9/17/2010

eso que no se entiende pero funciona

No sé la definición que enseñen ahora en las escuelas. Cuando yo estuve en primaria y secundaria la definición de tecnología era "ciencia aplicada". Luego, lo demás que te enseñaban como tecnología desmentía esa definición. Si la tecnología se esperara a que hubiera un completo conocimiento científico que la respaldara ni siquiera existiría la ciencia, nunca hubieran existido las comodidades indispensables para que alguien tuviera tiempo para hacer ciencia.

Un ejemplo útil para explicar esta diferencia era el uso de antidepresivos: llevan décadas usándose porque aumentan los niveles de serotonina, lo cual se traduce en más gente apta para trabajar y menos gente abriéndose la venas. Aunque no se supiera cómo lo conseguían, cumplían su función y por lo tanto, se usaban. Ahora ya se sabe qué es lo que hacen, lo descubrió en Francia el equipo de Anne Baudry, Sophie Mouillet-Richard y otros. Aquí la nota en io9 y el artículo original en Science.

9/14/2010

¡yo quiero hablar de hitchcock!

Slavoj Žižek en la conferencia ¿Qué significa ser revolucionario hoy en día?

Mi experiencia, de luchas reales. Tengo amigas en Sarajevo que fueron heridas, violadas y sobrevivieron. Fue la Edad de Oro de las bromas crueles y brutales. Hablé con mujeres que fueron violadas y dijeron "la única manera de sobrevivir no es decir 'oh, ahora soy una víctima', sino convertir ese predicamento en un chiste sucio". Esto es vida real, no estoy mintiendo, esto no es un asunto intelectual. Durante la guerra en Yugoslavia fui a California, a dar una conferencia sobre Hitchcock, en el 92, y alguien me atacó. "¿Cómo te atreves a hablar de cosas triviales como Alfred Hitchcock cuando tu país está en llamas?" Exploté. ¿Así que él puede (hablar de Hitchcock) y yo no puedo? ¿Como soy de Yugoslavia sólo se me permite hablar de mi sufrimiento? Cambiemos los papeles. ¡Yo quiero hablar de Hitchcock, habla tú de mi sufrimiento!


Zoran Živković, autor de historias fantásticas, acerca de su búsqueda de una editorial. Hay un libro suyo en Minotauro, Historias imposibles, yo no lo he leído todavía.

A un editor sí le gustó mi novela. Pero concluyó que, aunque fuera buena, era de momento invendible. (Fue la primera vez en mi vida que escuché ese término usado en lo que yo creía un contexto predominantemente literario). Aun así recibí una segunda oferta de él. Escribir una novela de cien mil palabras sobre la guerra civil en Bosnia, en tres meses, de preferencia. No debía yo reprimir mi vívida imaginación cuando se tratara de atrocidades, violación en masa, campos de concentración y otras linduras parecidas que eran admiradas por la mayoría del público. Una novela así no sería sólo vendible, sino que probablemente entraría a las listas de best-sellers. El caballero se decepcionó al escuchar que no me interesaba ser un escritor por encargo, sin importar cuánto pensara pagarme.

9/09/2010

un dios doméstico

Y cuando realmente murió me negué -siendo la pequeña pagana necia y bronceada que era- a dirigir oraciones por ella al Cielo: en lugar de eso, en su funeral, silenciosamente rogué a Peter, pequeño e inquieto dios de nuestra religión doméstica, que la acompañara en su camino para que ella no temiera. Incluso entonces, siendo una niña, me pareció curioso estar de pie con la cabeza agachada en el funeral de mi bisabuela rezándole al personaje de un libro, y no fue hasta después que percibí cierta rectitud instintiva en esto, porque Peter no es un personaje literario en el sentido habitual, es algo mucho más antiguo, un dios por derecho propio. Resulta significativo que Garfio -quien teme y odia a Peter- le llame por su verdadero nombre: Pan.

Donna Tartt, "On Barrie and Stevenson". Fairy Tale Review, The Blue Issue, p. 66.