9/01/2004

philip glass ensemble


Auditorio Luis Elizondo , Monterrey. 23 de marzo de 2004.

Lo mejor de cada mundo. Técnica de conservatorio con la versatilidad y atrevimiento de un conjunto de música popular. Composiciones que requieren un tremendo entendimiento entre los músicos interpretadas por un ensamble que lleva tres décadas unido. Los avances tecnológicos de la música occidental (atención: el ingeniero de sonido es presentado como un miembro del ensamble) con la técnica compositiva y vitalidad de la música oriental, y no simples aderezos de world music como pretenden algunos críticos que rebajan a Glass a la categoría de un Peter Gabriel de cámara. Una retrospectiva de treinta años de carrera ejectuada con la seguridad y libertad que da saberse uno de los compositores más influyentes y detestados de los últimos tiempos. Philip Glass , el autor de la determinante Einstein on the Beach, de la famosa trilogía Qatsi y del nuevo score para el Dracula de Browning y Lugosi , estaba en Monterrey.

La velada, que comenzó con apenas diez minutos de retraso y se prolongó durante poco más de dos horas, se compuso de extractos de Music in Twelve Parts (1971–1974, compendio de las técnicas usadas por el compositor en su primer período), Einstein on the Beach (1976), Glassworks (1983), Koyaanisqatsi (1982), Powaqqatsi (1988), Low Symphony (1992, fuera de programa) y Akhnaten (1984), estas dos últimas compuestas originalmente para orquesta, aquí en arreglo para ensamble de teclados, percusiones, instrumentos de viento y soprano. Para esta ocasión la Sociedad Artística Tecnológico suspendió sus habituales presentaciones didácticas y fue el propio Glass , con la grave dicción de sus 67 años, quien presentó cada pieza.

El ensamble, cuya disposición sobre el escenario recuerda más un puente de mando que un conjunto de cámara, tiene sus principales puntos de apoyo en el teclado de Michael Riesman , también director, y la voz de Lisa Bielawa , utilizada en las composiciones de Glass como un instrumento más, creador de células rítmicas que combinadas con las de los otros instrumentos generan la melodía. El propio Glass se reserva un papel más modesto dentro del ensamble, aportando desde su teclado secciones rítmicas de menor complejidad que las de Riesman .

Es sabido que, independientemente de la educación musical que se tenga, el carácter repetitivo de las obras de Glass las hace exasperantes para muchos melómanos, lo cual no justifica la deserción de unos cincuenta integrantes del auditorio poco antes del intermedio: la decisión de acercarse o no a esta música debería haberse tomado antes de comprar el boleto, no en plena sala de concierto, ocupando lugares que podrían haber sido para otros con mayor interés en la obra de este músico nativo de Baltimore. Una más en la cuenta del conocedor público regiomontano.

A quienes permanecieron en el recinto les quedará el recuerdo de uno de los mejores conciertos de la temporada: vigor interpretativo, pleno dominio de los instrumentos e impecable coordinación al servicio de partituras mesméricas y envolventes.

Philip Glass , teclados. Michael Riesman , director y teclados. Lisa Bielawa , teclados y soprano. Eleanor Sandersky , teclados. Jon Gibson , flauta, saxofón soprano. Richard Peck , saxofón alto, saxofón tenor. Andrew Sterman , flauta, pícolo , clarinete bajo. Dan Dryden , mezcla de sonido. Músicos invitados: Mick Rossi y Frank Cassara , percusiones.


Apareció en Sonitus Noctis No. 1 (Abril 2004)

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