10/10/2010

hitchcock

Dos respuestas de Alfred Hitchcock en la entrevista que le hizo Fletcher Markle para la televisión canadiense (1964).

-¿Usted no cree que las películas sobre impulsos criminales y las series de televisión sobre el crimen tienen una influencia (negativa) permanente en el espectador?

-Yo diría que tienen influencia en las mentes enfermas, pero no a las mentes sanas. Me recuerda cuando hice Psicosis. Un hombre fue arrestado en Los Angeles por matar a tres mujeres y supuestamente mató a la tercera luego de ver Psicosis, así que recibí llamadas de los periódicos, para que hiciera un comentario al respecto. Mi única pregunta fue "¿Qué película vió antes de matar a la segunda?" Probablemente, antes de matar a la primera todo lo que hizo fue tomar un vaso de leche.

En una ocasión un niño se me acercó en la calle, un niño de unos siete años, y dijo "Mr. Hitchcock, en esa escena del asesinato en Psicosis, ¿qué usó como sangre? ¿Sangre de pollo?" Y le dije "no, jarabe de chocolate". Dijo "OK" y siguió su camino. Nótese que la expresión del niño fue "qué usó como sangre?" No se creyó la sangre.

-Díganos, Mr. Hitchcock, ¿cómo imagina el cine del futuro?

-Veo la posibilidad, en el año 3000, que cuando la gente busque entretenimiento, si es que se necesita entretenimiento entonces, irá a un auditorio en penumbra, habrá una hipnosis masiva, y en lugar de identificarse con un actor en la pantalla, ellos podrán ser esa persona, y cuando compren el boleto podrán elegir qué personaje quieren ser. Vivirán la historia, será imbuida en ellos por algún modo de telepatía, sufrirán las agonías, disfrutarán el romance, y al final se encenderán las luces y ahí terminará todo.

Quizá es un deseo Hitchcock para no lidiar con los actores. Disney tiene el mejor método con actores: si no le gustan, los puede borrar.


Aquí un fragmento de esa misma entrevista.

9/28/2010

entre topos

Fragmento de Boris Vian, La hierba roja (1950).

Wolf se volvió despacio para cambiar de posición. No quería perder ni por un segundo el contacto con la hierba. Al buscar donde apoyarse, su mano derecha dio con el pelaje de un pequeño animal inmóvil. Abrió los ojos bien abiertos, intentando descubrirlo en la oscuridad.

—Tengo un animalito suave a mi lado —dijo.

—¡Gracias...! —repuso Folavril.

Se rió en silencio.

—No eres tú —dijo Wolf— me habría dado cuenta. Es un topo... o un bebé topo. No se mueve pero está vivo... mira, escucha lo que hace cuando lo acaricio.

El bebé topo se puso a ronronear. Sus ojillos rojos brillaban como zafiros blancos. Wolf se sentó y lo depositó sobre el pecho de Folavril, allí donde empezaba su vestido, justo entre los senos.

—Es suave —dijo Folavril.

Se rió.

—Se está bien.

Wolf se dejó caer de nuevo sobre la hierba. Se había acostumbrado a la oscuridad y empezaba a ver. Frente a él, a pocos centímetros, reposaba el brazo de Folavril, liso y claro. Adelantó la cabeza y sus labios rozaron el hueco sombreado del codo.

—Folle... eres hermosa.

—No sé... —murmuró ella— se está bien. ¿Y si nos quedáramos a dormir aquí?

—Podríamos —dijo Wolf. —Lo estaba pensando hace un momento.

Su mejilla se recostó en el hombro de Folavril, un poco anguloso aún de tanta juventud.

—Nos despertaremos cubiertos de topos —añadió ella.

9/24/2010

ciertas músicas electrónicas

Fragmento de Dino Buzzati, El gran retrato (1960).

Y, sin embargo, aún no sabemos cómo, llegó una voz. Usted, Elisa, la ha oído. No es el sonido inevitable de miles y miles de mecanismos en movimiento. Es algo propio, una vibración autónoma que nace al mismo tiempo y con igual intensidad de varios compartimentos: ora aquí ora allá...

Elisa, ¿tiene presentes ciertas músicas electrónicas en las que la voz humana, las palabras, se transforman y ya no se las capta pero permanece la expresión e incluso resulta acentuada al máximo? Los vocablos, las frases no existen y, sin embargo, la música lo dice todo igualmente. No es la expresión vaga y polivalente de la música clásica, sino una expresión extraordinariamente precisa, más exacta aún, en cierto sentido, que una expresión articulada normal.