5/26/2005

julieta

Anoche pensaba en Julieta Fierro, en la primera vez que la vi (en un noticiero, explicando la órbita de los planetas, con un mundo de plástico atado a una cuerda). Encendí la TV y ahí estaba ella, recibiendo un reconocimiento. Cuando terminó de hablar pasó rápidamente las hojas del libro que llevaba: salieron mariposas de papel, unas mariposas de papel que imitaban perfectamente el vuelo de las de verdad. Esa señora está mal de la cabeza. Me encanta. Y no me refiero sólo a su actitud, me gusta físicamente. Ya sé que debe tener más de 50 años. Ustedes no se fijen.

5/25/2005

astronauts

"Astronauts" de Cranes, en el nuevo anuncio de American Express con Kate Winslet. En esa misma dirección tienen la versión completa del anuncio con música de Philip Glass (es el Cuarteto de Cuerdas No. 3, sale Robert de Niro).

"Astronauts" y otras canciones del Particles and Waves (aunque no lo crean, apenas va a salir la edición americana, con un DVD) pueden escucharse en myspace.com

5/17/2005

eluvium - talk amongst the trees

El ambient, aun siendo de los géneros menos narrativos que dejó la música del siglo pasado, comparte algunas virtudes y necesidades con los buenos cuentos. Requiere del receptor una inmersión de cuerpo entero en esa atmósfera artificial y, cuando ese requerimiento se cumple, la obra tiñe con su sustancia todo lo que ronda la cabeza del receptor y el resto del mundo que percibe, aunque sea sólo durante un momento. Ocurre con el buen ambient, claro, y Matthew Cooper, el chico de Portland que firma sus composiciones como Eluvium, es uno de los mejores aprendices del brujo Eno.

Tras unas vacaciones al piano (el regular An Accidental Memory in the Case of Death, del año pasado), Cooper regresa con Talk Amongst the Trees al estilo de su primer disco, Lambent Material (Temporary Residence, 2003), el diseño de vastos exteriores, con sonidos alambicados de guitarras en reversa y severos drones envueltos por una mullida nube electrónica.

Talk Amongst the Trees son ocho temas de largo recorrido, con excepción de las breves "Area 41" y "We Say Goodbye to Ourselves", que funcionan más como introducción a otros tracks. Los temas mutan lentamente, incorporando con sutileza nuevas capas de textura conforme avanzan los segundos. Esta vez casi no hay ruido, y sí una mayor serenidad (sirvan de muestra "Calm of the Cast-Light Cloud" y "Everything to Come"), lo que no significa que no haya cortes oscuros, como "Show Us Our Homes" y "One".

Como ocurría en el primer disco de Eluvium con "Zerthis Was a Shivering Human Image", aquí también hay un track que destaca por encima de todos: "Taken". Es la única pieza del álbum con un rasgueo de cuerdas reconocible como tal, un crescendo que gana en textura y cuerpo a cada segundo (sin perder nunca la forma) hasta alcanzar un tono épico y disolverse. Todo un ejemplo para tanto post-rock en escalada ciega al vacío.

El resto del bosque de Talk Amongst the Trees es sereno y neblinoso como su portada, pero alberga formas de vida fantásticas, como esos "New Animals From the Air" del track abridor. Mencionemos al paso que esa portada la firma Quint Buchholz: atención a El libro de los libros (Lumen, 1998), donde Ana María Matute, Milan Kundera y otros fabulan a partir de sus imágenes, para crear mundos tan placenteros como este confeccionado por Eluvium.

Eluvium - Talk Amongst the Trees (Temporary Residence, 2005)

Apareció en Sonitus Noctis No. 11 (Mayo 2005)

5/09/2005

caballos salvajes (marcelo piñeyro, 1995)


La Feria Internacional del Libro Monterrey en los noventa


Cosas irrecuperables de la FIL en esos años:

1. Coincidía con la convención de comics, lo cual llevaba otakus a la feria y lectores a la convención.

2. Como entonces no había distribución regular de Siruela y Valdemar, el stand que tenía esas editoriales parecía mágico. El único otro lugar donde se ha visto la colección El Ojo sin Párpado enterita es el consultorio de un alergólogo en Simón Bolívar.

3. La película sorpresa del ciclo de cine.

El ciclo era bastante bueno, pero presentaba películas que ya habían pasado en el cine Plaza Monterrey o en los cineclubes. El verdadero gancho era la función sorpresa, una por año, en la que el dedicado programador ponía algo que no se había visto nunca en la ciudad, y como todos confiábamos en el buen tino del tipo llenábamos la sala esa noche.

Ahí se vió por primera vez Heavenly Creatures (que llegaría a los cines tres años después, cuando las salas estaban desesperadas por mostrar cualquier cosa con Kate Winslet tras el éxito de Titanic), también Pequeños milagros de Subiela, un par de años antes de que llegara con la muestra internacional.

Ahora que las vemos en perspectiva, resulta que el tema común de esas "películas sorpresa" era la evasión, historias donde los personajes abandonaban el mundo ordinario para refugiarse en uno de invención propia. Quizá el programador y nosotros teníamos las mismas broncas, o era sencillamente que en los noventa nadie las tenía todas consigo.


Caballos Salvajes, película argentina

La que se me pasó (seguramente por estar babeando ante los títulos de El Ojo sin Párpado) fue Caballos Salvajes. Debió ser en la feria del 96 ó 97.

Claro que todo mundo salió encantado con ella y me platicaron pedacitos aquí y allá, y nunca tuve la oportunidad de verla. Ni en video, ni por cable, por ningún lado. Hasta el viernes pasado.

Annie y yo veíamos videos musicales en televisión y de repente salió el anuncio: Caballos Salvajes, la noche del viernes. Salimos, cenamos y regresamos justo a tiempo para verla.

Un viejo entra a un banco a reclamar el dinero que le esquilmaron, si no se lo dan se pegará un tiro. El empleado del banco busca a la carrera en los cajones de un escritorio y encuentra mucho más dinero del que debería haber ahí. El viejo no es ladrón ni secuestrador, el chico no es víctima pues lo acompaña voluntariamente.

Ya no pueden volver atrás, hay que huir. Y así lo harán durante la siguiente hora y media, con música de Andrés Calamaro de fondo (incluso se escucha "Sin Documentos").

Está facilona, un poco floja al final, pero los personajes están buenos. Para películas argentinas de fuga me quedo con Tan de repente, pero Caballos Salvajes era una de las asignaturas pendientes de mi adolescencia.

A propósito de fugas, al día siguiente encontré Badlands en un botadero de Saharis.