4/01/2005

aarktica - bleeding light

Jon DeRosa creó Aarktica en 1998 en Brooklyn. Graduado de tecnología musical y psicología en la NYU, Jon comenzó su carrera en los escenarios desde la adolescencia con efímeros actos de hardcore y otros géneros abrasivos. Fue al descubrir el sonido de Projekt Records que decidió hacer otro tipo de canciones. Bajo los alias de Dead Leaves Rising y Pale Horse & Rider graba temas de folk abatido, mientras que con Aarktica ha visitado todas las estaciones entre el dreampop y el post-rock, siempre cargado hacia los medios tiempos y una constante sensación de tristeza.

Su disco de 2002, con el kilométrico título Or You Could Just Go Through Your Whole Life and Be Happy Anyway (Darla), y Pure Tone Audiometry (Silber, 2003), con la voz de Lorraine Lelis (Mahogany) y variadas colaboraciones en la instrumentación, acercaron a Aarktica cada vez más al formato de banda, consiguiendo un sonido más orgánico, a veces próximo al Mike VanPortfleet, su compañero de escudería en Silber.

Bleeding Light sigue ese rumbo, pero en un nivel notablemente inferior al de sus antecesores. Su mitad instrumental es demasiado árida para alterar, aunque sea un poco, el estado de ánimo del escucha. Casi pide ser dejada como música de fondo mientras se realiza alguna otra actividad. Es cierto que los discos de Aarktica siempre han exigido paciencia, pero esta vez prevalece la sensación de no haber recibido suficiente sustancia a cambio de la atención depositada en el álbum. Que DeRosa se encargara personalmente de toda la labor vocal (su voz es susurrante y discreta, no la más indicada para soportar canciones completas) e insistir en pasajes ambientales que nunca se disparan a otro plano, son algunos de los puntos débiles de este disco.

“We’re Like Two Drops Separated by a Drowning” consigue que por comparación Clock DVA suene emo. “Depression Modern” y “Twilight Insecta” son dos predecibles y prescindibles paisajes sonoros, mientras que “Night Fell, Broke Itself” y “A Shadow Knife (Draws the Bleeding Light)” presentan algunos matices, gracias a la inclusión de un sax tenor y (en el caso de la segunda) percusiones sincopadas. La reputación de DeRosa sólo se salva por “Bleeding Light”, que cierra el disco entre tañidos orientales, redobles de batería y el adictivo mantra “everyone of us is lost in our own way”.

Aarktica tenía tiempo saliéndose con la suya, ya le tocaba sacar un disco menor. No sería nada raro que Jon recuperara el toque en su siguiente entrega.

Aarktica - Bleeding Light (Darla, 2005).

Apareció en Sonitus Noctis No. 10 (Abril 2005)

3/29/2005

sucedió esta semana santa

Reunión en casa. Lamentamos tener únicamente 10 botellas de cerveza. Gaby salió por cigarros y volvió con una hielera llena de envases de Sol e Indio.

—¿Y eso?
—Alguien la dejó en la esquina.

...

Digo a la casera que una amiga quiere rentar uno de los cuartos. Me muestra el único que queda libre, que no se ha rentado en el último año y casi nunca abre. Entramos a tiempo para ver que el ventilador de techo estaba suspendido de un solo alambre, pronto a estrellarse contra el piso.

3/21/2005

fanny y alexander

En la adolescencia, las películas se volvían míticas cuando las pescaba de madrugada, sin saber sus títulos, y luego no podía volver a saber de ellas por ningún medio.

En la infancia, eran las que esperaba junto con mamá y luego me queda dormido sin ver la última mitad, así que ella me las contaba a la mañana siguiente.

En esa categoría estuvieron Cuatro moscas sobre el terciopelo gris, Enemigo Mío (aunque ahora se retracte, a la que le gustaban las de terror y CF era a ella y me lo pegó) y, especialmente, Fanny y Alexander.

La pasaron muy noche, en Imevisión, dividida en dos partes en dos días seguidos. Entonces era raro que una película reciente llegara a la televisión, así que la anunciaron con bombo y platillo y ahí estábamos esperándola desde una hora antes.

Claro que los dos días me quedé dormido y mamá me la contó mientras desayunaba para ir a la escuela. Tenía muchos de los detalles que apreciaba entonces y sigo apreciando ahora, mundos particulares, áticos, antigüedades, disfraces y marionetas. Sigo sin verla.

La tenían en venta en Gandhi la semana pasada, pero estaba algo cara y preferí The Sweet Hereafter (hasta ahora descubrí que una de las canciones que canta Sarah Polley es de Jane Siberry).

Es bueno guardar algunos pendientes por años, que provoquen expectación.

sueño

Volvió a aparecer en un sueño del sábado, así que ya es el primer personaje onírico recurrente que tengo. Recurrente y que no existe en la vigilia, quiero decir.

Es el cantante de una boyband que nunca la hizo. Es alcohólico. Lo encuentro tirado en la calle, con el traje que usa para sus presentaciones: camiseta violeta, jeans de diseñador, botas puntiagudas, fishnet en los brazos. La dos veces dijo que le habían dado oportunidad de cantar en una explanada de la universidad y me dio un volante de su presentación.

La última vez yo huía junto con un niño. Habían matado a su padre y el asesino seguía dentro de la casa, así que yo lo sacaba de ahí y escapábamos por anchas calles nocturnas. El asesino nos perseguía (nunca lo vi), lanzando proyectiles que describían trayectorías oblicuas y se incrustaban en los postes de luz. El cantante estaba tirado junto a una camioneta. Nos detuvimos un momento para que nos soltara su perorata y luego seguí corriendo. Pero el niño (que era japonés) ya no estaba.

3/17/2005

black tape for a blue girl - halo star

Halo Star, el noveno álbum de larga duración de Black Tape for a Blue Girl, es la apuesta de Sam Rosenthal (cerebro del grupo y de Projekt Records) por un vocabulario musical más sencillo y directo, lejos de las invernales y etéreas callejuelas de The Scavenger Bride (Projekt, 2002), un disco conceptual ambientado en la Praga de Kafka, que recibió buenas críticas a pesar de su opacidad y monotonía.

Quizá Rosenthal percibió esas carencias (aparte del sugerente mantra de “All My Lovers” poco será recordado de The Scavenger Bride), porque ha reformado el sonido de Black Tape: donde antes dominaban las atmósferas ahora hay canciones, y el oleaje de synthes ha dado paso a la guitarra acústica. También ha cambiado de cantante: Elysabeth Grant aparece sólo en cuatro canciones, dejando la mayor parte a la voz de barítono de Bret Helm (Audra). Esta grabación tiene más folk y goth rock que cualquier otro disco de Black Tape de los últimos quince años, sólo podría citarse como antecedente aquel Ashes in the Brittle Air de 1989.

“Tarnished” y “Knock Three Times” entran directo a la lista de lo mejor que Rosenthal ha compuesto en su prolongada carrera. La primera, apoyada principalmente en percusiones y cuerdas, explota las dotes dramáticas de Helm, mientras que “Knock Three Times” será la “King Volcano” o “People Are Strange” de su repertorio, esa canción de sonido y letra ingenuamente siniestros (“toca tres veces en tu ataúd si quieres mi amor”) que no podrás sacarte de la cabeza en varios días. También aparece en el live bootleg que grabaron en septiembre de 2004, junto a sus cóvers de “All Tomorrow’s Parties” y “Space Oddity” (sí, Sam tenía ganas de escribir La Canción). Ese bootleg todavía puede descargarse gratis, con todo y portada, de su página oficial.

Con “The Gravediggers”, Sam se acerca al modelo de compositor oscuro armado de guitarra acústica, en la vena de Peter Murphy o Johnny Indovina. Otro tanto ocurre en “Scarecrow”, que además incluye un moog al más puro estilo del prog rock de los setenta. Halo Star no presenta ninguna verdadera innovación en relación al estadio actual del gótico, pero es un cambio refrescante en la discografía de uno de sus grupos emblemáticos.

Black Tape for a Blue Girl - Halo Star (Projekt, 2004).

Apareció en Sonitus Noctis No. 9 (Marzo 2005)