Otro signo de su decadencia intelectual fue la debilidad con que comenzó a argumentar. La electricidad le ofrecía una explicación para todo. Por aquel tiempo se estaba produciendo en Viena, Basilea, Copenhague y otras ciudades distantes una inusitada mortandad de gatos. Como los gatos eran animales especialmente eléctricos, atribuyó naturalmente esa epidemia a la electricidad.
Thomas de Quincey, Los últimos días de Emmanuel Kant.
Y las moscas nacen de los desperdicios en contacto con el aire y los piojos de la caspa del pelo. ¡Siempre me ha parecido así!
ResponderBorrarDe hecho Kant sí creía en la generación espontánea.
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrar¡Jajajajajaja!:P
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