1/29/2015

el papiro de ipuur, virgilio y montaigne

El papiro de Ipuur (o Ipuwer) es del siglo XIII a.C. y su contenido podría ser de medio milenio antes. Es un lamento por cómo el mundo está en su peor momento y todo está de cabeza. Un mundo en el que "los caminos están bloqueados y los senderos vigilados", y "quien debía reprimir los males es quien los comete" e incluso "un hombre puede ser asesinado en su terraza". Para rematar, "todos los rebaños de cabras tienen sus corazones llorando". La línea que encuentro más siniestra es:

Un hombre sale para arar con su escudo.

La imagen se quedó bien clavada. Vuelve a aparecer en Virgilio:

Armados trabajan la tierra. (En., VII, 748)

Citado por Montaigne en "De la vanidad"

A mí en particular me incumbe la urgencia, pues en mi vecindad nos veremos muy luego veteranos en una forma de Estado tan desbordada por el largo desenfreno de estas guerras civiles... que a la verdad, maravilla el que puedan mantenerse: Armados, se trabajaba la tierra; se vive de rapiñas, y todos se complacen en el bandidaje.

¿Alguien ha usado esa imagen recientemente? Poco cambia en ese sentido. Cada generación está segura de vivir el peor momento. Y, sin ir tan lejos, el año pasado había gente cuidando limoneros con escopetas.

1/28/2015

la feria del 93, los libros de kabanov y la precandidata

1. En 1993 la feria del libro de Monterrey tenía un stand, en la última fila, con libros de Era y Editorial Mir y también souvenirs de Europa del Este.

Había un pin que decía algo como "no cortes el árbol que te sostiene" y tenía grabado a un leñador cortando el árbol que lo sostenía. La frase estaba en ruso, debajo de cada pin había una tarjeta con la traducción al español. Recuerdo especialmente ese diseño porque en los años siguientes lo vi prendido en las mochilas y chamarras de estudiantes.

La etiqueta debajo del pin, el stand y lo demás lo había puesto Víctor Kabanov. En el directorio de expositores su apellido aparecía hispanizado como Cabanov o Cabanova.

Kabanov no vendía mucho (no volvió a tener stand en la feria) y pasaba el tiempo platicando con los visitantes. El hombre tenía mucho leído y mucho más entendido y vivido. De Europa oriental había ido a la Argentina de la dictadura y de ahí a México. Había terminado vendiendo libros en el norte del país y vivía en San Nicolás de los Garza (la dirección venía en sus tarjetas).


2. Me quedé con ganas de comprarle alguno de los de Monterroso que publicaba Era. Pocos años después, viendo un mapa del área metropolitana en la Capilla Alfonsina, descubrí que la dirección en la tarjeta quedaba relativamente cerca de Ciudad Universitaria. Me fui caminando a preguntar por los libros de Monterroso.

No era una librería, era la casa en la que vivían él y su mujer. Ahí tenían los libros y los que supieran podían llegar a comprar. Pasé la tarde mirujeando libros, preguntando por ellos y platicando con Kabanov. Me vio interesado en el Obras completas y otros cuentos así que antes de irme dijo que me lo llevara, así, gratis.


3. No había vuelto a pensar en esa tarde hasta el último mes, cuando aparecieron notas (1, 2, 3, 4) sobre la precandidata independiente Silvia Ordóñez. "La primera mujer en la historia de México que se lanza al ruedo electoral sin partido", dice Proceso. Por las notas me enteré que ella era la pareja de Kabanov y que él murió en 2012. Nunca pudo naturalizarse mexicano, ni siquiera después de doce años de trámites.

4. Un fragmento de la entrevista que le hizo Proceso a Silvia Ordóñez:
Al preguntarle por qué desde hace siete años se desempeña como intendente, trabajo para el que está sobre calificada, la residente del municipio conurbado de San Nicolás defiende su ocupación.
“Yo se la cambio: la sociedad ha desvalorizado todos los trabajos relacionados con la ocupación doméstica, llámese cocina, limpieza, incluso de enfermería... estoy enfocada a algo que socialmente ha sido desvalorizado por conveniencia".

1/08/2015

¿te gusta nuestro ermitaño? es artificial

A fines del siglo XVIII era lo más tener un ermitaño ornamental, pero se consideraba de mal gusto poner a un autómata de ermitaño. Tomado de Gordon Campbell, The Hermit in the Garden: From Imperial Rome to Ornamental Gnome.

Hubo diez ediciones de A Description of Hawkstone, in Shropshire, the Seat of Sir Richard Hill, Bart escrito por un tal T. Rodenhurst (probablemente un seudónimo de Sir Richard), desde la de 1783 (con diecinueve páginas) a la de 1811 (setenta páginas y ocho ilustraciones), y en 1790 Richard abrió el Hawkstone Inn para recibir visitantes.

En la segunda edición Rodenhurst describe al ermitaño ("un señor solitario") y también
...una cabaña bien diseñada, hogar veraniego del ermitaño. Tocas una campana para que te permita entrar. Normalmente el ermitaño está sentado frente a una mesa en la que reposa una calavera (símbolo de la mortalidad), un reloj de arena, un libro y unos espejuelos. Este padre venerable y descalzo, cuyo nombre es Francisco, si está despierto se levantará y se acercará a los visitantes. Aparenta unos noventa años de edad pero conserva todos sus sentidos de modo admirable. Es un conversador aceptable y amable, y si se lo piden declama estas líneas, que están inscritas en el interior de su habitación:

Lejos de la ajetreada vida
Lejos del mundo, de sus preocupaciones y luchas,
Prefiere morar en soledad
El ermitaño te invita a su celda
Te advierte de tentaciones revestidas en oro
Y sugiere te prepares a morir
El Padre Francisco continuó pareciendo "de noventa años" en las siguientes ediciones del libro. Nada se sabe de este Francisco salvo que tenía el secreto de la vida eterna y sólo trabajaba los veranos. De todos modos, hay alguna evidencia de que ocasionalmente el Padre Francisco era reemplazado por un ermitaño artificial. Sir Richard Colt Hoare, que heredó Stourhead en 1785, visitó Hawkstone el 28 de julio de 1801. Aprobó la figura "vestida de druida" en la caverna, pero no le complació tanto su encuentro con el ermitaño artificial, ni siquiera al verlo moverse y hablar. Describe una colina en la que hay
...una construcción que alberga la figura de un ermitaño que se mueve y habla. El rostro tiene una expresión natural, pero la figura es tiesa y mal manejada. Haría mejor efecto si la puerta se encontrara a un lado, no tan lejos. Así el paseante se encontraría a San Francisco por sorpresa, mientras que tocar la campana, y que la puerta se abra mostrando una habitación oscura, le resta naturalidad.
Parece que esta figura era un autómata, aunque no sabemos cómo se movía y hablaba. Los autómatas estaban muy de moda a fines del s. XVIII y evolucionaron mucho a partir del pato cagón de Jacques de Vaucanson (de 1739 y que se movía con un mecanismo de relojería), incluyendo los intentos de Wolfgang van Kempelen de producir voz artificial en los 1770s y 1780s.

Más al respecto en The Boston Globe: Garden hermit needed. Apply within (May 19, 2013).

1/04/2015

el cuidado de las manos

Llevaba más de un año sin algo de cartografía. En algún momento de los últimos días de diciembre me senté a ver la película Attenberg. Tenía mucho frío y luego muchas ganas de ir al baño y luego mucha flojera para levantarme e ir al baño. Cuando las ganas de ir al baño le ganaron al frío y la flojera, detuve la película. Al entrar al baño vi un bote de Glade y recordé el meme sobre cómo antes de los smartphones la gente en el baño leía la etiqueta del Glade. Al pensar eso tuve que tomar un envase para leer la etiqueta pero cuidé que no fuera la etiqueta de Glade. Tomé un frasco de algo llamado Seda Pure que pensé sólo era un producto para el cabello pero resultó que se ofrece como panacea. Esto dice la etiqueta:

1. Para el cabello: desenreda y separa puntas abiertas.
2. Para manos y pies: humecta y suaviza, sus aceites naturales y vitamina E protegen de la resequedad.
3. Piel y estrías: remueve las células muertas desvaneciendo estrías y manchas.

Dejé el baño, regresé frente a la pantalla y le di play a la película. Justo en ese momento la protagonista tomó una sábila, o alguna planta griega parecida a la sabila, la cortó, extrajo y envasó la baba de la planta y llevó la baba al hospital para suavizar las manos de su padre agonizante.

12/25/2014

signal to noise — silvia moreno-garcia

Una novela de fantasía que sigue a dos chicas y un chico de la Ciudad de México en 1989. Eso en la mitad de los capítulos, en la otra mitad los sigue veinte años después, cuando Meche, la protagonista, vuelve a la ciudad a causa de la muerte de su padre. Supongo que en otros sitios comentarán las connotaciones que tiene la magia en esta novela (más cerca de Among Others que de Lev Grossman, digamos), a mi lo que más me llamó la atención es lo bien que entiende la cultura pop en el México de los ochenta.

El padre de Meche había sido locutor, también coleccionista de discos, y durante buena parte de su vida bosquejó una historia del rock latinoamericano, eso cuando se lo permitía el alcoholismo. Meche ha heredado la obsesión del padre y toda la historia está veteada de discos. Están los que dejó el difunto y que ahora su hija debe descartar o conservar, también los que ella escuchaba con sus amigos en 1985, y todavía hay otros con propiedades mágicas.

Meche había hallado discos con poder en las tiendas de viejo, esto la hizo suponer que el poder podría estar relacionado con el dueño anterior o las personas que lo habían tocado; una pátina que de algún modo impregnaba el vinil, como las huellas de pulgares en su superficie.

Al hablar de la música escuchada en México en esa década tendemos a hacer hagiografía del rock nacional, guiños kitsch a lo tropical, o recordar con horror a los baladistas de TV. Otras veces nos clavamos en lo que sonaba en círculos pequeños, por considerarlo más interesante. A esos recuentos les falta mucho para completar la banda sonora cotidiana: un revoltijo de géneros y nacionalidades que sonó en mucho hogar suburbano de los ochenta. Esa mezcla (más la afición de padre e hija al jazz y al rock sudamericano) está por todas partes en Signal to Noise y eso me pareció entrañable de la novela.

¿En qué consistía ese revoltijo? No faltaba el tío o el hermano mayor que atormentaba a la familia con hard rock y progresivo. Padres que habían cambiado la utopía por un trabajo de oficina, pero igual te recetaban a Mercedes Sosa y a Silvio cuando les ganaba la nostalgia. Madres que contaban "... de cartón piedra" como si fuera un cuento de Perrault. Boleros y tangos en la estación de radio que se ponía al "alzar la casa". España exportó la movida madrileña pero lo que más sonó por acá fue Bosé y Mecano. Sumemos a esto todo el catálogo de power ballads estadounidenses, los años de fama del tecnopop y el largo romance que tuvo latinoamérica con el pop italiano (que unas veces llegaba directo, otras como cóver).

Cuando me topo un libro cuajado de referencias a canciones termino armando un playlist. A veces te llevas sorpresas, como descubrir que en El gran Gatsby sólo se mencionan cuatro canciones. O cuando encontré el playlist de American Gods hecho por un usuario de Cubic, que era mucho más extenso de lo que me había parecido al leer el libro. Acá están las canciones de Signal to Noise en Youtube y Spotify, y por acá pueden leer un artículo de Silvia Moreno-Garcia sobre la ciencia ficción mexicana.