5/09/2013

nef ra mora

A fines de los noventa una calle de la colonia Girasoles tenía la más alta concentración de estudiantes de filosofía en toda el área metropolitana de Monterrey. Esta densidad de estudiantes de filosofía por kilómetro cuadrado es común cuando se trata de colonias cercanas a una Ciudad Universitaria, pero la colonia Girasoles ni siquiera está en el mismo municipio que la Ciudad Universitaria. Esta densidad de estudiantes de filosofía por kilómetro cuadrado también es común cuando se trata de compañeros de escuela compartiendo una casa, pero tampoco era el caso, éstos no se conocían bien ni se conocieron mejor después. Sólo se veían en la escuela y se saludaban, luego se topaban en su cuadra y se saludaban. Eran sólo dos. Una chica a la que llamaremos Maris y yo. Dos de los ¿25? estudiantes que tenía la carrera entonces.

Volví a ver a Maris hace dos meses en un Oxxo del centro de la ciudad. Buscamos cosas en el congelador del Oxxo al mismo tiempo, luego hice fila detrás de ella. No me reconoció. Hace dos semanas descubrí que me la había topado porque está viviendo en el mismo edificio que yo. Ella no me reconoce y yo no tengo nada que decirle. Si esto fuera una de Shyamalan hubiéramos coincidido porque algo que aprendimos en la escuela nos servirá para proteger a una náyade de los lobos arbóreos. Como no es una de Shyamalan es perfectamente inútil que seamos vecinos de nuevo. Además, el maestro promedio de esa escuela hubiera dicho que los problemas de las náyades los causa el neoliberalismo y que no tiene caso combatir a los lobos arbóreos. Y de todos modos Maris no me reconoce y no tengo nada que decirle.

3/03/2013

platón y el sofistipop

Platón tuvo serios conflictos en su carrera como crítico musical. Su editor en el semanario νμε sabía del desprecio que Platón había sentido por el punk. "Pretendieron falsamente que la música no tiene ningún tipo de corrección", había escrito en su reportaje sobre esa escena que "instauró en la plebe la ilegalidad respecto de la música" (Las leyes, 700d-e). Por ello el editor lo consideró el autor ideal (ejem) para ocuparse del sofistipop, que encontraba más cercano al modo dórico. Poco sabía este escriba del desprecio que el prefijo "sofisti" y el pop/rock británico en general (ver su opinión sobre The Cavern Club en La República 514a) inspiraban en el crítico de amplias espaldas.

Años antes el mentor de Platón había realizado un experimento: en medio de un festival hizo que le llevaran al roadie de una de las bandas y consiguió que éste tocara un riff perfecto sin tener experiencia anterior en la composición pop. Para Platón sólo ciertos cantautores hacían este tipo de introspección, mientras que la mayoría sólo tocaba para alterar el buen rumbo del Estado, postura que lo llevó a repudiar el single "Acracia en el Reino Unido", si bien puso el repudio en boca de su mentor: "¿No sé lo que quiero pero sé conseguirlo? Ya se vé que nadie hace el mal a sabiendas" (Gorgias 509e). También criticó al goth rock por preferir las sombras y al glam por vivir de las apariencias. Debemos recordar que este desprecio por el pop/rock británico no era común a todos los pensadores griegos: para Pitágoras el math rock nunca hubiera existido sin King Crimson, y Aristóteles estaba convencido de que la virtud sólo es asequible "when routine bites hard" (Substance 54e)

La mayoría de sus opiniones están en el diálogo llamado precisamente El sofistipop, pero lo cierto es que a este trabajo llegó con muy pocas expectativas. The Blue Nile le recordaban sus días de spring breaker en Egipto, pero no podía perdonar a The Dream Academy que usaran ese nombre sin haber formado parte de la Academia. "Living in a Box" de, bueno, Living in a Box, le recordaba dolorosamente a Diógenes, mientras que el nombre Curiosity Killed the Cat iba en contra de la mayéutica. Lo de Everything But the Girl ya lo entendía mejor, él mismo había respondido eso cuando sus amigos preguntaron qué podían llevar a una reunión. Y como Prefab Sprout aludía a algo que es en potencia y sólo al ensamblarse es en acto, lo consideraba más apropiado para Aristóteles (que por entonces sólo colaboraba en Popular Mechanics y Science).

En resumen, podemos decir que despreció esta manifestación del pop. Achacó su existencia al Demiurgo (A&R de grandes disqueras), que tomó un género musical ideal para hacer una infinidad de subgéneros que son seguidos por muchachos que ni se conocen a sí mismos, encerrados en un antro que creen bien underground, y por lo tanto no pueden conocer el pop inteligible (en este punto su crítica se dirige más al dream pop y la dicción de Liz Fraser). Así, aunque el sofistipop, el dream pop y los demás participan del pop inteligible (el de Topos Uranos, un abstruso sello de la Atlántida que sólo graba la música de Las Esferas y es adorado por los gafapastas de la Academia), son una duplicación innecesaria de una forma santa y buena y no merecen la atención de los sabios. Tras esta obra el autor decidió escribir únicamente sobre la Intelligent Dance Music y el metal órfico (una de las aficiones de su daimon).

2/22/2013

formidable e insuficiente

De Edgar Morin, El Método 1: la naturaleza de la naturaleza, páginas 301 y 302 en la edición de Cátedra.
La evolución hacia una complejidad cada vez mayor, hasta las organizaciones antropo-sociales, ha multiplicado las finalidades prácticas, pero ha vuelto cada vez más inciertas, equívocas, incluso concurrentes, antagonistas, las dos grandes finalidades, por una parte el vivir, que se polariza sobre el gozar del individuo; por otra parte el trabajo reproductor de la sociedad y de la especie. Ciertamente estas dos finalidades son admirablemente complementarias, pero, ¿se puede subordinar claramente una a otra? Se da la primacía a la reproducción, a la supervivencia de la especie, y se interpretan en este sentido todas las actividades individuales por racionalización a posteriori. Pero se puede invertir la proposición: Lupasco ha sugerido de manera muy pertinente que no sólo se come para vivir, también se vive para comer, es decir, gozar. Cuanta más individualización hay, menos coincidencia y armonía hay entre el vivir y el sobrevivir, y, en el ser humano, la búsqueda del goce llega incluso a inhibir los efectos procreadores de la copulación.

A decir verdad, presentimos que estas dos finalidades biológicas se remiten una a otra sin agotarse, no obstante, “funcionalmente” una en otra.

Estas son arrastradas en el gran bucle rotativo y retroactivo de la vida en el que devienen alternativa o simultáneamente fin y medio una de otra (vivir para comer, comer para vivir, vivir para sobrevivir, sobrevivir para vivir, vivir para reproducirse y reproducirse para vivir). Pero al mismo tiempo estas dos finalidades obedecen cada una a una lógica propia: estas dos lógicas, inseparables y complementarias, tienen al mismo tiempo una potencialidad antagonista presente en todo fenómeno de vida. Y cada una es suficiente para definir una finalidad para la vida.

Aquí surge la paradoja: el ser vivo, la más funcional, la más ricamente especializada, la más finamente multiprogramada de las máquinas, es por ello mismo la máquina más finalizada en metas precisas en sus producciones, realizaciones, comportamientos.

Pero, en tanto que ser y existente, es no finalizable en sus orígenes primeros ni en sus fines globales; la doble finalidad del vivir individual y del ciclo de reproducción está marcada por un vacío y una incertidumbre... Lo que mejor expresa en último término la finalidad de lo vivo es la tautología vivir para vivir; significa que la finalidad de la vida es inmanente a sí misma, sin que pueda definirse fuera de la esfera de la vida. Significa que el Querer-Vivir es una finalidad formidable, testaruda, frenética pero sin fundamento y sin horizonte, significa al mismo tiempo que la finalidad es insuficiente para definir la vida.