3/24/2008

las voces en mi cabeza me hacen atacar a los emo

1. Cada vez que se discute públicamente sobre la “contracultura” y las “tribus urbanas” me entra una urticaria espantosa. En esas ocasiones suelen decirse, lo mismo entre los “expertos” en el tema que entre los autonombrados voceros contraculturales, unas barbaridades que, por comparación, dejan a nuestros diputados y obispos en calidad de genios.

2. Como las relaciones entre diversos clanes roqueriles y los emo estaban en franca escalada de violencia, el pasado fin de semana se reunieron en el D.F. un grupo de darkies y emos para hacer las paces. La situación ya era de por sí absurda, cuando una vocera (o vocero, con esos pseudónimos nunca se sabe) de los chicos siniestros, Darykaya, tomó la palabra. Su intervención quedó registrada en el periódico Reforma del domingo: “como el gobierno no nos puede reprimir por medio de la policía, ahora está atacando por el lado del libre albedrío, para que la sociedad misma nos reprima”. De miedo.

Vamos a ver. Según las convicciones de cada quien, el libre albedrío existe porque así lo dispuso el azar, la Naturaleza o el “divino laberinto de las causas y los efectos”, de ningún modo es una facultad bajo control del Gobierno (que además es una expresión bastante vaga, ¿se referiría al capitalino? ¿Al gobierno federal? ¿A todos?). Y si así fuera, ¿qué apuros le hacen pasar al gobierno los emos y los góticos? ¿Están a favor o en contra de la privatización? ¿Poseían pruebas contra Kamel Nacif o Marcial Maciel? ¿Será que tienen nexos con las FARC?

Y en este país hay bastantes metaleros y rockeros de toda índole deseosos de ponerles una tunda a los emo, sin necesidad de incentivos estatales. De hecho, el argumento para perseguirlos se limita a que aborrecen su aspecto y su música. Como también aborrecen el aspecto y la música de los hip-hoperos y los gruperos, pero sucede que en esos círculos hay individuos forzudos y armados, razón suficiente para tolerarlos.

Al final, ¿qué se fue lo que quedó en claro en esa reunión de jóvenes? Nada, pero de todos modos se entendieron y realizarán una marcha el martes (método que, como es bien sabido en México, ha salvado al campo, la democracia y a toda minoría perseguida). Dios los cría, el libre albedrío los junta.

3. Aún así, el premio se lo lleva el bando de los expertos. Les debo el nombre, porque no alcancé a verlo, pero se trataba de un psicólogo invitado al programa Diálogos en Confianza (Once TV) a fines de enero. Al hablar sobre el aspecto de los góticos dijo que estos emulaban a los vampiros porque se identificaban con ellos, lo cual era normal, pues los vampiros son los expulsados del paraíso y estos chicos han sido expulsados del paraíso neoliberal. Como dicen en el Golfo: ¡pasumecha!

Lo primero que sentí al escuchar aquello fue pena ajena (¿por el psicólogo? ¿por los góticos? ¿por los pobres vampiros?), después francamente me irritó y apagué la TV. Pero tratemos de articular ese mamarracho de explicación.

Si nos vamos a poner religiosos, del Paraíso echaron, en la figura de Adán, a todo el género humano, no a los guampis (o no sólo a los guampis, en caso de que el lector sea devoto de algún culto siniestro). Tradicionalmente se les endilgan varios poderes y maldiciones a los vampiros, pero esa imagen de “expulsados del paraíso” se popularizó en el cine, la literatura y los juegos de rol en tiempos relativamente recientes, luego nuestro experto está al tanto de los referentes que consume la vamperrada. Pero, y en ese pero está lo turbio del asunto, los utiliza para llevar agua a su molino: la culpa de todo la tiene el Neoliberalismo (cada vez que escuchen una conclusión así imaginen el “¡Aaajá!” de “La Macarena” como respuesta). Con ese molde seguramente puede presentarse a coloquios sobre los indígenas, la Mara Salvatrucha o la sexualidad de Niurka Marcos y dar la misma respuesta sin investigar un carajo.

4. Claro que en esos grupos hay historias que podrían interesar (o divertir, ya amolada la cosa) al público en general, y sin embargo se perderán por no ser contadas, escritas o filmadas. Pero a nadie le sirven esos alucines conspiratorios baratos: no me digan que si alguien viste de vampiro y le pone una corretiza a un emo el gobierno tiene la culpa tanto de la vestimenta como de la corretiza.

3/14/2008

exportando estereotipos

1. A fines de enero, en el Foro Económico Mundial, Emilio Azcárraga Jean anunció que entre el 30 y el 35 por cierto de las ganancias de Televisa provienen del extranjero, y espera que en los siguientes años ese porcentaje aumente. Dos semanas más tarde, esta vez en el IE Global Alumni Forum, Azcárraga explicó que en la televisión abierta mexicana su empresa ya había alcanzado un tope, ya no le es posible aumentar su porcentaje de auditorio. Así que las actuales prioridades de Televisa son concentrarse en las áreas que todavía tienen capacidad de crecimiento en el país (televisión de paga, revistas, etc) y en la venta de programación en escala internacional.

2. El cine de Bollywood, en principio una rareza india de consumo estrictamente local, comienza a filmarse en inglés. También cuenta ahora con mayores presupuestos y mejor producción, pero sin renunciar a las coreografías e ingenuidad (ahora, paradójicamente, buscada) que son la marca de la casa. Y cuando los brasileños notaron que sus favelas eran tan célebres como su futbol o su carnaval, comenzaron a hacer paseos turísticos a los barrios miserables de sus grandes ciudades, los llamados slum tours.

Podemos decir que los iconos reconocibles internacionalmente, sin importar su origen, legitimidad o calidad, están siendo usados como agarraderas por la industria del entretenimiento. Antes el cliché lo dibujaban los de fuera que, al vernos, aislaban los aspectos que les parecían exóticos, grotescos o divertidos. Ahora, si genera ganancias, son señalados desde dentro. “Mira, somos exóticos, grotescos, chistosos, ¿comprarías un recuerdo nuestro?”

3. Las telenovelas siempre han usado estereotipos, pero a las recientes le han dado además una segunda capa de barniz folklórico. En Fuego en la sangre hay charros cantores y romance vernáculo, Central de abasto es un dramón de barrio y La rosa de Guadalupe presenta historias que se nutren de ese sentimiento (más animista que católico) que ve la intervención de la virgen en cada golpe de suerte. Las tres llegaron juntas, y después de que Televisa identificara sus nuevas prioridades. Presentan iconos añejados, que serían al mismo tiempo exóticos y reconocibles como mexicanos (como clichés mexicanos) por un potencial público extranjero.

No nos ocupan aquí la calidad de esa programación, tampoco si efectivamente será adquirida por televisoras de otros países. Mi intención es registrar ese momento, cuando ya no se busca la paridad con la televisión de extranjera sino, por el contrario, acentuar los estereotipos de la propia. Que no carece de relevancia, recordemos que en muchos países la idea general que se tiene de México es la de Televisa.

Recuerdo una escena de El hijo de la novia, película argentina, donde una mujer se oponía a que su hija estudiara en México: “¿Quién la va a educar allá? ¿El profesor Jirafales?”

3/13/2008

grandes botones

Mi tío se agitaba especialmente y se abandonaba a sombríos pensamientos cuando estaba hablando de cuatro grandes botones de nácar, cosidos al vestido de un célebre payaso de su tiempo, Big Button. Los pensamientos que esos cuatro botones despertaban en el espíritu del tío Hammond eran absolutamente originales y no se agotaban. El tío Hammond podía, a partir de esos botones, pensar en todas direcciones, hasta en Dios; había pues que considerar como una gran felicidad, para él, que hubiera podido verlos.

Rudolf Kassner, “La quimera” .

3/11/2008

eso no se hace

Hoy me llegó esto por Facebook. Nada, que es una noche en el Aura en la que tocaran sus residentes, no The Residents. Que en sueños se les aparezcan ojos gigantes con patas y calaveras parlantes de ónix.

3/10/2008

depatie-freleng prision blues

En la madrugada del sábado pensé que sería buena idea permanecer despierto hasta que diera la hora de ir a trabajar. Y ya sabemos que cuando planeas permanecer despierto te quedas dormido. Esto fue lo que soñé en ese lapso.

Vivía en un sitio con toda la apariencia de rancho de Nuevo León. En una cruza de hotel y vecindad, un sitio bullicioso, con las puertas de los cuartos abiertas y conversaciones estruendosas que se mezclaban. El lugar me hartó, así que salí a caminar a la plaza (la típica plaza de pueblo, con la alcaldía en extremo, la iglesia en el otro y un kiosko en el centro). Ahí un tipo me la hizo de pedo. Busqué un arma y sólo encontré una guitarra, que le reventé en la cara. La guitarra quedó hecha un desastre, pero el tipo apenas si sufrió daño. De todos modos me alcanzaron los cuicos del pueblo y así, como viles Judge Dredd, decidieron que debía pasar dos semanas encerrado. La prisión era de caricatura, una de esas “jails” blanquísimas, pequeñas y con un solo preso, como aquellas del sheriff panzón que tenía un caballo con patas tiesas (salía con la Pantera Rosa) o las de Speedy González. Ya adentro encontré el lugar limpio, silencioso, las paredes brillaban de puro blanco asoleado. Me sentí cómodo.

No me gusta la interpretación de los sueños. No tiene que ver con que la encuentre mucho o poco científica. Me parece una actividad vulgar. Prefiero ver los sueños como quien mira una película. Y la neta que a muchos de los míos (de seguro también les pasa) ya nomás les faltan créditos y banda sonora (ésa a veces sí la tienen). En éste, del desmadre en casa y el desmadre en la plaza, escapé (sic) a un sitio bien chido: una fresca, iluminada y silenciosa celda de caricatura. Me desperté con la sensación de que había tenido un final feliz. Volví a dormir y hubo una secuela angustiante, pero mi memoria selectiva se encargó de ésa inmediatamente.