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4/28/2010

el making of de un mito

Tomado de Mircea Eliade, El mito del eterno retorno:

Poco antes de la última guerra, el folklorista rumano Constantin Brailoiu tuvo ocasión de hallar una admirable balada en un pueblecito de Maramuresh. En ella se habla de un amor trágico; el joven prometido había sido hechizado por un hada de las montañas y, pocos días antes de su matrimonio, el hada, celosa, le había arrojado desde lo alto de unas rocas. Al día siguiente los padres habían encontrado su cuerpo y su sombrero enganchados en un árbol. Trasladaron el cadáver al pueblo, y la joven llegó a su encuentro. Al ver el cuerpo inerme de su prometido entonó un canto fúnebre, lleno de alusiones mitológicas, texto litúrgico de una nostálgica belleza. Tal era el contenido de la balada. El folklorista, al registrar las variantes que había podido recoger, se interesó por la fecha en que había ocurrido la tragedia: le respondieron que se trataba de una historia muy antigua, que había ocurrido "hacía mucho tiempo". Pero, prosiguiendo su investigación, el folklorista averiguó que el suceso databa de cuarenta años antes. Acabó incluso descubriendo que la heroína estaba viva todavía. Fue a visitarla y escuchó la historia de su propia boca. En realidad era una tragedia bastante trivial: su novio, por un descuido, cayó una noche por un precipicio; no murió al instante; sus gritos fueron oídos por unos montañeses que le transportaron al pueblo donde falleció poco después. Durante el entierro, su novia, junto con otras mujeres del lugar, había repetido las lamentaciones rituales acostumbradas sin hacer la menor alusión al hada de las montañas.

Así habían bastado unos cuantos años para que, a pesar de la presencia del testigo principal, el acontecimiento se viera desprovisto de toda autenticidad histórica, para transformarse en un retrato legendario: el hada celosa, el asesinato del novio, el descubrimiento del cuerpo inerme, el lamento, rico en temas mitológicos, de la prometida. Casi todo el pueblo había vivido el hecho auténtico, histórico, pero ese hecho, en tanto que tal, no les satisfacía: la muerte trágica de un joven en la víspera de su boda era algo diferente a la simple muerte por accidente; poseía un oculto sentido que sólo podía revelarse una vez integrado en la categoría mítica.


Me gustaría recordar una mitificación (corrido, leyenda, etc.) sobre algo reciente. Lo más cercano que tengo es la película American Splendor: el director contó con ayuda del biografiado Harvey Pekar (hasta aparece frente a la cámara), pero aun así se cambia la historia de cómo terminó adoptando a una niña. La chica era hija de un colega de Harvey, pero no del dibujante de Our Cancer Year, como aparece en el film. Es sólo que contado así el relato liga directamente la cercanía de la muerte con el inicio de una nueva vida. "When the legend becomes fact, print the legend".

4/27/2010

historia con chivos y coyotes

Volviendo a nuestro gustado tema, el enfrentamiento con reptiles gigantes y catástrofes naturales, un caso reciente. Me dicen que los integrantes de una asociación local comenzaron a mirarse feo porque tienen opiniones encontradas sobre la construcción del nuevo estadio de futbol. No me referiré a la asociación y el estadio. Lo que me interesa es que eso sea un motivo para que la gente se mire feo.

¿Cuánto espacio ocupan un estadio y su estacionamiento? [25 hectáreas de espacio público, me aclara Juan Sordo en FB]. En contraste, cada año se expande la mancha urbana en toda dirección, decenas de nuevas colonias. Esas colonias no se construyen sobre páramos y dunas: por lo común ocupan terrenos que fueron de uso rural.

No lo digo con un código de uso del suelo, sino con los pelos de la burra en la mano. Bueno, de la chiva. Cuando mi familia llegó a Girasoles (Escobedo) todavía había gente que llevaba chivos a pastar en los terrenos sin construir de la colonia. Uno de los grandes momentos en la saga La familia Díaz descubre fauna fue cuando mi hermana, entonces niña, vio una fila de chivos frente a su ventana, con un macho cabrío barbado al frente. Sí, como en los créditos de Heidi.

Cuando llegamos a Ébanos (Apodaca) descubrimos que el Antiguo Camino a Santa Rosa dividía el mundo civilizado de la jungla: hic sunt coyotes. Por las noches los perros de la colonia peleaban con coyotes de las zonas boscosas. Los gatos no tenían tanto interés en defender la civilización, a veces se decidían por el lado salvaje y no regresaban. Los coyotes se marcharon hace años (su hábitat es ahora un supermercado) pero hasta la fecha puede verse en Ébanos, cercado por diferentes sectores de la colonia, un terreno donde se cultivan coles.

Esa parte de Apodaca también se usaba para cementerios. Nos consta que no pasa lo que en Poltergeist, nada de muertos reclamando tierras. Pero la historia es muy distinta con el agua. Si construyes donde en tiempo de lluvias se formaba un riachuelo, al riachuelo le valen tus esfuerzos urbanísticos y sigue pasando por entre las casas en la temporada de lluvias.

Todo esto pasó y seguirá pasando. Si sólo el 15% de la población del estado vive fuera del área metropolitana tiene que seguir pasando. Vamos a poner más casas en donde pastaban los chivos y acechaban los coyotes. Si esto afecta más espacios y no tiene final a la vista, ¿por qué lo que enciende ánimos y enfrenta a antiguos amigos es el espacio que ocupará el estadio (una modificación delimitada, pues)?

Porque en lo del estadio hay culpables definidos: la directiva del equipo de futbol, la empresa dueña del equipo, etc. Hay una ballena blanca a la cual arrojar los arpones. Mientras que el crecimiento de la mancha urbana lo hemos hecho entre todos. Hay que vivir en algún lado y el resto del estado son pueblos fantasma. Muchos tendrían que haber creado muchas cosas (trabajos, escuelas, vivienda, entretenimiento, etc) en municipios alejados de la capital del estado para que ésta dejara de crecer innecesariamente. Es más fácil atacar a la ballena blanca. Y pelearse por quién le lanza el arpón y quién no.

3/12/2010

traje desastre

Siempre digo que si lo que ves en la televisión o en tu vecindario es un desastre natural, tu corazón se abre de par en par, en compasión con quienes están sufriendo, ya sea en Irak, en Irán o en Afganistán. Pero si es un acto de terrorismo, el corazón se contrae y quiere protegerse a sí mismo, a su propio vecindario, sociedad o nación, antes que preocuparse por lo que sucede más allá de esas fronteras. Entiendo totalmente esa inclinación, pero creo que es una forma peligrosa de reaccionar.


Palabras de David Sylvian en la Rockdelux 276. También veo diferencias claras en la reacción que se tiene ante un desastre natural y ante un desastre con culpables definidos, he escrito antes sobre eso (No es lo mismo enfrentar a Godzilla que enfrentar a un tsunami). La diferencia no está en la conclusión, sino que lo planteamos de formas distintas: yo explicaba que el desastre natural genera una respuesta dispersa (unos a saquear, otros a ayudar, etc) y el desastre con culpable definido genera una respuesta tan agresiva como unificada. El punto en que coincidirían el planteamiento de Sylvian y el mío sería "en un desastre natural los que ayudan lo hacen por un sentimiento sincero de compasión". Y claro, los que saquean lo hacen por un deseo sincero de salvar su pellejo jodiendo a los demás.

2/14/2010

hipatia, heroína del conocimiento y ahora del cine

Hace unos minutos terminó la entrega de los premios Goya en España. Ágora, la película de Alejandro Amenábar sobre la vida de la filósofa, matemática y astrónoma Hipatia se quedó con 7 goyas, uno menos que la gran triunfadora de la noche, el drama carcelario Celda 211. Ágora es una superproducción en inglés que recrea la Alejandría del siglo V, con la británica Rachel Weisz como Hipatia.

En principio desconfío de estas superproducciones "de época", porque gastan millones en recrear con CGI la antigua Roma o Jerusalén pero imprimen en sus héroes la corrección y los valores de nuestros tiempos. Así, el protagonista de Kingdom of Heaven (Ridley Scott, 2005) ejercía un liderazgo y una tolerancia deseados por el mundo post-industrial de aspiraciones democráticas, no por los cruzados, mientras que los espartanos de 300 (Zack Snyder, 2007) parecían más la línea ofensiva de un equipo de futbol americano, comandada por el quarterback Leónidas. Con todo y esa miopía histórica se pueden hacer films valiosos, pero anula los motivos para ambientar las películas en la antigüedad.

Ahora bien, ese mismo afán de dotar a los héroes del pasado de los valores contemporáneos podría jugar a favor de una biopic sobre Hipatia, una figura atípica en su época. En un lugar y tiempos predominantemente masculinos dirigía la escuela neoplatónica de Alejandría y cultivaba las ciencias, en la ciudad más cosmopolita y sabia del orbe (eso era una Ciudad del Conocimiento). Entre sus alumnos estuvo Orestes, el prefecto de esa región. Entre sus enemigos, el obispo Cirilo de Alejandría, a quien se culpa de inflamar los ánimos de la turba cristiana que la mató por ver en ella un bastión del paganismo.

Tampoco, como en otras biografías fílmicas, es inconveniente que se haya contratado a una belleza como Rachel Weisz para encarnarla. Según las crónicas de la época esta sabia era además guapa, y así ha sido representada en retratos imaginarios como los que hicieron Rafael Sanzio y Charles William Mitchell.

A Hipatia se le trata como una heroína del saber desde la Ilustración, pero en las décadas recientes su memoria ha sido preservada especialmente por el movimiento feminista y, en la cultura popular, por la dramática descripción de su vida que hizo Carl Sagan en su serie Cosmos. Sagan la presenta a ella y a la Biblioteca de Alejandría como símbolos de la lucha entre el saber y la ignorancia violenta.

10/16/2009

preferimos víctimas con nombre y rostro

El año pasado comentábamos aquí las diferentes reacciones de una sociedad cuando se le pide actuar en conjunto. Decíamos que cuando percibe una amenaza dispersa y sin responsables definidos, la respuesta tiende a ser dispersa.

Cuando se responsabiliza directamente a un individuo o un grupo de individuos, la sociedad tiende a cerrar filas para enfrentarlos, así sea en el nivel de la simple adhesión moral.

El jueves, por la mañana, la atención de todos estaba en una bebé que había sido robada de un hospital y un niño que supuestamente se había ido volando en globo. Ambos casos atraparon miradas y generaron tensión en poco tiempo. En cuanto se sabe que hay crías en peligro, reaccionamos como una eficiente manada en alerta.

Pero así como preferimos enemigos con nombre y rostro definidos, también preferimos, sin notarlo, a víctimas con nombre y rostro definidos.

Los mexicanos que estábamos la mañana de jueves al pendiente de esas historias, somos los mismos que a diario despertamos en un país donde 3 de cada 10 niños padecen desnutrición. Eso no parece quitarnos el sueño. Son una muchedumbre, una abstracción hecha de millones de nombres. Nos es más difícil sentir que ahí tenemos una emergencia.

10/06/2009

pizza y yogurt

Hace años, cuando Juan Ángel estaba por irse a Xalapa, le comenté que yo recordaba sobre todo dos cosas de esa ciudad: la niebla cerrada que no deja ver nada por las noches y los negocios donde se vendía pizza y yogurt. Cuando él llegó allá dijo que de la niebla había desaparecido en los últimos años (del mismo modo que en Monterrey cada vez tenemos una temporada de frío más corta) pero que los expendios de pizza y yogurt seguían ahí.

No quiero decir que entre muchos otros productos vendieran esos dos. Eran locales pequeños, casi siempre un simple cuarto, donde no se vendía nada más que pizza casera y botes de un litro de yogurt. La idea no era que comieras eso al mismo tiempo, mucho menos que bañaras la pizza de yogurt. Sencillamente eso era lo que se vendía en tales locales.

Eso lo ví hacia 1999 y no había encontrado una explicación hasta anoche. Por motivos de trabajo estaba leyendo un manual de análisis sensorial para restaurantes, desarrollado por dos doctores cubanos. Cuando hablan de los patrones de consumo de alimentos ponen un ejemplo de su país: cómo el gobierno introdujo el hábito de consumir pizza y yogurt. Y parece que sí, que en los setenta (los años del subsidio de la Unión Soviética) se promovió precisamente el consumo de esos dos productos. ¿Un cubano introdujo esa combinación a Veracruz? ¿Quizá un jarocho que pasó un tiempo en la isla? No sería la primera influencia de la isla sobre las costumbres veracruzanas.

9/18/2009

alisita, la niña de los rosenbaum

A propósito de dos nuevas biografías, Jonathan Chait publicó en The New Republic un perfil de Ayn Rand ("Wealthcare", 14 de septiembre de 2009) y la influencia de sus ideas en la derecha estadounidense, particularmente en teoría económica. La nota es extensa y clara, pero lo que más me llamó la atención fue esta anécdota de la infancia de Alisa Rosenbaum (aka Ayn Rand).

Anne C. Heller, in her skillful life of Rand, traces the roots of Rand's philosophy to an even earlier age. Around the age of five, Alissa Rosenbaum's mother instructed her to put away some of her toys for a year. She offered up her favorite possessions, thinking of the joy that she would feel when she got them back after a long wait. When the year had passed, she asked her mother for the toys, only to be told she had given them away to an orphanage. Heller remarks that "this may have been Rand's first encounter with injustice masquerading as what she would later acidly call ‘altruism.’ " (The anti-government activist Grover Norquist has told a similar story from childhood, in which his father would steal bites of his ice cream cone, labelling each bite "sales tax" or "income tax." The psychological link between a certain form of childhood deprivation and extreme libertarianism awaits serious study.)


Si no es real, es un mito que explica bastante bien el modo en que Rand y su gente veían al mundo. También me recuerda cada historia sobre padres que han querido dar a sus niños tempranas lecciones sobre la injusticia del mundo. Michael Ende contaba que un conocido suyo le quitaba la silla a su niño, para que cayera y se golpeara, supuestamente para enseñarlo a "no confiar ni en su propio padre". Resultado: para la adolescencia el chico ya estaba internado en la casa de la risa.

9/14/2009

el ser público total

Las notas del profesor Gideon en La caja negra (Amos Oz).

185. Henri Bergson dice: No es verdad que la fe mueva montañas. Por el contrario, la escencia de la fe es la habilidad de no notar nunca nada más, ni siquiera las montañas. Una especie de pantalla hermética, absolutamente a prueba de hechos.

186a. Proporcionalmente a la pérdida de autoestima, de su razón de ser, así se magnifica, exalta, glorifica y santifica la justificación de su religión, su gente, su raza, el ideal al que se ha aferrado o el movimiento al que ha prometido lealtad.

187. Un hombre se ocupa de sus asuntos privados en tanto en cuanto tenga asuntos y tenga privacidad. En ausencia de éstos, se vuelve febrilmente a los asuntos de otras personas. Para enderezarlas. Castigarlas. Entre el fanático altruista y el fanático asesino hay desde luego una diferencia de grado moral, pero no una diferencia de especie. Homicidio y autosacrificio son simplemente dos caras de la misma moneda. Dominación y benevolencia, agresión y devoción, represión y autorrepresión, salvar las almas de aquellos que son diferentes a ti y aniquilarlos: éstas no son parejas de opuestos sino meras expresiones diferentes de la vacuidad y carencia de valor del hombre. "Su insuficiencia para sí mismo", según la frase de Pascal.

191. "Sacrificar la vida privada en el altar de los sagados ideales" no es más que un desesperado aferrarse a ideales cuando la vida privada ha muerto.

200. En otras palabras: con la muerte del alma el cadáver andante se convierte en ser público total.

201. "La santidad del deber" es un convulsivo aferrarse a cualquier tabla de salvación que flote cerca. La naturaleza de la tabla de salvación carece de importancia.

295. Y una vez más, Pascal: Todos los azotes del mundo derivan del hecho de que no somos capaces de permanecer tranquilamente en una habitación. Nuestra futilidad viene y nos destruye.

9/02/2009

they've got soul but they're not soldiers

Una de las diferencias entre el journalese y el newspeak: el primero tiende a hacerse inocentemente, sin que lo sepa el journaleseparlante. Apenas le pones una cámara enfrente y un micrófono y empieza a decir "se dio a la fuga" en lugar de "se escapó", "por lo que viene siendo la avenida Morones Prieto" en lugar de "por Morones Prieto", además de sentir la obligación de hacer juicios morales aceptados por el 95% de sus paisanos. El newspeak es impuesto, o al menos sancionado, por un censor o por el juicio de una mayoría.

Lo que no sé dónde colocar, en el journalese o en el newspeak, es la paulatina desaparición de la palabra "soldado" en los noticieros. A las balaceras llegan tardíamente "elementos del ejército". Los que sacan chamacos de los ríos crecidos son "personal de la SEDENA instrumentando el plan DN-III". No soldados. Soldados son los de los desfiles. Como la diferencia entre pez y pescado: si está rodeado de banderitas y rehíletes tricolores, es soldado, si está rodeado de cadáveres o candidatos a cadáver, es un "elemento del ejército".

8/25/2009

te importará, pero te dará igual

Hace poco me pasaron esto de Chuck Klosterman, el original se titula "Culture Got You Down?". La traducción es de su servilleta.

¿Quieres ser feliz? Sospecho que sí. Bueno, este es el primer paso hacia la felicidad: no te encabrones porque gente que no son tú piensan que Paris Hilton es interesante y merece estar en la tele a diario; la fama de Paris Hilton no tiene relación alguna con tu vida (a menos que tú quieras que así sea). No te encabrones si no ponen a los Yeah Yeah Yeahs seguido en la radio; te puedes comprar el pinche disco y tocar "Maps" todo el pinche día (si eso es lo que quieres). No te encabrones porque la gente no votó igual que tú; sabías que esto es una democracía desde que aceptaste participar, así que también sabías que las cosas podían salir así. Básicamente, no te encabrones por el hecho de que lo que tú opinas sobre la cultura no sea una especie de consenso universal. Porque si lo haces, terminarás sintiéndote traicionado. Y será tu culpa. Te sentirás mal, y lo mereces.

Ahora bien, es bastante posible que no estés de acuerdo conmigo en esto. Si es así, ya sé cuál es tu argumento: piensas, Pero, soy idealista. Eso es lo que piensa la gente que quiere imponer sus valores sobre lo que los otros piensan; piensan que hay cierta aura romántica y respetable que aísla a los inflexibles, y su decepción con la cultura prueba tácitamente que están atrapados trágicamente a causa de su intelecto y su buen gusto. De algún modo, piensan que sentirse traicionados les da integridad. No es así. Si realmente tienes integridad -si realmente crees en tus ideales, y esos ideales dictan cómo participas en el mundo en general- nunca te sentirás traicionado por la cultura. Simplemente disfrutarás más la cultura. Quizá no te pongas a ver episodios de Everybody Loves Raymond, pero te parecerá interesante que cierta gente lo haga. No te convencerás de repente de que Amélie es una historia más emotiva que Friday Night Lights, pero no te sentiras agraviado si cada crítico de cine dice que así es. Te importará, pero te dará igual.

No estás equivocado, y tampoco lo está el resto del mundo. Pero necesitas aceptar que esas dos cosas no están realmente conectadas.

1/20/2009

los peluqueros y la piedra lumbre

Hace años que no voy a una estética, sólo a viejas peluquerías del centro. En las postales nostálgicas estas tienen a la entrada un bastón con líneas azul, blanco y rojo, el cual gira sobre su propio eje. En nuestras ciudades este bastón no existe como tal, pero está pintado en la fachada por nostalgia de esas postales nostálgicas.

En la que visito desde hace tres años hay tres peluqueros ancianos, tres sillas giratorias en las que los viejos sientan a sus clientes y muchos cuadros de chicas, luchadores y viejas glorias del futbol americano.

El mayor de los peluqueros es el dueño, el que corta mejor y más rápido. Acostumbra ausentarse los fines de semana, así que casi nunca me ha atendido. Este domingo estaba el señor alto que escucha los boleros de la AW. El otro, chaparrito, dormitaba sobre una silla en el rincón. Mientras esperaba descubrí que el chaparro estaba completamente borracho, en pleno mediodía.

Cuando se acercaba mi turno el durmiente despertó, se puso como pudo la bata blanca y llamó a otro de los clientes, no a mí. Viendo lo perdido que estaba el hombre ni se me ocurrió respingar. El cliente obedeció y ocupó una de las sillas giratorias, visiblemente nervioso. Su novia parecía no percatarse de lo peligroso de la situación (aquí no usan rastrillo, te hacen la patilla y la nuca a navaja), o si lo hacía le parecía divertido: sonreía mientras el chico se quedaba pálido bajo las manos del peluquero ebrio.

El chaparro despachó a su cliente, lo mandó a casa con un corte lamentable y luego se puso a lloriquear acerca de su hermano, el de Parras, del cual no sabía si seguía vivo. Masculló algo sobre querer visitarlo, se despidió y se largó.

Mientras me cortaba el pelo, el último peluquero disponible contó: “Este viejo todavía está fuerte, es aguantador, pero toma esos vinos de doce pesos, las botellitas. Esas son muy malas, ¿sabes qué tienen? Les ponen piedra lumbre”. De un mueble que parecía haber recibido miles de capas de pintura azul durante el último siglo sacó una piedra blancuzca, del tamaño de un puño. “De ésta, mira”.

Reconocí la piedra, no veía una así desde la infancia, no había pensado en ellas desde entonces. Se supone que debes restregarla contra el cuerpo de una persona aquejada por males desconocidos y después quemarla. Al arder, la piedra toma la forma de la causa del mal. Cuando me tocó ver una en acción, me dejó la impresión de que invariablemente estas piedras toman la forma almendrada de un ojo, de modo que siempre se podía diagnosticar al “mal de ojo” como la fuente de las desgracias.

Recordé que cerca de la peluquería hay una tienda con libros esotéricos. Quizá con el tiempo algunas de las ideas arcanas almacenadas ahí habían pasado por ósmosis a la peluquería, corrompiéndose y confundiéndose en el trayecto. ¿Por qué le pondría alguien eso al vino? ¿Qué hacía una piedra lumbre en el cajón, junto a las tijeras y peines? Salí del lugar sin una impresión clara de lo que había escuchado, pero convencido de que jamás beberé una botella de vino de doce pesos.

(Ocurrido el pasado domingo 18 de enero en el centro de Monterrey)

5/15/2008

los industriales de atemajac

A comienzos de los noventa, y aunque no había una profusión de bandas locales y tocadas de ese corte (como en Tijuana o Ciudad Victoria), la música industrial gozó de una inexplicable popularidad en Guadalajara.

Encontrabas camisetas serigrafiadas de Front 242 en los mercaditos, los ambulantes vendían antologías en caset donde Nitzer Ebb aparecía al lado de Technotronic y Chino Bayo (“exta sí, exta nooo…”) y en la radio la gente mandaba saludos a sus amiguitos headhunter. La mixtape de industrial y banda sinaloense que un compañero llevo a la prepa era el acabose.


¿A qué le llamaban "industrial" en la Guadalajara de los noventa?


Al mismo tiempo, como en el resto del país, hordas de adolescentes tapatíos adoptaron la facha de Seattle: camisa de franela, jeans raídos y, muy importante, botas industriales, de casquillo. El grunge tenía poco o nada que ver con el atuendo, la mayoría de aquellos chicos escuchaba rock nacional.

El caso es que, para sus mayores, la expresión “música industrial” y esas ropas aparecieron al mismo tiempo. Alguien debió hacer una asociación equívoca: las botas industriales y la música industrial. Aquellos chicos vestidos al modo del grunge terminaron siendo llamados industriales, siendo ajenos tanto al grunge como al industrial.


Maldita Vecindad en las Fiestas de Octubre


Todavía recuerdo una tarde, en la estación Atemajac del tren ligero, en la que se encontraron el sacerdote de ese barrio y mi papá. Ese día tocaban Maldita Vecindad en las Fiestas de Octubre: un grupo en pleno auge en una presentación gratuita. Y el modo más sencillo de llegar al concierto era en tren ligero.

Así que el metro estaba atestado de aquellos industriales, que hacían tumulto y llenaban cada vagón. Con semejante competencia, mi padre y el padre tuvieron que esperar más de media hora antes de poder utilizar el transporte (como imaginarán, ellos no iban a ver a Maldita).

“Con estos industriales no se puede”, comentó papá. “Sí, ellos felices con su desmadre, y uno aquí esperando”, replicó el padre, que era gringo y había aprendido más modismos de los que convenían a su profesión.


Ozzy, Ozzy!


Recordé estos enredos roqueriles-semánticos-tapatíos a raíz de un artículo sobre el death metal de la India que apareció en la revista Guernica. No ocupan estar interesados en el death metal ni en la India para disfrutarlo, es una nota magnífica. La firma un Akshay Ahuja.

El autor viajó a la tierra de sus antepasados para, entre otras cosas, llevarle una guitarra a un grupo de death afincado en Bangalore. Allá se encontró que cuando los jóvenes hindús hablan de “freak out” no quieren decir alocarse o alterarse, sino todo lo contrario, quiere decir darse un respiro o pasear. Para ellos “freak out” es lo mismo que “chill out” o “hang out”.

Pero lo mejor le esperaba en un festival de rock. A pesar de que era un festival grande y contaba con buen patrocinio, muchas de las bandas tocaban covers de rock clásico, una actitud amateur.

En cierto punto la gente comenzó a gritar “¡Ozzy, Ozzy!”. El grupo en el escenario tocó “Breakin’ the Law” (Judas Priest) y todo mundo aplaudió complacido. No estaban pidiendo una canción de Ozzy Osbourne o Black Sabath: ahí el grito de “Ozzy, Ozzy” significa lo mismo que nuestro “otra, otra”. No pregunten por qué. Sospecho que Akshay tampoco lo supo.

4/14/2008

coma nada, ¡es nueva!

1. Así comienza “De cómo se salvó el mundo”, una fábula de Stanislaw Lem: “En cierta ocasión, el constructor Trurl fabricó una máquina que sabía hacer todas las cosas cuyo nombre empezaba con la letra ene”. Como de costumbre, llega a fastidiar Clapaucio, el colega de Trurl. Le pide a la máquina que haga “nada” pero, en lugar de que el aparato se dedique a holgazanear, “hace nada”, trae la nada al mundo desintegrando todas las cosas.

Esto pone en graves aprietos a los constructores (a todo el Universo, en realidad), pero sospecho que si Trurl y Clapaucio hubieran vivido en nuestro mundo tendrían una exitosa maquiladora, ahora que la nada es la sensación. Ahora que los productos son adquiridos por la prodigiosa cantidad de nada que contienen.

2. Una tarde frente al televisor. En un anuncio aparece una chica realizando sus actividades diarias. Junto a su cabeza hay una tabla de contenidos nutrimentales. No de los alimentos, de la chica, los que ingresan en su organismo. Conforme bebe agua y se ejercita los números de la tabla vuelven a ceros, balance que, a juzgar por la expresión de la modelo, es el ideal.

Y luego de décadas promoviendo el consumo de fibra para agilizar la digestión, ahora se invita a los televidentes a cenar únicamente cereal. Debes dormir ligero, y además arrojar lo poco que has ingerido a primera hora de la mañana.

Pasan unos segundos y aparece a cuadro Ludwika Paleta explicando a un grupo de chicas que pueden saltarse una comida y compensarla con la ingesta de un yogurt (sin grasa pero fortificado). Después, más anuncios de agua embotellada, donde se enumeran las virtudes de líquido como si hubiera sido inventado ayer.

El mismo patrón se sigue con otras bebidas. Ya no basta con la cerveza light, que permite “aguantar más tiempo en la fiesta para agarrarlas cansadas”, mejor bebe una sin alcohol, para que no haya falla. También puedes cambiar tu refresco favorito (e incluso su versión dietética) por agua ligeramente gasificada que tiene el sabor de ese refresco, pero diluido.

3. A los productos light ya estábamos acostumbrados, van décadas desde que los asimilamos en nuestras vidas. Pero en un principio la intención era que pasaran desapercibidos, que jugaran a ser placebos (no podían serlo del todo, pues el comprador era consciente de su naturaleza) imitando lo mejor que podían el sabor de los alimentos tradicionales. Estos alimentos que dominan los espacios publicitarios a últimas fechas van más allá. El consumidor ahora desea el cero, nada, o lo más cercano a nada. Que sea patente al paladar y al estómago la ligereza de su dieta.

Dadas las características del agua, nada tiene de raro que su presentación embotellada se convirtiera en el emblema de esta generación de productos (¿light 2G? ¿post-light? ¿rete-light?), y que se presuman (y exageren) sus cualidades como si no las hubiera poseído siempre. Si les interesa averiguar sobre algunos efectos colaterales de la popularidad del agua embotellada pueden leer la nota de Alejandro González (en Blogs Milenio) del 7 de marzo.

4. Los fabricantes de estos productos no pueden recomendar (y efectivamente, no lo hacen) una dieta basada exclusivamente en ellos. En sus sitios web se muestran diversos menús y tablas de equivalencias para insertar el producto en una dieta balanceada. No se trata de que sus productos suplan una dieta completa, sugieren recurrir a ellos, entre otros casos, cuando se te ha “olvidado desayunar”. El riesgo radica en que algunos consumidores decidan “olvidar” el desayuno, la comida y la cena para sustituirlos por compensadores, en un afán de estar satisfechos con su figura en tiempo récord.

5. Es tanta la insistencia con la que anuncia que un producto carece de algo que, si no supiéramos el significado de “0%”, “cero” y “nada” pensaríamos que se trata de sustancias milagrosas que se toman con todo tipo de excipientes.

4/07/2008

dice facebook que si quieres jugueteo fortuito

Como recordarán los viciosos del Facebook, la versión en español de esa página no fue hecha por ningún traductor a sueldo, sino que, siguiendo la costumbre de la casa, se invitó a los usuarios a realizarla.

Ya habíamos visto algunos gazapos en la traducción de Blogger (en enero de este año anunciaron con orgullo que "ya soportaban el hebreo"; menos mal), pero ahora Facebook se los está llevando de calle.

La semana pasada se me ocurrió mudarme a la versión de Facebook en castellano. En lugar de “poke back” te invitan a “devolver el toque”. Me pregunto si las otras posibles traducciones eran “rolar mota” o “pasar el carrujo”. También puedes avisar a las chicas que buscas “jugueteo fortuito” (“random play” decía el original) o, ya intentando sonar más chabacanos, “ligoteo aleatorio”.

A veces son simples dedazos o errores ortográficos, pero no por ello causan menos pena, como al leer que un amigo se ha conectado “ase dos horas”. En otros casos apelan a la megalomanía: la gente de Facebook no pregunta por tu orientación política, sino por tu “visión política”. Lo más desconcertante son los mensajes sin título, que son catalogados como mensajes “sin sujeto”. Nadie los escribió, no van dirigidos a nadie y, sin embargo, ahí están. Misterio.

Cuando tienes amigos en común con alguien les llaman “amigos mutuales”, y te informan de ellos así: “ustedes dos saben a Ricardo, Norma y María”. La verdad, nunca he intentado averiguar si mi pellejo sabe igual al de mis conocidos, ni he desarrollado la costumbre de lamer a la gente para saber si me cae bien.

Con todo, Facebook no se llevará el trofeo a la peor traducción al español. Esa se la han ganado a pulso los fabricantes de un bote lechero que apareció fotografiado en Blogderground. No les arruinaré el momento, deben verlo con sus propios ojos.

3/24/2008

las voces en mi cabeza me hacen atacar a los emo

1. Cada vez que se discute públicamente sobre la “contracultura” y las “tribus urbanas” me entra una urticaria espantosa. En esas ocasiones suelen decirse, lo mismo entre los “expertos” en el tema que entre los autonombrados voceros contraculturales, unas barbaridades que, por comparación, dejan a nuestros diputados y obispos en calidad de genios.

2. Como las relaciones entre diversos clanes roqueriles y los emo estaban en franca escalada de violencia, el pasado fin de semana se reunieron en el D.F. un grupo de darkies y emos para hacer las paces. La situación ya era de por sí absurda, cuando una vocera (o vocero, con esos pseudónimos nunca se sabe) de los chicos siniestros, Darykaya, tomó la palabra. Su intervención quedó registrada en el periódico Reforma del domingo: “como el gobierno no nos puede reprimir por medio de la policía, ahora está atacando por el lado del libre albedrío, para que la sociedad misma nos reprima”. De miedo.

Vamos a ver. Según las convicciones de cada quien, el libre albedrío existe porque así lo dispuso el azar, la Naturaleza o el “divino laberinto de las causas y los efectos”, de ningún modo es una facultad bajo control del Gobierno (que además es una expresión bastante vaga, ¿se referiría al capitalino? ¿Al gobierno federal? ¿A todos?). Y si así fuera, ¿qué apuros le hacen pasar al gobierno los emos y los góticos? ¿Están a favor o en contra de la privatización? ¿Poseían pruebas contra Kamel Nacif o Marcial Maciel? ¿Será que tienen nexos con las FARC?

Y en este país hay bastantes metaleros y rockeros de toda índole deseosos de ponerles una tunda a los emo, sin necesidad de incentivos estatales. De hecho, el argumento para perseguirlos se limita a que aborrecen su aspecto y su música. Como también aborrecen el aspecto y la música de los hip-hoperos y los gruperos, pero sucede que en esos círculos hay individuos forzudos y armados, razón suficiente para tolerarlos.

Al final, ¿qué se fue lo que quedó en claro en esa reunión de jóvenes? Nada, pero de todos modos se entendieron y realizarán una marcha el martes (método que, como es bien sabido en México, ha salvado al campo, la democracia y a toda minoría perseguida). Dios los cría, el libre albedrío los junta.

3. Aún así, el premio se lo lleva el bando de los expertos. Les debo el nombre, porque no alcancé a verlo, pero se trataba de un psicólogo invitado al programa Diálogos en Confianza (Once TV) a fines de enero. Al hablar sobre el aspecto de los góticos dijo que estos emulaban a los vampiros porque se identificaban con ellos, lo cual era normal, pues los vampiros son los expulsados del paraíso y estos chicos han sido expulsados del paraíso neoliberal. Como dicen en el Golfo: ¡pasumecha!

Lo primero que sentí al escuchar aquello fue pena ajena (¿por el psicólogo? ¿por los góticos? ¿por los pobres vampiros?), después francamente me irritó y apagué la TV. Pero tratemos de articular ese mamarracho de explicación.

Si nos vamos a poner religiosos, del Paraíso echaron, en la figura de Adán, a todo el género humano, no a los guampis (o no sólo a los guampis, en caso de que el lector sea devoto de algún culto siniestro). Tradicionalmente se les endilgan varios poderes y maldiciones a los vampiros, pero esa imagen de “expulsados del paraíso” se popularizó en el cine, la literatura y los juegos de rol en tiempos relativamente recientes, luego nuestro experto está al tanto de los referentes que consume la vamperrada. Pero, y en ese pero está lo turbio del asunto, los utiliza para llevar agua a su molino: la culpa de todo la tiene el Neoliberalismo (cada vez que escuchen una conclusión así imaginen el “¡Aaajá!” de “La Macarena” como respuesta). Con ese molde seguramente puede presentarse a coloquios sobre los indígenas, la Mara Salvatrucha o la sexualidad de Niurka Marcos y dar la misma respuesta sin investigar un carajo.

4. Claro que en esos grupos hay historias que podrían interesar (o divertir, ya amolada la cosa) al público en general, y sin embargo se perderán por no ser contadas, escritas o filmadas. Pero a nadie le sirven esos alucines conspiratorios baratos: no me digan que si alguien viste de vampiro y le pone una corretiza a un emo el gobierno tiene la culpa tanto de la vestimenta como de la corretiza.

3/14/2008

exportando estereotipos

1. A fines de enero, en el Foro Económico Mundial, Emilio Azcárraga Jean anunció que entre el 30 y el 35 por cierto de las ganancias de Televisa provienen del extranjero, y espera que en los siguientes años ese porcentaje aumente. Dos semanas más tarde, esta vez en el IE Global Alumni Forum, Azcárraga explicó que en la televisión abierta mexicana su empresa ya había alcanzado un tope, ya no le es posible aumentar su porcentaje de auditorio. Así que las actuales prioridades de Televisa son concentrarse en las áreas que todavía tienen capacidad de crecimiento en el país (televisión de paga, revistas, etc) y en la venta de programación en escala internacional.

2. El cine de Bollywood, en principio una rareza india de consumo estrictamente local, comienza a filmarse en inglés. También cuenta ahora con mayores presupuestos y mejor producción, pero sin renunciar a las coreografías e ingenuidad (ahora, paradójicamente, buscada) que son la marca de la casa. Y cuando los brasileños notaron que sus favelas eran tan célebres como su futbol o su carnaval, comenzaron a hacer paseos turísticos a los barrios miserables de sus grandes ciudades, los llamados slum tours.

Podemos decir que los iconos reconocibles internacionalmente, sin importar su origen, legitimidad o calidad, están siendo usados como agarraderas por la industria del entretenimiento. Antes el cliché lo dibujaban los de fuera que, al vernos, aislaban los aspectos que les parecían exóticos, grotescos o divertidos. Ahora, si genera ganancias, son señalados desde dentro. “Mira, somos exóticos, grotescos, chistosos, ¿comprarías un recuerdo nuestro?”

3. Las telenovelas siempre han usado estereotipos, pero a las recientes le han dado además una segunda capa de barniz folklórico. En Fuego en la sangre hay charros cantores y romance vernáculo, Central de abasto es un dramón de barrio y La rosa de Guadalupe presenta historias que se nutren de ese sentimiento (más animista que católico) que ve la intervención de la virgen en cada golpe de suerte. Las tres llegaron juntas, y después de que Televisa identificara sus nuevas prioridades. Presentan iconos añejados, que serían al mismo tiempo exóticos y reconocibles como mexicanos (como clichés mexicanos) por un potencial público extranjero.

No nos ocupan aquí la calidad de esa programación, tampoco si efectivamente será adquirida por televisoras de otros países. Mi intención es registrar ese momento, cuando ya no se busca la paridad con la televisión de extranjera sino, por el contrario, acentuar los estereotipos de la propia. Que no carece de relevancia, recordemos que en muchos países la idea general que se tiene de México es la de Televisa.

Recuerdo una escena de El hijo de la novia, película argentina, donde una mujer se oponía a que su hija estudiara en México: “¿Quién la va a educar allá? ¿El profesor Jirafales?”

1/30/2008

far from heaven

Como el frío retiene al Sr. Sagaz en la cama hasta más tarde, ya no está despertando con noticieros, sino con caricaturas y los programas de Once TV que transmite el canal 28. Así que ahora los horrores matutinos son diferentes, pero igual de horrorosos.

Una emisión de Diálogos en Confianza: panel de expertos reunidos para hablar sobre las "tribus urbanas" juveniles (emos, góticos, indies, etc). Habla experto con apariencia de no querer dejar de ser joven (coleta, arete) acerca de los darketos: "es una imagen transparente, los vampiros son los expulsados, los que ya no son humanos, pero tampoco muertos, los expulsados del paraíso. Estos muchachos adoptan su imagen porque también se sienten expulsados, expulsados de un falso paraíso neoliberal".

El Sagaz no sabía si reír o llorar, así que mejor volvió a dormirse. Y ahora le desea a los chamacos de su ciudad que, ojalá, tengan padres mochos y restrictivos, de esos que dicen "pareces marica" o "así no sales a la calle". Porque cuando los adultos tratan de comprender a sus engendros pueden pasar cosas asqueantes.

1/25/2008

historias de comediantes

1. Sarah Silverman llega a sus espectáculos de stand-up comedy vestida con naturalidad. Pronuncia sus líneas con una dicción de concurso de oratoria y procura no hacer nada que indique que sus palabras van en broma. No abandona en ningún momento su personaje: toda una jewish american princess, poseedora de todos los clichés que se les atribuyen, y al mismo tiempo convencida de que el estereotipo que se tiene de negros, chinos y latinos no es otra cosa que la puritita verdad.

El resultado es poco más de una hora de chistes perfectamente incorrectos, pero en ningún modo racistas. El gatillo que dispara la comicidad, lo que hace reír, es ver a un individuo con serias dificultades para adaptarse a su entorno, para actuar conforme a la situación, uno que en lugar de la mejor decisión toma aquella que le dicta su terquedad, estupidez o flojera.

Lo mismo da si se trata de Tribilín cayendo a un barranco o personajes de John Waters teniendo sexo en una casilla electoral, el modelo es básicamente el mismo. Y si estamos atentos a él, veremos que en el caso de Silverman lo que está averiado y produce risa es esa percepción del entorno que padece su personaje, esa Sarah Silverman que hace suyos y lleva al absurdo los estereotipos.

Claro que es una forma riesgosa de comedia. Hay quien no entiende la broma y no sólo no ríe, sino que hace acusaciones. Como pasó con Guy Aoki, de Media Action Network for Asian Americans, quien exigió una disculpa de Sarah por haber usado el término “chink” para referirse a un chino. Al final, Sarah no se disculpó e incluyó el incidente con Aoki en su rutina cómica, si bien reconoció que el racismo es algo malo. “And I mean bad, like in that black way”, agregó.


2. Mucho más amable (pero no por ello menos efectivo) es La pelota de letras, monólogo donde Andrés López analiza varias generaciones de colombianos, desde los que todavía comprendían el cómo y el porqué de los trámites burocráticos, hasta la más reciente, iniciada la tarde del 11 de septiembre de 2001.

López es un cómico tradicional, lo que hace especial a La pelota de letras (y que la convirtió en el DVD más vendido de Colombia) es que sus caracterizaciones de cada generación no son traducciones forzadas de los “baby boomers”, la “generation x” y similares, sino producto de una atenta (y socarrona) observación de sus compatriotas.

Modismos aparte, la explicación de López es perfectamente compatible con nuestra experiencia mexicana. En ese esquema, yo pertenecería a una camada a la que no le daba vergüenza “cantar” canciones en inglés cuya letra desconocía (así “Smooth Operator” de Sade termina convertida en “En bus a Pereira, en bus a Pereeeira”) y que por motivos misteriosos pensaba que un bar es el negocio que lo puede sacar a uno de pobre.

Se supone que México tiene muchos más ejecutantes de stand-up comedy, pero no recuerdo que alguno se haya tomado el trabajo de botanearse a su gente y su tiempo tan a conciencia como este hombre. Lo más cercano que recuerdo pasó hace casi veinte años, en los primeros programas de La Caravana, cuando el Estetoscopio Medina Chairez contaba cómo se las apañaba para recrear las maravillas del comercio primermundista (un mall, un parque temático, etc.) en su lote baldío. Si alguien sabe de algo más reciente, déjeme un comentario y algún link, se lo agradeceré harto.


3. Y pensándolo bien, sí habría que acusar a Sarah Silverman de racista. En Jesus is Magic, su espectáculo itinerante luego editado en DVD, hace un solo chiste sobre mexicanos, es casi al final y le falta mucha mala leche para alcanzar a los que hace sobre negros, judíos, chinos y enanos. ¿Cómo no sentirse segregado?

1/10/2008

no es lo mismo enfrentar a godzilla que enfrentar a un tsunami

1. En una ocasión anterior, entre otras cosas, mencionamos la falta de cohesión que puede padecer una sociedad ante ciertas adversidades. Cité a Russell: en tiempos de guerra la cohesión es espontánea e inevitable, nadie puede darse el lujo de odiar a su vecino. Sin embargo, vemos que ante catástrofes naturales no surge necesariamente ese sentimiento de unidad generalizado, y no falta quien se dedique al saqueo y el pillaje.

2. En un conflicto (armado, deportivo, vecinal) cada uno desea, naturalmente, la victoria de los suyos: su país, su equipo, su familia. Ahora bien, esos a quienes consideramos “los nuestros” pueden formar grupos de muy distinto tamaño y tipo, esa idea de pertenencia es bastante maleable.

Un ejemplo deportivo. Cada vez que el América visita Monterrey, los aficionados locales desean la ruina de los americanistas. Pero cuando esos mismos americanistas representan a México en la Selección Nacional (la expresión “el equipo de todos” no es gratuita) los fanáticos regiomontanos, como los de todo el país, desean que anoten en la portería contraria, la del extraño enemigo que osa profanar con sus tachones nuestra cancha. Así, un mismo jugador que en una situación es tenido por enemigo, y como tal se le desea lo peor, en otra puede ser el héroe de los nuestros, porque entre una y otra ocasión se ha ampliado esa noción de “los nuestros”.

No tenemos en esos casos un juicio definitivo sobre un individuo, cambiamos de parecer según si consideramos que éste nos representa o no. Vemos a esos “nuestros” como una extensión, una prótesis de nosotros mismos, de tal modo que algo de sus logros recaiga sobre nuestra persona. Se les ofrece apoyo, pero en el fondo se trata de un asunto de supremacía personal, una postura egoísta. ¿Despreciable? No. Permite cierta cohesión social, temporal pero en constante renovación. Favorece el progreso. Pero no por esas ventajas debemos olvidar que se trata de un asunto de supervivencia, apenas maquillado de civilización.

3. ¿Hay esperanza de que esa noción de “los nuestros” se amplíe a grupos cada vez más y más grandes? No, tiene límites. Es una moral cerrada que necesita de adversarios y víctimas, nunca podría incluir a todo ser humano dentro de un mismo grupo.

Tomemos por ejemplo la opinión del mexicano promedio con respecto a la migración a los Estados Unidos. Se considera una ofensa que se levante el muro fronterizo, y también los métodos que la border patrol practica con nuestros compatriotas. Pero cuando un centroamericano camino de los EU es identificado como ilegal en México, se le detiene y se le deporta expeditamente, tal como harían los estadounidenses, y nadie encuentra nada anormal en que así sea.

4. En palabras de Henri Bergson:

El instinto social que hemos encontrado en el fondo de una obligación social tiende siempre –siendo el instinto relativamente inmutable- a una sociedad cerrada, por vasta que sea… Pero en sí mismo no tiene en cuenta a la humanidad. Es que entre la nación, por grande que sea, y la humanidad, hay toda la distancia de lo definido a lo indefinido, de lo cerrado a lo abierto. Se suele decir que el aprendizaje de las virtudes cívicas se hace en la familia, y que del mismo modo el amor a la patria prepara para amar al género humano. Según esto nuestra simpatía se haría más extensa por un progreso continuo, aumentaría sin sufrir variación, y acabaría por abarcar a la humanidad entera… Partiendo del hecho de que los tres grupos a que podemos ligarnos comprenden un número creciente de personas, se llega por ello a la conclusión de que estas ampliaciones sucesivas del objeto amado corresponden simplemente a una dilatación progresiva del sentimiento… Pero entre la sociedad en que vivimos y la humanidad en general hay, lo repetimos, el mismo contraste entre lo cerrado y lo abierto; la diferencia entre los dos objetos es de naturaleza y no simplemente de grado… ¿Cómo no ver que la cohesión social es debida en gran parte a la necesidad que tiene la sociedad de defenderse contra otras, y a la de que se ame en primer lugar a los hombres con quienes se vive, contra todos los demás hombres. (tomado de Las dos fuentes de la moral y de la religión)


5. Por eso es más sencillo conseguir esa cohesión social cuando hay un enemigo a la vista. Y entre más atemorizador se presente al enemigo, o más antiguo sea el odio que se le tiene, mejor funcionará la lucha contra él como elemento unificador de un grupo. Pero esa moral hace corto circuito al enfrentarse a un fenómeno natural. Si la amenaza es una fuerza ciega de la naturaleza a la que no se puede “vencer”, sólo protegerse y sobrevivir, ¿a quién se le da prioridad? ¿Cada quien para sí mismo, o cada quién para el grupo? Como decíamos al principio y la semana anterior, aquí la respuesta no es tan uniforme como en los conflictos armados, y aparecen la rapiña y el acaparamiento.

6. No hace mucho veía por televisión El día después de mañana, película donde el calentamiento global ocupa el lugar de Godzilla y los extraterrestres, las amenazas que se cernían sobre la humanidad en las anteriores películas de Roland Emmerich. “¿Cómo puede terminar una película de Emmerich sin monstruos? ¿Contra quién van a pelear los gringos aquí?”, preguntó un amigo. Efectivamente, el film tiene un final deslucido: sigue a un pequeño grupo de personajes salvando su pellejo, simboliza una hecatombe con un par de ancianos que románticamente son cubiertos por la nieve e interrumpe su anécdota a sabiendas de que el desastre no termina ahí. No parece un final, no con los parámetros de Hollywood que pretende seguir.

No es cosa de culpar a Hollywood por nuestra miopía estética o moral. Al contrario: los filmes con villanos reventones funcionan porque desde antiguo hemos tenido una respuesta más emotiva y uniforme ante ellos que ante amenazas impersonales. Y, como apuntábamos la semana anterior, así nos ocurre tanto en los conflictos representados como en los reales. Y, faltaba más, es motivo para pintar los conflictos reales con los colores de la representación.

7. La Guerra Fría del siglo pasado era explicable por el temor mutuo a desencadenar un conflicto que sería devastador para ambos bloques y para el resto del mundo. Pero su larga duración sólo es explicable por lo útil que resultaba para los dos bandos a la hora de pacificar a sus respectivos pueblos. Estadounidenses y soviéticos tenían una población numerosa y variopinta, en un caso por la constante inmigración y en el otro por haber aglutinado bajo una misma bandera varias naciones. La posibilidad de un monstruo extranjero dispuesto a acabar con su modo de vida resultaba eficiente, unía por el temor y el odio lo que no podía unirse cultural o económicamente.

Sin ir tan lejos, los votantes de nuestras últimas elecciones presidenciales no estaban muy al tanto de los programas de cada candidato. El impulso que les mandaba a las urnas era detener a la “ultra-derecha” o al “peligro para México”. Es una representación, dramatizada, y funciona.

8. En tiempos menos gazmoños estos motores para cohesionar grandes masas eran reconocidos abiertamente. Y con buena pluma:
Sin esta violencia en los comportamientos, común a hombres y mujeres, sin un aditamento de fanatismo e intolerancia, no hay entusiasmo ni eficacia. Apuntamos por encima del blanco para dar en el blanco. Cada acto contiene algo de exageración y falsedad en sí mismo.
Emerson, Nature (1881).
De ningún modo Emerson desconocía los peligros del fanatismo, pero no estaba retratando una utopía, sino el modo en que efectivamente se conduce el mundo. El inconveniente, para los creadores de monstruos que espantan multitudes, es que aunque trabajen con representaciones, la gente exige que la solución se ocurra en el mundo real, no el simbólico. Si no, véase cómo la caza, humillación y muerte de Saddam Hussein, por espectacular que fuera, no cambió en nada la apreciación que se tenía de la invasión a Iraq dentro y fuera de EU. Y el inconveniente de los que son gobernados por creadores de monstruos es que cada vez que esa imagen falla, prestamente se fabrican otras nuevas.

1/04/2008

historias de un pendejo

“Una sociedad en que cada uno es esclavo de todos apenas es mejor que aquella en que cada uno es esclavo de un déspota” Bertrand Russell, Autoridad e individuo.


1. Durante el 2007 me llamaron pendejo dos veces. Bueno, seguramente ocurrió más veces, pero estoy contando cuando lo hicieron desconocidos, y en mi carota. Dirán que eso no es ningún récord, que hay gente que recibe más ofensas en un solo día, pero sucede que no soy árbitro de futbol, no conduzco ningún vehículo y tampoco soy padre de adolescentes, así que lo considero toda una hazaña. Y una perspectiva bastante triste, porque en ambas ocasiones merecí ese calificativo por negarme a tomar dinero ajeno.


2. La primera vez ocurrió en un cajero automático. Encontré una tarjeta dentro del aparato, pidiendo a beeps ser usada o extraída. La saqué y me asomé a la calle para buscar al dueño. Sólo encontré a un anciano que hacía fila detrás de mí, quien me preguntó qué pasaba. “Nada, dejaron una tarjeta dentro del cajero”. “¿Y estás buscando al dueño?” Torció la boca y masculló la palabra. “Pendejo”. No dijo más, pero su expresión podía traducirse como “me la hubieras dejado a mí”.

La segunda fue en un puesto de hamburguesas. El encargado era nuevo y estaba hecho un lío con las cuentas: me dio el cambio de un billete de 200 cuando yo le había dado uno de 100. Se lo hice ver y le devolví lo que le correspondía. El tipo sentado a un lado de mí volteó y, sin dejar de masticar su hamburguesa, me escupió un “pinche pendejo”.


3. Olvídense de los funcionarios acusados de peculado, del criminal perseguido en varios países, del prestamista alevoso. Cualquier hijo de vecina piensa igual que ellos: “hay que tomar todo lo posible”. Lo curioso es que esos mismos hijos de vecina piden que rueden las cabezas de los funcionarios, criminales y prestamistas alevosos. Me consolaría pensar que me han tocado malos casos, que una encuesta amplia arrojaría otro perfil de nuestros coetáneos, pero es difícil albergar esperanzas.

En el 2006 se realizó la Encuesta Nacional sobre Lectura: los índices de lectura descubiertos no tenían nada sorprendente, las excusas fueron lo interesante. La mayoría de los mexicanos dijo no leer por carecer de tiempo, pero afirmó que los demás no leían por flojos. “Yo tengo motivos, los demás están mal”. Hasta ahí llega la cohesión de nuestra sociedad.

Decía Russell que en tiempos de paz podemos permitirnos odiar a nuestros vecinos, que en la guerra nadie puede darse ese lujo. No es posible no amarlos, todo mundo se siente unido frente a un mal mayor. Guerra no hemos tenido, pero durante las catástrofes climatológicas de los últimos años hemos visto cómo son saqueadas las casas abandonadas, y cómo provisiones recolectadas terminaron acaparadas por caciques locales. Hasta ahí nuestra cohesión frente a la adversidad. Imagino que a los ojos de esos caciques los que recolectaban los víveres eran sus pendejos.

4. Lo ingenuo sería pensar que esta situación es particular de nuestro lugar y tiempo. Lo cierto es que este gandallismo ha ido y venido por toda la historia de la humanidad. Por lo pronto, mientras sonaban las primeras campanadas del 2008, pedí tres deseos: quiero aumentar de peso, permanecer soltero y, sobre todo, seguir siendo un pendejo. Y espero que ustedes también.



Encuesta Nacional de Lectura 2006 (¡Eso respondieron, en serio! Ver páginas 43 y 45).