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7/23/2018

es necesario, excepto cuando no lo es

No hay un modo fijo de contar historias, pero encuentro menos satisfacción en una historia que no respeta las reglas de su propio mundo.

Aliens y Avatar

Una de sus formas más sencillas: modificar la resistencia de materiales y que esto afecte el desarrollo de la historia, como en las películas de James Cameron.

En Aliens, la resina con que los xenomorfos atrapan a los humanos es irrompible hasta que Ripley rescata a Newt. En Avatar los trajes AMP tienen escotillas inmunes a las armas de los Na'vi, hasta que la historia requiere que una de esas escotillas sea vulnerable.

The Killing of a Sacred Deer

En formas más complejas puede tratarse de un proceso que no tiene sentido en nuestro mundo pero es fundamental en el de la historia, hasta que la historia decide ignorarlo.

En The Killing of a Sacred Deer, Steven se decide a hacer el sacrificio que liberaría a su familia cuando su hijo ya está en fase terminal, algo que dentro de las reglas de ese mundo parece más un homicidio por compasión que el sacrificio solicitado. Hay un elemento de azar para justificar la acción, pero parece que ésta se realiza fuera del tiempo acordado.

Dragon Pilot: Hisone to Masotan

En Hisone to Masotan también se requiere un sacrificio, esta vez para que una criatura no destruya Japón. Al final se opta por una solución más técnica que mística, que es plausible dentro de las reglas de ese mundo, pero convierte los once episodios y medio anteriores en un gran red herring, y en ese caso ¿qué historia se estaba contando?

Al llegar la solución de un modo ajeno a la trama principal, los afanes de los personajes resultan tan inútiles como los de los héroes trágicos. Pero, al no subrayar en sus finales la inutilidad de los procesos vistos hasta ese momento, más que un sentido trágico sólo tengo la impresión de que la historia más interesante estaba en otro lado.

3/25/2017

historias de diccionarios

Este invierno en la televisión japonesa pasaron Fune wo Amu, la historia de unos editores de diccionarios y su trabajo de más de una década, desde la planeación de un nuevo diccionario hasta el día de la publicación.

Esta vez la historia apareció como una serie de anime; antes había sido película y primero fue una novela. Al mismo tiempo en los Estados Unidos una lexicógrafa de Merriam-Webster, Kory Stamper, estaba preparando un libro (Word by Word: The Secret Life of Dictionaries) que cuenta su experiencia creando diccionarios.

Fune wo Amu tiene escenas que presentan al lenguaje como un mar en el que uno corre el riesgo de ahogarse sin la ayuda de un diccionario. En una entrevista hecha por Vox, Kory Stamper compara al lenguaje con corrientes de agua que se reúnen en una cascada. Las frases con las que cierra la entrevista que le hizo el New York Times son casi una invitación a ver Fune wo Amu:
hay algo especial en sentar a varios nerds en una oficina para que lean montones de textos y destilen los significados de una palabra.

3/05/2014

de cómo the king in yellow se hizo el libro más descargado de project gutenberg

Nic Pizzolatto entrevistado a unos días de que termine su serie de TV:
The King In Yellow está ahí porque es una historia sobre una historia, una que enloquece a la gente. Todo True Detective se compone de relatos dudosos. Desde la idea de Cohle de que la identidad es sólo un cuento que nos contamos, pasando por los relatos de hombría que Hart hace de sí mismo, hasta la historia no siempre verídica que le están contando a los detectives que los investigan. Tuvo sentido, al menos para mí, aludir a un relato externo que supuestamente produce locura o, como prefiero decirlo, iluminación demente. Cuando hice eso una especie de lenguaje secundario se formó en los guiones, en el que la noción de horror cósmico se hizo una parte muy real del ambiente, por lo menos para los que conocen la obra de Chambers.

10/30/2013

el triatlón "tinker tailor soldier spy"

Algunas consideraciones luego de hacer el triatlón Tinker Tailor Soldier Spy, que consiste en leer la novela de John le Carré (1974) y ver sus dos adaptaciones: la serie de la BBC (1979) y la película dirigida por Tomas Alfredson (2011).

Czech this out! En Tinker... George Smiley y sus pocos aliados buscan a un agente doble que lleva años en el servicio secreto británico. Ocurre en los setenta, en plena Guerra Fría, y las sospechas comienzan luego de que uno de los espías británicos, Prideaux, es capturado en un bosque de Checoslovaquia. En la película los soviéticos atrapan a Prideaux en Hungría, no Checoslovaquia, y este cambio dice mucho de lo que ha pasado en la industria fílmica de esa parte del mundo.

Luego de la filmación de Misión Imposible en 1996, los estudios Barrandov hicieron de República Checa uno de los países favoritos para filmar. Para comienzos del milenio el resto de Europa estaba en competencia por arrebatarle ese lugar, y la competencia la ganaron los estudios Korda de Hungría en 2004, cuando el país ofreció un reembolso del 20% a todos los que hicieran películas en su territorio. Diez años después hay más países ofreciendo reembolsos parecidos pero Hungría sigue de ganona.

Al margen de esta competencia, el director Alfredson tuvo un episodio cinematográfico como el de Jorge Ibargüengoitia: en Budapest descubrió una plaza comercial abandonada y se empeñó en utilizarla. Así, lo que era un operativo militar en un bosque se convirtió en una plática incómoda en un café de Budapest.

También la aventura de otro de los espías, Ricki Tarr, ha cambiado de locaciones. En la novela ocurre en Hong Kong y en la serie pasa en Portugal. El tipo se lo pasa muy bien entre noches de fado, copas de porto y calles angostas buenas para ligarse a una espía soviética. En la película se cambia Lisboa por Estambul y aunque los involucrados no lo cuentan así, parece que hay algo de guerrilla filmmaking ahí: tomas desde carreteras, puertos y un ferry, Estambul como un horizonte.


Un aire doméstico. La novela comienza con Prideaux dando clases en una escuela en el campo. Smiley es chaparro, gordo y parsimonioso. El Hotel Islay que escoge como base de operaciones parece un bed & breakfast. Una de las claves entre los del servicio secreto es poner o quitar botellas de leche en la entrada de una casa. Detalles así dan un aire de domesticidad a la historia de le Carré.

Algo de eso se pierde en la serie y mucho de eso se pierde en la película. Alec Guinness y Gary Oldman saben dar a Smiley esa combinación de apariencia inocua y mente implacable, pero ninguno de los dos es bajito y gordo. El Hotel Islay de la película parece una bodega. En general, los personajes de la película habitan un mundo más ominoso, cuando el original consistía en días húmedos y melancólicos en los que había que salvar instituciones occidentales a empujones, porque ni los espías creían en esas instituciones ni sus superiores ayudaban en la labor.


That '70s Show. Para el cine los setenta suenan a hard rock, soul y disco, como si muchas otras cosas no hubieran ocurrido. Una de las escenas borradas del film mostraba a Oldman preparándose un huevo mientras sonaba rock en la radio. Algo no cuajaba con Smiley escuchando rock. Para las escenas finales el director quiso música que el personaje pudiera tener en su casa: Julio Iglesias cantando La mer. Queda de maravilla. Antes, en la fiesta navideña de los espías suena el cantante country Charlie Rich. La serie también ganó puntos con la música pero en un sentido muy distinto. Esos créditos finales deben haber dejado el corazón hecho bolita y muchas ansias por ver el siguiente episodio.

Los setenta también fueron la edad de oro del administrador (ahora se rinde culto al CEO-propietario que es solitario y ocurrente). Esto aparece satirizado en la novela: la expulsión de Control (el jefe) y Smiley guarda las formas de una restructuración administrativa, la adopción de algo llamado lateralidad. Tomando en cuenta todo el tiempo que tenían disponible en la serie, esta expulsión ocurre muy rápido. En la película recurren a un cambio de imagen: la nueva administración echa a las señoras colmilludas que apoyaban a los espías y contrata una tropa de muchachas rubias.


La espía que me tomó por una agencia de viajes. La adaptación debe condensar de algún modo el original. No hay un único modo de hacer esta condensación, pero la vida familiar y afectiva de los protagonistas es de lo primero que se simplifica, que se estereotipa. Se conserva una variante si está ligada a otras partes de la trama, por lo demás se asume que todo personaje tiene una familia nuclear, o aspira a ella y asume sus valores.

En la película Tarr identifica a una pareja de espías rusos. También descubre que el espia ruso maltrata a su mujer y que ella tiene información valiosa para los británicos. Tarr se enamora de ella y desea salvarla (de su pareja, del socialismo, de todo). En la novela la situación es más nebulosa. A Tarr le gusta la mujer pero quiere llevarla a Londres porque reclutar desertores es parte de su trabajo. Además, la información que ella tiene lo hará quedar bien en el Circus (el apodo del MI6 en la obra de le Carré). Y ya estaba planeando llevar a su amante turca a Londres, ahora podría tener a su amante turca y su amante rusa en la misma ciudad y estar bien colocado en el Circus. Ése era su plan.

En la serie se dedica mucho del último episodio a la reconciliación de Smiley con Ann, la esposa que le pone el cuerno y lo abandona periódicamente. En la película no vemos a Ann, pero sí a Smiley emocionado cuando ella vuelve. De nuevo, las cosas son más nebulosas en la novela. Ann pertenece a la aristocracia, es del círculo del primer ministro. A Smiley lo echaron del Circus y nadie ahí quiere escuchar sus hipótesis. Sólo puede seguir investigando porque el ministro y sus allegados todavía creen en él, porque es de la familia.

Una parte de estos personajes fue ignorada o estandarizada. Para que recibieran la licencia de héroe hubo que moderar los planes de Tarr y atenuar el nepotismo en la carrera de Smiley. Como si sus acciones valieran menos al mostrar esas partes de sus vidas. Estas exigencias no escritas son comunes. Por ejemplo, Frank Darabont admite que omitió el affair entre los protagonistas de The Mist para que el público empatizara con ellos. A Noah Baumbach le critican que en su cine toda familia tiene algo antipático, y apenas encontró algo de comprensión cuando un espectador comentó que eso no era un error, porque "¡la gente es así!" No es que el cine deba hacer votos de realismo, es sólo que aburren los personajes con vidas familiares y afectivas maquiladas a destajo.

4/19/2010

battlestar galactica

Dicho lo anterior (que el final de Battlestar no tiene gracia) agrego que sí, es la mejor serie de CF que haya visto. Nunca me gustó del todo que unos personajes pudieran revivir, ni ese Deus ex machina (dios adorado por las máquinas en este caso) que metía mano para que se cumplieran las profecías. Le restaba importancia a las acciones de los peronajes, pero tampoco eran ocurrencias de última hora, eran premisas de la historia. El televidente ya sabía, sobre todo a lo largo de las temporadas tres y cuatro, que en la conclusión ambas cosas iban a pesar.

1. Desde el principio tuvo una sola dirección. Los humanos sobrevivientes de las 12 Colonias se fueron a buscar la Tierra. La historia termina cuando comienzan a habitar la Tierra. Era tal la atención a esa línea argumental que las películas (Razor y The Plan) abordan los mismos acontecimientos, desde la perspectiva de personajes de los que sabíamos poco en la serie. Todos tienen su propia voz y sus propios motivos.

2. No hay secretos inútiles. Una forma barata de crear tensión es mostrarlo todo como lo vería un ojo omnisciente y ocultar arbitrariamente aquello que daría la clave de la historia. En Battlestar la única forma de que el espectador no supiera algo era cuando ninguno de los personajes lo sabía, como en el caso de los Últimos Cinco cylon: ni los Últimos Cinco sabían que ellos eran.

3. No depender del amor romántico. Otra forma barata de crear tensión: mantener en vilo una relación o la posibilidad de una relación amorosa. A lo largo de la trama se forman parejas, simplemente ocurre, su posibilidad o su continuidad no está ahí para crear expectación. Si resulta que tu amorcito era un cylon, entonces hay problemas, pero derivan de eso, de ser un frakking cylon (para el que apenas vaya llegando, en las 12 Colonias fuck se dice frak).

4. Esta gente come, vive y parrandea. Las batallas entre vipers y cylon raiders no lo son todo en la vida. Hay televisión de entretenimiento, música (en un capítulo usan "Metamorphosis 1" de Philip Glass), grilla, fiestas, etc. A veces el principal problema es encontrar alimento o combustible, y el que lo encuentra es un héroe, igual que si hubiera ganado un combate.

5. Santos o villanos, ninguno. El almirante Bill Adama llevó a todos a buen puerto, pero también fue el que rompió la tregua con los cylon en principio. Baltar no sabía que por andar de chiflado iba a comprometer a toda la humanidad (y tampoco dejó de andar de chiflado). Cada rebelión es armada por individuos que se sienten traicionados por sus guías. Ataca el que teme no sobrevivir si no ataca.

Es una historia completa, con buen ritmo y personajes complejos. Un drama moldeado sobre el esqueleto de una space opera sin los vicios de la space opera. No entiendo cómo consiguieron financiarla, el proyecto debe haberse escuchado de lo más bobo.

Este año inició Caprica, serie que cuenta la vida en una de las 12 Colonias durante la creación de los cylon. Es un híbrido de varios géneros de ficción y un gran patio de juegos: físicamente Caprica City podría ser Nueva York, pero las tradiciones y formas de convivencia en ella son muy otras. Podría cambiar varias reglas del juego en las series de TV o ser cancelada tras la primera temporada.

4/16/2010

dejen a los robots tomar el sol

Terminé de ver Battlestar Galactica ("la serie reimaginada", como dicen los fenómenos que recuerdan la Battlestar original). Resumiendo: la humanidad es casi aniquilada por robots que parecen humanos, los sobrevivientes son cazados por toda la galaxia. Tanto los humanos como los robots viven a diario al borde de la guerra civil. La gente se emborracha o se hace fanática religiosa para aguantar esa vida de tensiones. Varios humanos descubren que en realidad eran robots, o que cogían con robots. Al final, humanos y cylon (así se llaman los robots) hacen las paces y se van a vivir todos juntos a un lote baldío con restos de radiación. Es como fugarte de Guantánamo para acabar en un Infonavit de Chernobyl.

A Ronald D. Moore no se le ocurrió aligerar un poco el tono de Battlestar sino hasta el último capítulo. Resulta que además de humanos y cylon había ángeles en el equipo. En la última escena, antes de que suene "All Along The Watchtower", los mensajeros que se aparecían a Baltar y Cáprica 6 tienen una conversacion como las que George Burns tenía con George Burns en Oh, God! You Devil. En ese mismo capítulo, después de unos ochenta episodios en el interior de naves espaciales, ves a los personajes caminando sobre la hierba y tomando el sol, rodeados de fauna tan salvaje como benigna. Parece Atalaya.

Me recordó el final que le pegaron a la primera edición de Blade Runner. Luego de dos horas de replicantes acechando en una ciudad húmeda y oscura, para que el público no saliera demasiado malviajado del cine les endilgaron una escena de Deckard y Rachel por la carretera, bajo un sol esplendoroso. Es que esos pobres robots ya sufrieron mucho, déjenlos tomar el sol.

Por cierto, todo lo anterior son spoilers. Ya les avisé. Y ahora mi versión favorita de Blade Runner es ésta.

5/12/2009

ann druyan atravesando el cosmos

1. La semana pasada me cumplí un capricho de toda la vida: compré la caja de DVDs de la serie Cosmos de Carl Sagan. Esa serie la vi cuando la pasaban en las tardes, en el canal 5. Luego me aventaba una siesta y veía la repetición como a las diez u once de la noche, cuando ya se estaba acabando la programación. Cuando venía a Monterrey la veía los sábados por la mañana en la tele local: mi abuelo estaba terminando de ver En Vivo (que empezaba en la noche de viernes) y justo después de los créditos cambiábamos de canal para ver Cosmos. Me pasé buena parte de la infancia diciendo que quería ser astrónomo. No astronauta, astrónomo.

Entonces tener la serie completa era una inversión considerable: 13 videocasetes bastante caritos. Lo cual no importaba, porque de todos modos mi familia no tuvo videocasetera hasta fines de los ochenta. Así que papá me compró el libro (que tiene muchas más anécdotas que no aparecen en la serie) en, of all places, la librería Cosmos.

2. He estado viendo un capítulo diario, y prácticamente no he hablado de otra cosa en estos días, y hace rato estaba twittereando al respecto. En eso me llegó un mail de "Infos Dupuy-Berberian", el mailing list de los autores de Monsieur Jean. Con respecto al último libro de Berberian dicen esto:

"Sacha", de Charles Berberian, éditions Cornelius (collection Raoul)
Février 2009 - 160 p. n&b

Note de l'éditeur :
En 1977, la sonde Voyager emporte dans l'espace un enregistrement des bruits de la Terre. On y entend la pluie et les oiseaux, Beethoven et Chuck Berry, mais aussi les battements du coeur d'une jeune femme, Ann Druyan.

Sacha rassemble quelques spécimens de notre zoo sublunaire : un matou massacré, un monstre bien vivant, un moineau moraliste, un musicologue misanthrope, une mère et son marmot, un miséreux qui rêve du musée Grévin. Le tourbillon de la vie les entraîne au fond et certains se laissent couler. Mais, il n'est d'existence si médiocre qu'elle ne puisse être rachetée. Il suffit pour cela de savoir écouter le monde. Comme un bruit ou un silence n’existent que si quelqu'un les entend, nos vies n’ont de sens que par et pour les autres.

Charles Berberian regarde son époque avec autant d'empathie que de lucidité. S'il décrit un univers d'une noirceur quotidienne, dominé par l'indifférence et la cupidité, la violence et l'égoïsme, il refuse de désespérer de l'homme : d’ici 40.000 ans Ann Druyan sera morte depuis longtemps, mais son coeur continuera à battre à travers le cosmos.


Esa Ann Druyan cuyos latidos atravesarán el universo por la eternidad no era otra que la esposa de Carl Sagan, también coautora de la serie. Desconozco si lo de mencionarla fue una puntada del que hizo esa hoja de prensa, o si ese hecho aparece mencionado en la novela gráfica. Al margen de eso: las reseñas presentan a Sacha como la obra cumbre de Berberian.

6/22/2008

tony millionaire - sock monkey / maakies

"Es como si John Tenniel y Robert Crumb dieran una fiesta en el mar, con Herman Melville sirviendo el whisky”. Algo así escribí en un foro para referirme a las historias de Tony Millionaire (hasta la fecha él insiste en que es su nombre real), pero ahora me parece una comparación muy sosa.

Tony no se formó con comics del underground, ni con ilustradores británicos: su referente son, sencillamente, las tiras cómicas que leía de niño. Por eso el aire arcaico de sus escenarios. Y no es al autor de Moby Dick, sino a Patrick O’Brian a quien ha arrebatado toda la jerga náutica de sus personajes.

Hasta ahí las comparaciones. ¿Qué es lo que hace Tony partiendo de semejantes influencias? Pues son las aventuras de un cuervo alcohólico y suicida, acompañado por un simio demente. Y aunque Drinky Crow y Uncle Gabby (pues tales son sus nombres) han obtenido mayor reconocimiento como tira cómica, su creador los ha hecho transitar por todo tipo de formatos y frente a toda clase de públicos, desde libros para niños pequeños hasta animaciones para transmitir a altas horas de la noche.

Sigamos al cuervo y al chango no cronológicamente, sino por orden de corrupción.


Sock Monkey: a Children's Book


En Sock Monkey: a children’s book ambos son monigotes de trapo que cobran vida cuando no son vistos, como si se tratara de The Velveteen Rabbit, o la canción de Cri-Cri. No son el trabajo más elegante del mundo, pero han sido cosidos con cariño por una abuela para su nieto.

En este punto no hay ni rastro de ironía: la vida es idílica, el dibujo naturalista y en los estanques viven hadas amables a las que los protagonistas prestan ayuda.


The Adventures of Tony Millionaire’s Sock Monkey


La siguiente escala sería The Adventures of Tony Millionaire’s Sock Monkey, una serie de novelas gráficas. El cuervo y el simio siguen siendo de trapo, pero ahora tienen intrigas que involucran a las variadas alimañas y juguetes que habitan en esa casa, la cual siempre conserva el estilo, si bien cambia de fachada y muebles, pues es destruida o incendiada periódicamente por los protagonistas.

Su dueño infantil ya no disfruta tanto de su presencia, y cuando escucha a los monigotes alcoholizados (“¡Una perla líquida!” llama el Sr. Cuervo al licor cuando lo descubre por accidente), canturreando temas de taberna, se lamenta diciendo “otra vez los juguetes están cantando esas sucias canciones”.

Para darnos idea de cómo ha cambiado su mundo en este punto, digamos que siguen existiendo las hadas, pero ahora son invocadas con métodos alternativos. A un azulejo ladrón que se negaba a creer en ellas se le realiza una trepanación y se le dan a beber jugos misteriosos para pueda verlas (¿quién dijo Machen?).

Aquí las aventuras ya cuentan con elementos náuticos y el lenguaje es un inglés afectado que dice los mayores disparates en la forma más elegante posible.


Maakies


Siguiente estación: Maakies. Se trata de una tira cómica semanal que ha encontrado su sitio en un puñado de publicaciones alrededor del mundo desde hace catorce años.

En Maakies las cosas se salen completamente de madre. Drinky Crow y Uncle Gabby son de carne y hueso, viven en un mundo de marinos borrachos, aguerridos lagartos franceses y mujeres de puerto. Las bromas son escatológicas, absurdas o siniestras.

Parece el final del camino, pero es una vuelta al origen. Drinky Crow nació como un dibujo que Tony hacía en las servilletas de un bar, un pajarraco bebedor siempre presto a reventarse los sesos. Fue el cantinero quien convenció a Millionaire de dar continuidad a esa historia y así ha llegado hasta la televisión.


The Drinky Crow Show


Como animación estos personajes han tenido dos encarnaciones. La primera fue bastante torpe: Maakies, una serie de cortos que tuvo una breve vida en Saturday Night Live. Desde el tema inicial, parecía una copia mediocre de Happy Tree Friends.

Mucho mejor, en animación y apego al espíritu de la tira, es The Drinky Crow Show, serie creada por Eric Kaplan, cuyo programa piloto fue mostrado el año pasado en AdultSwim y contaba con música de They Might Be Giants (John Flansburgh es viejo conocido de Tony).

Como resumen, digamos que Tony Millionaire no se ha esperado a que otros diluyan o exageren su obra. Él solito se ha encargado de que Gabby y Drinky sean de todo y sin medida. Mi recomendación personal es The Adventures of Tony Millionaire’s Sock Monkey, donde las historias son más ingeniosas y el dibujo más complejo, sin renunciar al nonsense que es el sello de la casa. Y aquí les dejo algunos links para ver las animaciones:

Programa piloto de Drinky Crow: Parte 1, Parte 2.

Maakies en SNL: Clam Shack, Mermaid.

12/25/2006

otro reno navideño

Cuando eran pequeños, el Sr. Sagaz y su hermana eran llamados Mandril y Mandrilillo por sus padres. En algún momento ella contrajo sarampión o varicela, una cosa de ésas, con las que te llenas de manchitas, con lo que su sobrenombre se extendió a Mandrilillo Pinto. Eventualmente la mandrilez pasó y ella terminó siendo El Pinto, nombre que conserva hasta hoy.

Tras pasar la Nochebuena atrincherados frente a la TV, viendo un amplio surtido de películas Hallmark, los hermanos recibieron la Navidad viendo "Las cuarenta chicas más cachondas que se han ligado a un rockstar", un conteo transmitido por VH1. Mientras Tommy Lee aparecía por segunda o tercera ocasión involucrado con alguna rubia pechugona, el Sr. Sagaz recordó el regalo que había recibido del Sr. Sensato.

Sr. Sagaz: El engendro me pasó Twin Peaks, toda la primera temporada.

El Pinto: ¿Es la serie que le gustaba a Mamá?

Sr. Sagaz: No, la que dices es Northern Exposure, era como un Twin Peaks para todo público. La que tenía un reno paseando por un pueblito canadiense en los créditos.

El Pinto: El reno también salía en la serie, ponían una toma de él caminando por el pueblo cuando había cambio de escena, o cuando iban a cambiar la trama.

Sr. Sagaz: Se me hace que lo ponían para obviar las escenas de sexo. Después de cada faje, en lugar de una toma de la chimenea o de la ventana.

El conteo de VH1 llegó en ese momento a una joven modelo enredada con Rod Stewart. La chica tenía como veinte años menos que él. Una de las entrevistadas (reporteras de revistas de chismes, cantantes en el retiro) se mostró asombrada, "¿Cómo pueden pasar tanto tiempo juntos? El podría ser su padre. ¿De qué pueden platicar si vienen de dos épocas muy distintas?"

El Pinto: Esa gente no platica, sólo se dedica a ver pasar al reno.