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12/08/2009

girl talk en escénica

Divertida la presentación de Girl Talk el sábado pasado.

Divertida como sus trabajos Night Ripper y Feed the Animals, pero tampoco pasó mucho más de lo que hay en esos discos.

Si te los pones seguidos en una fiesta casera con buena provisión etílica, hasta podría ponerse mejor.

Gregg Gillis hace mash-ups de canciones. Toma muestras del pop y rock del último medio siglo (los ochenta y los noventa son su fuerte) y las cubre con voces del hip-hop, en sets de menos de dos horas.

A diferencia de lo que alguna vez hicieron DJ Shadow o The Avalanches, que retaban a los traumados de la música a averiguar de dónde había salido cada fragmento, lo que reúne Gillis lo identifica cualquiera inmediatamente. Es una sucesión de Grandes Hits fragmentados y cambiados de contexto.

Por buenas que sean las combinaciones, verlo dándole clicks a su laptop no es mucho espectáculo, así que en sus inicios se hacía acompañar de bailarinas. Ahora selecciona a parte de los asistentes para que se bailen en el escenario. También toma el micrófono y se para sobre su mesa de trabajo para arengar a los demás.

Las sorpresas surgen continuamente cuando escuchas los discos por primera vez, no en sus presentaciones. Los samples que usa son los mismos que ha elegido para los álbumes, más algunas novedades de temporada.

No hay cambios de intensidad: la sesión arranca en lo alto, se mantiene ahí y termina de golpe. Además, es privilegio del mezclador desprejuiciado (que lo mismo toma de The Carpenters que de Metallica) armar sesiones maratónicas. Con tanta música popular como repertorio ¿por qué acabar pronto?

El público queda satisfecho. Es un torrente de meta-canciones para bodas y cumpleaños. Tiene que funcionar. Lo hace. Aunque se parezca mucho a poner sus discos en tu cumpleaños.

11/19/2009

aarktica - in sea

1. Los discos de Aarktica, junto a los de Stars of the Lid y Eluvium, son de lo que más me gusta en la música ambient de esta década. Prefería sus primeros álbumes, porque del más reciente me entusiasmaban ciertos tracks, no el disco completo, impersonal y distante incluso para un proyecto cuyo nombre evoca páramos helados. Por eso me alegra escuchar ahora In Sea, el LP que Aarktica estrenó este otoño, de los más equilibrados de su carrera y el que mejor destila la experiencia acumulada.

Me pasó como cuando ves una película y juras que algo es CGI, luego ves el "detrás de cámaras" y descubres que no era el caso. Imaginaba un equipo de colaboradores y una variada lista de instrumentos, pero no, este disco lo hizo Jon DeRosa (así se llama el que firma como Aarktica) completamente solo, y no se ha valido de instrumentos electrónicos propiamente dichos. Todo lo que suena aquí ha salido de una guitarra y un órgano Bilhorn de los años treinta, si bien algunos efectos se han trabajado directamente con las cintas de grabación, como en los orígenes del ambient.

¿De entrada piensas que un disco así no es para ti? Te invito a escuchar las dos canciones de formato tradicional que aparecen en él, ambas cantadas por DeRosa: "Hollow Earth Theory" y un inesperado cóver de (¡tómala!) Danzig, "Am I Demon?", para el cual han hecho un video Virginia Apicella y Beppe Blasi en Italia. Apuntan en direcciones distintas, la primera es de un optimismo deliberado prácticamente ausente en la obra anterior de este autor; la segunda conserva el tono de la original, llevado a un estado de ánimo meditabundo.

El resto, puramente instrumental, remite al álbum debut No Solace in Sleep (2000), pero más melódico, con insistentes punteos de guitarra que se desarrollan sobre drones y acordes en progresión, como avanzar sobre un campo desolado pero con una primera luz despuntando en el horizonte. "LYMZ" es un agradecimiento para La Monte Young y Marian Zazeela, los mentores de Aarktica, quienes además de composición y canto tradicional de la India le enseñaron a escuchar la música incluso cuando no puedes percibirla como el resto del público, algo que fue determinante para que DeRosa abandonara el rock y folk y se adentrara en el género con el que le conocemos ahora.

2. En el ambient no faltan las leyendas, los momentos biográficos que explican hallazgos musicales. Comenzando con el mito fundacional, la anécdota con la que Brian Eno explica como decidió su tránsito del glam y el rock a la fundación del sello disquero Obscure, que ha sido recogida en diversos textos. Reproduzco aquí un fragmento:

En enero de 1975 tuve un accidente, un taxi me atropelló. No estaba seriamente herido, pero estaba confinado en la cama con una posición rígida y estática. Mi amigo Judy Nylon me visitó y me trajo un disco de música de arpa del siglo XVIII. Después de que se marchase, y con bastante dificultad, puse el disco. Cuando ya estaba acostado, me di cuenta de que el volumen era extremadamente bajo y uno de los canales del estéreo no funcionaba. Como no tenía energía suficiente para levantarme y arreglarlo, el disco era casi inaudible. Estaba acostado en una semipenumbra, y entonces empecé a escuchar ese disco como nunca antes había escuchado música alguna. Era realmente una experiencia muy bella. Tenía la sensación de icebergs. No podía oír más que ocasionalmente los fragmentos más fuertes de la música, no percibía más que pequeñas ráfagas de notas que me llegaban por encima del ruido de la lluvia de afuera, y enseguida volvían a marcharse a la deriva. Así empecé a reflexionar sobre la música como ambiente. (Brian Eno citado por Quim Casas en Loops, una historia de la música electrónica, p. 86)


Harold Budd también explica su música también con una historia personal. Fue criado en el desierto de Mojave y el sonido que hacía el viento contra los cables de teléfono y las torres eléctricas fueron la banda sonora de su infancia. Su música va más allá de ese zumbido primario, pero nace de ese recuerdo. En el caso de Jon DeRosa se trata de un acontecimiento del que no ha podido desprenderse en el resto de su vida: a fines de los noventa perdió la capacidad de escuchar con su oído derecho, lo que produjo alucinaciones auditivas y una sensación de escuchar las cosas "como si estuviera bajo del agua". El título que ha escogido ahora, In Sea, alude a esa condición, al mismo tiempo que hace un juego de palabras con "In C", la composición minimalista de Terry Riley. Al margen de los juegos de palabras y las experiencias biográficas, permítanse sumergirse en este disco. Si les atrae, visiten el primero, No Solace in Sleep (sobre advertencia no hay engaño: es más denso y sombrío).

10/21/2009

piano magic - ovations

Estos días he estado escuchando nuevas canciones con la voz de Brendan Perry. No se trata de un trabajo como solista, menos de un regreso de Dead Can Dance. Son parte de Ovations, el nuevo disco de Piano Magic.

Una de las gracias de Piano Magic ha sido su capacidad para adoptar diferentes estilos. Esto fue más evidente en Disaffected (2005), lo tocabas y si la gente alrededor no lo conocía, podía pensar que se trataba de varios grupos. Uno que hacía synthpop, uno de rock, uno más siniestro y otro de folk.

Glen Johnson, el eje de la banda, decidió esquematizar las cosas durante 2006 y 2007. Creó el grupo Future Conditional para grabar We Don't Just Disappear, con canciones de electropop. Los discos de Piano Magic fueron divididos por género: el pop etéreo lo puso en el EP Incurable, el rock y el folk los dejó para el LP Part Monster. Con esos antecedentes no esperaba este Ovations.

Lo que me sorprende no es que a Glen le gustara Dead Can Dance. Incluso compartieron productor y disquera por un tiempo (Writers Without Home y la banda sonora de Son de Mar aparecieron en 4AD, en 2002 y 2001), pero incluso así son grupos de órbitas distintas. Dead Can Dance, además de contar con voces magníficas, fueron grandes arqueólogos de tradiciones musicales, la auténtica World Music.

Brendan Perry además trajo a uno de sus secuaces, el percusionista Peter Ulrich. Los invitaron a bordo y acabaron secuestrando la nave: en "The Nightmare Goes On", "March of the Atheists" y "You Never Loved This City" Piano Magic suenan a unos improbables Dead Can Dance del siglo XXI. El resto del álbum, aunque tire a post-punk, quedó impregnado de su participación.

Aclaremos que Ovations lo promocionan con una pequeña trampa. Tiene de primer sencillo "On Edge", canción acelerada por ritmos sintéticos que suena muy diferente a las demás y no es lo mejor del disco.

10/20/2009

¿cuánto por la bruja?

En junio escribí en twitter que había visto un esqueleto en una venta de garage. El negocio prosperó y ahora es un bazar en toda regla, con muebles antiguos y trebejos curiosos. Hace una hora pasé por ahí a bordo de un ruta 17. El chofer detuvo el camión a media calle y le gritó al dueño del sitio "¿Cuánto por la bruja?". El dueño, que es la versión Colonia Independencia de Kevin Smith, salió para informarle que la botarga de bruja que exhiben a la entrada de la tienda cuesta $2500, y que además tenía una de Frankenstein al mismo precio. "Es que voy a correr una carrera, 42 kilómetros, y quiero ir disfrazado" explicó el chofer. "Es en diciembre". "A ver si la tenemos todavía, se me hace que se vende antes de Halloween" explicó el Silent Bob de la calle 16 de septiembre.

10/16/2009

preferimos víctimas con nombre y rostro

El año pasado comentábamos aquí las diferentes reacciones de una sociedad cuando se le pide actuar en conjunto. Decíamos que cuando percibe una amenaza dispersa y sin responsables definidos, la respuesta tiende a ser dispersa.

Cuando se responsabiliza directamente a un individuo o un grupo de individuos, la sociedad tiende a cerrar filas para enfrentarlos, así sea en el nivel de la simple adhesión moral.

El jueves, por la mañana, la atención de todos estaba en una bebé que había sido robada de un hospital y un niño que supuestamente se había ido volando en globo. Ambos casos atraparon miradas y generaron tensión en poco tiempo. En cuanto se sabe que hay crías en peligro, reaccionamos como una eficiente manada en alerta.

Pero así como preferimos enemigos con nombre y rostro definidos, también preferimos, sin notarlo, a víctimas con nombre y rostro definidos.

Los mexicanos que estábamos la mañana de jueves al pendiente de esas historias, somos los mismos que a diario despertamos en un país donde 3 de cada 10 niños padecen desnutrición. Eso no parece quitarnos el sueño. Son una muchedumbre, una abstracción hecha de millones de nombres. Nos es más difícil sentir que ahí tenemos una emergencia.

9/18/2009

alisita, la niña de los rosenbaum

A propósito de dos nuevas biografías, Jonathan Chait publicó en The New Republic un perfil de Ayn Rand ("Wealthcare", 14 de septiembre de 2009) y la influencia de sus ideas en la derecha estadounidense, particularmente en teoría económica. La nota es extensa y clara, pero lo que más me llamó la atención fue esta anécdota de la infancia de Alisa Rosenbaum (aka Ayn Rand).

Anne C. Heller, in her skillful life of Rand, traces the roots of Rand's philosophy to an even earlier age. Around the age of five, Alissa Rosenbaum's mother instructed her to put away some of her toys for a year. She offered up her favorite possessions, thinking of the joy that she would feel when she got them back after a long wait. When the year had passed, she asked her mother for the toys, only to be told she had given them away to an orphanage. Heller remarks that "this may have been Rand's first encounter with injustice masquerading as what she would later acidly call ‘altruism.’ " (The anti-government activist Grover Norquist has told a similar story from childhood, in which his father would steal bites of his ice cream cone, labelling each bite "sales tax" or "income tax." The psychological link between a certain form of childhood deprivation and extreme libertarianism awaits serious study.)


Si no es real, es un mito que explica bastante bien el modo en que Rand y su gente veían al mundo. También me recuerda cada historia sobre padres que han querido dar a sus niños tempranas lecciones sobre la injusticia del mundo. Michael Ende contaba que un conocido suyo le quitaba la silla a su niño, para que cayera y se golpeara, supuestamente para enseñarlo a "no confiar ni en su propio padre". Resultado: para la adolescencia el chico ya estaba internado en la casa de la risa.

9/03/2009

motivos para escuchar a james blackshaw

A propósito de Thomas Feiner y su ingreso a SamadhiSound hablábamos aquí de esas disqueras pequeñas donde cada músico y álbum son escogidos con esmero. Los otros ejemplos fueron las que dirigen Michael Gira y David Tibet. No estaba al tanto entonces de que hay un individuo que pertenece precisamente a esas dos. Es un guitarrista y pianista londinense de 27 años llamado James Blackshaw. Su último disco, The Glass Bead Game, apareció en Young God Records (de Gira) y él forma parte de la actual alineación de Current 93 (la banda de Tibet).

Blackshaw usa una guitarra de doce cuerdas para hacer composiciones en las que no oculta la influencia de John Fahey. Pero mientras que lo de Fahey tenía un tono desolador (en ocasiones francamente fúnebre), las grabaciones de Blackshaw poseen una vitalidad y luminosidad reafirmada a base de patrones cíclicos.

En "Cross", uno de los nuevos tracks, Lavinia Blackwall (de Trembling Bells) interpreta un canto sin letras que recuerda los usados por Michael Nyman (el minimalismo es otro de los nortes de James), pero por lo general se trata de composiciones sin voz, de duración generosa, donde la guitarra lleva toda la responsabilidad, apenas acompañada por violín y cello. Una novedad en los últimos dos discos, de siete que lleva, es la mayor participación del piano. Cuando pone las manos sobre las teclas, el sonido de Blackshaw se acerca más al ambient de Eluvium y Colleen.

Suele recurrir a títulos de origen literario: The Cloud of Unknowing (La nube del no saber, un texto de la mística cristiana), The Glass Bead Game (título inglés de El juego de abalorios, Hesse) y una antología que preparó para Important Records se titula The Garden of Forking Paths ("El jardín de los senderos que se bifurcan", Borges). El músico insiste en que no buscemos interpretaciones de más en esos títulos, pues suele escogerlos cuando la música ya está terminada. Le parecen evocadores, pero no jugaron ningún papel en el proceso de composición. .

No creo que existan discos indispensables, pero al menos escuchen un par de los tracks de Blackshaw en MySpace y descubran si van a necesitar el resto de su discografía.

8/20/2009

la invasión de los usurpadores de títulos

Luego del éxito que han tenido novelas como "Pride and Prejudice and Zombies" y "Sense and Sensibility and Sea Monsters", que mezclan los clásicos de Jane Austen con historias "de monstruos", pensé que se podría hacer algo parecido con algunos de los títulos más sonados de la literatura mexicana. Aquí hay varias propuestas:

Navidad en las Montañas de la Locura.

Los empeños de una casa embrujada.

Cambio de piel: los Body Snatchers visitan México.

Santo Vs. Los Hijos del Limo.

Claude Lévi-Strauss o el festín caníbal de Esopo.

El laberinto de la soledad y los faunos.

Oficio de Tinieblas y Aluxe.

La noche de los muertos vivientes de Tlatelolco.

Las siete cabritas del Apocalipsis.

Noticias del Imperio del Mal.

Ciudades Desiertas: Soy Leyenda 2.

El hipogrifo secreto.

La feria distante de las tinieblas.

Mujeres de ojos grandes y colmillos afilados.

Jacobo el Mutante Vs. los Perros Héroes.

8/04/2009

wayne smith en el chills and fever

Si no contamos al barman, el viernes pasado no encontré una sola cara conocida entre los sesenta o setenta asistentes a la presentación de Wayne Smith en un local del Barrio Antiguo. Para mí que andaban viendo a los Jonas Brothers y no quieren confesarlo.

Las selecciones de International Rasta, Tjfyah Sound y Great Buga Wuga para comenzar la noche fueron de muy, pero muy variado pelaje: desde reggae roots hasta dubstep turbio pasando por, tómenla, El General. Sí, esa canción.

Del Sr. Smith no tuvimos noticias hasta pasada la medianoche: ha cambiado mucho desde que fue aquel mozalbete que grabó "Under Me Sleng Teng", una obligada del reggae digital creado con recursos ínfimos (léase "un tecladito Casio MT-40"). Ya luce bastante maduro, pero no ha perdido disposición para armar la fiesta, incluso con inconvenientes como los que sufrió esa noche.

Nadie esperaba sorpresas. Smith se colgó exclusivamente de standards, ya fueran de la escena ("Love and Devotion") o no ("Karma Chameleon") y no esperó hasta el final para soltar "Under Me Sleng Teng".

Fraseo de profesional y buena respuesta del público, que abandonó las sillas para tomar la pista.

Lo que falló fue la comunicación entre la tornamesa y el micrófono. El de Kingston tuvo que cantar con pistas que entraban a destiempo, terminaban abruptamente o cambiaban sin avisar.

Seguramente habían tenido poco tiempo para prepararse. Pero si a él no le importó, ¿por qué tendrían que dejar de bailar los asistentes?

El otro problema fue la brevedad. No había pasado una hora cuando anunciaron la retirada de Wayne. Fue poco pero bueno. Efectivo pero accidentado.

Haciendo cuentas creo que quedamos tablas. Y el 19 de agosto, también por el Barrio Antiguo y con un montón de abridores, Mad Professor.

4/24/2009

ballard y el sentido de la vida (si es que lo hay)

Alguna vez hablamos aquí sobre la biblioteca de Lucien, ese sitio al que van a parar los libros que fueron planeados o soñados pero que nunca llegaron a ser escritos. Esta mañana se anunció que Lucien tiene un volumen más para su colección, y se trata de uno con un título impagable, ideal para un libro que nunca existirá: “Conversaciones con mi médico (El sentido de la vida, si es que lo hay)”.

Iba a ser el último libro de JG Ballard, quien murió el pasado 19 de abril. El texto ya había sido discutido y planeado con sus editores, pero el cáncer que padecía le impidió seguir trabajando. Sólo eso queda, el título, un título magnífico.

Mark Dery afirma que hay párrafos de Ballard que develan la condición posmoderna mejor que todos los libros de Lyotard puestos en filita. Jonathan Lethem lo llamaba “el escritor de distopías para puristas”. Él mismo se definió en una entrevista como “un hombre de una simpleza serena y completa”.

No estaba siendo modesto ni sarcástico: los tres hijos que crió solo (luego de enviudar) y sus colegas lo recuerdan como un tipo amable y tranquilo que vivió casi medio siglo en la misma casa, viajando lo menos posible. Un modo de vida muy poco ballardiano, en el sentido en que los críticos literarios usan el adjetivo. O quizá sí, demasiado ballardiano: recuerden que en “Running Wild”, una de sus novelas cortas, la locura se desataba en un entorno de ésos, aséptico y apacible.


Ballard no dejó de hacer ciencia ficción, o nunca la hizo

En los diversos obituarios que se han hecho a lo largo de esta semana, suele presentársele como un autor que comenzó en la ciencia ficción pero eventualmente amplió sus ambiciones. Sin ser falsa, esa imagen me parece desenfocada.

Ya sea porque se encuentran en un campo para prisioneros, comparten un modo atípico de obtener placer (“Crash”), viven bajo la influencia de un mesías suburbano (“Compañía de sueños ilimitada”) o están aislados del mundo en un edén de lujos y saber (“Running Wild”), los personajes de Ballard suelen aparecer encapsulados, habitan una burbuja que suspende las normas habituales. A veces han sido forzados a ello, otras lo buscan aunque eso implique arriesgar sus vidas.

En todo caso no son muy diferentes de los exploradores y científicos de sus viejos cuentos de CF. No dejó de hacer CF, o nunca la hizo. En realidad, no debían importarle esa clase de distinciones, como tampoco le importaba trazar una frontera clara entre realidad y ficción: sus libros de memorias están novelados, sus novelas alimentadas con experiencias personales.

¿Alguien sabe cuándo editan por acá sus Cuentos Completos?

2/10/2009

la fundación de asimov al cine

Habrá una adaptación cinematográfica de "Fundación", la novela de Isaac Asimov. Eso lo sabíamos desde el año pasado, son las expectativas las que han cambiado mucho: originalmente tendría a los productores de "El Señor de los Anillos" (Bob Shaye y Michael Lynne) y sería dirigida por Alex Proyas, pero Columbia les ganó los derechos y la dejó en manos de Roland Emmerich.

Supongo que a Emmerich ("Independence Day", "Godzilla", etc.) sólo le contaron que la película era sobre el fin de la civilización y ya está alucinando secuencias de planetas explotando.

Dejando de lado la decepción que significa ver a Emmerich en el proyecto, lo más extraño es que hubiera varios estudios peleándose los derechos de "Fundación". Los libros de Asimov, y sobre todo la serie de las Fundaciones, tienen muy poco de lo que gusta a los estudios para hacer grandes películas veraniegas de CF.

De hecho, tienen poco de lo que gusta a cualquier guionista, sin importar el tamaño de su presupuesto, el género de la película o el público al que aspire.


Isaac Asimov es un autor de ideas y acciones

No es casual que, a pesar de la fama de este autor (fallecido en 1992) haya pocas adaptaciones de sus libros, y las pocas que hay (como "Yo Robot") tomen poco de los libros.

En el caso de Asimov estas alteraciones no son una traición, son casi una necesidad. En sus historias hay ideas (muchas muy interesantes) y acciones, pero los personajes que las piensan y realizan tienen pocos matices, y los escenarios que tales personajes habitan son descritos con gran economía de lenguaje. Para rematar, prácticamente no hay mujeres.

¿Cómo se adapta eso al cine? Pues inventando la mayor parte, porque el espectador necesita creerse los personajes y sus motivos, verlos dudar y fallar, interactuar con su entorno, no simplemente funcionar como instrumentos de la Historia en el mundo. Desde ya siento piedad por el guionista al que le dejen este paquetote.


Los casos de Enki Bilal y William Gibson

Hay todavía otro problema: que el público sienta demasiado déjà vu al verla. Cuando se estrenó "Immortel" (Enki Bilal, 2004) uno de los comentarios repetidos por críticos y espectadores fue que parecía una versión con humor negro de "El Quinto Elemento", cuando fue Luc Besson quien tomó préstamos del cómic de Enki Bilal.

De igual manera, si Chris Cunningham hubiera logrado su versión de "Neuromante", él y William Gibson habrían enfermado cuando el auditorio reconociera mucho de "Matrix" y "Swordfish" en ella (cuando el caso, de nuevo, es el contrario).

Con "Fundación" no se trata de una o dos películas que han tomado ideas de esa novela: prácticamente toda la CF cinematográfica y televisiva con imperios o repúblicas galácticos está en deuda con "Fundación". Sin ir lejos, Coruscant, el planeta capital de Star Wars, está calcado del Trantor de Asimov.

Pensándolo bien, no es mala idea que se haga la película. Podría causar un cisma en las iglesias jedi y trekkie del mundo, cuando sus fieles identifiquen la fuente de la que bebían sus ídolos.

1/20/2009

los peluqueros y la piedra lumbre

Hace años que no voy a una estética, sólo a viejas peluquerías del centro. En las postales nostálgicas estas tienen a la entrada un bastón con líneas azul, blanco y rojo, el cual gira sobre su propio eje. En nuestras ciudades este bastón no existe como tal, pero está pintado en la fachada por nostalgia de esas postales nostálgicas.

En la que visito desde hace tres años hay tres peluqueros ancianos, tres sillas giratorias en las que los viejos sientan a sus clientes y muchos cuadros de chicas, luchadores y viejas glorias del futbol americano.

El mayor de los peluqueros es el dueño, el que corta mejor y más rápido. Acostumbra ausentarse los fines de semana, así que casi nunca me ha atendido. Este domingo estaba el señor alto que escucha los boleros de la AW. El otro, chaparrito, dormitaba sobre una silla en el rincón. Mientras esperaba descubrí que el chaparro estaba completamente borracho, en pleno mediodía.

Cuando se acercaba mi turno el durmiente despertó, se puso como pudo la bata blanca y llamó a otro de los clientes, no a mí. Viendo lo perdido que estaba el hombre ni se me ocurrió respingar. El cliente obedeció y ocupó una de las sillas giratorias, visiblemente nervioso. Su novia parecía no percatarse de lo peligroso de la situación (aquí no usan rastrillo, te hacen la patilla y la nuca a navaja), o si lo hacía le parecía divertido: sonreía mientras el chico se quedaba pálido bajo las manos del peluquero ebrio.

El chaparro despachó a su cliente, lo mandó a casa con un corte lamentable y luego se puso a lloriquear acerca de su hermano, el de Parras, del cual no sabía si seguía vivo. Masculló algo sobre querer visitarlo, se despidió y se largó.

Mientras me cortaba el pelo, el último peluquero disponible contó: “Este viejo todavía está fuerte, es aguantador, pero toma esos vinos de doce pesos, las botellitas. Esas son muy malas, ¿sabes qué tienen? Les ponen piedra lumbre”. De un mueble que parecía haber recibido miles de capas de pintura azul durante el último siglo sacó una piedra blancuzca, del tamaño de un puño. “De ésta, mira”.

Reconocí la piedra, no veía una así desde la infancia, no había pensado en ellas desde entonces. Se supone que debes restregarla contra el cuerpo de una persona aquejada por males desconocidos y después quemarla. Al arder, la piedra toma la forma de la causa del mal. Cuando me tocó ver una en acción, me dejó la impresión de que invariablemente estas piedras toman la forma almendrada de un ojo, de modo que siempre se podía diagnosticar al “mal de ojo” como la fuente de las desgracias.

Recordé que cerca de la peluquería hay una tienda con libros esotéricos. Quizá con el tiempo algunas de las ideas arcanas almacenadas ahí habían pasado por ósmosis a la peluquería, corrompiéndose y confundiéndose en el trayecto. ¿Por qué le pondría alguien eso al vino? ¿Qué hacía una piedra lumbre en el cajón, junto a las tijeras y peines? Salí del lugar sin una impresión clara de lo que había escuchado, pero convencido de que jamás beberé una botella de vino de doce pesos.

(Ocurrido el pasado domingo 18 de enero en el centro de Monterrey)

12/09/2008

bookmooch: el libro que quieres, gratis

Ayer recibí un libro por correo, “Pragmatismo” de William James. Se me había antojado releerlo, pero mi copia la perdí hace años y de momento no aparece ninguna reedición en las librerías. Tampoco estaba en los libros de viejo. Lo pedí por internet y me llegó una semana después. ¿Qué tiene eso de raro? Fue gratis.

Hace dos semanas el Yasmín me habló de Bookmooch.com, otro sitio de John Buckman (el responsable de Magnatune, la disquera online con el lema “we are not evil”) donde lectores de todo el mundo se registran para pedir y regalar libros.

Cada vez que acuerdas enviar un libro a alguien recibes puntos, que te dan derecho a pedir libros de los demás (todos tienen el mismo valor) y así cada día se intercambian unos 2000 libros, sin un solo centavo de por medio. Si acuerdas enviar algo a otro moocher (mocheros, porque “se mochan”, diríamos acá) y no lo haces, pues ya no juegas más.

La página ha funcionado por más de dos años y está disponible en siete idiomas, español incluido. Esta mañana hay casi 200 mil libros en inglés disponibles y unos 2 mil en español. Así que la mejor estrategia es el intercambio de libros en inglés, pero eso puede cambiar si aumentamos el número de usuarios hispanos. Y si no quieres gastar en envíos internacionales, puedes suscribirte aclarando que sólo mandarás tus libros dentro de tu país.

Mi ejemplar de “Pragmatism” fue publicado en Inglaterra en 1943, pasó una temporada en libreros de Atenas, Grecia, y desde ahí me lo ha mandado una moocher llamada Olga (con una rapidez que ya quisieran ciertos distribuidores que conozco). Por mi parte, tengo un ejemplar de “Voyage au bout de la nuit” (Céline) que ya viajó de Francia a México y ahora va de regreso.

Me dan ganas de escribirle a este moocher francés y decirle que no manche, que mejor le deposito en su cuenta lo que vale el libro (una baba) y que lo compre a la vuelta de su casa. Pero así no funcionan las cosas.
Estos libros toman caminos muy rebuscados para llegar justo a donde son necesitados. Como plan de vida, se los podemos envidiar.

10/07/2008

cosas que aprendes al ver tinker bell

—Las hadas viven en una sociedad de castas.

—Su población femenina rebasa a la masculina en una proporción de 10 a 2.

—La distribución de los sexos es irrelevante: las hadas nacen cada vez que un bebé ríe por primera vez y un diente de león es llevado por el viento.

—Tinker Bell (aka "La Artesana Antes Llamada Campanita") es para su mundo lo que Henry Ford para el nuestro.

—A pesar de su amplio sector de servicios, la revolución en el mundo de las hadas inició en el de manufacturas, entre los artesanos.

—Esta revolución tenía como fin ganar el derecho a visitar Tierra Firme. Es como rebelarse contra el mundo por una semana en Xcaret. O Matamoros.

—Que Campanita sigue viéndose como Margaret Kerry en los años 50.

8/28/2008

el regreso de thomas feiner

El grupo sueco Anywhen sacó a la venta “The Opiates” en el año 2001. Siete años después, “The Opiates” es reeditado con dos nuevas canciones por SamadhiSound, el sello de breve pero selecta nómina dirigido por David Sylvian.

Esta vez el disco es acreditado a Thomas Feiner & Anywhen. En la opinión de algunos, incluido el que esto escribe, es un rescate hace justicia a unos de los mejores discos de la década.

¿Cómo cayó en el olvido The Opiates?

La verdad es que el nombre Anywhen se mantiene en portada para que los admiradores del disco lo reconozcan, porque tanto en su primera edición como en ésta, “The Opiates” es obra exclusiva de Feiner (Gotemburgo, 1968), cantante y compositor del grupo.

Fueron una banda, sí, durante sus primeros dos discos, que todavía apuntaban hacia el pop y el rock acostumbrado en esa época. El rumbo impuesto por Feiner para el último disco, y los dos largos años que tomó su grabación, fueron demasiado para los demás, que abandonaron el barco sin hacer mala cara.

“The Opiates” no pasó desapercibido entonces. Recibió buenas críticas en esas revistas “que importan”. Eran eso, buenas, no se decía que era un garbanzo de a libra, un OVNI en la música popular contemporánea.

Cuando un disco es despreciado tiene la oportunidad de redimirse. Si es encumbrado inmediatamente puede caer del pedestal con los años. Si se le llama simplemente “bueno”, y encima la banda se desintegra tras su concepción, corre el riesgo de ser olvidado.

The Siren Songs es una enorme canción con modos de clásico

En su interior hay baladas lentas, cobijadas por cuerdas de la Radio Symphony Orchestra de Varsovia. En rigor, habría que llamar al Feiner del siglo XXI un crooner, pero en el sentido original del término, pues cuando se habla de crooners actuales parece que la etiqueta lleva adjunta una imagen de vida turbia, rudeza o donjuanismo, aunque sean meramente teatrales, esa aura de “hijos de Lee Marvin”.

Y es al mismo tiempo una actualización de ese cancionero. En palabras de Feiner lo suyo habla más de “realizar un trabajo que odias para comprar cosas que no necesitas. Madurar, hacerse respetable… una especie de somnolencia, gente encaminada hacia un rol, comprometiendo sueños, ideales e inspiraciones en el proceso”.

Pero no todo son medios tiempos y nubarrones. El disco abre con The Siren Songs, una enorme canción de amor con modos de clásico. Una voz de barítono nos dice que el amor podría ser el mayor mentiroso, pero esta vez no quiere pensar, quiere entregarse a los cantos de las sirenas, ahogarse si es preciso. De haberla colado en el soundtrack o el concierto correcto se habría propagado como plaga, no merece menos.

Otros proyectos del sello de David Sylvian

Además de esta recuperación de su mejor obra, Feiner planea un nuevo álbum en la disquera de Sylvian.

SamadhiSound publica a cuentagotas pero con mucho cuidado, como si el ex Japan quisiera grabar sólo a gente que admira y puede considerar amigos, un lujo que pocos (como David Tibet en Durtro, o Michael Gira en Young God Records) pueden permitirse.

Ahí está Harold Budd recordándonos una vez más que la belleza es simple. Sylvian escoltado por jazzistas nórdicos en Nine Horses. También las panorámicas frágiles de Akira Rabelais. Una de sus recientes glorias es “Slope”, el debut en solitario de Steve Jansen (¡a los 58 años!), que quizá sea la gran segunda parte a “Secrets of the Beehive” que su hermano Sylvian nunca ha encontrado o no le interesa encontrar.

7/12/2008

l-kan y la monja enana en méxico

Esto puso Belén en el blog que los grupos españoles L-Kan y La Monja Enana montaron para contar su gira por México.

¿Alguien sabe qué quiere decir que un maleante grite 'pescado' a nuestro paso? Si hay algún mexicano que pueda aclararlo agradeceremos mucho su información.

Para mí que el maleante en cuestión les sabía algo, o al grupo le quedó el sacó, porque la noche del concierto los de L-Kan subieron al escenario del Alicia con peces y pulpos de trapo en la cabeza para iniciar una accidentada, sudada y festejada sesión de tecnopop.

Y la verdad que esa noche estaba rara. Una conversación entre chico y chica escuchada en el público:

—¿Y tú qué haces?
—Tengo dos perros.
—No, con tu vida.
—Veo Dr. House.

De todo les pasó a L-Kan. A Maru, su bajista, lo traían sólo en póster, porque no pudo hacer el viaje. Se veía que arrastraban un jet lag de miedo peludo, sus vestuarios de opereta pop los hacían sudar a chorros y, para rematar en polka, se reventó un parche de la batería.

Ni eso los paró, al instante decidieron seguir "con las canciones tranquilas", sin batería. La cosa era que la fiesta no parara, y con esos dos no para: es como ver a Emily Watson y Cachirulo armando una piñata para niños grandes y borrachos.

Sonaron "La mancha de mora", "Todo por placer", "Aburrida de estar salida", "Todo lo que no", "Bailan" (su propuesta para Eurovisión; ¿pero cómo iban a vencer al Chiki Chiki?), "Modern Talking", "Me he pasado al nylon verde", "Mi iPod y yo", "Escribe mi biografía" y una promesa: algo que habían ensayado con La Monja Enana y que tocarían al final.

Ni falta hacía, desde que Belén gritó "¡y ahora pisoteamos La insoportable levedad del ser" para luego, literal y literariamente, saltar sobre una copia del libro de marras, a su servidor ya se lo habían ganado. Cuando yo sea poderoso y todo el mundo me obedezca ciegamente, verán que los tengo en mi fiesta de cumpleaños.

Pensábamos que hasta ahí había llegado la noche, que a la Monja Enana le habían dejado un público demasiado enfiestado y cansado. Así lo notó Ana y para la segunda canción nos metió en cintura. Lo de L-Kan es pogo y trote, la Monja es puro charm.

"Por amor se puede hacer de todo, hasta tocar la melódica", explicaron. Parece tan sencillo lo que hacen, canciones de amor con referentes loquitos, todo sobre base tontipop, pero verlo ocurrir es un encanto, los discos no les han hecho justicia. Tenían a todos coreando "Amor Cuántico", "Números", "Casa de muñecas", "Canción de amor No. 3", "Como Lovecraft" y "Villapingüino".

Sin buscarlo mucho, también fue una noche de covers de categoría. Uno de los abridores, Delicado Sónico (la banda de Arlo, de Molécula Records) ya nos había soltado su versión de "El diablo en el cuerpo" (a propósito de Size, ahí viene ya el documental Nadie puede vivir con un monstruo), luego la Monja Enana con su lecturas de "Al otro lado" (Family) y "Otra dimensión" (Fangoria), y el final prometido, todos sobre el escenario para soltar "Al amanecer" (Los Fresones Rebeldes). Eso es caché, señores.

Multiforo Alicia, México D.F. Viernes 11 de julio de 2008.

6/22/2008

tony millionaire - sock monkey / maakies

"Es como si John Tenniel y Robert Crumb dieran una fiesta en el mar, con Herman Melville sirviendo el whisky”. Algo así escribí en un foro para referirme a las historias de Tony Millionaire (hasta la fecha él insiste en que es su nombre real), pero ahora me parece una comparación muy sosa.

Tony no se formó con comics del underground, ni con ilustradores británicos: su referente son, sencillamente, las tiras cómicas que leía de niño. Por eso el aire arcaico de sus escenarios. Y no es al autor de Moby Dick, sino a Patrick O’Brian a quien ha arrebatado toda la jerga náutica de sus personajes.

Hasta ahí las comparaciones. ¿Qué es lo que hace Tony partiendo de semejantes influencias? Pues son las aventuras de un cuervo alcohólico y suicida, acompañado por un simio demente. Y aunque Drinky Crow y Uncle Gabby (pues tales son sus nombres) han obtenido mayor reconocimiento como tira cómica, su creador los ha hecho transitar por todo tipo de formatos y frente a toda clase de públicos, desde libros para niños pequeños hasta animaciones para transmitir a altas horas de la noche.

Sigamos al cuervo y al chango no cronológicamente, sino por orden de corrupción.


Sock Monkey: a Children's Book


En Sock Monkey: a children’s book ambos son monigotes de trapo que cobran vida cuando no son vistos, como si se tratara de The Velveteen Rabbit, o la canción de Cri-Cri. No son el trabajo más elegante del mundo, pero han sido cosidos con cariño por una abuela para su nieto.

En este punto no hay ni rastro de ironía: la vida es idílica, el dibujo naturalista y en los estanques viven hadas amables a las que los protagonistas prestan ayuda.


The Adventures of Tony Millionaire’s Sock Monkey


La siguiente escala sería The Adventures of Tony Millionaire’s Sock Monkey, una serie de novelas gráficas. El cuervo y el simio siguen siendo de trapo, pero ahora tienen intrigas que involucran a las variadas alimañas y juguetes que habitan en esa casa, la cual siempre conserva el estilo, si bien cambia de fachada y muebles, pues es destruida o incendiada periódicamente por los protagonistas.

Su dueño infantil ya no disfruta tanto de su presencia, y cuando escucha a los monigotes alcoholizados (“¡Una perla líquida!” llama el Sr. Cuervo al licor cuando lo descubre por accidente), canturreando temas de taberna, se lamenta diciendo “otra vez los juguetes están cantando esas sucias canciones”.

Para darnos idea de cómo ha cambiado su mundo en este punto, digamos que siguen existiendo las hadas, pero ahora son invocadas con métodos alternativos. A un azulejo ladrón que se negaba a creer en ellas se le realiza una trepanación y se le dan a beber jugos misteriosos para pueda verlas (¿quién dijo Machen?).

Aquí las aventuras ya cuentan con elementos náuticos y el lenguaje es un inglés afectado que dice los mayores disparates en la forma más elegante posible.


Maakies


Siguiente estación: Maakies. Se trata de una tira cómica semanal que ha encontrado su sitio en un puñado de publicaciones alrededor del mundo desde hace catorce años.

En Maakies las cosas se salen completamente de madre. Drinky Crow y Uncle Gabby son de carne y hueso, viven en un mundo de marinos borrachos, aguerridos lagartos franceses y mujeres de puerto. Las bromas son escatológicas, absurdas o siniestras.

Parece el final del camino, pero es una vuelta al origen. Drinky Crow nació como un dibujo que Tony hacía en las servilletas de un bar, un pajarraco bebedor siempre presto a reventarse los sesos. Fue el cantinero quien convenció a Millionaire de dar continuidad a esa historia y así ha llegado hasta la televisión.


The Drinky Crow Show


Como animación estos personajes han tenido dos encarnaciones. La primera fue bastante torpe: Maakies, una serie de cortos que tuvo una breve vida en Saturday Night Live. Desde el tema inicial, parecía una copia mediocre de Happy Tree Friends.

Mucho mejor, en animación y apego al espíritu de la tira, es The Drinky Crow Show, serie creada por Eric Kaplan, cuyo programa piloto fue mostrado el año pasado en AdultSwim y contaba con música de They Might Be Giants (John Flansburgh es viejo conocido de Tony).

Como resumen, digamos que Tony Millionaire no se ha esperado a que otros diluyan o exageren su obra. Él solito se ha encargado de que Gabby y Drinky sean de todo y sin medida. Mi recomendación personal es The Adventures of Tony Millionaire’s Sock Monkey, donde las historias son más ingeniosas y el dibujo más complejo, sin renunciar al nonsense que es el sello de la casa. Y aquí les dejo algunos links para ver las animaciones:

Programa piloto de Drinky Crow: Parte 1, Parte 2.

Maakies en SNL: Clam Shack, Mermaid.

5/29/2008

agnes quill: una antología de misterio


Agnes Quill, el personaje que da título al nuevo cómic de Dave Roman, tiene una agenda parecida a la de Hellboy o Adèle Blanc-Sec (fantasmas, partes de cuerpos con vida autónoma y una humanidad subterránea), si bien el guionista Roman no parece tan interesado en el folklore, la literatura de folletín o los contextos históricos definidos como Mignola y Tardi.

De hecho, sus historias ocurren en una ciudad idealizada (Legerdemain, victoriana y steam-punk hasta la punta de las chimeneas) y en un tiempo indeterminado. Sirva una anécdota para explicar su aspecto: en una de las viñetas que cierran este libro, el dibujante Bannister había colocado a Agnes en una biblioteca con un mapa y un globo terráqueo, de los cuales Roman aconsejó borrar cualquier semejanza con la geografía real. Lo de Agnes ocurre en otro lado.

La señorita Quill tiene 16 años y ha quedado huérfana recientemente. Heredó de su abuelo un “castillo” (en realidad una casona en ruinas), una tienda de antigüedades custodiada por el taciturno Sr. Lorik y la capacidad de comunicarse con los muertos, la cual decide explotar trabajando como detective… para los muertos.

En lugar de recurrir al dibujante John Green (su colaborador habitual, con quien realiza la serie Quicken Forbbiden), para esta ocasión Roman invitó a varios ilustradores, muy diferentes entre sí. Ya sea que el autor escribiera historias acordes a cada dibujante, o que ellos tuvieran libertad para adaptar los textos, cada una tiene un tono muy diferente.

Es siniestra, cercana a los comics clásicos de horror, con los trazos de Jason Ho. Sencilla y hasta disneyana con Raina Telgemeier. Detallada y dinámica en las manos de Jeff Zornow. El propio Roman dibuja la última, con un estilo deliberadamente infantilizado e ingenuo, aunque su historia no lo sea tanto.

Como coda aparecen extractos del diario de Agnes, en los cuales hay más detalles de su día a día (escuela, problemas económicos, la lata de vivir rodeada de espíritus irrespetuosos) que sería agradable ver incorporadas en el cómic en volúmenes posteriores, para agregar más dimensiones a la historia, algo que el guionista explotaba con buenos resultados en Quicken Forbidden.

Agnes Quill: An Anthology of Mistery fue publicada por Slave Labor Graphics. Dos de las historias están disponibles en esta dirección.

5/15/2008

los industriales de atemajac

A comienzos de los noventa, y aunque no había una profusión de bandas locales y tocadas de ese corte (como en Tijuana o Ciudad Victoria), la música industrial gozó de una inexplicable popularidad en Guadalajara.

Encontrabas camisetas serigrafiadas de Front 242 en los mercaditos, los ambulantes vendían antologías en caset donde Nitzer Ebb aparecía al lado de Technotronic y Chino Bayo (“exta sí, exta nooo…”) y en la radio la gente mandaba saludos a sus amiguitos headhunter. La mixtape de industrial y banda sinaloense que un compañero llevo a la prepa era el acabose.


¿A qué le llamaban "industrial" en la Guadalajara de los noventa?


Al mismo tiempo, como en el resto del país, hordas de adolescentes tapatíos adoptaron la facha de Seattle: camisa de franela, jeans raídos y, muy importante, botas industriales, de casquillo. El grunge tenía poco o nada que ver con el atuendo, la mayoría de aquellos chicos escuchaba rock nacional.

El caso es que, para sus mayores, la expresión “música industrial” y esas ropas aparecieron al mismo tiempo. Alguien debió hacer una asociación equívoca: las botas industriales y la música industrial. Aquellos chicos vestidos al modo del grunge terminaron siendo llamados industriales, siendo ajenos tanto al grunge como al industrial.


Maldita Vecindad en las Fiestas de Octubre


Todavía recuerdo una tarde, en la estación Atemajac del tren ligero, en la que se encontraron el sacerdote de ese barrio y mi papá. Ese día tocaban Maldita Vecindad en las Fiestas de Octubre: un grupo en pleno auge en una presentación gratuita. Y el modo más sencillo de llegar al concierto era en tren ligero.

Así que el metro estaba atestado de aquellos industriales, que hacían tumulto y llenaban cada vagón. Con semejante competencia, mi padre y el padre tuvieron que esperar más de media hora antes de poder utilizar el transporte (como imaginarán, ellos no iban a ver a Maldita).

“Con estos industriales no se puede”, comentó papá. “Sí, ellos felices con su desmadre, y uno aquí esperando”, replicó el padre, que era gringo y había aprendido más modismos de los que convenían a su profesión.


Ozzy, Ozzy!


Recordé estos enredos roqueriles-semánticos-tapatíos a raíz de un artículo sobre el death metal de la India que apareció en la revista Guernica. No ocupan estar interesados en el death metal ni en la India para disfrutarlo, es una nota magnífica. La firma un Akshay Ahuja.

El autor viajó a la tierra de sus antepasados para, entre otras cosas, llevarle una guitarra a un grupo de death afincado en Bangalore. Allá se encontró que cuando los jóvenes hindús hablan de “freak out” no quieren decir alocarse o alterarse, sino todo lo contrario, quiere decir darse un respiro o pasear. Para ellos “freak out” es lo mismo que “chill out” o “hang out”.

Pero lo mejor le esperaba en un festival de rock. A pesar de que era un festival grande y contaba con buen patrocinio, muchas de las bandas tocaban covers de rock clásico, una actitud amateur.

En cierto punto la gente comenzó a gritar “¡Ozzy, Ozzy!”. El grupo en el escenario tocó “Breakin’ the Law” (Judas Priest) y todo mundo aplaudió complacido. No estaban pidiendo una canción de Ozzy Osbourne o Black Sabath: ahí el grito de “Ozzy, Ozzy” significa lo mismo que nuestro “otra, otra”. No pregunten por qué. Sospecho que Akshay tampoco lo supo.

4/22/2008

orvonton en la clausura del simposio de estudios visuales

1. Las presentaciones constantes pueden desgastar con rapidez el repertorio de cualquier banda o proyecto personal. Carlos Pechant, el creador de música electrónica que firma sus grabaciones como Orvonton, tiene una fórmula para esquivar ese desgaste: es prolífico y, encima, su selección e improvisaciones cambian de carácter en cada ocasión, dependiendo del espacio, el público y el ánimo del músico.

Si quieren colocar sus grabaciones en algún estante, sería el de la IDM, ese gran baúl de géneros donde mucho cabe. En cuanto a referentes, va de lo más sereno del ambient a los estallidos frenéticos de Squarepusher y Aphex Twin, pasando por los cruces entre la música de laptop y sonidos más tradicionales, como los que han realizado Venetian Snares y Jaga Jazzist.

Luego de la grabación de su primer álbum y un EP (Tensión Superficial y Orvonton.2), Pechant entró en un período sabático para preparar “Remitente”, el disco del cual escuchamos algunas partes en su presentación del 19 de abril en el Museo de Culturas Populares (Monterrey).

2. El marco era la clausura del II Simposio Internacional de Estudios Visuales, cita organizada por la Facultad de Artes Visuales de la UANL. La presentación de Orvonton inició poco después de las ocho de la noche, en una sala con decorado arbóreo que sería utilizado más adelante por los performers de la compañía Metamórfono.

En uno de los costados se proyectaban videos creados y alterados por Checo Robota (VJ del colectivo Emulación Aleatoria, al que también pertenece Orvonton) que acompañaban la música que Pechant creaba con su lap, dos controladores y un mixer. En presentaciones anteriores Checo había echado mano a imágenes de Pardjanov y Brakhage, pero en esta ocasión combinó diseños abstractos con la obra de Vladimir Kobrin.

Para quienes no hubieran escuchando antes a Orvonton esta fue una buena muestra de sus diversos registros. En lugar de decantarse por uno solo de los subgéneros de la electrónica que maneja, los acomodó en una misma sesión no demasiado extensa, como si se tratara de diversos movimientos de una misma obra.

Arrancó con samples de orquesta, para luego deslizarse hacia el ambient y pasajes de glitch que sonaban como líquidos en ebullición. El frente ambient comenzó a tornarse cada vez más denso y ominoso (aquí fue donde se usaron los videos de Kobrin), pero justo entonces fue alcanzado por una electrónica más amable que ora invitaba a la distensión, ora al baile (aunque quizá la ocasión no era la más propicia para esto último) y piezas de corte académico (escuchen el track “Arpegio de espera”) tocadas por Carlos directamente en un teclado, sin recurrir a audio pregrabado.

En todo caso, yo seguía echando de menos el lado sucio (el más divertido) de Orvonton, cuando son retorcidos los mandos del mixer para producir ritmos espasmódicos y bombos atronadores. Pero no nos falló, sólo lo estaba guardando para el final. El material interpretado provenía de diferentes períodos, pero fue presentado en un contexto y un orden que lo convertía en un solo bloque de música, coherente y cambiante al mismo tiempo.

3. A propósito de “Remitente”, este disco se puede descargar sin costo en archive.org (donde ya rebasó las 1500 descargas) y en el Clinical Archives, netlabel de música “ecléctica e ilógica” (en sus propias palabras).