Anuncian que sus dimensiones permitirán que sean identificados por los ciegos.
Yo digo que los ciegos no deben haber tenido mucho problema para reconocer los anteriores: si estaba roto, era de $20.
8/20/2007
dupuy, berberian y monsieur jean
Philippe Dupuy y Charles Berberian viven del diseño publicitario, la bande dessinée (como llaman los galos al cómic) les deja más dolores de cabeza que ingresos. Estrictamente hablando, no necesitan trabajar juntos, dado que ambos escriben y dibujan, pero llevan más de veinte años creando historietas a cuatro manos. Su obra más conocida es la serie de Monsieur Jean, un treintañero que se ha dado de topes con la vida, crecido y madurado (es un decir) junto con sus autores.
Jean cuenta hasta el momento con siete volúmenes, el primero publicado en 1991, y se inscribe en la línea de historietas que capturan la cotidianeidad y la vida del individuo promedio. Lo que lo aleja de sus semejantes americanos es un trazo más caricaturesco y romántico, así como referencias a una cultura popular que se inclina más hacia Billie Holiday que a la MTV. En un primer acercamiento lo que más llama la atención del lector es cómo sus personajes, de aspecto gracioso, tienen historiales tan melancólicos.
Como sus inventores, Jean escribe. No comics, sino novelas, aunque sólo tiene una publicada. Su cocierge le hace la vida imposible, mientras la ciudad y sus amigos parecen empeñados en reencontrarlo con viejos amores, ocasiones que permiten a Dupuy y Berberian realizar flashbacks a su primera juventud. Emocionalmente hablando, tiene en un extremo al niño que alguna vez fue, quien escribió una carta al Jean adulto para recordarle sus deseos de infancia; el otro extremo lo representa su vecino, un anciano suicida que le muestra lo mal que pueden terminar las cosas cuando se envejece aislado del mundo.
En su imaginación Jean se ve a sí mismo como un batallón guarecido en un castillo medieval con la inscripción “Déjenme solo” a la entrada. Hacia el tercer volumen, Les femmes et les enfants d’abord, el rey ciego y sordo del castillo ordena bajar el puente levadizo para que entre Cathy, con quien Jean sienta cabeza, se convierte en padre e inicia un nuevo ciclo. Une certain équilibre, la más reciente entrega de la serie, se centra en las historias de sus amigos: un desastroso padre soltero y una chica que lidia con el mal de Tourette y la incapacidad de encontrar un hombre que valga la pena. Parece una colección de desencantados, pero cada subtrama es resuelta, si no con un final feliz, sí con humor, haciendo a los personajes entrañables y permitiendo al lector identificarse con su situación.
Las dudas que enfrenta Jean hacia la mitad de la serie son un reflejo del momento del momento delicado por el que pasaban sus autores, sobre todo Dupuy. Para exorcizar sus males, Berberian tuvo la idea de escribir Journal d’un album, el “making of” de Monsieur Jean, repaso autobiográfico donde comparten con los lectores su proceso creativo y conflictos personales.
Ante el empuje de la nueva generación de la bande dessinée (representada por Joann Sfar y Manu Larcenet) Dupuy y Berberian han pasado a la categoría de clásicos en Europa. El resto del mundo comienza a descubrirlos gracias a las traducciones al inglés realizadas por Drawn & Quarterly. Esa casa publicó el año anterior Get a Life, que reúne los tres primeros tomos de Jean, así como el Journal d’un album, rebautizado como Maybe Later. Ambos tomos abandonan el formato de álbum para cumplir con los estándares del cómic americano (más compacto), pero dejando intacta la gracia y melancolía del original, por lo que se recomienda su lectura para iniciarse en la obra de este dúo.
PD. Existen traducciones al castellano de Monsieur Jean, de la editorial española Norma. Paradójicamente, en México esas versiones son más difíciles de conseguir que los originales o la edición estadounidense.
Jean cuenta hasta el momento con siete volúmenes, el primero publicado en 1991, y se inscribe en la línea de historietas que capturan la cotidianeidad y la vida del individuo promedio. Lo que lo aleja de sus semejantes americanos es un trazo más caricaturesco y romántico, así como referencias a una cultura popular que se inclina más hacia Billie Holiday que a la MTV. En un primer acercamiento lo que más llama la atención del lector es cómo sus personajes, de aspecto gracioso, tienen historiales tan melancólicos.
Como sus inventores, Jean escribe. No comics, sino novelas, aunque sólo tiene una publicada. Su cocierge le hace la vida imposible, mientras la ciudad y sus amigos parecen empeñados en reencontrarlo con viejos amores, ocasiones que permiten a Dupuy y Berberian realizar flashbacks a su primera juventud. Emocionalmente hablando, tiene en un extremo al niño que alguna vez fue, quien escribió una carta al Jean adulto para recordarle sus deseos de infancia; el otro extremo lo representa su vecino, un anciano suicida que le muestra lo mal que pueden terminar las cosas cuando se envejece aislado del mundo.
En su imaginación Jean se ve a sí mismo como un batallón guarecido en un castillo medieval con la inscripción “Déjenme solo” a la entrada. Hacia el tercer volumen, Les femmes et les enfants d’abord, el rey ciego y sordo del castillo ordena bajar el puente levadizo para que entre Cathy, con quien Jean sienta cabeza, se convierte en padre e inicia un nuevo ciclo. Une certain équilibre, la más reciente entrega de la serie, se centra en las historias de sus amigos: un desastroso padre soltero y una chica que lidia con el mal de Tourette y la incapacidad de encontrar un hombre que valga la pena. Parece una colección de desencantados, pero cada subtrama es resuelta, si no con un final feliz, sí con humor, haciendo a los personajes entrañables y permitiendo al lector identificarse con su situación.
Las dudas que enfrenta Jean hacia la mitad de la serie son un reflejo del momento del momento delicado por el que pasaban sus autores, sobre todo Dupuy. Para exorcizar sus males, Berberian tuvo la idea de escribir Journal d’un album, el “making of” de Monsieur Jean, repaso autobiográfico donde comparten con los lectores su proceso creativo y conflictos personales.
Ante el empuje de la nueva generación de la bande dessinée (representada por Joann Sfar y Manu Larcenet) Dupuy y Berberian han pasado a la categoría de clásicos en Europa. El resto del mundo comienza a descubrirlos gracias a las traducciones al inglés realizadas por Drawn & Quarterly. Esa casa publicó el año anterior Get a Life, que reúne los tres primeros tomos de Jean, así como el Journal d’un album, rebautizado como Maybe Later. Ambos tomos abandonan el formato de álbum para cumplir con los estándares del cómic americano (más compacto), pero dejando intacta la gracia y melancolía del original, por lo que se recomienda su lectura para iniciarse en la obra de este dúo.
PD. Existen traducciones al castellano de Monsieur Jean, de la editorial española Norma. Paradójicamente, en México esas versiones son más difíciles de conseguir que los originales o la edición estadounidense.
8/16/2007
la tiendita de los horrores 2
La más reciente experiencia del Sr. Sagaz con Chafimsa, la proveedora editorial que podría haber sido inventada por Alfred Kubin.
-Chafimsa, buenas tardes.
-Quiero verificar la disponibilidad de un libro.
-Lo comunico a ventas, un momento.
Y la chica colgó. En lugar de transferir la llamada. Colgó.
Segundo intento.
-Chafimsa, buenas tardes.
-Comuníqueme con uno de los vendedores, por favor.
-Un momento.
En lugar de música tienen estática de espera. Debajo de la estática, casi inaudible, hay algo que parece música. Luego de cinco minutos el Sagaz descubrió que aquello era Radio Nuevo León muy mal sintonizada.
Más espera. ¿Un gemido? Regresa la estática musical. Contesta el vendedor y el Sr. Sagaz pregunta por el libro.
-Sí, aquí lo tenemos.
-¿Hasta qué hora puedo pasar por él?
-No, digo, lo tenemos en sistema, pero no está en la tienda. Lo podemos mandar pedir.
-¿Cuánto tardaría?
-Una semana.
-Está bien, lo ocupo hasta el viernes de la siguiente semana.
-Pero quizá ya no se pueda pedir, a veces los tenemos en sistema pero ya no nos llegan, tengo que confirmarlo.
-¿Cuándo me podría dar la confirmación?
-En una semana, cuando mucho.
Horas más tarde, en la Biblioteca donde labora el Sagaz.
-¿Qué pasó con el libro, lo encontraste?
-El único proveedor en la ciudad es Chafimsa.
-Eso es un no, ¿verdad?
-Chafimsa, buenas tardes.
-Quiero verificar la disponibilidad de un libro.
-Lo comunico a ventas, un momento.
Y la chica colgó. En lugar de transferir la llamada. Colgó.
Segundo intento.
-Chafimsa, buenas tardes.
-Comuníqueme con uno de los vendedores, por favor.
-Un momento.
En lugar de música tienen estática de espera. Debajo de la estática, casi inaudible, hay algo que parece música. Luego de cinco minutos el Sagaz descubrió que aquello era Radio Nuevo León muy mal sintonizada.
Más espera. ¿Un gemido? Regresa la estática musical. Contesta el vendedor y el Sr. Sagaz pregunta por el libro.
-Sí, aquí lo tenemos.
-¿Hasta qué hora puedo pasar por él?
-No, digo, lo tenemos en sistema, pero no está en la tienda. Lo podemos mandar pedir.
-¿Cuánto tardaría?
-Una semana.
-Está bien, lo ocupo hasta el viernes de la siguiente semana.
-Pero quizá ya no se pueda pedir, a veces los tenemos en sistema pero ya no nos llegan, tengo que confirmarlo.
-¿Cuándo me podría dar la confirmación?
-En una semana, cuando mucho.
Horas más tarde, en la Biblioteca donde labora el Sagaz.
-¿Qué pasó con el libro, lo encontraste?
-El único proveedor en la ciudad es Chafimsa.
-Eso es un no, ¿verdad?
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