6/12/2006

martha en la cuerda floja

Sin buscar en la red y sin preguntarle a nadie, no les puedo decir a qué se dedica Martha Debayle. Recuerdo que algunos años narró la entrega de los Óscares, y que tuvo un anuncio de shampoo (o tinte para cabello). Y ya. Vamos, que es alguien a quien no hago en el mundo y difícilmente asocio con algo concreto. Así que no tengo idea de qué hacía en un sueño que tuve la semana anterior. En realidad recuerdo muy pocos de mis sueños. Y de los pocos recuerdo poco.

Era de noche, en el centro de una ciudad que no parecía Monterrey. Más fácilmente calificaría como Morelia o Xalapa. La calle estaba llena de confeti y vasos de plástico usados, como después de feria. Yo estaba entre la multitud, observando el espectáculo en lo alto: un larguísimo cordón de alambrista, tan largo que sus extremos se perdían de vista. Por él caminaba Martha. No recuerdo su atuendo, pero sí portaba la varilla que usan los funambulistas para no perder el equilibrio. Más que asustada o tensa se veía triste, mortalmente triste. Llevaba heridas en las mejillas y los brazos, como hechas por espinas o alambres sueltos. O quizá alguien había subido sólo para lastimarla. Martha pasó sobre nuestras cabezas y siguió su camino. Entonces Santo Tomás me mordió un pie para recordarme que le diera de desayunar y el sueño se fue al carajo.

No hay comentarios.: