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3/15/2016

todo al mismo tiempo: música popular y acumulación de pasados

Retromanía y hauntology

Han pasado casi cinco años de la publicación de Retromania: Pop Culture's Addiction to Its Own Past (Retromanía: la adicción del pop a su propio pasado, en la traducción de Caja Negra Editora). En este libro el crítico Simon Reynolds repasa las diferentes formas en que la música pop recupera su pasado, como el coleccionismo, el revival, las giras de reunión y la curaduría.

En la conclusión, Reynolds define la situación actual del pop como una híper-estasis: una época muy activa pero sin innovación, que coincide con una generación de escuchas que ha dejado de creer en el Futuro con mayúscula (el de la primera ciencia ficción y el de los utopistas). El autor desconoce si esta híper-estasis terminará, pero de todos modos cierra el libro con un “todavía creo que el futuro está allá afuera”.

Retromania apareció en el momento exacto para convertirse en el libro de referencia obligada sobre el tema, algo parecido a lo que Awopbopaloobop Alopbamboom de Nik Cohn hizo en 1969 con la “edad de oro del rock”. El libro de Cohn explicaba, en un modo personalísimo, los orígenes de una música precisamente en el momento en que esa música vivía una revolución. El libro de Reynolds, también en un modo personal y por momentos hasta autobiográfico, explica, si no el fin, el impasse al que llegó el pop luego de varias revoluciones.

Hubo quien quiso ver Retromania como una arenga, un llamado a encontrar o celebrar una nueva originalidad. Simon Reynolds recuerda con gusto la llegada del post-punk, el hip hop y la cultura rave, pero su texto no es prescriptivo. Busca entender. También hubo quien replicó que la música actual era tan original como la de décadas anteriores. En esos casos parece que pasó desapercibido uno de los capítulos más interesantes del libro, donde se nos recuerda que la originalidad siempre ha sido tal contextualmente, y que la saturación actual llegó por la acumulación y disponibilidad simultánea de cada contexto previo.

Esta explicación aparece a propósito de un término muy de moda en el momento en que apareció el libro (y durante los cinco o seis años anteriores), la llamada hauntology music.

Es cierto que la hauntology surgió de las mismas bases culturales (tiempo pop cifrado, la atrofia de toda futuridad, de todo impulso de avance) que propició muchas de las cosas que he castigado en este libro. Por ejemplo, Jim Jupp, del sello Ghost Box, habla de un “eternalismo y ausencia de tiempo” que son importantes en su sello. En una entrevista de 2009 describió “el mundo de Ghost Box” como un lugar de “todo-al-mismo-tiempo, donde toda la cultura popular de 1958 a 1978 está de algún modo pasando al mismo tiempo”. Eso suena cercano al tipo de entropía ahistórica producida por el shuffle de un iPod, o por el archivo laberíntico de YouTube. (Retromania, p. 355)

Ese término fue aplicado a la música por primera vez por Mark Fisher, asociándolo con el sello inglés Ghost Box, y alude a un imaginario alimentado por series de televisión de los años sesenta y setenta, también por la radio institucional y una visión ambigua del Estado Benefactor, entre otras cosas. Esa descripción dada por Jim Jupp, sobre el lugar donde ocurre sincrónicamente el pop pasado, era en 2011 apropiada para una curiosidad como el sello Ghost Box, pero parece describir el resto del pop en 2016. Desde el sello más marginal hasta la cima de Billboard.

John Seabrook publicó apenas el octubre pasado su receta del pop actual, en el libro The Song Machine. Según lo comentaron en The Atlantic, la receta lleva “los acordes y texturas de ABBA; la estructura de canción de Denniz Pop; los coros del rock de estadios de los años ochenta; el R&B de los primeros noventa”. Entrevistado para ese libro, Jay Brown, del sello Roc Nation, dijo: “Ya no basta tener un gancho (en la canción)... ahora necesitas tener un gancho en el intro, otro en el ‘pre’, otro en el coro y otro en el puente”.

El problema es que la receta no sirve ni para las canciones más populares del año en que apareció The Song Machine. Traten de preparar con esa receta algo como “Hotline Bling” (del pasado verano) o “Love Yourself” (de este invierno). Si hay algún gancho en esas canciones es muy distinto a los de años anteriores. Avancen unas semanas, hasta febrero y marzo de 2016: en “Pillowtalk” y “Work” el ritmo y la textura se vuelven más importantes que la melodía. Ahí hay poco del éxito pop como lo entienden Max Martin y Dr. Luke: los primeros meses de 2016 se parecen más a Jimmy Tamborello o Richard D. James produciendo R&B. Y no hay cómo predecir a qué sonará el fin de año, pero muy probablemente será algo que nos parecerá familiar pero no inmediato.

Volvamos a 2011, a Simon Reynolds y el sello Ghost Box:
Jugando con la cultura heredada, la hauntology explora dos modos de, si no rechazar, al menos esquivar el “no futuro” representado por los mash-ups y lo retro. La primera estrategia implica la reescritura de la historia… La otra estrategia es honrar y revivir “el futuro dentro del pasado”... el blog 20jazzfunkgreats dice que “cuando el pasado suena más a futuro que el presente, el revival se torna progresista”. Julian House, del sello Ghost Box, habla de un “mirar atrás para ver hacia adelante”. Su juego de palabras no puede disfrazar el hecho de que se trata de una estrategia precaria y paradójica. (Retromania, p. 361)

Precaria y paradójica pero adaptable al resto del mundo ya que, desde una multitud de archivos y puntos de acceso, la cultura pop previa nos ocurre ahora toda al mismo tiempo.
 

David Bowie en los noventa

Durante casi todo el siglo veinte fue común conocer la copia o la parodia de algo mucho antes que el original. Atención a esta entrada en Me acuerdo de Perec:
Me acuerdo de que Caravan, de Duke Ellington, era una rareza discográfica y de que, durante muchos años, supe de su existencia sin haberla escuchado jamás.
Y lo que dice Jonathan Lethem en esta entrevista:
Era adolescente cuando reestrenaron estas películas de las que hablaba todo mundo pero no podías ver. Ahora ya no pasa, puedes ver lo que quieras. Las cosas solían tener esta distancia esotérica. Podías leer sobre Vértigo por diez años antes de poder ver algo de la película… La primera película que recuerdo haber visto es Yellow Submarine, y el primer programa de televisión que recuerdo haber visto es The Monkees. Lo que me llama la atención es que ambos son una cita o paráfrasis a los Beatles, pero no son los Beatles reales. Este proceso me fascina. Yellow Submarine es para mí un emblema de esta idea, que antes de los Beatles estaba la idea de los Beatles, el jeroglífico de los Beatles.
Si eso podía ocurrir con la banda más famosa del siglo, imaginen qué pasaba con los demás. De niños sabíamos que si en los programas cómicos o los dibujos animados alguien prendía fuego a su guitarra, era una parodia de Hendrix. Si alguien tenía patillas grandes, copete y capa, la parodia era de Elvis. Pero veíamos esto mucho antes de conocer ver a los verdaderos Hendrix o Elvis. Era como vivir entre los restos de una civilización destruida, encontrando lo que fuera más abundante entre los detritos, no necesariamente el original.

La situación cambió en los noventa, con el aumento de fuentes de información de uso general, pero no cambió gran cosa en la primera mitad de esa década. Recuerdo cuando una amiga nos puso el cassette en el que había grabado “la canción con la letra más genial”. Quería ayuda para identificarla pero ninguno de sus amigos conocíamos la canción. Era “Space Oddity” de Bowie. Conocíamos a Bowie, pero para nosotros era el rey de los goblins. El que cantaba “China Girl”. Si acaso lo conocíamos hasta “Ziggy Stardust”, por el cover de Bauhaus, pero no había modo de identificar “Space Oddity”.

Hay una situación similar, también con una canción de Bowie, en The Perks of Being a Wallflower, película de 2012 cuya acción ocurre en los primeros noventa. Los personajes encuentran “Heroes” en la radio mientras regresan de una fiesta y la adoptan como “su canción” sin saber qué canción es. Como Lethem, sabemos que esos tiempos de carestía de información se acabaron. Pero ocurre algo más en los últimos años: una asimilación simultánea de varios tiempos.

Luego de ver la película quise platicar que lo mismo nos había pasado a mis amigos y a mí con una canción de Bowie. Contarlo como “una de esas cosas vergonzosas de los noventa”. La sorpresa fue encontrar como reacción, varias veces, un “¿a poco esa película ocurre en los noventa?”

Repasando la película, encuentro que eso es bastante difuso. La mayoría de la música que suena es anterior al momento de la acción, cosas que sonaban en la college radio de los ochenta. El vestuario y el diseño de producción son más neutros que fechados. Cosas que podrían verse en cualquier momento de los últimos treinta años. Esa indeterminación habría resultado chocante en otra época. Ahora resulta irrelevante para ver la película. Lo único claramente fechado es ese incidente con la canción “Heroes”. Lo demás está en ese limbo de, como diría Jim Jupp, todo-al-mismo-tiempo.

En esa misma temporalidad difusa ocurre God Help the Girl (2014), el musical dirigido por Stuart Murdoch. La acción debe ocurrir en el presente, pues hay una escena en que la protagonista usa una aplicación de piano en un smartphone, pero hasta ahí llega la identificación con el presente. En una escena posterior, donde echa de menos a su amiga Cassie, no hay modo de que la tecnología la ayude a encontrarla y un perro tiene que ir a buscar a Cassie. La banda famosa del lugar, Wobbly-Legged Rat, parece contemporánea de The Strokes y The Libertines, mientras que la banda de los protagonistas (y mucho de su atuendo y entorno) parece algo de mediados de los sesenta. El medio de promoción deseado por los grupos, sonar en el programa de radio que estrena demos, es algo propio de los setenta y ochenta de John Peel. El personaje de Emily Browning da una maroma en un gimnasio, le aparece una camiseta del Meat is Murder y con eso cambia su actitud frente al mundo. No se supone que la película esté haciendo un juego de épocas o que tenga un enfrentamiento de varias subculturas. Simplemente ocurre en un mundo en que todo eso coexiste. El nuestro de estos últimos años.
 

Del BBC Radiophonic Workshop a Mutant Sounds

Tim Byron es un psicólogo e investigador australiano que además hace de crítico musical. Varias veces ha mencionado cómo lo escuchado casi sin querer en la infancia influye en el gusto y la producción musical futura. Aquí dos fragmentos suyos.
Algo recurrente… es el músico joven que toma migajas pop de su infancia y se apropia de esos sonidos para decir algo sobre su vida. El Born to Run de Springsteen, por ejemplo, está en buena parte hecho de pop de los primeros sesenta —The Ronettes, Roy Orbison y The Animals—que era rechazado por los adultos de entonces. (Troye) Sivan y Lorde siguen ese camino; hay catarsis para los fans al escuchar sonidos de su infancia… reconfigurados para decir algo emocionalmente significativo sobre sus vidas adolescentes en la abulia suburbana. (The Guardian)
Tengo 34 años, así que “Cherish”, de Madonna —lanzada como sencillo cuando yo tenía siete años— me llena de agradables recuerdos porque, más que muchas canciones, me lleva instantáneamente a mi infancia. Los punks veteranos seguramente sienten lo mismo por el pop de chicle de los últimos sesenta, como “Yummy Yummy Yummy” de The Ohio Express. (Musicfeeds)

Nótese que no habla de canciones dirigidas a niños, sino lo que sonaba en el ambiente durante esas infancias. En mi caso, eran los parques y tiendas con altavoces soltando “Self Control” y “Part Time Lover” a todo volumen. Había música pensada para niños pero ésa ocupaba ciertos espacios. No aparecía de un día para otro en altavoces, coches y casas por toda la ciudad. Por todas las ciudades.

En la década pasada, Ariel Pink explicaba su música como una consecuencia de haber tenido a MTV como niñera. Y James Ferraro iba más lejos:

Ferraro sugirió que todos esos sonidos de los ochenta se filtraron en la conciencia de los ahora veinteañeros cuando eran bebés amodorrados. Especuló que sus padres tocaban música en la sala de la casa y que esta música llegaba (a los bebés) amortiguada por las paredes. Como mito de origen, éste es bastante lindo. ¿Cómo saber? Igual que con el impacto del BBC Radiophonic Workshop en los futuros hauntologists, esto podría explicar el impacto emocional de la paleta sonora de los ochenta en estos músicos. Spencer Clark hablaba de la “memoradelia” producida por éxitos pop de los ochenta como una forma de viaje en el tiempo, mientras que Ferraro la comparó con “estar atrapado en el sueño de alguien más”. Pero, igual que con la hauntology, hay mucha referencia cultural en juego, principalmente de la televisión y el tipo de películas que se veían una y otra vez en la videocasetera. (Retromania p. 346).

Esa disponibilidad para todo tipo de sonidos era propia de la infancia: al llegar la adolescencia el individuo delimitaba su gusto. Al convertirse en adulto podía construir un refugio en el que únicamente sonaban viejas bandas favoritas. Esos refugios podían tomar la forma de una colección de discos, o de estaciones dirigidas exclusivamente a adultos, o de bandas tributo y giras de reunión, así como clubes y noches temáticas. El contemporáneo de Janis y Morrison podía pasarse el resto de su vida en un universo de bolsillo al que jamás llegaban los años posteriores a 1971.

Todavía en 2001 podía tacharse de peculiar al que escuchaba música anterior a su propia generación. Digo específicamente el 2001 porque así pasaba en un episodio de los X-Files de ese año. Un chico que controlaba a las abejas era además un solitario inadaptado, y se sabía que era un solitario inadaptado porque su músico favorito era Syd Barrett. Pero en 2001 estaban volviéndose porosas las generaciones en la música popular. Dos años antes ya había quiénes entraban a Napster buscando algo de Hole o de Bush, y si en el camino se les atravesaba la discografía de Black Sabbath, qué remedio, a descargarla también.

Después habría individuos de veinte años o menos que seguían blogs como A Closet of Curiosities o No Longer Forgotten Music. Ésos ya conocían los submundos de décadas anteriores mejor que sus padres o sus abuelos. No todo el mundo andaba metido en eso pero sí andaba ahí bastante gente que haría, criticaría o seleccionaría música en los años siguientes. Un ejemplo, de muchos. A fines de 2015 había reseñas del regreso de la oscura banda polaca Księżyc. No era que los melómanos los conocieran cuando la banda sacó su anterior álbum, veinte años antes. El mundo los conocía por un solo artículo, publicado en el blog Mutant Sounds en 2007.

Los blogs de descargas vivirían poco y llegaría la omnipresencia del streaming. Por diferentes caminos llegó la disponibilidad y acumulación de todo sonido pasado. Dije antes que esto cambiaba nuestra asimilación del pasado pero, parafraseando la famosa frase de William Gibson, el futuro sigue desigualmente repartido. Mientras escribo esto se dice que Desiigner (neoyorquino de 19 años) no tiene credibilidad porque copia el hip-hop de Atlanta. Se le acusa de haber aprendido de internet, no de la calle. En pleno año 2016. Mientras, en México, inicia la gira Rock en tu Idioma: Sinfónico, idea a la que sólo le falta agregar “On Ice“ para acabar de hacerla anacrónica. Para el alud final de todo-al-mismo-tiempo deberían diluirse por completo eso viejos tiempos, esas viejas ideas.

2/05/2016

patari y la música de pakistán

Cuando Spotify y Deezer llegaron a México una de mis primeras búsquedas fue de playlists con bandas mexicanas. Esperaba que por la novedad habría varias listas de 100 canciones o más, de las buenas para perderte en ellas todo un día y encontrar curiosidades. Por el contrario, me encontré que cada usuario mexicano estaba haciendo una lista de su generación y que la década de los noventa estaba sobrerrepresentada.

Por no dejar preparé una lista de canciones, llamada México 101, y la dejé en estos servicios y también en Cubicfm, que entonces permitía hacer listas muy completas. Me gustó el resultado pero claro que es una lista limitada a mi perspectiva. En 2015, descubrí que en otra parte del mundo hay gente haciendo ese tipo de selección y presentación con la música de su país y en una forma admirable. Estoy hablando del sitio y aplicación Patari, de Pakistán.

Los fundadores de Patari, veinteañeros, querían crear un servicio parecido a Hulu para las series pakistaníes, cuando un veterano de los medios les dijo que había más oportunidades en la música. Allá los conciertos son pocos, una minoría de músicos tiene público, hay un exceso de covers y, para rematar, servicios como YouTube padecen un bloqueo gubernamental. Están los populares programas televisivos Coke Studio y Nescafé Basement, que transmiten una fusión de géneros músicales interpretados en vivo, mezclando músicos experimentados con jóvenes. Esos programas tienen buena producción pero también un formato limitado. Muchos sellos locales han desaparecido y EMI controla cerca del 70% de la música grabada en ese territorio.

Patari quiere ser el mayor concentrador de música pakistaní (parece que ya lo son) y hacer sonar esa música por el mundo. Sus menús están en inglés, para los que no entendemos ni una frase en urdu. Y las biografías de los músicos no son un pastiche de Lastfm y Allmusic, son biografías concisas creadas para la ocasión. Tienen listas de canciones preparadas por un equipo de críticos y músicos: las hay por géneros bien conocidos por los pakistaníes (y por el 6% de usuarios que tienen en India), como ghazal gayaki o qawwali, y también por los omnipresentes rock, pop y metal, además de selecciones como "el clásico del día" y "la joya perdida del día".

Otros apartados, que a primera vista parecen ser cosas que se conocen en el resto del mundo, resultan ser altamente idiosincráticos. Hay una antología de "disco" pero, como explican en su blog, esa palabra tiene connotaciones únicas en ese país. Muestran una imagen de un burro pintado de rosa, aclarando que es el primer resultado de Google Images al buscar "pakistani disco". La explicación sigue así: "cuando los pakistaníes usan la palabra disco en este sentido, quieren decir cualquier cosa que escapa a la norma, especialmente en un sentido liberal o subversivo". Luego está la música usada en estadios para apoyar a equipos deportivos profesionales, con la particularidad de ser equipos de cricket. Los mensajes de su mailing list los firma el Patari Support Kitty, que escribe mitad en inglés y mitad en urdu con un tono chabacano. Escribe así salvo cuando se trata de una ocasión triste, como ocurrió el pasado 16 de diciembre, al recordarnos que había pasado un año desde el ataque a la escuela de Peshawar.

El diseño de patari.pk recuerda el que tuvo Grooveshark pero todo está ahí de manera legal, luego de resolver una disputa con EMI. Para completar su proyecto, Patari ha comenzado organizar conciertos y en diciembre sacó el primero de una serie de EPs llamados Aslis. En esa primera entrega todas las canciones son de bandas recientes, que conservarán todos los derechos sobre su obra mientras que Patari paga por la producción.

Mis oídos pasaron los últimos meses de 2015 de vacaciones en Pakistán. Hice una pequeña selección de canciones y aquí les cuento qué contiene. Vital Signs y Nazia & Zoheb fueron estrellas pop de los ochenta. Noori y Strings son los más populares del pop-rock actual. Dos de los indies más recomendados: The Tamashbeens (aptos para el público de Bon Iver) y Khumariyaan (una actualización de músicas tradicionales que ya tocó en el festival South by Southwest). También está ahí el hip-hop de Faris Shafi y Young Stunners. Abida Parveen comenzó su carrera en los setenta y es de las más respetadas en la música tradicional. Gul Panra es una de las voces jóvenes y canta en pashto, el idioma de millones de personas en la región noroeste del país. Para la fiesta, algo de SomeWhatSuper; para espantar vecinos, el metal tremendista de Dusk. Nusrat Fateh Ali Khan y su familia no necesitan presentación.

Y acá está el EP Aslis Vol. 1 y un viejo favorito, The Rizwan-Muazzam Qawwali Group colaborando con Fun-Da-Mental.

11/03/2015

decon/recon

Paula Temple hacía techno para consumo propio. Chris McCormack la conoció en un foro de internet y la convenció de publicar lo que hacía. Poco después John Peel y Jeff Mills tocaban esa música. Tan bueno fue el arranque que ella lo celebró dejando la carrera: los siguientes años los dedicó a proyectos comunitarios en Leeds. Fue echada, a traición, de la organización que había fundado y quiso saber si, diez años después, el mundo seguía interesado en el techno. El mundo le respondió que sí. En realidad el mundo ahora estaba interesado en todo y en cualquier cosa, siempre que supieras dónde y cómo presentarla.

Paula dejó Leeds por Berlín y creó su sello. Le preguntaron qué ideas tenía para este sello y ella dijo que A Cyborg Manifesto de Donna Haraway era importante en su ideario. Ese ensayo que examina a la humanidad usando al cyborg como mapa. Un cyborg que no teme existir "con identidades parciales y adoptando puntos de vista contradictorios". Eso dice el manifiesto de Haraway. "Damos prioridad a cuerpos e identidades hechas invisibles a pesar de su talento". Eso dice el manifiesto de Paula.

Ahora viaja con un supergrupo llamado Decon/Recon. Deconstruir y reconstruir. La alineación actual es la que grabó el EP Decon/Recon #1 (Noise Manifesto, 2015) y no se repetirá en próximas entregas. El término “supergrupo” lo estoy tomando de la tradición rockista, que no de la música electrónica. Llamamos así al grupo formado por músicos que ya eran conocidos con otras bandas. Pero Decon/Recon aspira a disolver la identidad de cada integrante. En esos tracks no debe quedar claro qué viene de cada parte. Más wikigrupo que supergrupo.

Reúnen sonidos en una carpeta. Cada uno toma de la carpeta y hace un track completo con eso. Los tracks no llevan autor individual, sólo se entiende que salieron de Decon/Recon. Ahí están, además de Paula, la británica Planningtorock, el sueco Olof Dreijer y la francesa rRoxymore. Es decir, hay dos que alguna vez colaboraron con The Knife y uno que formó parte de ese grupo. El EP es interesante pero no se compara con lo que consiguen en vivo.

Llenan una mesa larga con cacharrería digital. A ocho manos sueltan sonidos que los demás deben retomar, arropar y devolver para seguir el proceso. Ocurre al momento pero también es historia actualizada. Ya suena a lo que Sheffield aprendió del sonido de Düsseldorf. Ya suena a lo que Detroit aprendió de Sheffield. Ya suena a lo que Berlín aprendió de Detroit. De pronto rRoxymore trae algo más antiguo, de músicas de mediados del siglo XX. De pronto Planningtorock toma el micrófono y produce una voz andrógina del pop futuro. Se toma a tragos rápidos un destilado de décadas.

Esta gente está usando sus alias menos conocidos, para separar estas presentaciones de su trabajo previo. Los carteles de sus presentaciones en México hicieron, sin querer, mucho más por desdibujar su pasado. En los festivales Mutek y Cervantino se anunció una noche de electrónica alemana. Berlín es la base de operaciones, pero nadie del sello es originario de Alemania. Mucho más misterioso fue el cartel de la presentación en Monterrey. Sólo tenía los nombres de Paula Temple y el sello Noise Manifesto (y Lena Willikens, que canceló). Ni sus viejos alias, ni sus nuevos alias. Tampoco el nombre Decon/Recon. Así el Café Iguana de Monterrey tuvo su primer cartel que no decía por ningún lado el nombre del acto principal. Mira, tú: son las identidades parciales y contradictorias de Haraway.

9/23/2015

cosmic neighbourhood

Encontré esta música en el blog Found Objects. Ahí la describen como "música Moomin", o la banda sonora no de tu infancia real, sino de esa otra infancia que también tuviste. El sello Kit Records explica que esto lo hace Adam Higton en Bristol para acompañar sus ilustraciones de criaturas fantásticas. Si lo escuchas varias veces seguidas sí te crees que los músicos miden diez centímetros y llegaron montando golondrinas. Bandcamp / Deezer / Spotify

4/29/2015

linda perhacs y julia holter en vivo

En 2014 varios tercos sacaron a Linda Perhacs de un silencio de más de cuarenta años. Entre los tercos que la ayudaron a hacer el álbum The Soul of All Natural Things andaba Julia Holter, que siguió tocando ocasionalmente con Perhacs. Hace unos días grabaron un concierto en el Exploratorium de San Francisco, sumergidas en las proyecciones del Joshua Light Show. Las intervenciones de Perhacs son algo así:

Esta canción la usó B.I.G., digo el B.I.G.... digo, uno que... Notorious, él... y esta otra la usó Daft Punk y por eso sé que existe Daft Punk.

Además del gusto de ver a estas dos, estaba esperando que subieran el video porque las iba a entrevistar Geeta Dayal. No sé si eso se canceló o simplemente no lo van a subir a YouTube. Acá pueden ver a Geeta recordando a Conny Plank, y acá con una historia breve de la música electrónica.

12/25/2014

signal to noise — silvia moreno-garcia

Una novela de fantasía que sigue a dos chicas y un chico de la Ciudad de México en 1989. Eso en la mitad de los capítulos, en la otra mitad los sigue veinte años después, cuando Meche, la protagonista, vuelve a la ciudad a causa de la muerte de su padre. Supongo que en otros sitios comentarán las connotaciones que tiene la magia en esta novela (más cerca de Among Others que de Lev Grossman, digamos), a mi lo que más me llamó la atención es lo bien que entiende la cultura pop en el México de los ochenta.

El padre de Meche había sido locutor, también coleccionista de discos, y durante buena parte de su vida bosquejó una historia del rock latinoamericano, eso cuando se lo permitía el alcoholismo. Meche ha heredado la obsesión del padre y toda la historia está veteada de discos. Están los que dejó el difunto y que ahora su hija debe descartar o conservar, también los que ella escuchaba con sus amigos en 1985, y todavía hay otros con propiedades mágicas.

Meche había hallado discos con poder en las tiendas de viejo, esto la hizo suponer que el poder podría estar relacionado con el dueño anterior o las personas que lo habían tocado; una pátina que de algún modo impregnaba el vinil, como las huellas de pulgares en su superficie.

Al hablar de la música escuchada en México en esa década tendemos a hacer hagiografía del rock nacional, guiños kitsch a lo tropical, o recordar con horror a los baladistas de TV. Otras veces nos clavamos en lo que sonaba en círculos pequeños, por considerarlo más interesante. A esos recuentos les falta mucho para completar la banda sonora cotidiana: un revoltijo de géneros y nacionalidades que sonó en mucho hogar suburbano de los ochenta. Esa mezcla (más la afición de padre e hija al jazz y al rock sudamericano) está por todas partes en Signal to Noise y eso me pareció entrañable de la novela.

¿En qué consistía ese revoltijo? No faltaba el tío o el hermano mayor que atormentaba a la familia con hard rock y progresivo. Padres que habían cambiado la utopía por un trabajo de oficina, pero igual te recetaban a Mercedes Sosa y a Silvio cuando les ganaba la nostalgia. Madres que contaban "... de cartón piedra" como si fuera un cuento de Perrault. Boleros y tangos en la estación de radio que se ponía al "alzar la casa". España exportó la movida madrileña pero lo que más sonó por acá fue Bosé y Mecano. Sumemos a esto todo el catálogo de power ballads estadounidenses, los años de fama del tecnopop y el largo romance que tuvo latinoamérica con el pop italiano (que unas veces llegaba directo, otras como cóver).

Cuando me topo un libro cuajado de referencias a canciones termino armando un playlist. A veces te llevas sorpresas, como descubrir que en El gran Gatsby sólo se mencionan cuatro canciones. O cuando encontré el playlist de American Gods hecho por un usuario de Cubic, que era mucho más extenso de lo que me había parecido al leer el libro. Acá están las canciones de Signal to Noise en Youtube y Spotify, y por acá pueden leer un artículo de Silvia Moreno-Garcia sobre la ciencia ficción mexicana.

12/18/2014

drlng - icarus

Quedó bien arraigado lo de publicar listas apenas llega diciembre. ¿Cómo le hacen si sale una buena canción durante diciembre? ¿Las bandas que quieran escapar de la listopía sacarán canciones en diciembre como statement? Pienso en eso mientras escucho Icarus, un EP recién publicado por DRLNG.

Llegué tarde al culto de Plumerai, banda dreampop de Boston. Los conocí cuando estrenaron cantante (Eliza Brown) en el EP Marco Polo. Ahí venía "Trip", canción que traje a vuelta y vuelta durante 2012.

En los primeros meses de 2014 presentaron en su blog una nueva canción (en francés) llamada "Seattle". La canción resultó ser el inicio de una nueva banda, ahora Eliza Brown, el guitarrista Martin Newman y su tropa se presentan como DRLNG y "Seattle" es uno de los cuatro tracks en su primer EP, publicado el 16 de diciembre.

Hacemos trampa al llamar dreampop a la música de Brown y Newman. Digamos que es dreampop sin efectos especiales. Ya sé que el dreampop es en buena parte efectos especiales. Es sólo que tiene sentido decirlo así. O tiene sentido al escucharlos.

Silber Records / Deezer / Bandcamp

12/15/2014

amorfos: cancioncitas de xalapa

Llegué a Xalapa en 1999. Una peculiaridad de la ciudad era la falta de rock.

No era algo que extrañara; no podía extrañar el rock si a cambio me daban niebla constante, el restaurant La Sopa, el videoclub Zafra, toritos de cacahuate, buenas librerías y esos curiosos locales de pizza y yogurt.

Pero era algo notorio: no había rock en la radio y casi no lo había en vivo. Las bandas que había tocaban en Graffiti, el bar inventado y atendido por José Homero.

Recuerdo una banda goth llamada Bela Lugosi (si en tu ciudad son escasas las bandas te puedes permitir ese nombre) y una thrash llamada Zotz (que tocaba más seguido fuera de Xalapa). Los que se presentaban frecuentemente eran Amorfos y Cabezoides.

Cabezoides tenía un set breve que prolongaban por unos minutos tocando covers afónicos (no tenía cantante el grupo) de Rage Against the Machine. Lo más cercano a una banda afianzada, con canciones y un demo conocidos por el público, era Amorfos.

La que más les pedían era "Cancioncitas" y hasta hace unos días me enteré que tuvo video, pero que sólo se conserva el "detrás de cámaras" del video.

Acá está Cancioncitas, acá la versión que grabaron años después Los Aguas Aguas, y acá Amorfos en una tocada de 1995.

10/07/2014

thomas feiner - troth

Thomas Feiner había estado sacando una canción cada doce meses: "Many Names" en diciembre de 2011, "Bested Bones" en diciembre de 2012 y "The Gospels" en diciembre de 2013. De él digo lo mismo que de Colleen: es mejor que hagan sólo lo que necesitan hacer. Con todo, este año Feiner se apuró y sacó en octubre la nueva canción: Troth.

Acá pueden verlo en vivo en 2012, cantando una de las grandes de The Opiates. Thomas no necesita micrófono.

8/19/2014

dickon hinchliffe y jesús gardea

Ni habíamos escuchado los discos de Tindersticks y ya sabíamos que uno de sus títulos (El diablo en el ojo) venía de un libro de Jesús Gardea (tampoco habíamos leído a Gardea). Para toda la gente que está preparando su tesis sobre la influencia de la literatura chihuahuense en el pop de cámara británico de los noventa, recordemos aquí que era Dickon Hinchliffe el interesado en Gardea, por su tesis para la universidad, y que esta tesis está en línea: Histories of Luminous Motion: The Space, Language and Light of Jesus Gardea's Placeres.
... el tornavoz está suspendido entre el cielo y la tierra, y en este punto entre el cielo y la tierra, en un espacio no localizable para la geofísica, existe Placeres. No es un mundo esquizoide, no lo hizo una división o separación, es más un intermediario entre mundos, la conjunción de mundos percibidos convencionalmente como separados... Al hacer esto rompe los conceptos tradicionales de historia que crean un mundo pasado en base a lo cognitivo, lo intelectual. Placeres, por el contrario, reside entre mundos y tiempos, en psicosistemas imaginados. (p. 189)
Quizá no deberíamos intentar interpretar las voces de los textos de Gardea únicamente por medios lingüísticos. Quizá deberían ser "escuchadas" a través de diferentes medios, en un mayor campo de percepción que no puede ser asimilado en estructuras de lenguaje. (p. 201)
Imagino a sus sinodales. "Ya pásenlo, total, va para músico".

7/06/2014

radio soulwax: librarian girl

La library music es de las pocas cosas que supe que existían al escucharlas, sin ningún comentario o artículo previo.

Eso fue hace varios años, al dar con varios coleccionistas que tenían carpetas interminables en Soulseek. Los hermanos Dewaele tienen una acervo envidialbe y lo presumen con este video de una hora.

La del video es Lou Hayter (New Young Pony Club, Tomorrow's World).

2/17/2014

autómatas de ayer y hoy

1. Documental de media hora sobre The Museum of Automata. Este museo existió en York (Inglaterra) hasta 1996.

2. Warp Records prepara el primer álbum de Squarepusher con la banda robot Z-Machines: 78 dedos sobre la guitarra y 22 brazos en la batería.

1/28/2014

the black mojave slowdive big band

Una nota de 2012 sobre la posible reunión de Slowdive:

¿Qué se necesitará para que los pioneros del shoegaze británico se reúnan? "Ya sabes, chingos de dinero" dijo Halstead, riéndose. "Es de locos cómo se han puesto de moda las reuniones de bandas. Es casi como si te prohibieran no reunirte. Así que supongo que volveremos, porque no nos permitirán no hacerlo".

La nota de hoy en The Quietus sobre la reunión de Slowdive:

"No me interesa una revaloración de los críticos. Es para la gente que está clavada en esto y le gustan los discos más que para probar algo. No nos están pagando lo suficiente para que tengamos un incentivo económico real para hacerlo. Pero hay muchas razones artísticas, especialmente si podemos hacer un nuevo disco", dijo Halstead.

Claro que Neil puede convertir a Slowdive en una marca de detergente, si así le parece bien. Lo chungo es que él nunca dejó de tocar con Rachel Goswell. y que sus grabaciones recientes son tan buenas como cualquier cosa de Slowdive: asómense a lo que hizo el año pasado con Mark Van Hoen.

10/24/2013

electroconvulsive therapy, una antología de synthpop

Para los últimos meses de 2011 estaba claro que los blogs para descargar música curiosa estaban implotando.

No hubo una redada definitiva, ninguna demanda monstruo, fueron varios hechos aislados. Menos sonadas y menos claras fueron las secuelas de este mundillo de blogs.

Algunos, como Systems of Romance y Crispy Nuggets, sobrevivieron mudando sus archivos a servidores propios y disminuyendo su actividad. Otros intentaron go legit, colaborar con los músicos y ofrecer material inédito. Lo intentó Mutant Sounds y se quedó en el camino.

Ahora Crispy Nuggets ha preparado una antología de synthpop junto al sello Medical Records, que se puede comprar en vinil o escuchar gratis. La selección es tan buena como las que ha hecho Veronica Vasicka en las Minimal Wave Tapes. Mis tracks favoritos: "Direct Lines" de The Electronic Circus (Chris Payne, de la banda de Gary Numan y co-autor de "Fade to Grey") y "Panic in Your Mind" de NA Pop 2000.

Electroconvulsive Therapy (Medical Records, 2013)

8/20/2013

un canción perdida: "whisky angel" de ray

Mi ejemplo para decir que no todo estaba en internet era la canción "Whisky Angel" del grupo Ray.

La conocí en un disco de Rockdelux, Trouble On The Railway (A Rough Trade/Tugboat Records Compilation), donde aparecía junto a The Moldy Peaches y Hope Sandoval.

Al parecer el sello Rough Trade le hizo la maldad al grupo: sus demás discos que sí están disponibles en varios formatos fueron para otro sello y ese primer disco ni lo difunde o reedita Rough Trade, ni le ha podido meter mano el grupo para difundirlo por su cuenta.

El álbum sólo aparece ocasionalmente a la venta como CD en Amazon UK y ningún seguidor de la banda subió las canciones a YouTube o Grooveshark.

El grupo no es "raro" ni la canción es rara por sí misma, lo único raro es que desapareció del mundo y yo no conservé ese disco en el que la había conocido.

Es una buena canción, junto con "The Siren Songs" de Anywhen la considero de lo mejor que he pepenado en los discos de Rockdelux.

Hace unos meses volví a Soulseek. Luego de la desaparición de los blogs de música descargable y la reticiencia de algunos grupos para usar el streaming hay cosas que ya sólo están en Soulseek, por anacrónico que suene. Finalmente reapareció Whisky Angel.

6/10/2013

colleen, música necesaria

Con ese título no quiero decir que la música de Colleen sea algo que necesites. No se te va a caer un brazo si no la escuchas. Tampoco se te cae un brazo si nunca escuchas a David Sylvian o John Cale. Lo que quiero decir es que Colleen, alias de la multiinstrumentista Cécile Schott (París, 1976), sólo hace y graba la música que ella necesita hacer y grabar. A la fuerza ni los zapatos ni la música contemporánea hecha con instrumentos del barroco.

Desde sus inicios, que eran también los del siglo, Colleen fue una one-woman band, pero esto de la one-woman band ha significado cosas muy distintas a lo largo de su carrera.

Primero fue descubrir que con montones de samples y montones de horas al teclado podía simular una banda sin salir de casa. Después fue tocar diferentes instrumentos y reconstruir sus sonidos digitalmente.

Luego fue recorrer el mundo sola cargando una viola da gamba y una maleta. Para 2007, con tres álbumes, excelentes críticas de sus conciertos y ninguna canción nueva en la cabeza Colleen decidió que no quería saber de música, al menos por un tiempo.

Le tomó seis años regresar y lo hace con el mejor álbum de su carrera: The Weighing of the Heart.

Si en Everyone Alive Wants Answers y The Golden Morning Breaks, (Leaf, 2003 y 2005) pasaba por minimalista y ambient y para Les Ondes Silencieuses ‎(Leaf, 2007) amplió sus recursos e instrumentación, ahora es cuando más muestra las infuencias de las que ha hablado por años (Arthur Russell, Pierre Bastien, Moondog) y cuando más se acerca al formato tradicional de canción. Me sentí sagaz al descubrir algo del sonido de James Blackshaw cada que toma la guitarra, luego descubrí que en varios sitios recomendaban a Blackshaw si te gustaba este disco de Colleen. Así de simplona es mi sagacidad.

Cecile lo hizo todo aquí. La música, la interpretación de cada instrumento (clarinete, piano, guitarra, órgano, etc.), grabación, producción y, lo más novedoso, las letras y la voz: por primera vez Colleen tiene una voz y letras, que están ahí más para evocar y sonar que para narrar. Los temas: el cielo nocturno, la luna, la Osa Mayor, la arena y los campos. Mis tracks favoritos en esta ocasión, y quizá debería decir mis tracks favoritos de Colleen de ahora en adelante, son "Geometría del universo" y "Moonlit Sky".

"Geometría del universo" se compone únicamente de un punteo de viola da gamba, alternativamente sereno y apresurado, bello en su simplicidad. "Moonlit Sky" comienza con un clarinete de músico callejero del mediterráneo, luego acompañado por voz y cuerdas para finalmente sorprender con órgano de iglesia.

Otros a destacar: el arrullo de instrumentos de juguete en "Humming Fields", "Going Forth by Day" (en algún lugar entre la música antigua y el jazz) y "The Moon Like a Bell", que la acerca al folk británico de los sesenta pero con un estilo vocal propio.

Colleen The Weighing of the Heart (Second Language, 2013). Spotify/Rdio/YouTube.

3/03/2013

platón y el sofistipop

Platón tuvo serios conflictos en su carrera como crítico musical. Su editor en el semanario νμε sabía del desprecio que Platón había sentido por el punk. "Pretendieron falsamente que la música no tiene ningún tipo de corrección", había escrito en su reportaje sobre esa escena que "instauró en la plebe la ilegalidad respecto de la música" (Las leyes, 700d-e). Por ello el editor lo consideró el autor ideal (ejem) para ocuparse del sofistipop, que encontraba más cercano al modo dórico. Poco sabía este escriba del desprecio que el prefijo "sofisti" y el pop/rock británico en general (ver su opinión sobre The Cavern Club en La República 514a) inspiraban en el crítico de amplias espaldas.

Años antes el mentor de Platón había realizado un experimento: en medio de un festival hizo que le llevaran al roadie de una de las bandas y consiguió que éste tocara un riff perfecto sin tener experiencia anterior en la composición pop. Para Platón sólo ciertos cantautores hacían este tipo de introspección, mientras que la mayoría sólo tocaba para alterar el buen rumbo del Estado, postura que lo llevó a repudiar el single "Acracia en el Reino Unido", si bien puso el repudio en boca de su mentor: "¿No sé lo que quiero pero sé conseguirlo? Ya se vé que nadie hace el mal a sabiendas" (Gorgias 509e). También criticó al goth rock por preferir las sombras y al glam por vivir de las apariencias. Debemos recordar que este desprecio por el pop/rock británico no era común a todos los pensadores griegos: para Pitágoras el math rock nunca hubiera existido sin King Crimson, y Aristóteles estaba convencido de que la virtud sólo es asequible "when routine bites hard" (Substance 54e)

La mayoría de sus opiniones están en el diálogo llamado precisamente El sofistipop, pero lo cierto es que a este trabajo llegó con muy pocas expectativas. The Blue Nile le recordaban sus días de spring breaker en Egipto, pero no podía perdonar a The Dream Academy que usaran ese nombre sin haber formado parte de la Academia. "Living in a Box" de, bueno, Living in a Box, le recordaba dolorosamente a Diógenes, mientras que el nombre Curiosity Killed the Cat iba en contra de la mayéutica. Lo de Everything But the Girl ya lo entendía mejor, él mismo había respondido eso cuando sus amigos preguntaron qué podían llevar a una reunión. Y como Prefab Sprout aludía a algo que es en potencia y sólo al ensamblarse es en acto, lo consideraba más apropiado para Aristóteles (que por entonces sólo colaboraba en Popular Mechanics y Science).

En resumen, podemos decir que despreció esta manifestación del pop. Achacó su existencia al Demiurgo (A&R de grandes disqueras), que tomó un género musical ideal para hacer una infinidad de subgéneros que son seguidos por muchachos que ni se conocen a sí mismos, encerrados en un antro que creen bien underground, y por lo tanto no pueden conocer el pop inteligible (en este punto su crítica se dirige más al dream pop y la dicción de Liz Fraser). Así, aunque el sofistipop, el dream pop y los demás participan del pop inteligible (el de Topos Uranos, un abstruso sello de la Atlántida que sólo graba la música de Las Esferas y es adorado por los gafapastas de la Academia), son una duplicación innecesaria de una forma santa y buena y no merecen la atención de los sabios. Tras esta obra el autor decidió escribir únicamente sobre la Intelligent Dance Music y el metal órfico (una de las aficiones de su daimon).

1/08/2013

si facebook fuera un país sería japón

Cuando Momus pasó por la sección Truco o trato de Rockdelux (Diciembre 2009).

Facebook se ha convertido en un lugar de consenso donde todo el mundo pasa el día diciendo cosas bonitas a los demás. Es asfixiante: he llegado a identificarme con los trolls. Son un colectivo injustamente despreciado. Tienen una actitud muy artística, aunque se expresen de manera irritante. Serge Gainsbourg o Jacques Brel se pasaron la vida buscando bronca con sus canciones. Eran como trolls con discurso... Tokio para mí es una ciudad libre de estrés. Te la imaginas como la típica urbe infernal del siglo XXI, pero todo el mundo es dulce y tiene un respeto exquisito por tu espacio vital. Por desgracia, la escena cultural es muy floja. Detestan el conflicto y la provocación. Si Facebook fuera un país sería Japón.

7/23/2012

the legendary pink dots, remasterizados

Hace unos cinco años escribía aquí a propósito del destino del áĺbum, del LP, que algunos de los beneficiados con las nuevas formas de difusión de música eran los compositores prolíficos, y también los que se encuentran en el extremo opuesto, los que no tienen prisa por entregar nuevas grabaciones.

Entre los prolíficos un caso ejemplar es el de The Legendary Pink Dots. Desde la formación del grupo, en Londres en 1980, entre grabaciones de estudio y de conciertos han sacado más de cuarenta discos. Eso sin contar los proyectos paralelos y los álbumes como solista de Edward Ka-Spel, el líder de la banda. Además de que hace canciones como si fueran panqueques, éstas pueden ser muy distintas entre sí. Ha grabado un pop tan directo como el de Frosty, pero también extensas piezas psicodélicas o tracks de ambient estático.

Los Pink Dots tenían todos los elementos necesarios para aprovechar las nuevas formas de difusión de música. Ka-Spel se tardo algunos años en entenderlo así, pero desde que lo hizo está desatado: está subiendo la discografía remasterizada del grupo a Bandcamp. Además de lo conocido, que es tanto, ha subido algunas cosas nuevas y otras que nunca habían salido a la luz.

Hace tiempo que quería publicar este post pero esperé a que subieran From Here You'll Watch the World Go By (que incluye mi canción favorita de ellos, "Citadel"). Otros de los álbumes recomendables de los Pink Dots: All The King's Horses, The Maria Dimension, The Crushed Velvet Apocalypse y The Tower. Los pueden escuchar gratis en esta dirección.