1/12/2007

hasta febrero

El Sr. Sagaz deja la ciudad y la red durante dos semanas. Nos vemos de nuevo el Día de la Candelaria.

¡están vivos!

- ¿Ya te explicó Mamá lo de los ataques de ansiedad?

- ¿Qué está haciendo?

- Nada grave, si te dice que acomodes objetos de tal o cual forma hazle caso, se pone muy mal si están de cierto modo que se le hace peligroso o feo.

El Pinto y el Sr. Sagaz subían seis pisos de escaleras en la Clínica 25, donde su padre había sido operado inútilmente por segunda vez.

Cuando los médicos describían la situación parecía que admiraran al tumor, como los policías de Michael Mann al hablar de sus adversarios. Lo veían como un gato escondiéndose para no ser bañado, o un hábil terrorista tomando rehenes. "¡No se acerquen! ¡Tengo una vejiga y parte de intestino bajo mi poder, al primer movimiento sospechoso acabo con ellos!"

Cuando los hermanos llegaron al sexto piso, tal como había anunciado el Pinto, el Sr. Sagaz Padre pidió que colocaran tres vasos en línea y retiraran urgentemente una charola. Y sobre las enfermeras tenía algunas hipótesis de paranoia modelo Chomsky. Una vez que le pasaba el acceso de ansiedad se disculpaba por las necedades que pedía.

-No te apures, es de familia. Nosotros también lo tenemos.

-De niña no podía dejar de hacer listas mentalmente: actores treintones (Stiller, Sandler...), alineaciones de grupos (quién el bajo, quién la guitarra...) y así. Luego no podía dormir hasta que las pasaba a mi libreta. Si olvidaba un nombre antes de escribirlo, me arruinaba el día. Tenía las libretas de la primaria llenas de esas listas.

-Yo, cada tres o cuatro meses debo deshacerme de los libros que no volveré a leer. Y en cuanto decido que entran en esa categoría no son sólo prescindibles, es una emergencia, hay que deshacerse de ellos al momento. Generalmente los dejo en las casetas telefónicas, porque llevarlos a vender a Guerrero es un lío, los libreros siempre quieren regatear el precio.

Tendido en su cama de hospital, el Sr. Sagaz Padre se quedó viendo a sus retoños. Por la forma en que torcía la boca podríamos especular lo que pasaba por su cabeza. "Chingado, he engendrado un par de monstruos".

1/08/2007

la radio y los magos

La tarde de domingo pasaron en Azteca 7 la película donde Sam Neil interpreta a Merlín y Miranda Richardson a una Reina Mab con debilidad por el catálogo de Hot Topic. Mientras la historia avanzaba a bajo volumen, leí con un retraso considerable en relación al resto de la humanidad el sexto libro de Harry Potter.

En la pantalla, Uther Pendragón solicitaba a Merlín-Neil que le procurara una mujer, aunque ella estaba casada. "La magia no puede producir amor, mi señor", respondió el mago. "¿Puedes al menos matar a su esposo?", preguntó entonces el futuro padre de Arturo.

La película siguió su camino. Una hora después llegué a un pasaje donde el profesor Slughorn explica: "Por supuesto, la amortentia no crea amor. Es imposible crear o imitar el amor. Sólo produce un intenso encaprichamiento, una obsesión. Probablemente sea la poción más peligrosa y poderosa de todas las que hay en esta sala".