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3/05/2014

no para nosotros

Pronto descubrimos que este poema es una especie de oda, como la oda a la inmortalidad de Wordsworth o la oda a la melancolía de Keats, un poema en el cual la primera persona habla por todos nosotros y habla no para enseñar sino para entender. Y tal como tomamos seriamente las declaraciones de Wordsworth y Keats, aquí, cuando Eliot/Prufrock dice I have heard the mermaids singing each to each./ I do not think that they will sing to me, debemos tomarlo tan en serio como tomamos a cualquier poeta. Si llevara el dobladillo de fuera y paseara por la playa sin cohibirse, todo estaría bien. Sería un novelista, quizá, o un poeta menor, comentando el paisaje marino. Si las sirenas le cantaran como las musas hacían con Homero, todo estaría bien. Él anotaría sus palabras y sería el portavoz de la comunidad. Pero no, ha escuchado a las sirenas cantar y por lo tanto no puede regresar a su antigua vida; pero, como no le estaban cantando a él, sino cantando para ellas mismas, está en la poco envidiable posición de vivir sabiendo que lo que daría significado a su vida existe, pero no puede escucharlo. Como dijo Kafka, "existe la salvación, pero no para nosotros".

Gabriel Josipovici, What Ever Happened to Modernism?

1/27/2014

john le carré: the honourable schoolboy

The Honourable SchoolboyThe Honourable Schoolboy by John le Carré
My rating: 2 of 5 stars

En su momento los críticos quisieron convencerse de que The Honourable Schoolboy era una digna secuela, algo deshilachada, de Tinker Tailor Soldier Spy. Tiene poca relación con esa novela tan buena. El pelotón chiflado de Smiley (Guillam el fisiognomista, la alcohólica y aguda Sachs, el matarife Fawn...) aparece ocasionalmente, el héroe es un periodista aventurero de cliché llamado Jerry Westerby.

Westerby, la fusión de Tintin y James Bond, se puede colar en cualquier fiesta, enamora a la rubia del villano chino, escapa de coches bomba... ya se imaginarán el resto. Se entiende el plan de le Carré, construye al súper-agente al servicio de Su Majestad para hacerle pagar las facturas que Ian Fleming le perdonaba, pero la aventura es larga, carece de interés y el lector acaba más interesado por las escaramuzas burocráticas de Smiley.

Le Carré parece ser de la misma opinión que Alan Moore: un James Bond nunca podría ser un héroe, sería necesariamente un fastidio para su país, para cada persona en su entorno, para el planeta. Es sólo que le toma 500 páginas contar este chiste tan sencillo.

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1/17/2014

catedrales y autómatas

(Las catedrales) no sólo abrieron el camino a la noción de espacio infinito sino que hicieron un culto de ello, casi una obsesión. La proximidad entre los productos de una cultura y su visión del mundo y de sí misma está bien demostrada por el hecho de que los primeros alquimistas comenzaron a destacar en Europa al mismo tiempo que las catedrales. Los resultados obtenidos por los alquimistas y los métodos que usaban son irrelevantes en este contexto, lo esencial es el concepto subyacente que llegó con ellos, que vislumbrar los secretos de la vida no era imposible, que era asequible para aquellos con las habilidades y los conocimientos adecuados. Por ejemplo, se decía de Alberto Magno que había construído un autómata que podía hablar y moverse como un ser humano, de Teofrasto Bartolomeo que podía controlar los elementos, de Robert Foxcroft que había revivido a su hijo. No es inconcebible que mitos como estos fueran el meollo de la leyenda de Fausto, en la que no queda duda sobre el carácter demoníaco de este arte sin límites. ¿Y de qué nos prevenía la leyenda de Fausto, sino de la obra de Copérnico, Bruno, Descartes, Galileo, Leibniz y Newton? Normalmente no lo entendemos así a causa de la efectiva influencia de la Ilustración, para la que la etiqueta "demoníaco" era asociada con lo oscuro y vago, lo especulativo y oculto, y "veraz" con lo preciso y racional, obvio y verificable, con todas las consecuencias fatales derivadas de ello.

Karl O. Knausgaard, A Time to Every Purpose Under Heaven.

10/30/2013

el triatlón "tinker tailor soldier spy"

Algunas consideraciones luego de hacer el triatlón Tinker Tailor Soldier Spy, que consiste en leer la novela de John le Carré (1974) y ver sus dos adaptaciones: la serie de la BBC (1979) y la película dirigida por Tomas Alfredson (2011).

Czech this out! En Tinker... George Smiley y sus pocos aliados buscan a un agente doble que lleva años en el servicio secreto británico. Ocurre en los setenta, en plena Guerra Fría, y las sospechas comienzan luego de que uno de los espías británicos, Prideaux, es capturado en un bosque de Checoslovaquia. En la película los soviéticos atrapan a Prideaux en Hungría, no Checoslovaquia, y este cambio dice mucho de lo que ha pasado en la industria fílmica de esa parte del mundo.

Luego de la filmación de Misión Imposible en 1996, los estudios Barrandov hicieron de República Checa uno de los países favoritos para filmar. Para comienzos del milenio el resto de Europa estaba en competencia por arrebatarle ese lugar, y la competencia la ganaron los estudios Korda de Hungría en 2004, cuando el país ofreció un reembolso del 20% a todos los que hicieran películas en su territorio. Diez años después hay más países ofreciendo reembolsos parecidos pero Hungría sigue de ganona.

Al margen de esta competencia, el director Alfredson tuvo un episodio cinematográfico como el de Jorge Ibargüengoitia: en Budapest descubrió una plaza comercial abandonada y se empeñó en utilizarla. Así, lo que era un operativo militar en un bosque se convirtió en una plática incómoda en un café de Budapest.

También la aventura de otro de los espías, Ricki Tarr, ha cambiado de locaciones. En la novela ocurre en Hong Kong y en la serie pasa en Portugal. El tipo se lo pasa muy bien entre noches de fado, copas de porto y calles angostas buenas para ligarse a una espía soviética. En la película se cambia Lisboa por Estambul y aunque los involucrados no lo cuentan así, parece que hay algo de guerrilla filmmaking ahí: tomas desde carreteras, puertos y un ferry, Estambul como un horizonte.


Un aire doméstico. La novela comienza con Prideaux dando clases en una escuela en el campo. Smiley es chaparro, gordo y parsimonioso. El Hotel Islay que escoge como base de operaciones parece un bed & breakfast. Una de las claves entre los del servicio secreto es poner o quitar botellas de leche en la entrada de una casa. Detalles así dan un aire de domesticidad a la historia de le Carré.

Algo de eso se pierde en la serie y mucho de eso se pierde en la película. Alec Guinness y Gary Oldman saben dar a Smiley esa combinación de apariencia inocua y mente implacable, pero ninguno de los dos es bajito y gordo. El Hotel Islay de la película parece una bodega. En general, los personajes de la película habitan un mundo más ominoso, cuando el original consistía en días húmedos y melancólicos en los que había que salvar instituciones occidentales a empujones, porque ni los espías creían en esas instituciones ni sus superiores ayudaban en la labor.


That '70s Show. Para el cine los setenta suenan a hard rock, soul y disco, como si muchas otras cosas no hubieran ocurrido. Una de las escenas borradas del film mostraba a Oldman preparándose un huevo mientras sonaba rock en la radio. Algo no cuajaba con Smiley escuchando rock. Para las escenas finales el director quiso música que el personaje pudiera tener en su casa: Julio Iglesias cantando La mer. Queda de maravilla. Antes, en la fiesta navideña de los espías suena el cantante country Charlie Rich. La serie también ganó puntos con la música pero en un sentido muy distinto. Esos créditos finales deben haber dejado el corazón hecho bolita y muchas ansias por ver el siguiente episodio.

Los setenta también fueron la edad de oro del administrador (ahora se rinde culto al CEO-propietario que es solitario y ocurrente). Esto aparece satirizado en la novela: la expulsión de Control (el jefe) y Smiley guarda las formas de una restructuración administrativa, la adopción de algo llamado lateralidad. Tomando en cuenta todo el tiempo que tenían disponible en la serie, esta expulsión ocurre muy rápido. En la película recurren a un cambio de imagen: la nueva administración echa a las señoras colmilludas que apoyaban a los espías y contrata una tropa de muchachas rubias.


La espía que me tomó por una agencia de viajes. La adaptación debe condensar de algún modo el original. No hay un único modo de hacer esta condensación, pero la vida familiar y afectiva de los protagonistas es de lo primero que se simplifica, que se estereotipa. Se conserva una variante si está ligada a otras partes de la trama, por lo demás se asume que todo personaje tiene una familia nuclear, o aspira a ella y asume sus valores.

En la película Tarr identifica a una pareja de espías rusos. También descubre que el espia ruso maltrata a su mujer y que ella tiene información valiosa para los británicos. Tarr se enamora de ella y desea salvarla (de su pareja, del socialismo, de todo). En la novela la situación es más nebulosa. A Tarr le gusta la mujer pero quiere llevarla a Londres porque reclutar desertores es parte de su trabajo. Además, la información que ella tiene lo hará quedar bien en el Circus (el apodo del MI6 en la obra de le Carré). Y ya estaba planeando llevar a su amante turca a Londres, ahora podría tener a su amante turca y su amante rusa en la misma ciudad y estar bien colocado en el Circus. Ése era su plan.

En la serie se dedica mucho del último episodio a la reconciliación de Smiley con Ann, la esposa que le pone el cuerno y lo abandona periódicamente. En la película no vemos a Ann, pero sí a Smiley emocionado cuando ella vuelve. De nuevo, las cosas son más nebulosas en la novela. Ann pertenece a la aristocracia, es del círculo del primer ministro. A Smiley lo echaron del Circus y nadie ahí quiere escuchar sus hipótesis. Sólo puede seguir investigando porque el ministro y sus allegados todavía creen en él, porque es de la familia.

Una parte de estos personajes fue ignorada o estandarizada. Para que recibieran la licencia de héroe hubo que moderar los planes de Tarr y atenuar el nepotismo en la carrera de Smiley. Como si sus acciones valieran menos al mostrar esas partes de sus vidas. Estas exigencias no escritas son comunes. Por ejemplo, Frank Darabont admite que omitió el affair entre los protagonistas de The Mist para que el público empatizara con ellos. A Noah Baumbach le critican que en su cine toda familia tiene algo antipático, y apenas encontró algo de comprensión cuando un espectador comentó que eso no era un error, porque "¡la gente es así!" No es que el cine deba hacer votos de realismo, es sólo que aburren los personajes con vidas familiares y afectivas maquiladas a destajo.

10/20/2013

la ciudad embotellada

Los ciudadanos medievales de Nápoles creían que Virgilio había sido el fundador de la ciudad y que él mismo había depositado un modelo pequeño de Nápoles en una botella de cuello angosto, la cual tenía que ser guardada celosamente para que no cayera en poder de sus enemigos.
Los robots en el mito y en la ciencia, John Cohen (1966).

Conrado de Querfurt, en su visita a Nápoles con el terrible propósito de mermar sus fortificaciones, recolectó varias leyendas sobre Virgilio... "Fue una desgracia notable", escribió, "ser enviados a destruir esos muros que habían sido alzados por el canto de los filósofos. Otra cosa curiosa fue que el modelo de la ciudad, contenido por las artes mágicas de Virgilio en una botella de cuello angosto, no sirvió para salvar a la ciudad de la captura y el saqueo. Pues no sólo nos hemos adueñado de la botella y su contenido, sino también de la ciudad; hemos demolido los muros de acuerdo al mandato imperial sin ese talismán. Debe ser que una rajadura casi imperceptible que encontramos en el cristal fue suficiente para destruir sus virtudes mágicas y hacer a la ciudad suceptible de daño.
Vergil as a Magician, E.W. Bowen (1900).

cfr. The Bottle-City of Kandor.


 

10/07/2013

jean ray: los espectros verdugos

Los espectros verdugosLos espectros verdugos by Jean Ray
My rating: 2 of 5 stars

Harry Dickson era un Sherlock Holmes pirateado, tan pirateado que al principio lo vendían con el nombre Sherlock Holmes. A partir de 1933 Jean Ray tomó el compromiso de traducir las primeras aventuras de Dickson y terminó reescribiendo algunas y creando muchas nuevas.

Si descontamos el nombre usurpado y el domicilio en Baker Street, Dickson tiene poco qué ver con Holmes. Mientras Sherlock era el héroe de la deducción racional, Dickson tenía que vérselas con criaturas sobrenaturales y villanos especializados en crear los planes más enrevesados y con menos probabilidades de éxito.

Para darse un quemón: en Los espectros verdugos hay un escritorio que electrocuta al que intenta abrirlo, la pérfida Georgette Cuvelier tiene una flota de submarinos escondida y los malandros de Londres en lugar de usar pistolas matan con una silla eléctrica que guardan en un céntrico departamento.

En breve, esto tira hacia la revista pulp americana de la época. También es muy distinto a la obra plenamente fantástica de Jean Ray, y él se sabía mercenario al escribir estas cosas. Pasada la página 80 (de apenas 120) Dickson encuentra una novelita que estaba leyendo Georgette:
Era una de esas novelas populares de seis peniques. que se esparcen entre el público... "Me pregunto cómo una joven como ella ha podido encontrar de interés esta estúpida historia tan mal escrita" —se dijo el detective. Se llevó el libro y lo leyó. Era una de esas historias de amor y aventuras, tejida en una trama idéntica a la de millares de relatos del género. Tuvo la paciencia de leerla hasta la última página, para reconocer a continuación que había estado perdiendo el tiempo.
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10/02/2013

alfred bester: el hombre demolido

El hombre demolidoEl hombre demolido by Alfred Bester
My rating: 3 of 5 stars

Una temprana cruza de ciencia ficción y novela negra. El crimen se comete en las primeras páginas y el lector sabe quién lo hizo. A partir de ahí un magnate fraudulento y un detective ésper (telépata), que es miembro de una hermandad que ha mantenido a la humanidad libre de crímenes por setenta años, se persiguen en la Nueva York del futuro.

Los hombres se pusieron de pie. Instintivamente se tomaron las manos como en un último saludo de despedida.
—Pierdo en usted a un gran compañero —dijo Reich.
—Y usted pierde a un gran hombre en usted —dijo Powell.
—¿Enemigos?
—Enemigos.

Visto a esta distancia, parecen Pacino y De Niro en la película Heat. A propósito de películas, con todo lo que cambian en las adaptaciones fílmicas a Philip K. Dick me parece que Hollywood se sentiría más cómodo adaptando El hombre demolido: es Minority Report con tipos duros, bajos mundos, diálogos perdonavidas y episodios cómicos.

Esta novela ha envejecido bien. Su mundo del futuro no es un derivado de la Guerra Fría ni una proyección de la historia antigua. Es un futuro híper-capitalista controlado por empresas enormes. Como haría Gibson treinta años después, Bester diluye las funciones del estado nación, este mundo lo controlan empresas y gremios (el inspector Powell usa a la policía como herramienta, su devoción está con el gremio ésper). Advertencia: el final lleva trampa y desmerece el resto de la novela.

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9/12/2013

gabriel trujillo muñoz: el futuro en llamas

El futuro en llamas: Cuentos clásicos de la ciencia ficción mexicanaEl futuro en llamas: Cuentos clásicos de la ciencia ficción mexicana by Gabriel Trujillo Muñoz
My rating: 4 of 5 stars

A fines de los noventa e inicios de los 2000 la editorial Vid tuvo algunas incursiones en la ciencia ficción y fantasía. Publicaron La ruta del hielo y la sal, Pilotos infernales y esta antología de la CF mexicana que va del franciscano yucateco Manuel Antonio de Rivas (1773) a los premios Puebla. En Monterrey estos libros se conseguían en el local de Vid en el metro Cuauhtémoc y creo que en ningún sitio más.

Desde la contraportada se reconoce que esto es lo mismo un rescate que la invención de una tradición: tomando la definición de CF del siglo XX buscar elementos CF en sátiras del estilo de Micromegas o Viaje a la luna, para continuar con escritos más cercanos a Verne y H.G. Wells.

Al ver el índice se puede pensar que Martín Luis Guzmán aparece por partida doble: él y Alfonso Reyes tuvieron una columna de crítica cinematográfica que firmaban como Fósforo, y acá aparecen juntos un texto de Guzmán y uno de Fósforos. Resulta que este Fósforos, en plural, es otro, un José Joaquín Mora del s. XIX.

La introducción de Gabriel Trujillo Muñoz es sencilla y útil. Del efecto producido por los textos, va del asombro por el tipo de especulación que había ya en el s. XVIII al exceso didáctico-ideológico de los últimos sesenta, setenta y ochenta (el cuento de José Emilio Pacheco está de plano de catecismo). Si buscas un buen cuento de CF en el sentido moderno, puedes ir directo a "Árbol de la vida" (1981) de Edmundo Domínguez Aragonés y "La pequeña guerra" (1984) de Mauricio-José Schwarz. Éste último ha vuelto a sonar en los últimos años por su planteamiento muy cercano a Battle Royale y The Hunger Games.

Este libro está descatalogado, pero 6 de los textos pueden leerse en el sitio Ciencia Ficción Mexicana. El texto de M.A. de Rivas que está en el sitio no es idéntico al que aparece en la antología, no sé por qué.

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9/04/2013

frederik pohl: pórtico

Pórtico (Saga Heechee, #1)Pórtico by Frederik Pohl
My rating: 3 of 5 stars

La novela más conocida de Pohl (ganó los premios Nebula, Hugo, Locus y John W. Campbell) y la primera que leo de él. El autor, que tuvo una carrera de más de setenta años y fue editor de Galaxy durante una década, murió mientras yo leía este libro.

La historia no es ninguna novedad: la humanidad encuentra tecnología extraterrestre y medio aprende a usarla para viajar lejos de la casi arruinada Tierra. El modo de abordar la historia es lo diferente: sigue a Bob Broadhead, un explorador renuente que acepta misiones cuando lo empuja la necesidad o la estupidez. Otra peculiaridad de la novela es que hace info-dump con orgullo: abundan las noticias, avisos de ocasión y extractos de conferencias que interrumpen la trama principal.

Buen desarrollo de personajes y exploración de posibilidades tecnológicas. Pobre al imaginar la cultura del futuro. Para tener viajes interestelares, inteligencias artificiales, una Tierra al borde del colapso y la peor desigualdad social de todas las eras (unos son casi inmortales y viajan por el espacio, otros tienen que vender sus órganos), estos personajes tienen demasiadas nociones y prácticas de estadounidense de los años sesenta.

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8/15/2013

chesterton y las novelas de tres pesos

Nos perdemos al utilizar la expresión clases trabajadoras cuando lo que queremos decir es toda la humanidad menos nosotros mismos. Esta literatura romántica sin importancia no es especialmente plebeya: sencillamente es humana.

A eso llegó Chesterton en relación a los penny dreadful, las novelitas de a penique en las que los muchachos seguían las andanzas de Dick Turpin, Claude Duval, Sweeney Todd y demás personajes truculentos o aventureros.

Así como en el siglo XVII se dijo que el que abusaba de los libros de caballería acababa por las "soledades y despoblados buscando las aventuras", y a mediados del siglo XX Seduction of the Innocent convenció a muchos de que los comics eran nocivos para los jóvenes, en 1901 había buenas conciencias culpando a los penny dreadful de la delincuencia juvenil. En The Defendant (Londres, 1901), junto a su defensa del sinsentido y de la farsa, Chesterton incluyó una de los penny dreadful.

No los disculpó buscándoles dudosos méritos artísticos, ni tomándolos como un primer paso que llevaría a lecturas más edificantes. Vamos, ni los disculpó, dijo que eran necesarios, que el arte literario podía darse mal en una civilización, o darse bien y corromperse, pero que esos relatos de "sangre y fuego" son anteriores al arte literario y no podemos prescindir de ellos. Aquí dejo un par de párrafos más:

Es un tipo de composición que puede suponerse que siempre ha existido y siempre existirá. Carece de cualquier pretensión de ser buena literatura. Al igual que las conversaciones de sus lectores tampoco pretenden ser oratoria elevada ni los pisos y pensiones que habitan arquitectura sublime. Pero las personas tienen que conversar, estar bajo techo y escuchar cuentos. La necesidad básica de un mundo ideal en que personajes de ficción representan libremente su papel, es infinitamente más antigua y más profunda que las reglas del buen arte. Y es mucho más importante...

Mientras la sustancia, vulgar y débil, de la simple literatura popular permanezca ajena a una cultura mezquina nunca será sustancialmente inmoral. Siempre está de lado de la vida. Los pobres, los esclavos que realmente han gemido bajo el yugo de la vida, a menudo han estado locos, han sido estúpidos y crueles. Pero nunca les ha faltado la esperanza. Eso es un privilegio de clase social, como los cigarros puros. Su pésima literatura será siempre una literatura “a sangre y fuego”, como en el fuego del cielo y la sangre de los hombres.

Texto completo: A Defence of Penny Dreadfuls / Una defensa de las novelitas de a penique.

5/28/2013

el autor favorito de las inteligencias artificiales

Martin Silenus habla con una representante de la editorial interestelar Transline luego del fracaso de su libro. De la novela Hyperion (1989), Dan Simmons.

—Dijiste que habían previsto setenta millones.
—Sí, bien, cambiamos de opinión después de que la inteligencia artificial residente de Transline lo leyera.
Me hundí más en la flujoespuma.
—¿Ni siquiera le gustó a la IA?
—A la IA le encantó —corrigió Tyrena—. Ahí tuvimos la certeza de que la gente lo rechazaría.
Me incorporé.
—¿No pudimos haber vendido ejempleares al Tecno-Núcleo?
—Lo hicimos —informó Tyrena—. Uno. Los millones de IAs que hay allí quizá lo compartieron en tiempo real en cuanto salió por ultralínea. Los derechos de autor interestelares no significan un comino cuando tratas con inteligencias de silicio.

5/23/2013

louis c.k. y los teóricos de la empatía

1. La semana pasada vi Oh My God, el especial de comedia de Louis C.K. También me topé dos veces el nombre del psicólogo Paul Bloom.

Vayamos con Bloom. Primero me topé su nombre porque en enero de 2014 impartirá un curso gratuito en línea sobre la moralidad de la vida cotidiana. Y luego por su artículo The Baby in the Well: The Case Against Empathy. En éste nos recuerda cómo la retórica del poder presenta a la empatía como panacea de la humanidad, para concluir que la empatía es algo típicamente humano pero que nos traiciona si la tomamos por única guía moral.

La trampa está en el llamado efecto (¿sería "síndrome" una mejor traducción?) de la víctima identificable, que Bloom ejemplifica con esta cita del economista Thomas Schelling:

Si una niña de seis años y cabello castaño necesita miles de dólares para una operación que le permitirá vivir hasta Navidad, la oficina de correos se verá atascada de dinero para salvarla. Pero si anuncias que sin cierto impuesto los hospitales de Massachusetts se deteriorarán, provocando un aumento en muertes de otro modo evitables, pocos buscarán sus chequeras.

Esto no es otra cosa que lo que Henri Bergson en su último libro, Las dos fuentes de la moral y la religión (1932), distinguía como moral abierta y moral cerrada. Aquí ya había escrito sobre eso y como Bloom (y como suele hacerse en el tema) había sido con ejemplos de catástrofes naturales y villanos, y también de chamacos atrapados.

Aunque Bergson y ahora Bloom con su artículo nos adviertan de los riesgos de ver a la empatía como una panacea, hay múltiples ocasiones para notarlo. En el show de un comediante, por ejemplo.

2. Así como hay entre los magos estadounidenses una tradición de cazadores de charlatanes (Houdini, James Randi, Penn & Teller), hay una de crítica social entre los comediantes que va de Lenny Bruce a George Carlin y Bill Hicks. Con lo pertinente que pueda ser esta crítica corren el riesgo de dejar de ser graciosos para simplemente sermonear. En sus últimos shows George Carlin pasaba más tiempo contando lo retrógradas que le parecían los conservadores que haciendo bromas. De la breve carrera de Bill Hicks me queda la sospecha de si era realmente buen comediante o sólo nos cae bien porque compartía nuestros prejuicios.

El que ahora corría el riesgo de caer en el sermón era Louis C.K. Las buenas críticas que recibió su serie de TV tenían que ver más con su capacidad para tomarle el pulso a la sociedad norteamericana. En su último especial de stand-up comedy para HBO encontró una manera elegante de continuar esa tradición de crítica social sin caer en el sermón tranquilizador: dejando caer la burla sobre su público y sobre sí mismo, y haciéndolo en los últimos cinco minutos. Y todavía conseguir que el público se riera de ello (de ellos mismos).

El especial Oh My God (2013) cierra con la sección "of course... but maybe..." Ahí compara las ideas que defiende cuando quiere verse noble y "buenaondita" con soluciones más rápidas y crueles que se le ocurren. Comienza con un ejemplo muy salido de madre con el que el público se carcajea, luego sigue con asuntos que son parte de la historia de su país y sus prácticas cotidianas y el público se pone algo nervioso. Les advierte "se rieron de lo anterior, ahora se aguantan". Termina hablando, siempre en plan de guasa, de las horrendas condiciones de trabajo de los que maquilan smartphones, y dice que nos parece bien que un extraño sufra muy lejos de nosotros para que podamos hacer comentarios cínicos en YouTube mientras cagamos.

Y luego se despide.

3. Una de las críticas al artículo de Bloom vino de su colega Daryl Cameron. En "Can You Run Out of Empathy?", Cameron afirma que sus investigaciones le han mostrado que la razón le estorba a la empatía, que los individuos "estratégicamente contienen el despliegue de la empatía para evitar costos que perciben (vendrían con ella)". Así, para él, el efecto de la víctima identificable tiene más que ver con "evitar estratégicamente la empatía que con un límite de nuestra capacidad para la empatía". Lo que merma su investigación es que está pensando en ejemplos como los motivos de los estudiantes universitarios para ayudar o no a un homeless y la reacción de los estadounidenses a los ataques en Newtown y Boston. En ambos casos se trata de la reacción de individuos en una posición relativamente estable ante hechos que merman su calidad de vida. Sigue siendo un juego de la moral cerrada.

Ese artículo apareció en Greater Good, un sitio de la Universidad de California, Berkeley, en el que años antes había aparecido uno del primatólogo Frans de Waal sobre las raíces evolutivas de la empatía. De Waal tiene mucho más callo en investigaciones y aunque cree que en la empatía está nuestra posible solución a la xenofobia hace algunas aclaraciones más:

La empatía es frágil. Entre nuestros parientes cercanos, los animales, se enciende en acontecimientos al interior de su comunidad, tales como una cría asustada, pero es igual de fácil que se apague en relación a los forasteros o miembros de otras especies, como las presas. La forma en que un chimpancé aplasta el craneo de un mono vivo golpeándolo contra el tronco de un árbol no habla muy bien de la empatía de los simios. Los bonobos no son tan brutales, pero en su caso, también, la empatía debe pasar por varios filtros antes de ser mostrada. A menudo estos filtros evitan expresiones de empatía porque ningún simio puede permitirse sentir pena por todos los seres vivientes todo el tiempo. Esto también puede aplicarse a los humanos. Nuestro pasado evolutivo hace difícil identificarse con los forasteros. Hemos evolucionado para odiar a nuestros enemigos, ignorar a la gente que conocemos poco y desconfiar de cualquiera que no se parezca a nosotros. Incluso siendo muy cooperativos dentro de nuestras comunidades, casi nos convertimos en un animal distinto en nuestro trato con los extraños.

De nuevo, este autor no usa esos términos (ya necesitamos un diccionario psicología-primatología-filosofía) pero eso que menciona es la distinción entre moral abierta y moral cerrada (Bergson también daba un origen evolutivo a la moral cerrada). Sobre el camino para rebasar ese estadio de la evolución dice:

Cuando la gente se mata entre sí los llamamos "animales". Pero cuando donan a los pobres los alabamos por ser "humanos". Nos gusta reclamar esta última tendencia para nosotros. Pero es difícil encontrar algo que nos guste de nosotros que no sea parte de nuestro pasado evolutivo. Lo que necesitamos, entonces, es una visión de la naturaleza humana que abarque todas nuestras tendencias: lo bueno, lo malo y lo feo.

4. Me gusta el ejemplo de Louis C.K. porque no se regodea en burlarse de la gente que su público detesta. Un show al modo de George Carlin o Bill Hicks se aprovecha de la moral cerrada, no obtendría ni sonrisas en una convención republicana. Empatiza con un público parecido al comediante, que se considera progresista y ve a esos otros a los que dirige la burla como anquilosados y torpes. Volvamos a Bergson, a su libro La risa (1900), en esta versión resumida por Michel Tournier:

La sociedad, por la perfección de su organización, está amenazada de esclerosis. Los gestos que nos enseña e impone corren el peligro de acabar siendo mecánicos. Nuestra sociedad sufre la amenaza de parecerse a un hormiguero o una colmena. Conviene velar para que la espontaneidad de la vida y la agilidad en la adaptación a nuevas situaciones queden preservadas. Para eso sirve la risa. Mediante la risa, cada miembro de la sociedad es invitado a castigar a cualquier otro miembro al que sorprenda en flagrante delito de conducta mecánica. Por ejemplo, un robot avanzando por una acera tiene muchas probabilidades de chocar con una farola. Eso no sería ningún motivo de risa. Pero un hombre que choca con una farola porque anda sumido en la lectura del periódico sucita la risa: se ha comportado como un robot y merece la humillación de la risa de los testigos. Lo cómico surge cada vez que lo mecánico se adhiere a lo vivo.
El espejo de las ideas, 1994.

En Oh My God, C.K. busca y encuentra cierta complicidad con su público, pero no es para formar un ejército instántaneo que cargue contra algún otro, un forastero, que es odiado. En lugar de eso forma una comunidad efímera ("nosotros tenemos esto en común, somos un nosotros mientras estamos aquí") para mostrar que esa comunidad es anquilosada y torpe, y como tal es digna de burla y de provocar risa. Es anquilosada y torpe porque, entre otras cosas, teme mencionar a esos que hace sufrir para obtener beneficios ridículos. Esos otros están lejos y nuestra comunidad no ve sus caras (para la importancia de un rostro habría que citar a Levinas, lo haremos en otra ocasión) y con eso basta para ignorarlos. La empatía suena muy bien, pero vale para los nuestros, los que reconocemos como los nuestros, relativamente asimilables a uno. Lo otro requiere de esa moral abierta que rebasa la insuficiente empatía, lo otro también requiere una dosis de abstracción, para incluir a los que están lejos, a los que te son ajenos o los que ni siquiera han llegado al mundo.

5. Digo abstracción porque la opción de Bergson es un aventón místico y ahí ya no juego, no porque desprecie ese juego sino porque nunca aprendí a jugarlo. Lo que no es ningún impedimento para acercarse a la obra de Bergson: William James tampoco le hacía a ese juego y no dejó de recomendar la obra de su colega francés desde que la conoció.

Y tampoco se trata de renunciar a la empatía. Don Henri rencunció a muchas cosas por morir con los suyos en la Francia ocupada. Renunció a sus reconocimientos académicos que le hubieran dado comodidades en la Francia de Vichy y la vivió como los demás judíos. Sus ideas lo acercaron a la conversión al catolicismo y desistió de ésta para no ser el renegado que marcaba su distancia en tiempos difíciles para los judíos de Francia.

Dejando esos tiempos dramáticos y volviendo al comediante C.K., ese juego y burla que le montó a su público no salieron de la nada. En la serie que escribe, dirige y protagoniza como una versión ficticia de sí (Louie, FX 2010-2013), dos veces se ha escapado de reuniones familiares para plantarse entre desconocidos (en una fiesta de cubanos en Miami y en una reunión de chinos a los que no les entendía nada). Y es que cansa ser siempre uno de los nuestros. Y qué fastidio, qué pinche, forjar las espadas con las que se jode a los otros en la misma fragua de la que sale el cariño a los nuestros.

5/17/2013

una contrarrevolución de sonámbulos

Así, a mediados de la década de los 1790, luego de unirse al Comité des recherches de París, él (Brissot) anunció los peligros de una "contrarrevolución de sonámbulos". Dos hombres habían intentado enviar un mensaje reaccionario al rey por medio de fluído mesmérico, afirmó. Habían recibido el mensaje de Madame Thomassin, una sonámbula con contactos en la aristocracia, que a su vez lo había recibido de la Virgen María; todos ellos intentaron "imprimirlo" mesméricamente en la mente del rey en Saint Cloud, donde fueron arrestados, para su sorpresa pues se creían invisibles.

Mesmerism and the End of the Enlightment in France, Robert Darnton.

3/03/2013

platón y el sofistipop

Platón tuvo serios conflictos en su carrera como crítico musical. Su editor en el semanario νμε sabía del desprecio que Platón había sentido por el punk. "Pretendieron falsamente que la música no tiene ningún tipo de corrección", había escrito en su reportaje sobre esa escena que "instauró en la plebe la ilegalidad respecto de la música" (Las leyes, 700d-e). Por ello el editor lo consideró el autor ideal (ejem) para ocuparse del sofistipop, que encontraba más cercano al modo dórico. Poco sabía este escriba del desprecio que el prefijo "sofisti" y el pop/rock británico en general (ver su opinión sobre The Cavern Club en La República 514a) inspiraban en el crítico de amplias espaldas.

Años antes el mentor de Platón había realizado un experimento: en medio de un festival hizo que le llevaran al roadie de una de las bandas y consiguió que éste tocara un riff perfecto sin tener experiencia anterior en la composición pop. Para Platón sólo ciertos cantautores hacían este tipo de introspección, mientras que la mayoría sólo tocaba para alterar el buen rumbo del Estado, postura que lo llevó a repudiar el single "Acracia en el Reino Unido", si bien puso el repudio en boca de su mentor: "¿No sé lo que quiero pero sé conseguirlo? Ya se vé que nadie hace el mal a sabiendas" (Gorgias 509e). También criticó al goth rock por preferir las sombras y al glam por vivir de las apariencias. Debemos recordar que este desprecio por el pop/rock británico no era común a todos los pensadores griegos: para Pitágoras el math rock nunca hubiera existido sin King Crimson, y Aristóteles estaba convencido de que la virtud sólo es asequible "when routine bites hard" (Substance 54e)

La mayoría de sus opiniones están en el diálogo llamado precisamente El sofistipop, pero lo cierto es que a este trabajo llegó con muy pocas expectativas. The Blue Nile le recordaban sus días de spring breaker en Egipto, pero no podía perdonar a The Dream Academy que usaran ese nombre sin haber formado parte de la Academia. "Living in a Box" de, bueno, Living in a Box, le recordaba dolorosamente a Diógenes, mientras que el nombre Curiosity Killed the Cat iba en contra de la mayéutica. Lo de Everything But the Girl ya lo entendía mejor, él mismo había respondido eso cuando sus amigos preguntaron qué podían llevar a una reunión. Y como Prefab Sprout aludía a algo que es en potencia y sólo al ensamblarse es en acto, lo consideraba más apropiado para Aristóteles (que por entonces sólo colaboraba en Popular Mechanics y Science).

En resumen, podemos decir que despreció esta manifestación del pop. Achacó su existencia al Demiurgo (A&R de grandes disqueras), que tomó un género musical ideal para hacer una infinidad de subgéneros que son seguidos por muchachos que ni se conocen a sí mismos, encerrados en un antro que creen bien underground, y por lo tanto no pueden conocer el pop inteligible (en este punto su crítica se dirige más al dream pop y la dicción de Liz Fraser). Así, aunque el sofistipop, el dream pop y los demás participan del pop inteligible (el de Topos Uranos, un abstruso sello de la Atlántida que sólo graba la música de Las Esferas y es adorado por los gafapastas de la Academia), son una duplicación innecesaria de una forma santa y buena y no merecen la atención de los sabios. Tras esta obra el autor decidió escribir únicamente sobre la Intelligent Dance Music y el metal órfico (una de las aficiones de su daimon).

2/22/2013

formidable e insuficiente

De Edgar Morin, El Método 1: la naturaleza de la naturaleza, páginas 301 y 302 en la edición de Cátedra.
La evolución hacia una complejidad cada vez mayor, hasta las organizaciones antropo-sociales, ha multiplicado las finalidades prácticas, pero ha vuelto cada vez más inciertas, equívocas, incluso concurrentes, antagonistas, las dos grandes finalidades, por una parte el vivir, que se polariza sobre el gozar del individuo; por otra parte el trabajo reproductor de la sociedad y de la especie. Ciertamente estas dos finalidades son admirablemente complementarias, pero, ¿se puede subordinar claramente una a otra? Se da la primacía a la reproducción, a la supervivencia de la especie, y se interpretan en este sentido todas las actividades individuales por racionalización a posteriori. Pero se puede invertir la proposición: Lupasco ha sugerido de manera muy pertinente que no sólo se come para vivir, también se vive para comer, es decir, gozar. Cuanta más individualización hay, menos coincidencia y armonía hay entre el vivir y el sobrevivir, y, en el ser humano, la búsqueda del goce llega incluso a inhibir los efectos procreadores de la copulación.

A decir verdad, presentimos que estas dos finalidades biológicas se remiten una a otra sin agotarse, no obstante, “funcionalmente” una en otra.

Estas son arrastradas en el gran bucle rotativo y retroactivo de la vida en el que devienen alternativa o simultáneamente fin y medio una de otra (vivir para comer, comer para vivir, vivir para sobrevivir, sobrevivir para vivir, vivir para reproducirse y reproducirse para vivir). Pero al mismo tiempo estas dos finalidades obedecen cada una a una lógica propia: estas dos lógicas, inseparables y complementarias, tienen al mismo tiempo una potencialidad antagonista presente en todo fenómeno de vida. Y cada una es suficiente para definir una finalidad para la vida.

Aquí surge la paradoja: el ser vivo, la más funcional, la más ricamente especializada, la más finamente multiprogramada de las máquinas, es por ello mismo la máquina más finalizada en metas precisas en sus producciones, realizaciones, comportamientos.

Pero, en tanto que ser y existente, es no finalizable en sus orígenes primeros ni en sus fines globales; la doble finalidad del vivir individual y del ciclo de reproducción está marcada por un vacío y una incertidumbre... Lo que mejor expresa en último término la finalidad de lo vivo es la tautología vivir para vivir; significa que la finalidad de la vida es inmanente a sí misma, sin que pueda definirse fuera de la esfera de la vida. Significa que el Querer-Vivir es una finalidad formidable, testaruda, frenética pero sin fundamento y sin horizonte, significa al mismo tiempo que la finalidad es insuficiente para definir la vida.

10/22/2012

samuel r. delany - stars in my pocket like grains of sand

Publicada en 1984, Stars in My Pocket Like Grains of Sand (Estrellas en mi bolsillo como granos de arena) es una novela de ciencia ficción curiosa. Podría usar algún adjetivo más sofisticado pero ése es el apropiado.

Además creó un impasse en la obra de Samuel R. Delany: luego de publicarla cambió la ficción por la docencia.

Y es una historia trunca. Tiene un final, pero también varias lineas argumentales que iban ser exploradas en su segunda parte, The Splendor and Misery of Bodies, of Cities, que el autor nunca terminó y ya no le interesa terminar.

En el universo de Stars in My Pocket... la humanidad habita miles de planetas, si bien no toda la gente anda viajando de mundo en mundo (eso es propio de los diplomáticos y los comerciantes). Sólo hay otra especie que realiza vajes interestelares como los humanos, los Xlv, de los que se sabe poco.

Varios de los mundos habitados por humanos están siendo destruidos en un proceso al que se llama "fuga cultural". Esta fuga está relacionada con los conflictos sociales de esos mundos, pero también es una destrucción física acelerada, en la cual quizá tengan alguna responsabilidad los Xlv.

Para un repaso detallado pueden consultar este artículo que hizo Jo Walton para Tor. Aquí sólo digamos que además de aniquilación de mundos hay cerebros reprogramables, alcahuetería interestelar, sexo entre diferentes especies y una fiesta que acaba como la de El ángel exterminador.

Lo más sobresaliente de Stars in My Pocket... es su worldbuilding y el uso que hace del lenguaje. Esta parte del universo que habitan el ex-esclavo Rat Korga y el "diplomático industrial" Marq Dyeth tiene, además de una historia política y viejos conflictos ideológicos, una literatura, cuyos logros son esbozados a lo largo de varias páginas para que los aprendan los personajes y con ellos el lector. Así, al recordar la obra de la tirana-poeta Vondramach Okk, se dice:

—Una de las cosas que la hacen especialmente interesante es ese lenguaje que inventó. Se lo sacó de la manga siendo niña, en esa enorme estación macro-vida en la que pasó buena parte de su infancia inválida. Usaba un sistema de escritura tanto fonético como ideográfico, así como una serie de cambiorrunas.

—¿Cambiorrunas?

—Letras que se pronuncian de cierta manera la primera vez que aparecen en un texto, de otra manera la segunda vez, de otra la tercera vez y así siguen en una secuencia fija. Le permiten al poeta una técnica interesante: puede tener pares de palabras que hacen aliteración visualmente pero no fonéticamente, y pares que hacen aliteración fonéticamente pero no visualmente, y además puede enfrentar esos dos pares de palabras.
Durante las primeras sesenta páginas (en la edición de Bantam) la narración se hace en tercera persona y cada posible duda del lector es explicada.

Al terminar esta introducción comienza la narración en primera persona de Marq Dyeth, quien habla y piensa como se acostumbra en el planeta Velm. Jo Walton, en el artículo arriba mencionado, resume las peculiaridades del habla de Marq así:

El género se construye de manera diferente. She es el pronombre usual para cualquier criatura consciente, woman es la palabra usual para decir "persona". He es el pronombre para alguien que deseas. Man es una palabra obsoleta y poética. Mother es un rol que cualquiera puede tomar si está criando niños.

¿Cuál es el resultado? El lector no puede saber el sexo de los personajes la mayor parte del tiempo. Y, a menos que el lector esté preparando una edición crítica de esta novela (una que llevaría notas al pie en casi cada página), la forma más cómoda de leerla es dejar de averiguar el sexo de los personajes. Ocasionalmente hay alguna descripción de su físico que resuelve la cuestión, pero luego de varias páginas de práctica esto se vuelve irrelevante. En el caso de Japril, uno de los personajes principales, tenía una voz y un modo de argumentar propios, pero yo llegué a la última página sin saber si era "amigo" o "amiga" de Marq.

Stars in my Pocket... fue el último proyecto ambicioso de su autor. Y uno de esos libros de CF buenos para darle reset a tu perspectiva del mundo.

6/28/2012

el café de miss amelia

De La balada del café triste, Carson McCullers.

Pero a la vida de un hombre no se le ha puesto precio: nos la dan de balde y nos la quitan sin pagárnosla. ¿Qué valor puede tener? Si se pone uno a considerar, hay momentos en que parece que la vida tiene muy poco valor, o que no tiene ninguno. Cuántas veces después de haber estado uno sudando, y esforzándose, las cosas no se le arreglan, se le mete a uno en el fondo del alma el sentimiento de que no vale gran cosa.
Pero el nuevo orgullo que trajo el café a este pueblo se dejó sentir en casi todos los vecinos, hasta en los niños. Porque para ir al café no era necesario pagar la cena, o un vaso de whisky; había refrescos embotellados por un níquel; y si no podía uno gastarse ni eso, miss Amelia tenía una bebida llamada zumo de cereza que valía un penique el vaso y era de color rosa y muy dulce. Casi todo el mundo, excepto el reverendo T. M. Willin, iba al café por lo menos una vez a la semana. A los niños les encanta dormir en casas ajenas y comer con los vecinos; en esas ocasiones se portan como es debido y se ponen orgullosos. Así de orgullosos se sentían los vecinos del pueblo cuando se sentaban a las mesas del café. Se lavaban antes de ir donde miss Amelia y al entrar en el café se restregaban los pies muy finamente en el salón. Y ahí, por lo menos durante unas horas, podía uno olvidar aquel sentimiento hondo y amargo de no valer para gran cosa en este mundo.

6/08/2012

cina miéville - la ciudad y la ciudad

The City & The City es una novela detectivesca que ocurre en un contexto fantástico, las ciudades estado Besźel y Ul Qoma, que siendo dos ocupan el mismo espacio. En una misma calle, algunas de las casas y las personas son parte de Besźel, físicamente parecida a las ciudades del centro de Europa, otras de las casas y las personas son de Ul Qoma, ciudad de aspecto bizantino, más próspera que Besźel. Los ciudadanos de cada una descartan, pasan por alto, todo lo extranjero aunque ese algo extranjero esté a unos centímetros de ellos. Para no verse por error o invadirse por error, hay colores, atuendos y formas de andar que sólo se usan en una de las ciudades. Cuando alguien transita ilegalmente de una a otra es castigado por una autoridad casi invisible llamada breach.

Eso es sólo un bosquejo, una probada de las leyes y las costumbres en Besźel y Ul Qoma. La novela está llena de tradiciones, tabús y formas políticas inventadas por su autor, China Miéville. Este mundo inventado es tan asombroso que la historia detectivesca de The City & The City casi sale sobrando. De hecho, es sonrojantemente ingenua, como de Scooby Doo. Para que platiquemos sobre ella habrá que contar el final, así que si no te gusta enterarte de los finales puedes dejar de leer en este momento. Por otro lado, la resolución de ese caso es lo menos interesante de la novela, tampoco pierdes mucho sabiendo en qué acaba.

En resumen, una estudiante de arqueología aparece muerta. La chica había hecho investigaciones sobre una tercera ciudad en la que ya nadie cree, una tercera ciudad legendaria. Las pistas indican que la mataron porque "sabía demasiado". Quizá esa tercera ciudad existe y la mataron para que no lo revelara. Al final resulta que todo era un montaje para que una malvada corporación americana pudiera robar tesoros arquelógicos (en este caso unos trebejos parecidos al Mecanismo de Anticitera). El lector se entera de esto en los últimos capítulos, cuando el detective acorrala a un sospechoso y tienen una informativa plática héroe-némesis. Digamos que como trama policial no es muy distinta a quitarle la máscara al monstruo y descubrir que era el tío James, haciéndose pasar por monstruo para quedarse con el tesoro. Ahí nomás.

Me quedé con la impresión de que Miéville podría haber puesto cualquier otra historia en ese escenario genial que es Besźel/Ul Qoma. Algo costumbrista, o de enredos cómicos, o sobre enamorados, o de intriga palaciega, qué sé yo. Casi cualquier cosa funcionaría, es de las ciudades y sus costumbres de las que se enamora el lector. Incluso habría bastado mostrar un par de días en la vida de un empleado de correos de Ul Qoma. Y por lo elemental de la trama policiaca que usó, sospecho que Miéville no es seguidor de ese género. Es un lector atento de Alfred Kubin, Bruno Schulz y Kafka, pensando "habrá que poner un policía, y un par de muertos, a la gente le gustan las historias de policías, ¿verdad? ¿Verdad?"

Es lo de menos. The City & The City está ahí para que admiremos estas ciudades que le dan la razón a lo que decía Huzinga: "en la forma como expresa su principio delata el estado, en formas diferentes, su naturaleza fantástica hasta los extremos de una conducta absurda y suicida".

4/14/2012

gabriel zaid - los demasiados libros

Hace 6 ó 7 años Gabriel Zaid escribía frecuentemente a favor del precio único para los libros. A mí el tema me daba urticaria. Lo que proponía era bueno para meter orden en un mercado desmadrado, y benéfico para la mayoría. No para mí.

Es raro que busque un libro recién salido de la editorial. La última vez que hice eso en muchos años fue con Milagros de vida, de Ballard (nota: es tremendo). Aparte de las librerías de viejo y las descargas gratuitas, mis proveedores son esas otras mesas que tienen en las librerías especializadas. Me explico. En la Libería Monterrey, que se dedica a los libros de texto y los de esoterismo, hay una mesa con Breviarios del FCE y títulos de Sexto Piso a la mitad o una tercera parte de su precio normal. En una de las Paulinas, dedicadas a textos católicos, hay un estante de filosofía publicada por Gredos y Trotta que en otras partes no se encuentra y cuesta la mitad de lo que cuesta en la FIL. En la Vesalius, cercana a la facultad de medicina y especializada en esa área, hay libros de nutrición que cuestan la mitad de su precio en Gandhi (eso lo descubrí buscando cosas para el trabajo, y es así, tal cual).

La medida del precio único supone que las grandes cadenas ofrecen descuentos con los que no pueden competir los libreros independientes. Mi experiencia en los sitios que mencioné es la opuesta. Claro que son excepciones y los reglamentos no se hacen en base a casos aislados, minoritarios. En lo que respecta a la compra de libros soy la minoría de la minoría, nadie hace caso a mis quejas y no tendrían por qué hacerlo. Me quejaba entonces de los artículos de Zaid porque recomendaban algo que no me beneficiaba a mí.

Hace poco encontré en la mencionada Librería Monterrey Los demasiados libros, el libro demasiados más uno que escribió Zaid. Es una primera edición, así que cae dentro de lo que el libro describe como el peor escenario para un libro: quedarse más de diez años embodegado. Tiene unas 150 páginas, no tiene desperdicio y posee una claridad que da miedo. Y describe muchas prácticas de adquisición de libros que no tienen nada qué ver con cómo los adquiero yo. Ese es problema mío.

Cuando leía aquellos artículos de Zaid sobre el precio único pensaba que el hombre llevaba mucho tiempo sin ir a los mostradores de las librerías, encargando cosas encerrado en su oficina. Sea eso cierto o no, es curioso que su héroe-librero es un garbanzo de a libra que ocurrió en estas mismas calles:

Un librero admirable de Monterrey, a mediados de siglo, hizo obra cultural y prosperó con un método imposible. Revisaba los catálogos con los ojos de cada uno de sus clientes. Sabía qué libro le iba a interesar a quién, y apostaba con una puntería casi infalible. Compraba el libro equis par el lector zeta, y cuando éste llegaba y se ponía a ver las novedades, hacía el descubrimiento feliz: un libro que le interesaba y se llevaba. Naturalmente, si el encuentro no se producía, el libro se quedaba ahí diez o quince años. De hecho, Alfredo Gracia funcionaba como una especie de agente de compras, por su cuenta y riesgo, para un conjunto de lectores. En vez de comprar por encargo de ellos, adivinaba sus deseos.

3/28/2012

huizinga y mannheim

Huizinga cita y comenta al Mannheim de "Hombre y sociedad en una época de reconstrucción". Entre las sombras del mañana (1935).

"Si se les demuestra a las amplias masas que el robo es el fundamento de la constitución de los Estados en su totalidad y de las relaciones exteriores entre los Estados, y que también por robos interiores y empresas de botín pueden ser arrebatados los resultados obtenidos por el trabajo y por la función social...", entonces se acaba toda la ética del trabajo y su acción conservadora en la sociedad.

Mannheim pone aquí de manifiesto una consecuencia peligrosa de la doctrina de la inmoralidad del Estado; a saber: que dicha doctrina no puede ser monopolizada por el estado, sino que también otros grupos más reducidos, otros grupos pseudopúblicos se apoderarán de ella para ponerla en práctica.