4/30/2007

dos líneas y una intersección

Hablábamos de la primera visita de Santa Sabina al Roxy, y luego de aquel concierto de Steven Brown en el Aula Magna. Y, miren por dónde, el sábado por la tarde me llamaron el Sr. Magnánimo y el Sr. Oportuno para decirme que esa noche tocaría el Ensamble Galileo (con Rita Guerrero, de Santa Sabina) en el Aula Magna. Y ahí estuvimos. Hay mapas que se hacen con el mínimo de lineas, y no hay mucho más que agregar.

4/26/2007

tuxedomoon - in a manner of speaking

Cartas de un no tan joven cuya educación musical ha sido descuidada 5/7

Esto ya ha sido referido anteriormente, pero aquí está de nuevo porque no podía quedar fuera de estas cartas.

De vuelta del Oriente y el Occidente (de México), el Sr. Sagaz, que a la sazón era apenas un Morrillo Sagaz, regresó a su natal Ciudad Conocimiento, que entonces todavía se llamaba Monterrey.

Como la Universidad del Tigre decidió que de su año en la Biósfera Colomos no le iban a revalidar pura madre, el Sagaz decidió matricularse en la prepa abierta, ahí en Colegio Civil, con la vagarosa intención de terminarla en un año.

Por lo visto, la única materia que le validaron fue "Despatarramiento con Walkman 101", pues siguió aplicándose a tan fútil disciplina con una vehemencia propia de la juventud.

Extrañaba los programas nocturnos de la radio tapatía, como las noches de electrónica para nerds tituladas Audio Ficción, y el inefable Despeñadero de Radio UdeG, donde salían al aire saludos como el siguiente: "...y Margot le manda un gran abrazo al Aurelio, y le dice que ya se lo lave".

Pero al poco de volver al terruño descubrió el mejor programa radiofónico que conocería en su vida: Hi-Tech, con Pablo Flores. Y uno de sus primeros descubrimientos vía Pablo Flores fue "In a Manner of Speaking".

Para no faltar a la verdad, hay que admitir que primero escuchó la versión de Martin Gore y pasaron meses para que conociera la versión original, de Tuxedomoon, y se prendara del grupo. Y algunos meses más tarde ocurrió lo imposible: Pablo Flores anunció que Steven Brown de Tuxedomoon venía a Monterrey. A tocar en el Aula Magna. Es decir, en su prepa.

La alineación y el repertorio fueron los de los primeros Ninerain, aunque todavía no usaban ese nombre.

Lo más cercano a efectos de luces que tuvieron fue una manta con una ouija dibujada, sobre la que Steven pasaba la luz de una lámpara de mano para formar palabras.

El público no pasaba de diez personas, entre ellos algunos que el Sagaz conocería mejor al entrar en la facultad, como Gustavo (el del consejo estudiantil) y el Pancho (luego cancerbero del Antrópolis y ahora poeta). La cereza en el pastel era un tipo en las últimas filas, que iba borracho y le pedía al grupo "Hotel California".

Años después, frente a una barbacoa, el Sagaz preguntó a José Manuel Aguilera si había sido él quien cantó "Oración Caribe" aquella noche. Con un taco en la mano Aguilera respondió "ya decía yo que habíamos tocado en Monterrey entonces, ni supe quién nos invitó".

...

"Buenas noches, hasta mañana, Hi-Tech".

4/25/2007

santa sabina - azul casi morado

Cartas de un no tan joven cuya educación musical ha sido descuidada 4/7

El CETI Colomos era una reserva ecológica creada por el gobierno para preservar la subespecie del homo sapiens conocida como geek tapatío.

Como lo indica su nombre, se encontraba en medio del Bosque de Colomos, con lo cual se conseguía que el resto de la población no tuviera contacto los geeks tapatíos, aunque era habitual que éstos se brincaran la cerca del Deportivo Revolución para jugar (lamentablemente) al frontón contra un grupo de jubilados.

El especímen promedio entraba a clases a las 7 de la mañana y salía hacia las 3 de la tarde. Pero los muy masoquistas ya estaban ahí a las 6:20, intentando jugar ping-pong en la oscuridad.

Cuando descubrían que era imposible pegarle a una bola invisible, escogían despatarrarse en las mesas de ping-pong escuchando sus respectivos walkman. El pobre diablo cuyas pilas Eveready ya no daban para escuchar casets debía conformarse con la programación de Super Stereo.

En una de esas horas de penumbra, el Gibrán (asi se llamaba, sus padres habían sido hippies clavados con Gibrán Jalil) se levantó sobresaltado de la mesa y extendió a los presentes uno de sus headphones: "ya tienen el primer sencillo de Santa Sabina, lo van a poner volviendo de anuncios".

No se piense que estos despatarrados eran conocedores de la música de Santa Sabina: nunca la habían escuchado. Tenían un año leyendo sobre el grupo en los fanzines locales, y sólo sabían que aquello tenía que estar mejor que los grupos de su ciudad (estamos hablando de la tierra de Rostros Ocultos y Cuca). Así que ya se tenían por fans sin haber escuchad un carajo del grupo, un éxito promocional sólo comparable a la entrada de los Japan de David Sylvian al mercado japonés.

Terminaron repartiéndose el audífono ofrecido por Gibrán para oir retazos de "Azul casi morado". Cada uno escuchó muy poco y mal. Eventualmente Gibrán consiguió el caset en Plaza Patria (no dije que lo haya comprado, estamos hablando de la era anterior a las cintas magnéticas en las tiendas) y pudieron conocer lo demás.

Sinceramente, Santa era mejor banda antes de escucharla. Aun así, los pasmarotes se involucraron en la promoción de la primera tocada de Santa en el Roxy de Guadalajara. Pegaron posters en las paredes, en el transporte público, incluso en el convento que había cerca del CETI. Llegada la fecha ninguno pudo entrar al Roxy, por ser menores de edad.