10/29/2007

dibujitos

Entre los cachivaches que la familia Dunievitz tenía arrumbados en su garage había 140 dibujitos hechos con lápices de colores. Generalmente había un sleeping-bag cubriéndolos, a veces el gato dormía encima de ellos.

Los dibujos los había hecho un paciente del DeWitt State Hospital, centro psiquiátrico de Auburn (California) donde trabajaba el Dr. Max Dunievitz. Gracias a la retrospectiva realizada en el American Folk Art Museum sobre la obra de Martín Ramírez la familia descubrió que algunos de los dibujos de Ramírez (diagnosticado como esquizofrénico) están cotizados en 100,000 dólares y se ha puesto en contacto con el Museo para vender la mayoría y hacer algunos donativos.

10/22/2007

el destino del álbum

La semana anterior hablábamos de los músicos que abandonan la industria disquera para distribuir sus grabaciones prescindiendo de los intermediarios tradicionales. Ahora bien, prescindir de los intermediarios tradicionales libera también de los formatos tradicionales.


El álbum como anormalidad y el juicio de Nik Cohn

Si en las disqueras se desatara un éxodo de grupos la música popular no estaría alcanzando conquistas inéditas, sino apenas recuperando una flexibilidad que poseía hasta antes de la invención del LP.

El cantor de corridos iba haciéndolos conforme le llegaban nuevas anécdotas, no se esperaba a reunir doce canciones que pudiera presentar como obra conceptual. Y el trovador de las Cortes de Amor no hacía dos singles acompañados de una decena de temas olvidables para rellenar sus presentaciones.

Todavía en la juventud de Elvis y Cash las canciones se entregaban de una en una, o de par en par. Hacían las canciones necesarias, ya fuera porque lo pedía la musa, su ego o sus acreedores.

El álbum surgió como una demanda del formato y del mercado. En la centenaria historia de la música popular aparece como una anormalidad nacida en el siglo XX.

Es una contingencia surgida de la posibilidad de abaratar costos ofreciendo mucho contenido en un solo contenedor, y también de la ascensión de los jóvenes como un jugoso y bien delimitado sector de mercado. Habla Nik Cohn sobre lo que ocurrió a fines de los cincuenta y principios de los sesenta:

(Antes) todo tenía que ser compartido con los adultos… los hombres de negocios nunca habían pensado en los jóvenes como una unidad comercial independiente, nunca habían pensado en que ellos tuvieran unos gustos y necesidades totalmente diferentes del resto de la comunidad. Las posibilidades se presentaron de golpe, como en una visión profética, y empezaron a moverse rápido, como locos. Como era de prever, los jóvenes compraron todo lo que se les puso por delante: motocicletas, pantalones vaqueros, aceites para el pelo y sobre todo música. Todo lo que había que hacer era calificar de teen cualquier tipo de objeto y ellos tendrían que comprárselo. Awopbopaloobop Alopbamboom: una historia de la música pop, 1968.


Unos son como Stephin Merritt, otros como Scott Walker

El álbum no puede desaparecer de la noche a la mañana, pues los grupos seguirán oponiendo resistencia: ¿cómo privarse de la esperanza de grabar un nuevo Pet Sounds o un Sgt. Pepper’s?

Por otro lado, para los compositores prolíficos sería una bendición prescindir de él: gente como Andrés Calamaro o Stephin Merritt podrían difundir sus obras sin tener que hacer extensas negociaciones o meterle soberanos sustos a una disquera.

Y los que viven lejos del mundo y sus prisas, como Scott Walker, podrían grabar una sola canción si una sola canción es lo que han hecho en el último año.

No escribamos todavía la esquela del álbum. Podría tardar en desaparecer o no hacerlo nunca. Sólo pido que, si muere, no le lloremos tanto: tendríamos música con la flexibilidad de los viejos tiempos y la velocidad de transmisión de los nuevos. Nos estaríamos desprendiendo de algunos vicios adquiridos en el último medio siglo.

10/16/2007

fugas en la industria disquera

Desde el diez de octubre está disponible en la página web de Radiohead su nuevo disco, In Rainbows, listo para ser descargado por la cantidad que el público quiera pagar, incluso gratis. Pocos días después Trent Reznor anunció que él también prescindiría de contratos discográficos y ofrecería sus grabaciones directamente a los seguidores de Nine Inch Nails. Los anteriores discos de estos grupos habían aparecido en Capitol e Interscope, subsellos de EMI y Universal, dos de los “cuatro grandes” de esa industria.


Buen negocio para Radiohead y Nine Inch Nails

Las notas periodísticas subrayan la popularidad de ambas bandas como un antecedente que hace inaudita su decisión. En realidad, además de un acto de reivindicación podría tratarse de un buen negocio.

Con la escasa ganancia que reciben los grupos de la venta de discos y la cantidad de grabaciones que circulan gratuitamente, incluso antes de su lanzamiento oficial, lo único que una major puede ofrecer a un grupo es mercadotecnia y dolores de cabeza.

Con más de una década de difusión masiva, tanto Radiohead como NIN pueden prescindir de ambas cosas y todavía obtener ingresos por presentaciones y artículos para coleccionistas.

En este escenario, una edición posterior del álbum en un formato físico sería más un artículo de colección que un soporte de la grabación.


Scot Cohen y The Orchard

Respuesta de Alice Enders (de Enders Analysis) al Daily Telegraph con respecto a esta tendencia:

Es un caso típico de esta época, la venta de música en establecimientos está a la baja y la música vendida por internet está ascendiendo. Pero, por otro lado, si eres un desconocido sigues necesitando marketing, y tus beneficios económicos estarán repartidos, pues cuesta administrar un sitio web que realiza transacciones económicas.

Lo que omite Enders es que no falta quien se adapte más rápido y quiera llenar el vacío dejado por las disqueras. Ejemplo: TheOrchard.com, activa desde 1997 y especializada precisamente en marketing y distribución en internet para desconocidos, casi desconocidos y unos pocos que no lo son tanto.

En palabras de su fundador Scot Cohen:

Ya no podemos hablar en términos de sectores de mercado por edades. En la actualidad hay que hablar de sectores psicogeográficos, por intereses, origen, comunidades… son conceptos que una independiente no tiene por qué conocer. Ése es nuestro papel; el suyo es encontrar y publicar buena música. Rockdelux No. 243.

Muchos grupos de The Orchard tienen ventas modestas, pero la supervivencia de esa distribuidora nos dice que han sabido llegar con poca inversión al público idóneo para cada banda. Un sistema de pequeña escala pero muy efectivo.


Vuelven el vinil y la tornamesa

Salgamos un poco de tema. Mientras los grandes sellos se dan por vencidos con el software para prevenir el copiado de música y grupos populares abandonan el sistema discográfico tradicional, me ha tocado ver cada vez en más establecimientos de mi ciudad tornamesas de reciente factura, las mismas de diseño vintage que antes sólo se vendían en Sanborn’s como curiosidad.

El propio disco de Radiohead, cuando vea la luz en un soporte físico, lo hará en vinil. Y una de las bandas locales con más kilómetros recorridos, Los Llamarada, está publicando sus canciones exclusivamente en vinil.

Tiene sentido. Si la mayoría de la música la conservas como archivos en tu computadora o iPod, y te decides a poseer en un formato tangible sólo los discos que más aprecias, ¿por qué mejor no hacerlo en viniles, con más posibilidades estéticas y de nostalgia que un compacto? ¿Para qué sirve un CD de música a estas alturas?