2/29/2008

¿y hasta ahora lo dices, morrissey?

Unas líneas de High Fidelity. Aparecen tanto en el libro de Nick Hornby (1995) como en la película (Stephen Frears, 2000).

¿Qué vino primero? ¿La música o la miseria? A la gente le preocupa que los chicos jueguen con pistolas, que vean videos violentos, que cierta cultura de la violencia se apodere de ellos. Pero a nadie le preocupa que esos chicos escuchen miles, literalmente miles de canciones sobre corazones rotos, rechazo, dolor, miseria y pérdida. ¿Escucho música pop porque soy miserable? ¿O soy miserable porque escucho música pop?

El campeón de la autocompasión

Además de rijoso y ambiguo, Steven Patrick Morrissey (Morrissey según las portadas de los discos, Moz para los cuates) era el campeón de la autocompasión.

A veces lacónicamente, otras exagerando el sentimiento hasta lo insufrible, los personajes que hablaban en las canciones de The Smiths (su grupo de los ochenta) soltaban cosas como “los cielos saben que soy miserable”, “nunca he tenido a nadie” y, mi frase favorita para escribir en coches cubiertos de polvo, “anoche soñé que me querían”. Junto a este repertorio cualquier baladista de la OTI y los chicos emo de nuestra época son modelos de contención y mesura.

Ese registro dramático permitió a The Smiths crear “There Is a Light That Never Goes Out”, ejemplo acabado de la canción fatalista donde el narrador pone toda esperanza y sentido en la persona amada.

Le pide que lo saque de casa, de esa casa a la que ya no pertenece, que le lleve a ver lugares con luces y pachanga, que le lleve a cualquier parte. Y si un autobús choca con su coche y los mata, le dice “morir a tu lado, sería un privilegio y un placer”. Tal cual, sin una pizca de pudor. Todo un standard para corazones azotados de fines del siglo XX.

That's How People Grow Up

Recién llegó a nuestras tiendas un Greatest Hits de Morrissey que trae como novedad la canción “That’s How People Grow Up”.

Comienza con coros de su protegida Kristeen Young, lo acompaña su banda habitual y suena a la música que le conocemos. Pero ahora canta que ha perdido demasiado tiempo buscando amor, que está convencido de que hay cosas peores que no tener a nadie. Como chocar y quedar inválido, por ejemplo.

Dan ganas de tomarlo por los hombros y zarandearlo, “¿quién eres, impostor? ¿qué le hiciste a Morrissey? ¿Dónde está nuestro quejica favorito?”

El comentario en las revistas y los foros fue “¿Y hasta ahora nos lo dice?”. Después de maleducarnos en lo caminos del drama y la autocompasión durante nuestra juventud, ahora nos sale con que maduró y cambió sus prioridades. Ni hablar del peluquín.

Amor y Occidente

En los años treinta Denis de Rougemont explicaba (en Amor y Occidente) cómo nuestras nociones sobre el amor idealizado y dramático no son comunes a toda la humanidad, ni han estado presentes en todas las épocas. Son un capricho de Occidente, que tuvo su auge en las cortes del siglo XI y desde ahí se ha propagado como plaga.

Desde los tovadores occitanos y la historia de Tristán hasta las películas de Meg Ryan y las canciones de The Smiths. Bueno, Denis no mencionaba a Meg y los Smiths, pero la idea era ésa.

Si son algo fechado y no necesario, se supone que podríamos vivir sin esas tormentas en vasos de agua. Pero no, algo no cuaja sin ellas.

Sigo prefiriendo “There is a Light That Never Goes Out” por encima del resto del cancionero de Morrissey. Precisamente por azotada. Entonces ¿nos gustan las canciones azotadas porque nos educó el ideal de Occidente? ¿O son las canciones azotadas las que forjaron el ideal amoroso de Occidente?

PD. Ya que hablamos de gente de aquellos tiempos, Alan Wilder (Recoil, Depeche Mode) publicó hoy una nota en Side Line. Suena reaccionario al hablar de los mp3, pero sus palabras sobre la compresión digital de música y las nuevas técnicas que usan productores son interesantes: así como el exceso de efectos especiales engendra películas estridentes y tediosas, las nuevas formas de producción discográfica crean discos aburridos y sin matices. Music for The Mases – I Think Not.

2/22/2008

papita frita awards

Olvídense de los Óscares™, las lenguas de MTV y los Darwin. Mustelina de la Furet los invita a escoger los Papita Frita Awards:

El Papita Frita Award es un reconocimiento otorgado a aquellas personas que se distinguen del resto de la sociedad debido a su condición profundamente ingenua, tierna, cosita, cursi, o avanzado grado de estupidez... Regularmente, el Papita Frita Award se entrega semanalmente. En este caso la Academia de la Papita Frita se encarga de otorgar el galardón. La Papita Frita del mes es un reconocimiento que se otorgará mediante la votación del público, cuya nutrida participación esperamos.


Escoge a la Papita Frita de Febrero

2/21/2008

la implacable frenóloga de la afi

“J’en ai marre” es una canción muy conocida. Si no la sacas por título, asomate a YouTube y recordarás que ya has visto el video. Porque lo que gusta es el video, Alizée presumiendo el pescadito rojo que lleva en el trasero. Fuera de Miss Golightly no conocía a nadie que tuviera canciones de Alizée solas, para escucharlas por gusto. Este taxista las tenía, y venía escuchando “J’en ai marre” a buen volumen.

-Así que va a una escuela. ¿Es maestro?

-No, encargado de la biblioteca.

Mon poisson rouge, dans mon bain de mousse…

-Se la pasa leyendo, me imagino.

-Algo. (Pero no los libros de la biblioteca, que son de cocina, pero si respondo eso comenzará una plática sobre cocina).

J'en ai marre de ceux qui pleurent…

-Yo ando buscando un libro. Bueno, no lo he ido a buscar, pero es el que me gustaría leer ahorita. El otro día, en el radio, Jordi Rosado entrevistó a una mujer que con ver la cara de las personas podía saber cómo eran, su carácter. Por la forma de la frente, de la barbilla, todo. Era una especialista, bien cabrona, estudios en Harvard y así, trabajaba para la AFI y todos esos. ¿Cree que haya un libro que hable sobre eso?

-No sabía que Jordi Rosado estuviera en radio. (Eso se le llama frenología, no creo que nadie haya creído sinceramente en esa ciencia en más de un siglo. Quizá en un mundo con dirigibles en lugar de taxis y videófonos de estilo victoriano la AFI sí contaría con un equipo de frenólogos. Aunque bueno, es la AFI, es perfectamente posible que sí lo tenga. Pero, por Dios, NO vamos a platicar de frenología en un taxi).

J'en ai marre de ces cyniques, et dans les pres les colchiques…

-Sí, bueno, ya tiene mucho en radio. Ahí mismo, mientras hablaban, cachó al Jordi en una mentira, leyéndole la cara, se dio cuenta de que era mentiroso.

-¿Entonces estudiaba los gestos o la forma de la cara?

-No, los gestos no, la forma de la cara.

-Pero la cara de Jordi debe tener la misma forma cuando miente y cuando dice la verdad, y no puede mentir todo el tiempo.

Je me prelasse, et me delasse…

-Le digo que era muy cabrona, así de cabrona.

2/18/2008

tu madre era un hamster

Ante todo, se introduce con gusto en la guerra un elemento cómico: la burla hecha por los asediados de su enemigo, la cual pagan con frecuencia sangrientamente. Los habitantes de Meaux ponen un asno sobre la muralla para ridiculizar a Enrique V de Inglaterra. Los de Condé declaran que no pueden rendirse todavía, porque están aún ocupados en cocer sus tortas de Pascua. En Montereau sacuden en lo alto de la muralla sus gorros, simulando limpiarlos, cuando descarga el cañón del sitiador.

Johan Huizinga, El otoño de la Edad Media.
Compárese con los insultos de los guardias en Monty Python and the Holy Grail.

2/15/2008

el hype nuestro de cada día, dánoslo hoy

El hype es la tendencia que obtiene cobertura mediática y canonización cool de la noche a la mañana. Lo último, the next big thing. Puede ocurrir en pequeña o gran escala, en círculos especializados o en todo el orbe.

El hype y The Wire

Para la prensa musical internacional es algo odiado y amado. Se le odia porque celebra llamaradas de petate, de ésas que hacen ruborizar un par de años después de haberlas adorado (levante la mano quien se haya descargado toda la discografía de Godspeed You! Black Emperor y luego la mandó completita a la papelera de reciclaje; sí, la estoy levantando también).

Se le ama porque es la posibilidad de identificar un hito cultural antes que nadie. Así, uno de los motivos por los que la revista británica The Wire es tachada de snob es su tino para identificar o inventar (según a quién le pregunten) hitos de este tipo. Términos tan difundidos y discutidos como “post-rock” (1994) o “new weird america” (2003) salieron de sus páginas.

El hype en México

México no podía ser la excepción. La prensa escrita, los bloggers, los chicos que platican de grupos en los bares, muchos practican el deporte de identificar y desenmascarar hypes.

Lo que me llama la atención que es que lo hacen (hacemos) de una manera rara. Como ser hinchas del Real Madrid y no saber nada del futbol nacional, o seguir de cerca las campañas presidenciales de EU y no tener idea de la política mexicana. Los hypes, independientemente de su confiabilidad, para nosotros son algo que ocurre en otras partes, que llaman nuestra atención pero no ocurren en esta tierra.

Hace cinco años, hurgando en redes sociales de internet, encontrabas que los mexicanos escuchaban a los Fancy Free, Austin TV, Zoe y proyectos derivados de Nortec. Pasaron los años y ahora ves que esa misma gente escucha a… los Fancy Free, Austin TV, Zoe y proyectos derivados de Nortec.

Eso mientras en el resto del planeta nacían, se reproducían y morían numerosos mitos.

Nuestro Pop Revolucionario Institucional

Durante ese trance han nacido más bandas dignas de atención (y parece que la prensa extranjera ha estado más atenta a ellas que la nacional). Las mismas han recorrido el país para presentarse en vivo, tienen buena cantidad de contactos en MySpace y su música está en tiendas especializadas y programas de descarga.

Pero ese último salto, ése que hace que alguien te incluya en su perfil como una de sus bandas favoritas, no ocurre. Menos puedes soñar con pedir en un bar una de sus canciones.

Quizá nos hemos tomado demasiado en serio aquello de “don’t believe the hype”. O hay en nuestro rock y pop la misma continuidad y formación de dinastías que impera en otros aspectos de la vida nacional.

Como si las bandas afiliadas hace algún tiempo hubieran conseguido “hueso” o “plaza”, y aunque existan muchas nuevas éstas no tendrían su momento hasta que las anteriores terminen su mandato o se jubilen.

Un ejemplo sencillo, asómense al catálogo de Noiselab. Ahí siguen como novedad Jumbo y Zoe.

El hype como garantía de renovación y rescate

El hype, con todo y sus implicaciones desagradables, funciona como garantía de renovación y variedad. Depura el sistema periódicamente.

También rescata el pasado: aunque toda la “new weird america” fuera puro cuento, tan sólo por haber presentado a John Fahey a las nuevas generaciones ya tiene justificada su presencia.

Otro tanto hizo el brete por el post-punk con el que abrió esta década. Fuera de nuestras fronteras puede ser visto como un hambre malsana de novedades y modas pasajeras, pero de veras que me gustaría tantito hype por aquí, sólo para acelerar las cosas, para engrasar la máquina. Y, claro, que cada quien decida si cree en él o no.

pablo flores y hi-tech / little fluffy clouds

Pablo Flores y su programa Hi-Tech

Es noche de viernes y estoy a punto de hacer algo que no había hecho en más de una década: escuchar Hi-Tech de Pablo Flores en la radio.

Ahora lo escriben "High Tech" y pasa por la estación Classic. Es decir, es algo para viejitos como uno.

No espero una sesión con un Pablo puesto al día, seguramente lo pusieron ahí para que programara tracks de los años ochenta y noventa.

Un palomazo de Bauhaus

No bien me había contado Suza Ruiz del regreso de Hi-Tech, recibí un mensaje de Mario Nicolás Bolaños, preguntándome si ya había escuchado Go Away White, el nuevo disco de Bauhaus.

No tenía idea de que los tipos pensaran sacar un disco ahora, 25 años después de su última reunión en un estudio.

Resultó ser un palomazo de hace dos años, que hasta ahora verá la luz y no tendrá continuación. Pero sí, son canciones inéditas. La que más me gustó se llama "Black Stone Heart".

Little Fluffy Clouds

Mientras estas cosas pasaban, preparé una antología de sencillos de los noventa, para donarla a la colección de Somos Uno Radio y la de mi segundo hogar, el bar Gargantúa.

Armándola recordé muchas cosas que por poquito y se las cargaba el olvido, muchas de ellas descubiertas, precisamente, gracias a Hi-Tech.

Son cerca de 140 canciones, no podré subirla aquí completa, pero les dejo una pequeña selección. "Es que ya no se ven cielos así, bueno quizá sí, en el desierto". Descarga nubecitas pachonas.

PD. Ahora Nubecitas pachonas es una playlist en Spotify.

2/14/2008

entretejidos

Nunca se ha olvidado que todo puede ser absurdo, si su significación se agotase en su función inmediata y en su forma de manifestarse; nunca se ha olvidado que todas las cosas penetran un buen trecho en el mundo del más allá. Este saber nos es familiar, como sentimiento no formulado que tenemos en todo momento; así por ejemplo, al oír el rumor de la lluvia sobre las hojas de los árboles, o al ver el resplandor de la lámpara sobre la mesa, en una hora de paz, la percepción habitual se alarga en una percepción más profunda que sirve al pensamiento práctico y a la acción. Esta percepción puede aparecer a veces en la forma de una obsesión morbosa, a la que las cosas le parecen preñadas de una amenazadora intención personal o de un enigma que sería indispensable conocer y, sin embargo, resulta imposible descifrar. Pero más frecuentemente nos llena de la certeza serena y confortante de que también nuestra propia vida está entretejida en ese sentido misterioso del mundo. Y cuando más se condensa esta vivencia en el terror de lo Uno de que todas las cosas emanan y en que reposan todas las cosas, tanto más se eleva desde la certeza de algunos claros momentos hasta un duradero sentido de la vida o incluso una convicción formulada.

Johan Huizinga, El otoño de la edad media.

2/01/2008

¿piensa usted que este test no sirve? SI/NO

Los orígenes del test Myers-Briggs, usado por los departamentos de recursos humanos de empresas de todo el mundo. 89 de las 100 empresas que aparecen en la lista anual de Fortune lo usan.

Where did the Myers-Briggs come from, after all? As Paul tells us, it began with a housewife from Washington, D.C., named Katharine Briggs, at the turn of the last century. Briggs had a daughter, Isabel, an only child for whom (as one relative put it) she did "everything but breathe." When Isabel was still in her teens, Katharine wrote a book-length manuscript about her daughter's remarkable childhood, calling her a "genius" and "a little Shakespeare." When Isabel went off to Swarthmore College, in 1915, the two exchanged letters nearly every day. Then, one day, Isabel brought home her college boyfriend and announced that they were to be married. His name was Clarence (Chief) Myers. He was tall and handsome and studying to be a lawyer, and he could not have been more different from the Briggs women. Katharine and Isabel were bold and imaginative and intuitive. Myers was practical and logical and detail-oriented. Katharine could not understand her future son-in-law. "When the blissful young couple returned to Swarthmore," Paul writes, "Katharine retreated to her study, intent on 'figuring out Chief.' "She began to read widely in psychology and philosophy. Then, in 1923, she came across the first English translation of Carl Jung's "Psychological Types." "This is it!" Katharine told her daughter. Paul recounts, "In a dramatic display of conviction she burned all her own research and adopted Jung's book as her 'Bible,' as she gushed in a letter to the man himself. His system explained it all: Lyman [Katharine's husband], Katharine, Isabel, and Chief were introverts; the two men were thinkers, while the women were feelers; and of course the Briggses were intuitives, while Chief was a senser." Encouraged by her mother, Isabel—who was living in Swarthmore and writing mystery novels—devised a paper-and-pencil test to help people identify which of the Jungian categories they belonged to, and then spent the rest of her life tirelessly and brilliantly promoting her creation.

The problem, as Paul points out, is that Myers and her mother did not actually understand Jung at all. Jung didn't believe that types were easily identifiable, and he didn't believe that people could be permanently slotted into one category or another. "Every individual is an exception to the rule," he wrote; to "stick labels on people at first sight," in his view, was "nothing but a childish parlor game."


Publicado por Malcolm Gladwell en Annals of Psychology (septiembre de 2004). Texto completo (HTML y PDF) en gladwell.com

La obra que cita es Cult of Personality, de Annie Murphy Paul. Por las reseñas que he encontrado, el libro no fue bien recibido por sus colegas, que lo tachan de "narrativo" y "sensiblero" (adjetivos que me hacen sospechar más de los críticos que de A.M. Paul).