo.


Hellblazer: The Red Right Hand


Desde la infancia, cuando compraba religiosamente cada martes mi número del Asombroso Hombre Araña, no había vuelto a seguir un cómic con regularidad. Ni siquiera The Sandman, del que nunca llegué a tener una sola serie completa. Las recopilaciones no valen, hablo de acudir a un local cada mes para adquirir un número esperado con ansias de fan. O de alguien que no es fan, pero de todos modos padece accesos de obsesión/compulsión y puede pretender que tienen un objetivo.

Ahora tengo una tienda de comics atravesada en mi camino a casa, y ni siquiera un professional procastinator como su servidor desaprovecharía esta oportunidad. Por el momento ya estoy enganchado con Fell, y, lo que nunca hubiera esperado, con Hellblazer. La razón: hace un mes Hellblazer inició una nueva serie, titulada "The Red Right Hand" (como la canción de Cave; imprescindible el cóver de Giant Sand), escrita por, miren por dónde, Denise Mina.


Hellblazer: Empathy is the Enemy


Esta resultó ser la segunda serie que Mina hace para el personaje de Vertigo. La anterior se titulaba "Empathy is the Enemy", y está directamente enlazada a la historia de "The Red Right Hand".

El asunto va así: un brujo mafufo construye un "motor de empatía", un trebejo que elimina toda barrera entre una conciencia y otra, lo quieran o no las personas ubicadas en la periferia del aparato (que hasta el momento ya ha jodido a todo Glasgow). En terminos bergsonianos, lo que el motor hace es aturdir al "órgano de atención a la vida" y permitir que el todo de cada quién se arrejunte con el todo de los otros. Como ocurría entre los soldaditos de uno de los cuentos de Trurl y Clapaucio , o también con los soldaditos de Forever Peace, de Joe Haldeman (algo así como una versión ñoña y extendidísima del cuento de Lem). Y creo que por ahí iba también el procedimiento que en Evangelion llamaban "la instrumentación", pero nunca tuve la paciencia de anacoreta necesaria para reventarme Evangelion completa.

Sólo que a los escoceses de Hellblazer no les va tan bien como a los soldaditos: en lugar de despertar un entendimiento total, el motor los capacita para recibir, de golpe, los recuerdos más pinches de sus semejantes. La gente comienza a matarse en las calles, Glasgow se reduce a ruinas y queda prácticamente deshabitado. Sólo permanece viva la verdadera basura (como John Constantine) que desde antes tenía una opinión muy poco favorable de sus vecinos.

5/25/2006

the taste of tea


Finalmente encontré una página donde conservan el trailer de The Taste of Tea.

Lo de Katsuhito Ishii era el anime (hizo la secuencia de Kill Bill I) y cierto cine no animado que parece anime, pero de repente le pegó la gana filmar "la historia de una familia, pero sin tragedias". Claro que la mentada familia no le salió muy común que digamos.

Si el chico que la hace del tío Ayano les parece conocido es porque se trata de Tadanobu Asano (Zatoichi, Ichi the Killer, Last Life in the Universe), "el Johnny Depp japonés".

9/09/2005

howl

En serio, lo siento Sr. Gilliam. Tantos años esperándolo y ahora tendré que hacerlo esperar un poco más. Usted entenderá, hay prioridades. Howl's Moving Castle llega hoy a veinte salas de Monterrey.

7/05/2005

francisco tario - algunas noches, algunos fantasmas

La posición marginal de Francisco Tario (1911-1977) en la literatura nada tiene que ver con extravagancias de genio. Sencillamente estaba muy ocupado disfrutando del mundo para hacer "vida de escritor". Gustaba del deporte y llegó a cubrir la portería del Asturias en la primera división de futbol mexicano; fue un cinéfilo empedernido y terminó siendo dueño de tres cines en Acapulco. Arribó a la escritura sólo porque amaba la lectura, lo otro, debatir con intelectuales, comentar su obra o pronunciarse sobre la situación del país, le tenía sin cuidado. En un lugar y tiempo donde se acostumbraba que el oficio de las letras fuera crítico e historicista, Tario prefirió ser universal y desconocido.

Su obra, repartida en diez libros durante mucho tiempo fuera de catálogo, apunta hacia lo velado, el misterio y lo nocturno. Unas veces melancólica, otras irónica, la bibliografía de Tario volvió a llamar la atención con la reciente publicación de sus Cuentos completos (Lectorum, 2004). Esa edición sirvió para ponerlo al alcance de los lectores interesados por su obra, que a falta de reediciones sólo conocían por los artículos que escribían los admiradores del autor. La pequeña selección que hoy nos ocupa persigue otro objetivo, presentarlo a nuevas generaciones, y realmente es la mejor introducción posible.

Algunas noches, algunos fantasmas es una selección de cuentos tomados de La noche, publicado en 1943 por la Antigua Librería Robredo. No se trata del Tario más inquietante, el de "La puerta en el muro" o sus aforismos, sino de uno más accesible y fabulador, que dota de vida consciente a animales domésticos ("La noche de la gallina") y objetos (las noches "del féretro", "del buque náufrago" y "del traje gris"), para que cuenten las angustias que les hacen pasar unos seres humanos siempre frívolos y crueles. Y, en los dos últimos, para que tomen venganza en formas ingeniosas que persiguen una exaltación final, una última caravana que les permita resarcirse de la vida monótona a la que fueron condenados.

Un lugar especial merece "La noche de Margaret Rose", inserta en la tradición de Poe: narrador atribulado y bella heroína trágica, en un mundo de descensos a catacumbas, escaleras de caracol y salas en penumbra. Con sus trances y su aire fantasmal, Margaret Rose es definitivamente una pariente cercana de Berenice y Ligeia.

Completa este volumen "La noche del loco", donde el lector contempla un día, narrado en primera persona, en la vida de un esquizofrénico convencido de que todas las mujeres del mundo están casadas y por ello rechazan sus invitaciones, así que quizá deba que eliminar a un hombre para conseguir una chica libre. O conformarse con las que ya han muerto.

Algunas noches, algunos fantasmas es un libro pequeño (y económico) en el que no hay desperdicio, que abre una ventana al mundo de un autor imprescindible y tristemente olvidado. Querrán volver a la librería por una segunda copia, para regalar al que consideren merecedor, o "perderlo" en la siguiente racha de bookcrossing.

Francisco Tario - Algunas noches, algunos fantasmas. FCE, 2004.

Apareció en Sonitus Noctis No. 12 (Julio 2005).

5/30/2005

gormenghast

La primera noticia que tuve de Gormenghast fue en un artículo sobre The Cure. Se hablaba de las canciones que Robert había escrito a partir de lecturas de adolescencia: al menos tres salieron de Charlotte Sometimes, de Penelope Farmer, y es obvio de dónde viene "Killing an Arab". Junto a ésas se mencionaba que "The Drowning Man" era sobre un personaje de la trilogía Gormenghast de Mervyn Peake.

Luego, en un viejo catálogo de Minotauro me topé uno de los títulos de la trilogía, Titus Groan, publicado a comienzos de los noventa. De Gormenghast y de esa edición en particular no volví a ver más. Esa novela nunca llegó a nuestras librerías y hasta después supe que no se trataba de un gusto curioso de Smith, ni una de esas obras que los de Minotauro se sacaban de la manga, sino uno de los pilares de la fantasía del siglo XX.

Las novedades de Minotauro en los últimos dos años no han sido para echar tiros (ellos, que eran infalibles). Y tampoco esperaba mucho de mi visita dominical a la Porrúa de Las Plazas. Y tómala: Gormenghast apareció en uno de los estantes del fondo. El precio no estaba por las nubes, pero había que esperar al martes de quincena.

La sacaron en noviembre del año pasado. Hoy entré a la página de Minotauro y resulta que ya tienen la trilogía completa: Titus Groan, Gormenghast y Titus solo. Es una cuenta saldada tarde (los libros se escribieron entre el 46 y el 59, y hasta ahora aparecen todos en castellano), pero saldada al fin. Luego les cuento cómo me fue. La otra buena noticia es que con la adaptación cinematográfica de El león, la bruja y el armario están reeditando a gran escala las Crónicas de Narnia.

2/25/2005

will self - cómo viven los muertos

"Cuando mueres te mudas a otra parte de Londres, y eso es todo". Esa fue la explicación que recibió el narrador de "The North London Book of the Dead" de parte de su madre, quien se suponía había sido reducida a cenizas unos días antes en el crematorio de Golders Green. Porque en el imaginario de Will Self (Londres, 1961), la muerte no es muy distinta de la vida. Primero, un difunto agente de bienes raíces te muestra tu nueva casa, luego consigues un empleo. No tiene que ser en una necroempresa: muchos de los dependientes que atienden a los vivos son muertos no identificados. Y si no acabas de entender tu nueva condición, hay cursos para principiantes que podrán ayudarte. Los motivos presentados en ese cuento, incluido en The Quantity Theory of Insanity (Bloomsbury, 1991), son recuperados y ampliados por el autor en la novela Cómo viven los muertos, publicada en el Reino Unido en el año 2000 y traducida al castellano tres años después.

Cómo viven los muertos es el monólogo de Lily Bloom, una anciana americana que agoniza en hospitales londinenses durante el primer tercio del libro. Después viene su mudanza a Dulston, un suburbio para muertos, donde asistirá a las reuniones de un grupo de apoyo (los Personalmente Muertos, con sus doce pasos y doce tradiciones) y obtendrá trabajo en una agencia publicitaria. Además, le endilgan una simpática familia disfuncional: tres fantasmales gordas, formadas por la grasa que tanto luchó por perder en vida, su insufrible hijo, muerto en la infancia, y un litopedión (feto calcificado) con un gran repertorio de canciones de los sesenta y setenta. Con semejante hogar, no es de extañar que el vicio de Lily sea escaparse de su barrio para fisgonear a los vivos.

Suena ingenioso, pero el libro es arruinado por la intención de Self de hacerlo su "novela del siglo", tentación en la que cayeron muchos autores en el ocaso del XX. Tanto en su agonía como en el limbo, Lily dedica todas sus fuerzas a hacer mofa de cada figura pública, de cada hecho histórico y de cada individuo común de los que tuvo noticia. La ironía e incorrección del personaje habrían hecho de ese recuento de calamidades algo interesante, pero las páginas avanzan sin que haya mucho más que esa actitud, sin nada con que contrastarla o confrontarla. Un sermón monótono y gris. Y es tal el exceso de metáforas, aliteraciones y juegos de palabras (algunos de ellos pueriles), que termina por aburrir.

A Will Self se le compara frecuentemente con Burroughs y Ballard. La gran diferencia es que estos dos supieron abrir canales de euforia y plenitud (erótica, lisérgica, lúdica) en los escenarios desconsoladores de su obra. Self, queriendo ser lúgubre y mordaz de tiempo completo, queda como un ingenuo. Si insisten en darle una oportunidad, escojan las distancias cortas: es mucho mejor cuentista que novelista.

Will Self - Cómo viven los muertos. Mondadori. Barcelona, 2003.

Apareció en Sonitus Noctis No. 9 (Marzo 2005)

10/22/2004

pan

Hay una escena en que el espectador descubre lo que podría haber sido todo esto de haber caído en manos de un "artista" como Tim Burton y no en las de un "hábil artesano" como P.J. Hogan. En ella, Peter Pan y Wendy se asoman al estanque de las sirenas y las llaman y éstas se acercan a la orilla y -como suele ocurrir entre los pliegues de los mejores cuentos infantiles- se nos ofrece el rostro oscuro de lo supuestamente luminoso...

...y que ciertos clásicos siguen estando y funcionando mejor entre las páginas de un libro ya amarillento que sobre la pantalla. Y que no hay efecto especial mejor realizado y efectivo que aquel especial afecto que nos produce leer algo para, enseguida, filmarlo a nuestra manera. No en vano, lo más emocionante es cuando, en la oscuridad del cine, oímos aquellos entrañables y perfectos mantras de "todos los niños, menos uno, crecen" o "morir sería una aventura terriblemente formidable". Y entonces cerramos los ojos con una sonrisa.


Rodrigo Fresán, a propósito de Peter Pan (P.J. Hogan, 2003).

9/09/2004

jonathan strange

Some years ago there was in the city of York a society of magicians. They met upon the third Wednesday of every month and read each other long, dull papers upon the history of English magic.

Son las primeras líneas de Jonathan Strange & Mr. Norrell, novela de Susanna Clarke (Nottingham, 1959), que acaba de salir a la venta esta semana en el Reino Unido y EU. Cuenta la historia de Mr. Gilbert Norrell de Hurtfew Abbey, un mago de la vieja guardia que llega a Londres en 1806, una época en la que las artes feéricas casi han sido olvidadas, para asistir al gobierno británico en la guerra contra Napoleón (la cual se librará en buques hechos de lluvia tripulados por hombres de lluvia), y también será en esa ciudad donde conozca a su futuro pupilo, el joven Jonathan Strange. Por ahí aparecen una decadente Venecia de 1816, la corte de las hadas, Byron y los Shelley. Si les suenan familiares esa clase de homenajes sepan Clarke participó en Sandman: Book of Dreams.

La edición de Bloomsbury, con grabados de Portia Rosenberg, es preciosa. El libro abunda en arcaísmos (esperemos que se respeten en la traducción de editorial Salamandra, que ya compró los derechos) y está lleno de notas al pie y citas de libros imaginarios. En el NY Times tienen el primer capítulo en PDF, y en la página oficial del libro pueden leer un ejemplar de The Raven (una especie de Daily Prophet).

9/07/2004

levrero

Cuando el Sr. Oportuno fue a visitarme a Xalapa regresó a Monterrey con un libro que yo le había prestado, uno que en ese momento era lo mejor que había leído en un buen tiempo, La ciudad, de Mario Levrero, incluido en la colección Mundos Imaginarios de Plaza & Janés (en la que, junto a este autor uruguayo , estaban P.K. Dick y Theodore Sturgeon, entre otros). Poco después apareció en la misma colección otro título de este autor, El lugar. Las dos son novelas kafkianas, también pueden encontrarles similitud con La otra parte de Kubin o El país de las últimas cosas de Auster.

Mario Levrero murió el 30 de agosto de 2004, a las 9 de la mañana, víctima de un aneurisma de aorta.

9/01/2004

neil gaiman - coraline

Quédate con nosotros -pidió la voz de la figura que estaba al fondo de la habitación-. Nosotros te escucharemos, jugaremos contigo y nos reiremos todos juntos. Tu otra madre construirá mundos enteros para que los explores, y los desmontará de noche, cuando los hayas recorrido.

En la miríada de influencias que alimentan la obra de Neil Gaiman (Portchester, 1960) sobresalen algunos de los textos canónicos de Occidente y Oriente: su mundo feérico es el de Shakespeare, su exotismo el de Las mil y una noches, y algunos de los más conspicuos moradores de su tierra del sueño provienen de las páginas de la Biblia. Sin embargo, cuando se ocupa de temas marcadamente siniestros, Gaiman no recurre al Gran Relato Gótico decimonónico, sino a cuentos infantiles de la tradición oral de su país, como los recopilados en The Penguin Book of British Folktales. De ese volumen proviene la historia de los niños alados narrada en el número 62 de The Sandman, y también "Pear Drum", cuento que sirve de modelo a su primera novela infantil, Coraline, que el pasado 17 de abril recibió el premio Nebula en la categoría de novela breve, luego de recibir el Hugo en la misma categoría y el Bram Stoker al mejor trabajo para lectores jóvenes.

Cuando se supo que su siguiente libro, tras el éxito de American Gods (premios Hugo, Nebula y Bram Stoker de novela), sería una pieza de literatura infantil no pocos acusaron a Gaiman de estar abordando el Expreso Hogwarts, sospechoso vehículo en el que hoy día viajan lo mismo Clive Barker que Isabel Allende. Pero los temores se disiparon pronto: desde las primeras páginas de Coraline es notorio que no sólo no se trata de un acto oportunista, sino que es una consecuencia lógica de los intereses de Gaiman. La Coraline del título es una chica que, como los personajes de American Gods, debe enfrentar el lado gris del culto al trabajo: aunque tiene a sus padres todo el tiempo en casa, éstos pasan todo el día frente a la computadora y rara vez le prestan atención.

Como escape a su insatisfacción se le ofrece un pasadizo que conduce a una casa idéntica a la suya, donde habitan unos padres muy parecidos a los suyos, pero con botones en lugar de ojos. En ese mundo paralelo, que tiene el tamaño de la casa y apenas unos metros más, la altivez de los gatos y la excentricidad de los ancianos cobran sentido, la comida sabe mejor y la ropa es más vistosa. La aventura de Coraline consistirá en develar los peligros de ese otro mundo y encontrar el camino de regreso a casa. La prosa es sencilla, la acción se desarrolla con rapidez y cada capítulo viene precedido de una ilustración de Dave McKean, que para la ocasión estrena trazos simples, con poco juego de sombras y sin recurrir al collage.

Además de su relación con los cuentos populares británicos, Coraline se inscribe en la tradición de aventuras fantásticas emprendidas por niños insatisfechos, como la Alicia de Carroll, el Bastian de Ende o la Chihiro de Miyazaki (cuya Princesa Mononoke fue adaptada al inglés por Gaiman). Desgraciadamente, donde esas fantasías presentan mundos en los que rigen la ambigüedad, la amoralidad o códigos de conducta nunca del todo descifrados, Gaiman cae, hacia el último tercio del libro, en un planteamiento maniqueo que resulta poco elegante para este tipo de narración.

Además, la buena acogida que tiene la obra de Ende desde los ochenta y la reciente celebridad de J.K. Rowling nos hablan de que incluso los más jóvenes gustan de un poco de incertidumbre e intriga en sus lecturas. Siendo Gaiman uno de nuestros favoritos pesa decirlo, pero parece que ha caído en la trampa de subestimar a los primeros lectores, ésos que por derecho natural debería considerar más cercanos a su obra.

Es muy probable que Coraline sea la última obra de Gaiman antes de su transformación en fenómeno de masas: la adaptación cinematográfica la está realizando Henry Selick, el animador de The Nightmare Before Christmas, y cada vez se habla más seriamente de llevar al cine Death: The High Cost of Living. Para los que estén interesados en leer "Pear Drum", la versión de este cuento firmada por Lucy Clifford (con el título "La nueva madre") está incluida en la antología El gran libro del terror (Martínez Roca, 1990).

Neil Gaiman, Coraline (Salamandra, 2003).

Apareció en Sonitus Noctis No. 2 (Junio 2004)