5/05/2011

el imperio nunca terminó

Fragmento de Johan Huizinga, Homo Ludens (1938).

Un estado no es nunca una institución puramente utilitaria... Realmente, en la concreción de potencia que denominamos estado se ha encarnado un impulso cultural que se debe a la cooperación de fuerzas del origen más diverso. Posteriormente esta criatura, el estado, busca un fundamento de su existencia, ya sea en la magnificencia de un linaje o en la excelencia de un pueblo. En la forma como expresa su principio delata el estado, en formas diferentes, su naturaleza fantástica hasta los extremos de una conducta absurda y suicida. El Imperio Romano comporta todos los rasgos de esta naturaleza en el fondo irracional que se reviste con pretensiones de derecho sacro. Su estructura social y económica era estéril y deleznable. Todo el sistema de aprovisionamientos, de administración pública y de educación se concentraba en las ciudades, en favor de una pequeña minoría que se erguía sobre los sin derecho. La unidad urbana constituye de tal modo en la Antigüedad el núcleo conceptual de la vida social y cultural, que constantemente se fundaban ciudades y ciudades hasta las orillas del desierto, sin preguntarse si podían desenvolverse como órganos naturales de una vida sana del pueblo. Si contemplamos los elocuentes restos de esta grandiosa construcción urbana, no podemos evitar la interrogación de si la función de estas ciudades, como centros culturales, ha guardado nunca proporción con sus excesivas pretensiones. Si juzgamos por las conquistas culturales de la baja latinidad, las ciudades, por muy excelente que fuera su situación y el valor de su arquitectura, no pudieron conservar mucha cosa viva de lo mejor de la cultura antigua. Templos para un culto que se había anquilosado en sus formas tradicionales y se había llenado de superstición; mercados y basílicas para una administración pública y una justicia que, dada la corrompida estructura político económica de la ciudad, tenían que degenerar gradualmente en la maraña de un sistema de explotación y coacción públicas; circos y teatros dispuestos para juegos sangrientos y bárbaros y para unas representaciones ridículas; baños para un cuidado muelle del cuerpo; todo esto difícilmente compone una cultura real y verdadera. Casi todo sirve a la exhibición ostentosa, a las diversiones y a una fama vanidosa. El Imperio Romano era un cuerpo desentrañado.

5/02/2011

un festival de 1997


Boleto de un festival en el Gimnasio Nuevo León (Monterrey) con La Función de Repulsa, Alambrista, Disolución Social y otros. 24 de mayo de 1997. Curiosidades del día: la música empezó muy temprano, la bajista de Vestido (banda de chicas de Reynosa) tocaba y cantaba saltando en una pogo-ball y los Carnes Usadas (que no aparecían en el cartel) traían a un chico disfrazado de vaca que bailaba frente al grupo.

4/08/2011

lugares abandonados

Pueden estar abandonados temporalmente. Como las escuelas en vacaciones o los cines en la madrugada. Pueden estar abandonados por clausura o por encontrarse en ruinas. Si nunca se ha establecido nadie en ellos no son lugares, son espacio pero no lugares. Entonces un lugar puede estar abandonado intermitentemente, o por clausura o por ruina.

Desde una cuadra antes se distinguía que esa manzana estaba acordonada. No podían pasar coches y se recomendaba a los peatones ir por otra calle. En la tarde se había venido abajo una construcción de la que ya no se sabía si estaba en demolición, remodelación o ambas. El lugar estará abandonado temporalmente. Evidentemente está en ruinas. Y clausurado. Nada anormal en esto: una construcción mal hecha cayó. Lo que no era normal era el sonido de acordeón y la voz del viejo.

Conforme me acercaba a la construcción caída se hacían más claras la voz y el acordeón. Más cerca pude escuchar un contrabajo. Una calle sin alumbrado público, con escombro y vigas, calor de treinta grados y un fara fara cantando. Esperaba ver gente entre las ruinas, una fogata, animales ensartados en varas para asarlos, y un viejo tocando el acordeón.

A unos metros de las ruinas, en un local de partes para coche, el dueño estaba sentado en la banqueta, escuchando al fara fara al que le había pagado por una canción. ¿Qué otra cosa hacer si tu cuadra está acordonada y no hay luz? Pagar por una canción.