11/23/2006

cartografía

1. En días anteriores estuve leyendo El palacio de los sueños, de Ismaíl Kadaré. El 19 de noviembre llegué a la página en que Mark Alem por fin empieza a trabajar en el Tabir Saray o Palacio de los Sueños. El primer paquete de sueños que le entregaron para leer estaba fechado 19 de noviembre.

2. Ha pasado como una década desde la última vez que leí algo de García Márquez. Una de las últimas cosas que le leí fue Noticia de un secuestro, como negocio. Es decir, leí e hice un resumen para una estudiante, a cambio de una cantidad que ya no recuerdo. No había vuelto a pensar en ello hasta ese mismo día, el 19. Poco después recibí un mensaje de una amiga que citaba, en otro contexto, una frase de ese libro: "Dios no nos hace nada que no somos capaces de aguantar".

3. La última vez que en Stylus Magazine publicaron una lista de películas también se tejió un mapa y lo consigné en este espacio. En este momento no me pondré a buscarlo, pero prometo hacerlo más tarde y crear una etiqueta, "Cartografía", para este tipo de entradas.

Lo de esta ocasión va así: publicaron una lista titulada Out of Sight II, de "grandes películas olvidadas", en la que incluyen Chimes at Midnight (1965), una de Orson Welles sobre Falstaff de la que no tenía idea. Poco después, mi lectura de Mañana en la batalla piensa en mí llegó a estas líneas.

Entré en el salón y puse la televisión para el niño con el volumen bajo, así al menos oiría algo; la dejé en un canal en el que había aún imagen, otra película en aquel momento, la reconocí en seguida, Campanadas a medianoche, el mundo entero en blanco y negro de madrugada.


En la nota de Stylus se comenta que uno de los pocos lugares donde se ha reeditado esta película es, precisamente, España.

colder: entrevista a marc nguyen

Hace cuatro años Marc Nguyen, parisino de ascendencia vietnamita, se tomó unas vacaciones en su labor como diseñador gráfico y videoasta (entre sus clientes están Comme des Garçons y Kenzo) para crear canciones con estructura cíclica y una clara fascinación por el post-punk, el krautrock y el dub. Su proyecto se llama Colder y hasta la fecha ha grabado dos discos, Again (2003) y Heat (2005), ambos producidos por Norscq (Jean-Louis Morgère, de The Grief) y publicados por el sello británico Output, la casa europea de LCD Soundsystem y The Rapture, desaparecida hace apenas unos meses.

Imeca Music acaba de sacar la edición mexicana de Heat (con dos canciones nuevas como bonus) y para promocionarlo organizó presentaciones de Colder en el Distrito Federal, Puebla y Monterrey. A esta última plaza llegó Marc Nguyen el 19 de noviembre en condiciones adversas: hubo dificultades con el equipo de sonido del McMullens y un público más frío que el nombre de la banda. Inconvenientes de tocar una noche de domingo y con poca difusión.

Nguyen afrontó el reto y ofreció una sesión breve pero profesional, al final de la cual pude realizar esta breve entrevista. Sabiendo que él se encarga de toda la música en el estudio de grabación, esperaba ver a un chico escondido detrás de un teclado, su laptop y una caja de ritmos, pero llegó con un grupo de apoyo (guitarra, bajo y batería), así que mi primera pregunta fue referente a esa alineación.

Tus discos suenan intimistas, compuestos y grabados sin compañía, pero en el escenario tienes una banda completa. ¿Con cuál de esos dos formatos te identificas más?

Nunca he sido admirador de las bandas que hacen exactamente lo mismo en disco y en vivo. Desde el inicio la idea de Colder era proponer algo diferente en vivo, es más personal en los discos y más abierto en el escenario. Durante la creación y grabación de cada track es un proyecto electrónico, interpretado por una sola persona, pero en esencia son sonidos para un grupo completo, así que tiene sentido el cambio en vivo.

Apareciste en pleno renacimiento del post-punk. Tu música también apunta a los primeros ochenta, pero sin encajar del todo en esa oleada de bandas. ¿Cómo explicas tus diferencias?

Compartimos influencias, pero asimiladas de modos diferentes. Veo a Colder al margen de todo el revival post-punk, para empezar porque no hago esto sólo por el gusto de recrear un sonido de años atrás. Lo principal es ofrecer sentimientos y experiencias propias, después vienen las influencias y estilos.

Sueles mencionar a Einstürzende Neubauten y Coil entre tus favoritos. ¿Cuál fue tu reacción a la muerte de John Balance?

Fue algo muy triste, para mí Coil era uno de los grandes grupos de los ochenta, noventa y lo que va del nuevo siglo. El final de Coil es una gran pérdida para la música.

¿Dónde escucharemos tu música ahora, tras la desaparición de Output Recordings?

Todavía no estoy seguro, tengo algunas pistas pero no podría hablar de ello hasta que se confirme. En esta zona estoy con Imeca Music. Es el primer sello que me invita a Latinoamérica, son ellos quienes nos han abierto las puertas aquí. Ahora, además, corrieron el riesgo de traernos a tocar a la Ciudad de México y otras partes del país. Espero, en un futuro cercano, poder tocar en Brasil, Colombia o Argentina.

¿Estás planeando un nuevo disco?

Sí, para el próximo año. Será un poco distinto, menos electrónico. Todavía no está listo, así que sería difícil describirlo.

11/16/2006

el viaje de pedro al oeste


Durante la madrugada el Sr. Sagaz soñó la mejor película mexicana de todos los tiempos. No era una película que existiera en el mundo real. Ni siquiera aparecían actores conocidos (y eso que en sueños uno cuenta con presupuesto ilimatado para superproducciones).

Soñó algunas secuencias de la película, pero también una revista donde venían fotos muy grandes de los escenarios, y los comentarios del director por televisión. Todo un gran despliegue de mercadotecnia onírica.

El título era El viaje de Pedro al Oeste, en otros momentos era sólo Pedro va al Oeste. Ocurría en una casa con pisos de arena, cada habitación era un arenero enorme. Eso estaba plagiado directamente de Stalker, pero en ningún momento se apareció un Tarkovsky soñado para reclamar.

Los muebles eran de marfil y todo parecía viejísimo pero elegante. En algún momento pasó flotando un sirviente robot, similar a los platillos de Milagro en la Calle 8. No es la primera vez que esos bichos aparecen en los sueños del Sr. Sagaz. En otras ocasiones han sido hostiles, pero esta vez la maquinita parecía bien domesticada.

En la casa vivían niños, niñas, mujeres jóvenes y ancianas, pero ningún hombre adulto. No había nada abiertamente erótico, pero las muchachas vestían cosas muy ligeras y el tono general era de despreocupación y placer. Los diálogos, ahora irrecuperables, eran más de película para televisión, incluso infantil. Sencillos, limpios, directos.

Los escenarios mostrados en la revista pertenecían a El viaje de Pedro al oeste, pero también de otras películas del mismo director. En una de las imágenes podía apreciarse un escenario nocturno del tamaño de todo un desierto, con monumentos de roca erguidos en mitad de la nada. Después, por TV, el director explicó que en realidad él era arquitecto y lo único que disfrutaba era la creación de los escenarios, lo de dirigir no le emocionaba.

Terminada la perorata del director, el Sr. Sagaz creyó despertar. Estaba en la casa de su madre y ella veía la TV. Él le contaba lo que había soñado, "la mejor película en la historia del cine mexicano". "Eso que soñaste se parece a la que estoy viendo ahorita -aquí la madre pronunciaba un título de film- yo creo que lo soñaste porque dormido escuchabas los diálogos". En eso, el Sr. Sagaz despertó realmente, en su habitación normal y sólida de la vigilia. Recordó todos los detalles durante algunos minutos. Ahora sólo conserva este bosquejo.