Alan Moore pasó por constantes complicaciones para publicar "The League of Extraordinary Gentlemen: Black Dossier", que terminó llegando a las tiendas de Estados Unidos 18 meses después de la fecha prevista. Hasta ahora no puede venderse en el Reino Unido y el disco que se planeaba incluir en la edición especial nunca apareció. Tras esta decepción, el autor de "From Hell" y "Watchmen" abandonó a la editorial DC (por segunda vez) para trabajar a su propio ritmo y capricho.
Un ritmo que a algunos de sus lectores les parecerá desesperante, pues el tercer volumen de estas novelas gráficas, "The League of Extraordinary Gentlemen: Century", será publicado a cuentagotas. Una parte apareció este año, la siguiente saldrá en junio de 2010 y la última en junio de 2011.
Como en las entregas anteriores, los personajes de "Century" son tomados de obras ajenas, pero ahora la acción se desarrollará a lo largo de todo el siglo XX, lo que significa que la mayoría de los nombres que Moore pretende utilizar todavía tienen dueño. Obviamente, no piensa pagar derechos ni meterse en conflictos legales por cada uno (eso fue el mayor problema con "Black Dossier", intermedio entre los volúmnes dos y tres), así que debe avanzar con pies de plomo, averiguando qué personajes y lugares puede pedir prestados y cuáles deberá modificar ligeramente.
Algo más que distingue a "Century" de los anteriores volúmenes es la incorporación de temas y personajes provenientes de la música, el cómic, el cine y la televisión. En la parte que publicó este año varios motivos recurrentes provienen de "La ópera de los tres centavos" de Kurt Weill y Bertolt Brecht, y en un agregado que aparece al final participa Captain Universe, un superhéroe de los años cincuenta. Se sabe que los títulos de las siguientes dos serán "Paint it Black" (The Rolling Stones) y "Let It Come Down" (¿por Spiritualized?).
Parece que el plan de Moore para "The League..." ya no es celebrar únicamente a la literatura, sino a todas las figuras de aventura y fantasía que atraviesan la cultura popular. El autor reconoce que requerirá algo de asesoría conforme la trama se acerque al tiempo actual, porque últimamente su vida ha estado más dedicada a estudiar el siglo XIX y la magia que a conocer a sus contemporáneos. Le deseamos suerte en su viaje al presente.
8/10/2009
el cuarto del codo
De niño tuve una antología de ciencia ficción (la conservo, es una traducción de ésta) que contenía un cuento titulado "El cuarto del codo" de Marion Zimmer Bradley. Cuando mi padre vio el índice hizo la broma que cabía esperar: "mira, hay un cuento sobre tu cuarto". Estrictamente hablando yo era el único regiomontano de la casa, el "codo".
El caso es que leías el cuento y no había en él nada relacionado con codos, y mucho menos con niños regiomontanos. Fue hasta la semana pasada, cuando veía una película y uno de los actores utilizó la expresión elbow room, que caí en la cuenta. En el título del cuento había un error de traducción enorme.
De la historia de George R.R. Martin que viene en ese libro hay una peli que aparecía seguido en la TV de madrugada de los noventa. La de Sharon Webb ("Variaciones sobre un tema de Beethoven") fue de las primeras pistas que tuve de que algo podía ser bonito y triste al mismo tiempo.
El caso es que leías el cuento y no había en él nada relacionado con codos, y mucho menos con niños regiomontanos. Fue hasta la semana pasada, cuando veía una película y uno de los actores utilizó la expresión elbow room, que caí en la cuenta. En el título del cuento había un error de traducción enorme.
De la historia de George R.R. Martin que viene en ese libro hay una peli que aparecía seguido en la TV de madrugada de los noventa. La de Sharon Webb ("Variaciones sobre un tema de Beethoven") fue de las primeras pistas que tuve de que algo podía ser bonito y triste al mismo tiempo.
8/04/2009
wayne smith en el chills and fever
Si no contamos al barman, el viernes pasado no encontré una sola cara conocida entre los sesenta o setenta asistentes a la presentación de Wayne Smith en un local del Barrio Antiguo. Para mí que andaban viendo a los Jonas Brothers y no quieren confesarlo.
Las selecciones de International Rasta, Tjfyah Sound y Great Buga Wuga para comenzar la noche fueron de muy, pero muy variado pelaje: desde reggae roots hasta dubstep turbio pasando por, tómenla, El General. Sí, esa canción.
Del Sr. Smith no tuvimos noticias hasta pasada la medianoche: ha cambiado mucho desde que fue aquel mozalbete que grabó "Under Me Sleng Teng", una obligada del reggae digital creado con recursos ínfimos (léase "un tecladito Casio MT-40"). Ya luce bastante maduro, pero no ha perdido disposición para armar la fiesta, incluso con inconvenientes como los que sufrió esa noche.
Nadie esperaba sorpresas. Smith se colgó exclusivamente de standards, ya fueran de la escena ("Love and Devotion") o no ("Karma Chameleon") y no esperó hasta el final para soltar "Under Me Sleng Teng".
Fraseo de profesional y buena respuesta del público, que abandonó las sillas para tomar la pista.
Lo que falló fue la comunicación entre la tornamesa y el micrófono. El de Kingston tuvo que cantar con pistas que entraban a destiempo, terminaban abruptamente o cambiaban sin avisar.
Seguramente habían tenido poco tiempo para prepararse. Pero si a él no le importó, ¿por qué tendrían que dejar de bailar los asistentes?
El otro problema fue la brevedad. No había pasado una hora cuando anunciaron la retirada de Wayne. Fue poco pero bueno. Efectivo pero accidentado.
Haciendo cuentas creo que quedamos tablas. Y el 19 de agosto, también por el Barrio Antiguo y con un montón de abridores, Mad Professor.
Las selecciones de International Rasta, Tjfyah Sound y Great Buga Wuga para comenzar la noche fueron de muy, pero muy variado pelaje: desde reggae roots hasta dubstep turbio pasando por, tómenla, El General. Sí, esa canción.
Del Sr. Smith no tuvimos noticias hasta pasada la medianoche: ha cambiado mucho desde que fue aquel mozalbete que grabó "Under Me Sleng Teng", una obligada del reggae digital creado con recursos ínfimos (léase "un tecladito Casio MT-40"). Ya luce bastante maduro, pero no ha perdido disposición para armar la fiesta, incluso con inconvenientes como los que sufrió esa noche.
Nadie esperaba sorpresas. Smith se colgó exclusivamente de standards, ya fueran de la escena ("Love and Devotion") o no ("Karma Chameleon") y no esperó hasta el final para soltar "Under Me Sleng Teng".
Fraseo de profesional y buena respuesta del público, que abandonó las sillas para tomar la pista.
Lo que falló fue la comunicación entre la tornamesa y el micrófono. El de Kingston tuvo que cantar con pistas que entraban a destiempo, terminaban abruptamente o cambiaban sin avisar.
Seguramente habían tenido poco tiempo para prepararse. Pero si a él no le importó, ¿por qué tendrían que dejar de bailar los asistentes?
El otro problema fue la brevedad. No había pasado una hora cuando anunciaron la retirada de Wayne. Fue poco pero bueno. Efectivo pero accidentado.
Haciendo cuentas creo que quedamos tablas. Y el 19 de agosto, también por el Barrio Antiguo y con un montón de abridores, Mad Professor.
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