Por lo visto Santo Tomás está al tanto de este blog y lo que conté la semana pasada lo condujo a una crisis severa.
Conociendo sus pocas luces, no me extrañaría que el minino pensara que la visita al veterinario había sido para embellecerlo (a Tomás, no al veterinario) o para despuntarle los bigotes, que bastante torcidos los tiene. Al descubrir por este medio el propósito, cumplido, de la operación, él, siempre tan gato de su casa, se fugó y vagó por las calles del centro durante tres días con sus noches.
Desconozco cómo regresó, también el por qué, si me ha perdonado o sencillamente sintió hambre. Regresó bastante flaco, despeinado y con el pecho, el cuello y parte del lomo cubiertos con una pintura rojiza. Si se tratara de algún otro estaría seguro de que se ha batido en duelo y vuelve bañado en la sangre de su víctima, con lo que automáticamente lo nombraría caballero. Pero no tiene ni un rasguño. Y si nunca ha sido muy belicoso menos va a serlo ahora de castrato. De hecho, el tono de rojo me parece bastante familiar: es el mismo que deja el lipstick sobre los cuellos de las camisas. Éste ya no debería sentir esas pulsiones, pero igual se entregó a la juerga y las mujeres. Por puro despecho. Ni santo ni caballero andante, éste es un Don Juan o un simple patán de barrio. Al rato tendré que ir a recogerlo a Sin City Villagrán o los tugurios de Colón. El que va a acabar de santo seré yo, cargando con la cruz de criar a un bicho tan vil como el que me ha tocado.
2 comentarios:
Solían venderla en una tiendita de revistas que está cerca de la Facultad de Psicología de la UNI... más no sé si este ultimo numero lo tengan ahi también. Pero si te interesa, te la puedo conseguir con un amigo de ellos que vive acá... creo que sale en 45 pesos y viene un cd de regalo. De pasada te regalo una copia del Vuélvete Underground más reciente, que no sé si ya lo tengas. Sale vale...
Deja me asomo a esa revistería y si no se ve por ahí ya te encargo una. Y la Vuélvete Underground, esa es de cajón.
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