3/23/2012

my name is marietta cashman

Entre 1967 y 1970 la adolescente Hannah M.G. Shapero aprovechó que su padre (el compositor Harold Shapero) estaba a cargo del estudio de música electrónica de la universidad Brandeis para usar el Buchla 100 de ese estudio. Llegó ahí a los catorce años y cuarenta años después subió sus grabaciones de adolescencia a Internet Archive. El álbum se llama My Name is Marietta Cashman pero no hay tal Marietta Cashman, "le puse el título en 1969 al modo de los títulos absurdos de Frank Zappa, escuchaba mucho a Frank Zappa entonces", explica. Actualmente Hannah se dedica a hacer ilustraciones y ha vuelto a la grabación de música electrónica.

3/12/2012

esa canción que suena a cat power

El sábado vi a Girls en el Festival Nrmal y al comenzar una de sus canciones la tomé por un cóver de The Greatest de Cat Power.

Resultó que la letra era otra aunque toda la estructura de la canción sigue de cerca a "The Greatest". Hoy la busqué en Google y ya varios han pensado lo mismo.

En NME:

Every time this song begins, my brain goes ‘OH! It’s ‘The Greatest’ by Cat Power’ and I prepare to get foetal on the floor and weep. And then – this is the neat trick – it turns out to in fact be a song called ‘My Ma’ by Girls...


Uno de los comentarios en The Guardian:

Listen to the track My ma' and then listen to Cat Power - The Greatest. Don't you find the tracks to be a bit too similar? Structually they seem to be indentical.


Este post titulado Songs that Sound Like Girls' New Song la compara además con una de Flaming Lips y una de Built to Spill:

Not an obvious sound-alike, but very similar in its structure and sound. “The Greatest” opens Cat Power‘s 2006 album of the same name, and sets the mood for an emotionally reflective outing. Out of all four songs, this may be the best, but “My Ma” is a worthy number two.


Los comentarios en lastfm también la comparan con ese track de Flaming Lips y el de Cat Power (cinco veces):

''This sounds like cat power - the greatest'' [5]

2/27/2012

la invasión

Conozco a ese hombre, supongo que trabaja cuidando coches en un estacionamiento o hace reparaciones en las oficinas cercanas, pero nunca me había fijado en sus manos. Es un tipo alto, ya viejo y con las espaldas anchas. Tiene una expresión bonachona que no encaja bien con el resto de su apariencia, pero encaja mejor que sus manos. Fue el taxista el que las notó. Pasamos a su lado y no podía dejar de verlas, dejó de ver el camino delante de él para observar esas manos. "¿Que onda con sus manos? ¿Son de verdad? ¡Parecen de hule!", dijo.

El hombre que quizá trabaja cuidando coches mueve poco los brazos al caminar. Por esto y las espaldas anchas me recuerda un poco a la Alice de Popeye. Son sus manos las que se mueven al caminar, una hacia adelante y la otra hacia atrás, como las patas del pato, y efectivamente parecen de hule. Parecen no tener ni un hueso dentro, se mueven hacia adelante y hacia atrás como si estuvieran mal amarradas a las muñecas y el caminar les diera ese vaivén. "La piel parece real", dije, "son manos reales que se mueven raro". El taxista volvió la vista al camino delante de él, con media sonrisa en la cara, como anticipando el gusto de contar lo que había visto a sus amigos o en un bar. "En serio, güey, ¡se movían así!"

El siguiente fin de semana casi choco con un adolescente que iba saliendo del Carl's Jr. cercano a la calle Morelos. Cuando me disculpé noté que era un grandulón que caminaba casi sin mover los brazos. Con ansiedad me fijé en sus manos. Se movían como las patas del pato al nadar, una hacia adelante y la otra hacia atrás. Parecían de hule.