9/04/2006

el pájaro

Sigo mal con los animales. No les tengo manía ni nada, son ellos los que salen con sus animaladas. Hoy me cagó un pájaro.

Estaba sentado en el parque que hay frente al instituto, después de comer. Fumaba el penúltimo de mis Delicados ("Delincuentes" los llama el Sr. Sensato). Pausa comercial: ¿ya descubrieron la cajetilla de 24? ¡Cuesta 14 pesos! Sí, ya sé que los Delicados deberían regalarlos, pero cuando te topas una cajetilla de ésas a fin de quincena sientes que la vida te sonríe. Sólo los venden en los Extra.

Terminada la pausa comercial, les digo que yo estaba ahí en la banquita, leyendo el último de la Boullosa y fumándome un Delincuente, cuando sentí un pequeño golpe acuoso contra mi pierna derecha. Levanté la vista de la página y observé sobre mi pantalón, impecablemente lavado y planchado (esa propiedad es rara en mí, parece que el desgraciado pájaro escogió el día), la inconfundilbe manchita café con hilillos blancos aquí y allá. Todavía alcancé a identificar al criminal y el tipo ni siquiera trató de huir. Lo saben: si los gatos batallan, los humanos simplemente la tenemos perdida. Para empezar no sabemos hipnotizar. Bueno, algunos sí, pero tienen que estudiar esa disciplina, a los gatos se les da tan fácil como haraganear o reproducirse, que más o menos es todo lo que saben hacer.

Olvidado el ímpetu vengador, me propuse limpiar mi honra. La primera estrategia que vino a mi mente fue usar el borde del cigarro, pero al acercarlo al pantalón tuve una idea clara y distinta, de ésas que sirven para reformar todo el edificio de tus pensamientos sobre ella: "lo único peor que un pantalón cagado es un pantalón cagado y quemado". Así que desistí y tomé una de las últimas páginas del libro. No del texto, sino la que está entre el final de la historia y la que dice "de esta chunche se imprimieron tantas copias". Al arrancarla descubrí que Alfaguara México tiene la certificación ISO 9000. Allá ellos. A mi las que me caen bien son las áreas de oportunidad, supongo que es alguna conciencia de clase que tenemos los imbéciles.

La operación no fue ningún exito. Por más que me afanara siempre quedaba un rastro seco de inmundicia. Decidí volver así a la escuela, ocultando la mancha con el libro, esconderme en el baño y ahí hacer la faena completa con agua y jabón. Luego tratar de secarme un poco. Si alguna vez la Boullosa viene a la feria del libro tendré que acercarme y decirle que su libro es buenísimo contra la mierda. Y que ella está toda chula. Supongo que después de decirle lo primero lo demás no puede darme pena.

9/02/2006

lovecats

02:00 a.m.
Nicolás llega a casa y cae como roca. Ni siquiera se ha quitado los zapatos. Olvidó sacar a los gatos.

03:00 a.m.
Despierta porque siente un cuerpo pequeño restregándose contra su brazo. Es Santo Tomás, el gato de todos colores, hecho con retazos de pelo negro, blanco y de tabby. Luneta está sobre sus pies, también contoneándose, panza arriba.

04:00 a.m.
Vuelve a despertar, esta vez es un ruido constante, como de alguien arrojando un zapato una y otra vez al aire. En realidad es algo más sencillo y más escandaloso: Tomás y Luneta se persiguen por todo el cuarto, corriendo en círculos.

05:00
Llegamos a Sodoma y Gomorra. Tomás, a quien su dueño creía un alma piadosa, hunde sus dientes en el cuello de Luneta y trata de montarla. Los ruidos son como de bonus track de Malevolent Creation o Pungent Stench. O disco de Gloria Trevi tocado al revés. Nicolás pierde toda fe en la santidad de su gato, pero como tampoco se va a entrometer en el placer de otros sólo le da un manotazo, para que siga con lo suyo en otra parte del cuarto y deje dormir.

06:00
Nicolás se prepara para ir al trabajo. Va tarde de nuevo. Sabe que se tardó en llevar a Tomás al veterinario. Tomás, que de seguro siente en ese momento que la vida es bella y las whiskas sí son de carne, le hace un cariñito con el hocico.

Pd. Desconozco si los gatos conciben a la primera, los míos solían hacer sus cosas en la azotea, sólo a este par de brutos se les ha ocurrido tomar mi cuarto por motel. En todo caso, podríamos tener michitos en 63 ó 64 días, vayan buscando cajas de zapatos y trapitos, porque pienso endilgarles uno. El pronóstico es que tengan retazos de séis o siete colores diferentes, pura finura.

8/26/2006

slapstick

Nicolás se prepara para bajar las escaleras de la Gandhi. Lleva en cada mano una bolsa amarilla repleta de volúmenes de cocina y administración. Obviamente, ha venido a comprar libros para la biblioteca, el pobre imbécil jamás podría permitirse una compra de ese tamaño de los libros que a él le gustan. De hecho, nunca podrá permitirse mucho de lo que realmente quiere. Cue to "Please, Please, Please, Let Me Get What I Want" by Morrissey. Pero no se lo digan, sus esfuerzos son lo único moderadamente divertido de esta serie.

Él todavía no lo sabe, pero la tarjeta con el RFC del instituto la tenía en la bolsa de la camisa, no tenía que pasar por el trámite del empleado buscando sus datos en la computadora. Tampoco sabe que un libro lo dejó en un sillón. Y al llegar tomó una canasta de compras y sin notarlo se trajó las otras tres que estaban embonadas debajo. Cuando lo notó le dio pena llevarlas a la entrada de nuevo y las dejó caer en un pasillo, haciendo bastante ruido. Corrijo lo de "moderadamente divertido", este tipo me mata, es mejor que Mr. Bean.

¿Pero qué hace? Oh, se pone bueno. Suena su móvil, ese que tiene el timbre más jodido de todo el Noreste, el que recibe apenas un par de llamadas en toda la semana. ¡Mi madre, quiere contestarlo sin soltar las bolsas! ¡Hazlo, hazlo! ¡Toma, pendejo! Claro, se le resbaló. Y la cosa apenas tocó el suelo y saltó en pedacitos.

¿Por qué no se van a comerciales? Que mal sentido del timing, ahora hay que cortar, ¿qué más puede hacer? Gooosh! Trata de unir las piezas. Ahora sí, ya dejó las bolsas en cualquier lado. Ya para qué. ¡Mi vida! No encuentra una parte. ¡Y la busca por el piso! Y todos miran. Sí, todos, todos.

Jo. Además, hoy tiene un compromiso, y mañana temprano otro más. Y no podrá comunicarse con nadie. La verdad es que este programa ya lo conozco, me sé de memoria lo que sigue: va a pedir un café para rumiar su mal genio, pedirá la factura cuando ya se la han dado al pagar y luego no encontrará taxi. La verdad que es algo predecible, lo cual es malo para cualquier sitcom. Deberían meter nuevos personajes, que alguien se case, una cosa de ésas. Que se case alguien más, claro, a éste no lo levanta ni una viuda urgida.

Aburrido. Veré si en otro canal están dando Frasier.



...




Sí, murió mi teléfono. Y con él mi despertador. Mi reloj. Y mi directorio. Hagan el favor de enviarme sus números. Life's a bitch. And she ain't my bitch.

8/23/2006

no compre virtudes, hágalas ud. mismo



La virtud es tan necesaria para nuestros corazones que si una vez abandonamos la verdadera no tardamos en hacernos otra a nuestra manera y le prestamos una adhesión tanto mayor cuanto que ha sido escogida libremente por nosotros.

La nueva Eloísa (1761).